Holm: Es difícil saberlo. Una filtración de la comisaría a través de Philip, que tenía allí a un informador.
Lindmark: Pero, según su carta, Philip desconocía totalmente el caso de Jonasson y no estaba en absoluto interesado en él. De haber tenido algún conocimiento especial del caso, se habría expresado de manera diferente.
Holm: Si es que podemos darle crédito, dado su estado. Además de estar atontado por una mezcla de dolor y medicinas. ¡Olvídalo!
Lindmark: Pero si le creemos, solo veo una posibilidad, una posible fuente para la cruz: el grupo de investigación.
Holm: Te refieres a…
Lindmark: Sonja, Markus, Hector. Y tú y yo, por supuesto.
Holm: Y el archivo.
Lindmark: Aún no estaba archivado.
Holm: Entonces, ¿quieres decir que alguno de esos tres les ha pasado información a Philip y al Cazador?
Lindmark: No. ¿Cómo iban a contactar con él? Creo que alguien del grupo es el Cazador.
[Pausa.]
Holm: Caray. ¿En serio?
Lindmark: Claro. Pensé en Markus. Lo pensé durante un tiempo. Me pareció extrañamente conmocionado cuando le conté que a Jonasson también le habían sacado los ojos, como el Cazador podría estarlo al oír de repente que tiene un imitador. Y Markus tiene la costumbre, la mala costumbre, de utilizar hilo dental a todas horas. Una posible arma para estrangular, y cómoda de llevar encima en su cajita. Es un hilo muy resistente, en especial si se pone doble. Imposible de cortar sin algo muy afilado.
Holm: Markus. ¿Lo crees así?
Lindmark: No, ya no.
Holm: Pero no será Sonja, ¿verdad?
Lindmark: Bueno, es lo suficientemente fuerte, podría con otra mujer y con un hombre bajo, y suponiendo que el móvil fuera el dinero, que el Cazador es solo un asesino por encargo, no hay por qué pensar en las habituales premisas masculinas que suelen darse en los asesinos que matan por placer. Pero no, nada indica que Sonja sea el Cazador.
Holm: Entonces queda Hector.
Lindmark: En principio sí, y esa moto tan cara que tiene resulta algo sospechosa teniendo en cuenta su sueldo, pero no. Tampoco hay ninguna señal de que sea él.
Holm: O sea que lo del grupo de investigación al final ha resultado una pista falsa.
Lindmark: No necesariamente. Hay un indicio. Cuando vi la conexión con el grupo, volví a las pruebas. Ya sabes cómo es esto: cuando tienes un pequeño grupo de sospechosos, ves el material con otros ojos que cuando buscas a un autor desconocido. Detalles nimios cobran un sentido nuevo. Así que fui al archivo y abrí la bolsa de plástico que contenía la ropa de Lennart Gudmundsson. Volví a examinarla con lupa. ¿Podría haber en ella una pequeñísima fibra de hilo dental que nos llevaría hasta Markus? ¿Había quizá algún corte pequeño que apuntase a las uñas de Sonja, algo más largas que las nuestras, las de los cuatro hombres? No, nada. Pero supongo que recuerdas lo que dijo Suominen, el viejo profesor de la academia de policía. Observa las pruebas con todos los sentidos: toca, huele, ¡saborea si es necesario! ¿Algún resto del maquillaje de Sonja? ¿Un rastro de perfume? Empecé a olisquear las prendas, en especial el jersey de lana de Gudmundsson; realmente lo olfateé todo. Al principio el olor era solo leve y polvoriento, algo sudoroso en las axilas. Desagradable, pero continué. Hasta que identifiqué un olor. No era perfume, era algo más pesado, más consistente. Algún tipo de aceite… ¿el diésel de Hector? No, no tan… negro. No asociaba ese olor a un garaje o algo similar. Era más bien como algo que había olido dentro de una casa. Por ejemplo, cerca de ti. ¿Sabes que a veces hueles a aceite? Seguramente al aceite de engrasar tu maqueta del tren eléctrico.
Holm: Sí, lo sé. A veces no me lo limpio de las manos. Así, cuando estoy en el trabajo, ese olor me recuerda a algo que es agradable en mi vida.
