Elizabeth George - El Precio Del Engaño

Здесь есть возможность читать онлайн «Elizabeth George - El Precio Del Engaño» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El Precio Del Engaño: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Precio Del Engaño»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Una lánguida ciudad de la costa de Essex se convierte en un hervidero tras el asesinato de un inmigrante de origen asiático. El racismo, siempre latente en situaciones de inestabilidad social, se dispara. Y poco a poco irá aflorando un universo de inmigración ilegal, racismo, celos, honor, violación, relaciones homosexuales y conflictos humanos. En esta novela cobra particular protagonismo la sargento Barbara Havers, ayudante del inspector Linley y opuesta a su superior, al que critica desde sus maneras hasta sus métodos de investigación. Pero ambos tienen algo en común: una extraordinaria agudeza para comprender la complejidad de las motivaciones humanas. Una novela soberbia por su fuerza y profundo realismo social.

El Precio Del Engaño — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Precio Del Engaño», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Se enviaron por fax descripciones de Malik a las localidades circundantes. Se facilitaron el número de la matrícula y el color inconfundible del Thunderbird a las comisarías de policía. Telefonearon al Tendring Standard para que publicara la foto en primera página de Muhannad Malik a la mañana siguiente, si aún no le habían capturado.

Toda la comisaría se puso en acción. Había movimiento en todas partes. Todo el mundo trabajaba como una pieza de la gran maquinaria de la investigación, y Emily Barlow era el centro de esa maquinaria.

Era en esos casos cuando trabajaba mejor. Barbara recordaba su capacidad de tomar decisiones rápidas y desplegar los hombres bajo su mando donde fueran más eficaces. Lo había hecho durante sus ejercicios en Maidstone, cuando no había otra cosa en juego que la aprobación del instructor y la admiración de los colegas que seguían el curso. Ahora, cuando todo estaba en juego, desde la paz en la comunidad hasta su propio empleo, era la personificación de la tranquilidad. Sólo la forma en que escupía las palabras cuando hablaba indicaba su tensión.

– Todos estaban metidos en el ajo -dijo a Barbara mientras bebía agua de una botella de Evian. Su cara brillaba de sudor-. Querashi también. Es evidente. Quería una parte del pastel que Muhannad obtenía de todos los que contrataban a sus ilegales. Muhannad no aceptó. Querashi se desplomó escaleras abajo. -Otro sorbo de agua-. Fue muy sencillo, Barbara. Malik entraba y salía de casa sin parar: las reuniones de Jum'a, sus tratos con Reuchlein, la distribución de ilegales por todo el país.

– Por no hablar de las demás tareas que exige la empresa -añadió Barbara-. Ian Armstrong me lo confirmó.

– Por lo tanto, si se ausentaba alguna noche, la familia no sospechaba nada, ¿verdad? Pudo abandonar la casa, seguir a Querashi, descubrir su rollo con Hegarty, sin ni siquiera saber que era Hegarty la persona con quien se citaba, y elegir el momento apropiado para darle el pasaporte. Con media docena de coartadas para la noche en cuestión.

Barbara se dio cuenta de que el razonamiento era impecable.

– Y después apareció seguido de los suyos, con la intención de protestar por la muerte y pasar por inocente.

– Para pasar por lo que nunca fue, un hermano musulmán para los musulmanes, empeñado en llegar al fondo del asesinato de Querashi.

– Claro, ¿por qué iba a incitarte a capturar al asesino de Querashi, si él era el asesino?

– Eso pretendía que yo pensara -dijo Emily-. Pero nunca lo pensé. Ni por un momento.

Caminó hasta la ventana, donde la funda de almohada que había colgado el día anterior aún protegía la habitación del sol. La arrancó de un tirón. Se asomó a la ventana y contempló la calle.

– Ésta es la peor parte -dijo-. La detesto.

La espera, pensó Barbara. Mantenerse en la retaguardia con el fin de dirigir a las tropas, a medida que la información llegara a la comisaría. Era la desventaja de haber llegado al cargo que ostentaba. La inspectora jefe no podía estar en todas partes a la vez. Tenía que confiar en la experiencia y tenacidad de su equipo.

– Jefa.

Emily giró en redondo. Belinda Warner estaba en la puerta.

– ¿Qué sabemos?-preguntó.

– Es ese asiático. Está otra vez abajo. Dice…

– ¿Qué asiático?

– El señor Azhar. Está en recepción y pregunta por usted, o la sargento. Dijo que con la sargento sería suficiente. Recepción dice que está hecho un manojo de nervios.

– ¿Recepción? -repitió Emily-. ¿Qué cono está haciendo en recepción? Tenía que estar con Fahd Kumhar. Le dejé con él. Di órdenes expresas de… -Interrumpió sus palabras-. Joder -dijo, pálida.

