Ildefonso Falcones - La mano de Fátima

Здесь есть возможность читать онлайн «Ildefonso Falcones - La mano de Fátima» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Старинная литература, spa. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La mano de Fátima: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La mano de Fátima»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La mano de Fátima — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La mano de Fátima», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Aben Aboo descargó una fuerte patada con su pierna derecha en los testículos del cabo, que se dobló sobre sí, dolorido. Sin embargo, el morisco no pudo aguantar el equilibrio y se desplomó.

El escroto se cortó, los testículos salieron despedidos por el aire y salpicaron de sangre a todos cuantos estaban bajo el moral. Aben Aboo quedó encogido en el suelo.

—Muere desangrado como el cerdo que eres —farfulló el cabo, todavía dolorido.

—Por Alá que Ibn Umayya vive aunque yo muera —logró decir Aben Aboo.

Después de dejar la fiesta, Brahim había vagado por Mecina en busca de hashish y de alguna mujer bien dispuesta en las muchas zambras que se celebraban en honor de los recién casados, para olvidar el desplante del rey. Encontró ambas cosas. Sin embargo, al presenciar el saqueo que llevaban a cabo los cristianos, creyó que el desorden podía depararle una buena oportunidad para vengarse de Hernando y volvió a casa de Aben Aboo, escondiéndose de la luz de las antorchas.

Llegó justo en el momento en que los soldados salían de la casa cargando con el botín obtenido. Brahim entró y se encontró con el primo del rey desangrándose en el jardín.

—Déjame morir —le imploró Aben Aboo.

Brahim no lo hizo. Lo introdujo en la casa, lo acomodó en un lecho y corrió en busca de ayuda.

15

Cruel condición es la de nuestros enemigos para ponernos en sus manos, teniéndolos tan ofendidos. Apresuremos el paso, y tomemos la delantera con varoniles ánimos a una honrosa muerte, defendiendo nuestras mujeres e hijos, y haciendo lo que somos obligados por salvar las vidas y las honras que naturaleza nos obliga a defender.

Luis de Mármol, Historia de la rebelión

y castigo de los moriscos del reino de Granada

Hernando y Fátima huyeron de Mecina y corrieron campo a través en la noche, ascendiendo a las sierras. Tropezaron y cayeron en varias ocasiones. Sólo cuando el alboroto de los saqueadores en el pueblo llegó a ser casi inaudible se detuvieron a recuperar el resuello. Hernando hizo ademán de dirigirse a Fátima, pero ésta se lo impidió.

—Muerte es esperanza larga —le dijo entonces la muchacha—. ¿Recuerdas?

Por encima de un barranco, rodeados de bancales escalonados y vegetación, la luna parecía querer iluminar solamente sus rostros.

—Yo... —intentó excusarse Hernando.

— Tu padrastro ha pedido mi mano al rey —le interrumpió ella—, y…

—El rey se ha retractado.

Hubiera deseado ver temblar el reflejo de la luna en el rostro de Fátima; ver cómo sus dientes blancos destellaban bajo aquella luz ambarina o el resplandor de sus ojos negros, pero se encontró con unas facciones impasibles y un silencio estremecedor.

—Me la ha concedido a mí —reconoció después el muchacho.

Transcurrieron unos instantes; ambos permanecieron quietos.

—Soy tuya pues. —Lo dijo sin emoción, cortando con sus palabras el aire frío que los separaba—. Me has salvado la vida en varias ocasiones... hoy una más. Disfruta de mí como dijo el Profeta, pero...

—¡No sigas!

—Puedes tomarme a mí, pero nunca te ganarás mi corazón.

—¡No!

Hernando se dio media vuelta y se alejó unos pasos. Hubiera deseado no escuchar esa afirmación. ¿Qué podía decirle para excusar su conducta de aquella noche? Nada, concluyó.

—Procura pisar donde yo lo haga —le advirtió entonces forzando la voz, abatido y con el rostro escondido, antes de reanudar el camino hacia las cumbres—. Podrías despeñarte.

Durante el mes que había durado el viaje de Hernando a Adra, Brahim había conseguido acomodo en una de las muchas cuevas que estaban por encima de Válor y Mecina, como el propio Aben Humeya y todos aquellos que le permanecían fieles.

Ya en la sierra, aquel conjunto de cumbres recubiertas de nieve de febrero, fue la muchacha quien guió a Hernando hasta esa cueva; la recua de mulas, bañada por la luz de la luna, se dibujaba cerca de la entrada. Hernando hizo ademán de dirigirse a ellas. Fátima titubeaba frente a una de las grutas, sin atreverse a entrar.

—¿Brahim? —La voz precedió a la aparición de una figura que se perfilaba en la boca de la cueva. Era Aisha.

—No. Soy Fátima. Vengo con Ibn Hamid. ¿Él...? ¿Y Brahim? ¿Ha regresado?

—No. No ha llegado todavía.

