Miyuki Miyabi - Fuego ruzado

Здесь есть возможность читать онлайн «Miyuki Miyabi - Fuego ruzado» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Fuego ruzado: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Fuego ruzado»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La joven y bonita Junko Aoki nació con el don de la piroquinesis: la capacidad de provocar incendios por medio de la mente. Junko aprendió a controlar su poder y a utilizarlo para ajustar cuentas con los criminales a los que la justicia no pudo meter entre rejas.
Un fortuito encuentro la llevará a buscar a una joven secuestrada por una banda de depravados. El macabro rastro de cadáveres que Junko deja tras de sí, atrae la atención de dos grupos muy diferentes: una sociedad secreta conocida como los Guardianes y la Brigada de Investigación de Incendios del Departamento de Policía de Tokio.
La detective Chikako Ishizu afronta con desconcierto este caso. Su mente racional se va encontrando con evidencias de los poderes piroquinéticos de Junko, poderes en los que se resiste a creer. Abrumada por los numerosos cuerpos carbonizados que encuentra a medida que la investigación avanza, se adentrará cada vez más en un caso que desafía todas las leyes de la lógica.
Entretanto, mientras la lucha que Junko libra contra el crimen gana en intensidad, ésta se va dando cuenta de que cada vez es más difícil decidir sobre la vida y la muerte de los inocentes que caen víctimas del fuego cruzado.

Fuego ruzado — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Fuego ruzado», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Junko pasó junto a las máquinas y se encaminó hacia el centro de la fábrica. Sobre el suelo desnudo de la nave se amontonaban piezas sueltas sin estrenar y basura. Le había costado no pocos tropiezos, arañazos en las manos y moratones en las espinillas acostumbrarse a este recorrido de obstáculos. En el transcurso de sus visitas, se había dedicado a despejar un camino, poco a poco, y a apartar las piezas a un lado para facilitar sus desplazamientos. Todavía utilizaba la linterna para guiar sus pasos, aunque apenas la necesitaba ya.

Las dimensiones de la fábrica se equiparaban a las de un gimnasio de colegio. El techo era alto, puede que cubriera la altura de un edificio de tres plantas. Arriba, provistas de un gran número de poleas, iban suspendidas unas pasarelas que recorrían la nave tanto longitudinal como diagonalmente. Una plataforma, de un metro de ancho aproximadamente, atravesaba la fábrica de este a oeste. Junto a la plataforma, descansaba una escalera que permitía llegar hasta ella. Los obreros debieron de subir allá arriba, pero Junko no se había aventurado a hacerlo. No le gustaban las alturas.

El objetivo de Junko aguardaba algo más a la derecha del centro de la fábrica, cerca de la entrada principal. Era un imponente tanque de agua y un depósito de retención. El tanque doblaba más o menos en tamaño a los que cargaban los camiones cisterna que se veían por la ciudad. De nada servía golpearlo para comprobar que quedara agua dentro: no se oía sino el ruido de la palma sobre una superficie dura.

Pero aún había agua en el depósito de retención, que quedaba a la altura del pecho de Junko. Estaba lleno de un líquido oscuro hasta el borde. Cuando la fábrica fue cerrada, alguien debió de olvidar apretar un interruptor o desconectar un enchufe o algo parecido, y el depósito había quedado lleno.

Puede que hubiera tanta agua como en el estanque infestado de mosquitos. Bueno, puede que no. Junko no lo sabía a ciencia cierta. Lo que sí tenía claro era que esa agua expedía un olor a petróleo y era negra como el lodo: justo lo que necesitaba. Incluso si llegaba a perder el control y liberaba toda su energía de golpe, sería difícil secar el depósito del todo. Y si se limitaba a utilizarlo para descargar sus poderes termodinámicos con regularidad y de manera dosificada, a modo de válvula de escape, el agua podría durarle unos diez años. Lo que significaba que siempre y cuando la fábrica siguiera abandonada, Junko no tendría que buscar ningún otro lugar.

Como de costumbre, lo primero que hizo Junko fue apagar la linterna para conjurar la posibilidad entre mil de que alguien la divisara y la interrogara.

Una vez guardó la linterna en el bolsillo, se concentró en el agua negra del depósito. Intentó recordar la sensación de frescor de su sueño. Cuando lo logró, el persistente recuerdo de la energía liberada durante su descanso actuó como detonante para movilizar la energía de una Junko bien despierta. De inmediato, la fuerza empezó a radiar de su interior, poco a poco, lista para la descarga.

De haber ocurrido un minuto más tarde, Junko se habría visto presa de la euforia que seguía la liberación de energía y, probablemente, no se hubiera inmutado. Pero justo cuando cerró los ojos y estaba a punto de dar rienda suelta a ese flujo de energía, oyó un sonido. El sonido de algo pesado, arrastrado por alguien.

Al ruido lo siguió una voz.

