Se procedió a continuación a pedir datos a ciertos convecinos sobre la moralidad de la imputada, y sus anteriores patrones, la Maestra Nor mal señora…]
[En cambio una curiosa observación del Cabo Lonati arroja dudas sobre la no premeditación del hecho sangriento: recuerda haber visto al ex-suboficial Páez saltar el tapial en dirección al solar propiedad del Sr. Sáenz otra noche, pocos días atrás, así como recuerda ciertas bromas o chistes del ex-Suboficial sobre unas presuntas diversiones secretas en horas de guardia, bromas que nunca terminaba de aclarar y nadie dilucidaba. De ello se deduce que el occiso podría haber ya visitado a la imputada otras veces, lo cual destruiría la coartada de la misma, aunque también se puede inferir que el occiso saltó el tapial pero se encontró siempre cerrada la puerta de acceso a los cuartos, hasta que, para su brutal castigo, la encontrara abierta en la madrugada de ayer.
Tampoco fue posible hallar en las dependencias de la comisaría el recipiente de la bebida alcohólica ingerida por el occiso, al cual…]
[Con estos datos consideramos completa la información recogida referente al caso que nos ocupa. La imputada se halla actualmente bajo cuidado médico en la Celda N ° 8 de esta Comisaría, con carácter de incomunicada a no ser por las necesarias entradas y salidas del médico forense.
Juran la presente declaración a los efectos de la ley,
Celedonio Gorostiaga Benito Jaime García
Comisario Sub-Comisario
Policía de la Provincia de Buenos Aires
Comisaría o Seccional: Coronel Vallejos
Destino de expediente: Archivo local
Fecha: 19 de junio de 1939
Fueron detenidos los menores de edad Celestino Páez, de diecisiete años, y Romualdo Antonio Páez, de catorce, ambos hermanos del difunto ex-Suboficial de esta Comisaría Francisco Catalino Páez, por arrojar piedras contra la acusada de homicidio Antonia Josefa Ramírez en momentos en que ésta subía al tren con destino a la ciudad de Mercedes, donde la espera juicio por homicidio, acompañada por el agente Arsenio Linares. La acusada fue alcanzada por una piedra y herida en la base del cráneo, aunque no de gravedad, pero fue atendida enseguida por el servicio de primeros auxilios del mismo tren, el cual partió con atraso debido a haberse escondido los mencionados menores detrás de uno de los vagones. Tan pronto fueron aprehendidos partió el tren. Ambos menores quedan a disposición del Juez de Paz del Partido de Coronel Vallejos.
Benito Jaime García
Sub-Comisario a cargo
– ¿Se puede? el estómago se me revuelve
– Sí, pase por favor. La estaba esperando, qué arreglada se vino la petisa
– Qué lindas tiene las plantas… pero la casa da asco
– Es lo único que me daría lástima dejar, si me voy de Vallejos… ¿qué mirás tanto los mosaicos rotos del piso? se vino impecable, la lana del tapado es cara, el sombrero de fieltro
– Qué frío hace ¿no? no tiene estufa, esta orillera
– Sí, perdone que esta casa es tan fría, venga por acá que pasamos a la sala, vas a encontrar mugre si sos bruja… fijáte qué limpieza
– Mire, a mí no me importa ir a la cocina, si está más calentito… no tiene estufa, ya se le cayó la papada, debe tener cuarenta y cinco, y los ojos bolsudos
– Bueno, si no le importa vamos, está todo limpito, por suerte, te creías que me agarrabas con todo sucio ¡enana sos! ¡enana! por más que te pongas sombrero para alargarte
– ¿Le traga mucha leña esta cocina? la debe refregar todo el día, la orillera ésta
– Y, bastante, pero como me la paso acá todo el día, no importa, sí, soy sencilla ¿y qué te importa?