Fátima se apresuró a entrar.

—¡Espera, yo...! —trató de detenerla Hernando.

La muchacha ni siquiera aminoró el paso.

Aisha permaneció parada, en pie, frente a su hijo.

—Lo siento, madre —musitó él—. Tuve que irme. Cumplía órdenes del rey. ¿Brahim no te informó de eso?

Su madre le abrazó con fuerza, casi a su pesar. Luego, enjugándose las lágrimas y negando con la cabeza, se apartó de él y siguió a la muchacha al interior de la oscura cueva; Hernando se quedó solo, con los brazos caídos a los costados. Observó a la recua de mulas y fue hacia ellas. Las tanteó en busca de la Vieja, que bufó y volteó dócilmente el cuello para recibir el cariño que el muchacho hubiera deseado proporcionar a su madre.

Brahim tardó cerca de quince días en regresar, los necesarios para que se restableciera Aben Aboo, a cuyo lado permaneció en todo momento. Durante ese tiempo, Hernando no entró en la cueva. Dormía a la intemperie sin que Aisha o Fátima le dirigiesen la palabra, salvo las primeras y únicas que le dedicó su madre a la mañana siguiente, al servirle el desayuno, junto a las mulas.

—Huiste sin dar explicaciones. —Hernando balbuceó una excusa, pero Aisha le impidió continuar con un seco movimiento de su mano—. Huiste, y con ello promoviste la lascivia de tu padre, que de sobra conocías. La entregaste. Abandonaste cobardemente a Fátima en manos de tu padrastro... y con ella, a mí.

—¡No huí! El rey me encargó una misión; Brahim estaba al tanto de todo ¡y me prometió que te lo diría! —logró excusarse él—. Y, en cuanto a Fátima..., lo he arreglado. El rey se ha echado atrás: Fátima ya no tendrá que casarse con Brahim.

Aisha negó con la cabeza, la boca firmemente apretada y el mentón tembloroso, antes de volverse para esconder las lágrimas que anegaron sus ojos.

Hernando calló, impresionado ante la reacción de su madre.

—No sabes lo que dices —sollozó Aisha—. No puedes hacerte una idea de las consecuencias del cambio de opinión del rey.

Sin embargo, Aisha no lloró cuando Brahim la golpeó violentamente. Lo hizo nada más llegar, fuera de la cueva, en presencia de Fátima, los niños y algunos moriscos que se hallaban en el lugar compartiendo las escasas provisiones de que disponían. Hernando vio desplomarse a su madre y desenvainó el alfanje.

—¡Es mi esposo! —le detuvo Aisha desde el suelo.

Brahim y su hijastro se midieron con la mirada durante unos instantes. Finalmente el muchacho bajó los ojos: aquella escena le devolvía a su infancia, y, a su pesar, volvió a sentirse impotente ante el odio cerval que destilaban los ojos de su padrastro; un odio al que podía dar rienda suelta. El arriero aprovechó aquel momento de vacilación para derribar a Hernando de un fuerte puñetazo; luego se abalanzó sobre él y siguió golpeándolo con saña. El joven no opuso resistencia. Era mejor eso que presenciar cómo los recibía su madre.

—¡No te acerques a Fátima! —susurró Brahim, sudoroso por la paliza que acababa de propinarle—. O será tu madre la que pruebe estos puños... ¿Está claro? El rey te tiene aprecio, perro nazareno, pero nadie se atreverá a interferir en cómo trata un morisco a su esposa. No quiero verte dentro de mi casa.

Cierto era que Aben Humeya, a pesar de sus otros defectos, había demostrado cierta predilección por el joven arriero. Tras el asalto a Mecina, el rey se había interesado por la suerte corrida por Hernando. Había mandado a buscarle y se había alegrado de saber que había escapado sano y salvo de Mecina. Le había sonreído y le había preguntado por Fátima —a lo que Hernando musitó una respuesta ininteligible que Aben Humeya confundió con timidez—, y luego le había ordenado que se ocupase de los animales. «Necesitamos de tus conocimientos con los caballos —añadió después el rey—. Te dije que los hombres volverían, ¿recuerdas?»

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La mano de Fátima»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La mano de Fátima» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


libcat.ru: книга без обложки
Ildefonso Falcones
Falcones Ildefonso - Die Kathedrale des Meeres
Falcones Ildefonso
libcat.ru: книга без обложки
Ildefonso Falcones
Esteban Matías Gutiérrez Dalla Fontana - La legítima hereditaria
Esteban Matías Gutiérrez Dalla Fontana
Bernardo Gomes de Brito - Historia trágico-marítima
Bernardo Gomes de Brito
Fátima Beatriz Garrido - Abuso y maltrato infantil
Fátima Beatriz Garrido
Catherine Mann - The Twin Birthright
Catherine Mann
Отзывы о книге «La mano de Fátima»

Обсуждение, отзывы о книге «La mano de Fátima» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x