Junko abrió los ojos de golpe. La erupción de energía era inminente. Solo tenía que volverse hacia el agua negra y dejarla manar. Pero aguantó la respiración con el fin de contener la energía antes de que fuera demasiado tarde. En ese preciso instante, oyó otra voz.

– Por aquí. Date prisa.

Una voz de hombre destacaba entre el confuso alboroto provocado por todo un grupo.

Alguien se acercaba.

Capítulo 2

Junko echó un rápido vistazo a su alrededor. Tenía que esconderse. Por suerte para ella, la oscuridad era tan densa que actuó como pantalla natural.

– ¿Qué coño estás haciendo?

– ¡Shh! ¡Baja la voz, imbécil!

Las voces se hicieron más nítidas. Las luces de dos linternas barrían el lugar de arriba abajo y se entrecruzaban por momentos. Pudo distinguir unas siluetas moviéndose entre los destellos. Al parecer, había tres personas, quizá cuatro. Intentaban colarse por la misma puerta de hierro derrengada por la que la ella misma había entrado antes.

Se agachó, bajó la cabeza y se arrastró hasta quedar detrás del tanque de agua. Una vez allí, pegó la espalda a la pared. Su energía, contenida de golpe momentos antes de la liberación, había vuelto plácidamente a su cauce. Sin embargo, su corazón respondió a la repentina intrusión latiendo con fuerza. ¿Quién demonios eran aquellos tipos? ¿Qué estaban haciendo allí a esas horas?

La piña de siluetas humanas aún se enmarañaba junto a la puerta. Daba la sensación de que tenían problemas para entrar. Junko se enderezó para poder verlos mejor. Pudo oír algo golpear contra la puerta.

De pronto, la oscura silueta de la persona que iba en cabeza se volvió totalmente visible. Gracias a la luz constante pero tenue que arrojaba uno de los focos, pudo distinguir que quedaba de espaldas a ella. Parecía estar reculando. Tuvo la impresión de que transportaban algo…

Junko se quedó sin respiración.

Estaban arrastrando un cuerpo. Muerto o inconsciente, sus extremidades quedaban extendidas entre los merodeadores mientras el tronco colgaba en el aire. El tipo que acababa de divisar lo llevaba cogido por las axilas, y otro lo sujetaba por los pies. Dedujo que el ruido sordo que había oído procedía de los zapatos del individuo inánime contra la puerta.

Tras ellos, aparecieron dos personas más que llevaban linternas y movían de un lado a otro la cabeza, nerviosos, vigilando la calle. Acuciaban a los otros a seguir avanzando. Las linternas que llevaban parecían ser mucho más grandes que la de Junko, y la luz que despedían también era más potente. Agachada aún, puso las manos sobre la pared para guiarse mientras se deslizaba más lejos hasta quedar agazapada en la sombra del tanque de agua.

– ¡Eh! ¡Daos prisa y cerrad el pico! -ordenó alguien.

En respuesta, la maltrecha puerta se cerró de un empujón tan violento que se inclinó ligeramente hacia un lado. Una estrecha grieta quedó abierta, y la luz de la calle se filtró en un fino rayo diagonal. No había otra fuente de iluminación en la fábrica abandonada que las dos linternas que llevaban los intrusos.

Una vez consiguieron sortear la puerta, el progreso del grupo ganó en velocidad. Uno de los tipos provistos de linterna abría el paso a los demás. Avanzaban en dirección a Junko, por el camino que ella misma había despejado. Sus pasos se oían cada vez con más claridad.

Cuando alcanzaron el centro de la nave, Junko pudo distinguirlos un poco mejor. El caprichoso vaivén de los focos no le ofrecía una perspectiva detallada de los individuos, pero podía discernir su complexión. Y también sus voces.

– ¿Qué tal aquí?

Un chico joven. Más joven que Junko. ¿Unos veinte años, quizá? ¿Serían todos tan jóvenes?

– Dejémoslo en el suelo. Pesa mucho.

Con un sonido sordo, el cuerpo impactó contra el suelo. No lo habían cargado con demasiada delicadeza, pero el modo de desprenderse de él resultó escalofriante. No obstante, no pudo oírse ni un gemido de dolor, ni el menor quejido, en un impacto que le habría cortado la respiración a cualquiera. Parecía tan indefenso. ¿Estaría muerto?

Junko apretó los puños. Le sudaban las palmas de las manos. Lo mirara por donde lo mirase, aquello no pintaba nada bien. Estaba claro que no se trataba de una cuadrilla de estudiantes problemáticos que, tras correrse una juerga, cargaba con uno de los suyos en coma etílico. Tampoco parecía una banda de moteros que buscaba un escondite donde ocultar a uno de sus miembros, herido tras una refriega con la policía. No, había algo sombrío en todo aquello, algo malvado.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Fuego ruzado»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Fuego ruzado» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Fuego ruzado»

Обсуждение, отзывы о книге «Fuego ruzado» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x