– ¿Recibió carta de su hija? la gorda
– Sí, está lo más bien, gracias, pescó marido, no como vos
– ¿Dónde es que se fue a vivir, a Charlone? cuatro ranchos perdidos entre la tierra
– Sí, el muchacho tiene el negocio en Charlone. Tan chiquito Charlone, ¡no! pero casada, casada, no solterita como quien sabés…
– Usted hace bien en irse de Vallejos ¿qué va a hacer acá, sola? remanyada
– Sí, la hija se me fue, qué voy a hacer acá sola, cuando se tiene un amor, a qué perder el tiempo sola…
– ¿Cuántos años hace que se quedó viuda? ¿qué le habrá visto mi hermano? es ordinaria, mal vestida
– Van para doce años, ya. La nena tenía ocho años cuando él murió. Yo he sufrido mucho en la vida, señorita Celina, me llegó la hora de pasarla bien, que te pensás…
– ¿Qué edad tenía usted al morir su esposo? confesá
– ¿ Qué le digo? La nena tenía ocho… no, no, no, no te voy a dar el gusto
– Mire, señora, como le mandé decir, tengo algo que hablar con usted muy importante, tenés un corte de pelo a la garçonne que da asco y esos aros de argolla no le faltan a ninguna chusma
– Sí, hable con toda confianza, ayudame Dios mío, que ésta es capaz de cualquier cosa
– Mire, ante todo quiero que usted me prometa no contárselo a nadie, orillera chusma, vas a sufrir sin contárselo a la vecina
– Se lo juro por lo más sagrado. ¿Dios no me castigará que estoy jurando?
– ¿Por quién? si jurás por mi hermano te escupo
– por Juan Carlos no me animo Por la felicidad de mi hija.
– Bueno. Mire, yo recibí carta de mi hermano contándome lo que usted piensa hacer.
– ¿Qué es lo que le cuenta? ¿con qué se vendrá ésta? ¿me amenazará con contárselo a mi nena?
– ¿Para qué quiere que se lo repita? te embromé
– Y si por ahí le dice algo que no es todo verdad, no quiero decir que él sea mentiroso, pero por las dudas que no haya un malentendido, por las dudas
– Dice que usted supo que nosotras, mamá y yo, no vos, atorranta no podíamos más mandar tanto dinero a Córdoba para el tratamiento nuevo, y la pensión donde está no es buena, y la mejor cuesta un ojo de la cara, bueno, que usted le escribió diciéndole que quería vender esta casa y mudarse a Cosquín, para comprar una casita allá y tomarlo a él de pensionista, cómo te puede tolerar mi hermano, cascajo, siempre de taco alto y zoquetes
– Sí, es todo verdad, y si puedo voy a tomar algún pensionista de veras para que ayude en los gastos.
– Mi mamá está muy molesta con todo esto, de tratar con orilleras
– ¿Por qué? ¿no es por el bien del hijo acaso? todas las copetudas tienen el corazón de hielo
– Sí, pero sufre al no poder ayudarlo como quisiera.
– mejor que le mandaras unos pesos, en vez de tanto tapado y sombrero Y, pero no hay que ser tan orgullosa tampoco, eso está mal.
– Mi mamá no es orgullosa, eso no está bien que usted lo diga. Lo que pasa es que mi mamá fue educada para que nunca le faltara nada, y ahora le duele, ¿es natural, no? ¡abarájate ésa!¡abarajátela!
– cómo tenés coraje de ofenderme, perra… Sí, las madres son así.
– Bueno, entonces mi mamá, y yo también, le queremos pedir una cosa.
– Dígame, ¿me arruinarán todo? ¿perderé a mi amor?
– ¿Usted va a vender los muebles, los va a rematar?
– ¿me salvé? No, porque no me dan nada, y después si tengo que comprar muebles nuevos en Cosquín va a ser carísimo. Para colmo que ahí no sé si habrá una mueblería ¿se imagina si los tengo que ir a comprar a la ciudad de Córdoba?
– Mi mamá y yo nos imaginamos que los iba a mandar de acá.
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