P. James - Muerte en la clínica privada

Здесь есть возможность читать онлайн «P. James - Muerte en la clínica privada» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Muerte en la clínica privada: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Muerte en la clínica privada»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Cuando la prestigiosa periodista de investigación Rhoda Gradwyn ingresa en Cheverell-Powell, en Dorset, para quitar una antiestética y antigua cicatriz que le atraviesa el rostro, confía en ser operada por un cirujano célebre y pasar una tranquila semana de convalecencia en una de las mansiones más bonitas de Dorset. Nada le hace presagiar que no saldrá con vida de Cheverell Manor. El inspector Adam Dalgliesh y su equipo se encargarán del caso. Pronto toparán con un segundo asesinato, y tendrán que afrontar problemas mucho más complejos que la cuestión de la inocencia o la culpabilidad.

Muerte en la clínica privada — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Muerte en la clínica privada», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¿Desde cuándo tenía relación con la señorita Gradwyn y cómo la conoció? -preguntó.

– Nos conocimos hace unos seis años, tras una versión teatral alternativa de Esperando a Godot. Yo acababa de dejar la escuela de arte dramático. Nos vimos después en un cóctel. Una circunstancia espantosa, pero que resultó afortunada para mí. Hablamos. Le propuse quedar para cenar la semana siguiente, y con gran sorpresa mía aceptó. Después de eso nos vimos de vez en cuando, no con frecuencia, pero siempre con ganas, al menos por mi parte. Ya se lo he dicho, era una amiga, una amiga muy querida, que me ayudaba cuando no tenía trabajo de actor ni se me ocurrían ideas lucrativas. Ni mucho ni muy a menudo. Cuando nos veíamos, siempre pagaba ella la cena. No puedo hacérselo entender a usted ni veo por qué debería hacerlo. No es asunto suyo. Yo la amaba. No digo que estuviera enamorado de ella, no, digo que la amaba. Yo dependía de verla. Me gustaba pensar que ella estaba en mi vida. No creo que ella me amara a mí, pero cuando se lo pedía, normalmente aceptaba verme. Podía hablar con ella. No era nada maternal ni tenía que ver con el sexo, se trataba de amor. Y ahora uno de estos hijos de puta de la Mansión la ha matado y no voy a irme hasta saber quién ha sido. No voy a responder a más preguntas sobre Rhoda. Sentíamos lo que sentíamos. No tiene nada que ver con por qué o cómo murió. Y si pudiera explicarlo, usted no lo entendería. Sólo se reiría. -Había empezado a llorar, sin hacer ningún intento por contener el flujo de lágrimas.

– ¿Por qué vamos a reírnos del amor? -dijo Benton, y pensó: Oh, Dios mío, suena como una de esas cancioncillas horrendas. ¿Por qué vamos a reírnos del amor? ¿Por qué, oh, por qué, vamos a reírnos del amor? Casi alcanzaba a oír una melodía alegremente banal introduciéndosele en el cerebro. Muy apropiada para el Festival de Eurovisión. Miró el rostro deshecho de Boyton. El sentimiento es real, pero ¿qué siente exactamente?, pensó.

– ¿Puede decirnos qué hizo desde el momento en que llegó a Stoke Cheverell? -preguntó con delicadeza-. ¿Qué hora era?

Boyton logró dominarse, más deprisa de lo que había previsto Benton, quien, mirando a la cara del primero, se preguntó si este rápido cambio era una demostración de la gama de recursos del actor.

– El jueves por la noche, a eso de las diez. Vine en coche desde Londres.

– ¿La señorita Gradwyn no le pidió que la trajera en coche?

– No. Y tampoco esperaba yo que lo hiciera. A ella le gustaba conducir, no que la condujeran. Sea como fuere, Rhoda tenía que estar aquí a primera hora para que la examinaran y todo eso, y yo no podía salir hasta la tarde. Traje conmigo algo de comida para desayunar el viernes, pero por lo demás pensaba comprar lo que necesitara en cualquier tienda del pueblo. Llamé a la Mansión para decir que llegaría y para preguntar por Rhoda, y me dijeron que dormía. Pregunté cuándo podría verla, y la enfermera Holland me contestó que la paciente había pedido expresamente no recibir visitas, así que no insistí. Pensé en pasar a ver a mis primos, viven aquí al lado, en la Casa de Piedra, donde estaban las luces encendidas, pero supuse que no sería precisamente bienvenido, sobre todo pasadas las diez de la noche. Vi la televisión durante una hora y me fui a acostar. Me temo que el viernes se me pegaron las sábanas, así que no pregunten sobre nada sucedido antes de las once. A esa hora llamé otra vez a la Mansión y me dijeron que la operación había ido bien y que Rhoda estaba recuperándose. Me repitieron que no quería recibir visitas. Almorcé a eso de las dos en el pub del pueblo, y luego di una vuelta en coche e hice unas compras. Regresé y me quedé aquí toda la noche. El sábado me enteré del asesinato de Rhoda cuando vi llegar los coches de la policía, e intenté entrar en la Mansión. Al final conseguí apartar al polizonte de la puerta e irrumpí en el íntimo y acogedor tinglado que había montado su jefe. Pero todo esto ya lo sabe.