– ¿Qué?

Barbara se puso en pie de un salto, sobresaltada por el hecho de que Azhar estuviera hecho un manojo de nervios. El paquistaní era tan controlado que algo grave debía estar sucediendo.

– ¿Qué pasa?

– No debía abandonar la comisaría -dijo Emily-. Tenía que quedarse con Kumhar hasta que le pusiéramos la mano encima a su primo. Salí de la sala de interrogatorios y olvidé decir al recepcionista que no abandonara el edificio.

– ¿Qué quiere…?

Belinda esperaba directrices.

– Yo me encargo de él -dijo Emily.

Barbara la siguió. Recorrieron el pasillo y bajaron la escalera al trote. En la planta baja, Taymullah Azhar paseaba arriba y abajo.

– ¡Barbara! -gritó, cuando las vio acercarse. Todo esfuerzo de disimulo se disolvió en un momento de pánico evidente. Su expresión era de desesperación-. Barbara, Hadiyyah ha desaparecido. Muhannad se la ha llevado.

– Hostia -exclamó Barbara, y lo dijo como si fuera una oración-. ¿Estás seguro, Azhar?

– Volví al hotel. Ya había terminado aquí. El señor Treves me lo dijo. La señora Porter estaba con ella. Le recordaba de la otra noche. Nos había visto juntos. En el bar, ¿te acuerdas? Pensó que habíamos quedado así…

Estaba a un paso de la congestión.

Guiada por un impulso, Barbara rodeó sus hombros con el brazo.

– La encontraremos -dijo, y le dio un apretón-. La encontraremos, Azhar. Te lo juro. Te prometo que la rescataré.

– ¿Qué cono está pasando? -preguntó Emily.

– Hadiyyah es su hija. Tiene ocho años. Muhannad la ha secuestrado. Ella debió pensar que no había nada de malo en irse con él.

– Sabe que nunca debe hacerlo -dijo Azhar-. Un desconocido. Ella lo sabe. Nunca. Nunca.

– Pero Muhannad no es un desconocido para ella -le recordó Barbara-. Ya no. Ella le dijo que quería conocer a su mujer y a sus hijos. ¿Te acuerdas, Azhar? Ya la oíste cuando lo dijo. Yo también estaba delante. Tú no tenías motivos para pensar…

Sentía la acuciante necesidad de absolverle de la culpa que sentía, pero no podía lograrlo. Era su hija.

– ¿Qué cono pasa aquí? -repitió Emily.

– Ya te lo he dicho. Hadiyyah…

– Me importa una mierda Hadiyyah, sea quien sea. ¿Conoce a estas personas, sargento Havers? En tal caso, ¿a cuántas conoce, exactamente?

Barbara comprendió su error. Residía en el brazo que todavía rodeaba los hombros de Azhar. Residía en la información que acababa de revelar. Buscó en su mente algo que decir, pero sólo podía decir la verdad y no tenía tiempo de explicarla.

Azhar volvió a hablar.

– Le preguntó si le gustaba el mar. La señora Porter lo oyó. «¿Te gusta el mar? ¿Quieres que emprendamos una aventura marítima?» Lo dijo mientras se marchaban. La señora Porter lo oyó. Barbara, ha cogido…

– ¡Santo Cristo! Un barco. -Barbara miró a Emily. No había tiempo de explicar ni de calmar. Sabía adonde había ido Muhannad Malik. Sabía lo que planeaba-. Ha cogido un barco en la dársena de Balford. Del East Essex Boat Hire, como antes. Hadiyyah piensa que es un crucero por el mar del Norte, pero él se dirige al continente. Seguro. Está loco. Demasiada distancia. Pero eso es lo que se propone. Por lo de Hamburgo. Por Reuchlein. Hadiyyah es su garantía de que no le detendremos. Es preciso que la Guardia Costera le persiga, Em.

Emily Barlow no contestó con palabras, pero la respuesta estaba escrita en sus facciones, y lo que sus facciones decían no tenía nada que ver con perseguir a un asesino por mar. La revelación de que Barbara la había engañado se transparentaba en toda su cara, en los labios apretados y en la mandíbula tirante.

– Em -dijo Barbara, frenética-, les conozco de Londres. A Azhar y Hadiyyah. Eso es todo. Por el amor de Dios, Em…

– No puedo creerlo. -Los ojos de Emily parecían traspasarla-. Nada menos que tú.

– Barbara…

La voz de Azhar era suplicante.

– No supe que estabas al frente del caso hasta que llegué a Balford -dijo Barbara.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Precio Del Engaño»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Precio Del Engaño» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «El Precio Del Engaño»

Обсуждение, отзывы о книге «El Precio Del Engaño» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x