Lindmark: Cuando llevé el jersey de Gudmundsson al laboratorio encontraron justo eso: restos de aceite de engrasar, no era aceite diésel.
Holm: ¿Y qué importancia tiene? Estaría arreglando algo.
Lindmark: Pero lo extraño es que el aceite no estaba en las mangas o en el pecho, sino en la espalda. Es difícil que se hubiera manchado él mismo en la espalda, incluso de tener una afición de ese estilo.
[Pausa corta.]
Holm: ¡Como la jardinería! Seguro que engrasaba algunas de sus herramientas; las tijeras de podar, por ejemplo, para que se mantuvieran en buen estado.
Lindmark: Quizá. Pero, como he dicho, el aceite estaba en la espalda, una franja a ambos lados de la espalda. Como si alguien se hubiera secado las manos en ella. O las hubiera deslizado por ella cuando caía hacia atrás.
Holm: ¡No entiendo a qué te refieres!
Lindmark: Creo que el Cazador estranguló a Gudmundsson desde atrás, lo sujetó cuando caía y entonces dejó rastros del aceite que tenía en las manos en su jersey.
Holm: Y de ser así, ¿qué nos aporta eso? Un poco de aceite de engrasar normal en los dedos del Cazador no es que aporte gran cosa.
Lindmark: Quizá no sea un aceite tan normal. De hecho, existen diferentes tipos, aunque tienen un olor similar. Tenía que ser más preciso, encontrar un aceite con exactamente la misma consistencia, la que había en las manos del Cazador.
HOLM: Seguro que era un aceite estándar que cualquiera puede comprar en un supermercado.
Lindmark: He hecho que examinaran algunos de esos y no he dado con el adecuado. Pero cuando estuve en vuestra casa me llevé una muestra del aceite que tú utilizas.
Holm: O sea que te invito a mi casa porque estás pasando una mala racha en el trabajo y tras la muerte de Inger, y tú abusas.
Lindmark: ¡De veras, te pido que me disculpes! Pero déjame que continúe. El aceite de engrasar que utilizas es, según el laboratorio, poco común, al menos aquí, en Finlandia. Viene de Märkling, en Alemania, y está indicado especialmente para sus modelos de trenes. Huele igual que otros, pero el análisis de laboratorio revela las diferencias entre unos y otros. ¡Y encontraron una equivalencia idéntica! Un aceite que en Finlandia es muy poco común se encuentra en el jersey de Lennart Gudmundsson y en la maqueta de trenes que tienes en tu casa, un aceite que, como has dicho hace un momento, tienes a menudo en las manos, ciertamente empapadas de él. Aceite que a continuación puede quedar impregnado en un tejido acanalado como el de un jersey. Es un indicio en sí mismo. Y, combinado con la cruz, es una prueba.
Holm: ¿Quieres decir que he manipulado las pruebas de una forma tan poco profesional que las he ensuciado con mi propio rastro…?
Lindmark: Sabes lo que quiero decir.
[Pausa.]
Holm: ¿De verdad estás diciendo que soy el Cazador? ¿Que he matado a sangre fría al menos a dos personas?
Lindmark: Eso es lo que dicen las pruebas.
Holm: ¡Estás loco! Son puras especulaciones. Si Philip dice la verdad, si el asesino de Jonasson tenía información policial secreta, si no sucedió a través del informador de Philip en la comisaría. Hace aguas por todas partes. Si esto es cuanto puedes aportar, habrá que preguntarse si no estás perdiendo facultades como investigador.
Lindmark: ¿Eso crees?
Holm: Sí, eso parece. Y además, si creemos a Philip y, por tanto, la cruz sobre el cuerpo de Gudmundsson apunta a detalles internos de la investigación, ¿hasta qué punto has examinado realmente a los otros implicados? Hector, por ejemplo. ¿Cómo es su situación psíquica y económica? Siempre he creído que es extraño, y seguro que también tiene aceite de engrasar su motocicleta en los dedos, y no solo diésel. O Sonja. ¿Qué la impulsó a especializarse precisamente en asesinos en serie en Estados Unidos? ¿No indicaría eso una fascinación enfermiza que puede habérsele ido de las manos?
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