– Antes de abrirse camino por la fuerza el sábado por la tarde, ¿entró antes en algún momento en la Mansión? -preguntó Benton.

– No. Creía que esto ya lo había dejado claro.

– ¿Cuáles fueron sus movimientos desde las cuatro y media del viernes hasta el sábado por la tarde, cuando se enteró del crimen? Pregunto concretamente si salió en algún momento el viernes por la noche. Es muy importante. Quizá vio algo o a alguien.

– Ya se lo he dicho, no salí, y como no salí, no vi nada ni a nadie. A las once estaba en la cama.

– ¿No oyó coches? ¿Alguno que llegara a última hora de la noche o el sábado de madrugada?

– ¿Que llegara adonde? Ya se lo he dicho. A las once estaba acostado. Y por si quiere saberlo, borracho. Supongo que si un tanque se hubiera estrellado contra la puerta delantera lo habría oído, pero dudo que yo hubiera podido llegar abajo.

– Pero el viernes por la tarde tomó una copa y comió en el Cressett Arms. Y luego visitó usted una casa cerca del cruce, ¿no? Una algo retirada de la carretera con un largo jardín delantero, conocida como Casa del Romero.

– Sí, así es. Pero no había nadie. La casa estaba vacía y con un cartel de «Se vende» en la verja. Esperaba que los dueños tuvieran la dirección de alguien que yo conocía y que antes vivía allí. Era una cuestión particular sin importancia. Quiero mandarle una postal de Navidad, tan simple como eso. No tiene nada que ver con el asesinato. Mog pasó en bicicleta, seguro que de visita a su novia a ver qué pillaba, y él le habrá soplado el chisme. En este puñetero pueblo hay gente que no sabe mantener la boca cerrada. Se lo repito, no tenía nada que ver con Rhoda.

– No estamos insinuando lo contrario, señor Boyton. Pero se le ha pedido que contara lo que hizo desde que llegó. ¿Por qué ha ocultado esto?

– Porque se me había olvidado. No era importante. Vale, fui al pub del pueblo a almorzar. No vi a nadie y no pasó nada. No recuerdo todos los pormenores. Estoy trastornado, confuso. Si van a seguir dándome la lata, tendré que mandar llamar a un abogado.

– Desde luego puede hacerlo si lo estima necesario. Y si cree seriamente que le estamos dando la lata, no dude en presentar una queja formal. Quizá queramos interrogarle de nuevo antes de que se marche, o en Londres. Entretanto, le sugiero que, si hay algún otro hecho, por poco importante que sea, que se le haya olvidado mencionar, nos lo haga saber lo antes posible.

Se levantaron para irse. Entonces Benton cayó en la cuenta de que no le había preguntado por el testamento de la señorita Gradwyn. Haber olvidado esta orden de AD habría sido un error grave. Enojado consigo mismo, habló casi sin pensar.

– Dice que era amigo íntimo de la señorita Gradwyn. ¿Alguna vez ella le confió algo acerca de su testamento, le insinuó que usted podría ser beneficiario? Quizá la última vez que se vieron. ¿Cuándo fue esto?

– El 21 de noviembre, en el Ivy. Nunca mencionó su testamento. ¿Por qué iba a hacerlo? Los testamentos tienen que ver con la muerte. Ella no pensaba morirse. La operación no comportaba ningún riesgo. ¿Por qué estamos hablando de su testamento? ¿Me está diciendo que lo ha visto?

Y ahora, inconfundible bajo su tono indignado, asomaba la curiosidad teñida de vergüenza y una chispa de esperanza.

– No, no lo hemos visto -dijo Benton con aire de indiferencia-. Se me acaba de ocurrir.

Boyton no les acompañó a la salida. Lo dejaron sentado a la mesa, la cabeza entre las manos. Cerraron la puerta del jardín a su espalda e iniciaron el camino de regreso a la Vieja Casa de la Policía.

– Bueno, ¿qué piensas de él? -dijo Benton.

– No mucho, sargento. Muy despierto no parece. Y además es rencoroso. Pero no lo veo como asesino. Y si hubiera querido matar a la señorita Gradwyn, ¿por qué iba a seguirla hasta aquí? Habría tenido más oportunidades en Londres. En todo caso, no sé cómo habría podido hacerlo sin un cómplice.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Muerte en la clínica privada»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Muerte en la clínica privada» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Muerte en la clínica privada»

Обсуждение, отзывы о книге «Muerte en la clínica privada» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x