Juan Saer - Responso

Здесь есть возможность читать онлайн «Juan Saer - Responso» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Responso: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Responso»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En algo más de seis horas, desde la salida de la casa de Concepción cuando empezaba a anochecer hasta el alba del día siguiente, Barrios sentirá que el pasado, aunque reciente, es irrevocable. ¿Cómo habían sucedido las cosas? y, más aún, ¿por qué habían sucedido? El progresivo deterioro del sujeto, el autoritarismo del que es víctima y el peso de la conciencia van delineando a un personaje atravesado por una profunda precariedad: la existencia misma. Todos los núcleos de la escritura de Juan José Saer se anticiparon en esta obra imprescindible de su producción: la Historia del país como telón de fondo para relatar las historias individuales, la inestable relación entre el tiempo y el espacio, la memoria y la obsesiva descripción de lo mínimo hasta extrañar la percepción del lector (un parpadeo, un tintinear de la cuchara revolviendo en la taza de té). Responso, como esos rezos que se hacen por los difuntos, deja oír la lúcida voz narrativa de Saer, autor fundamental en el canon de la literatura argentina.

Responso — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Responso», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Barrios pasó junto a la cola de pasajeros en la parada de taxis y penetró en el bar de la estación, cuyas puertas se hallaban abiertas. El ambiente era más pesado y caluroso en el interior del bar. Las mesas se hallaban casi todas ocupadas por hombres y mujeres sudorosos, cansados por el viaje reciente, vestidos con ropa liviana de todos colores; a los pies de cada mesa se veían pilas de paquetes, bolsos y valijas. Por el aspecto de los parroquianos era fácil determinar si se trataba de gente del campo o de la ciudad, incluso si la gente que no era de la ciudad venía de un punto cercano, un suburbio, o de los pueblos más lejanos de la provincia. Tres muchachos vestidos con ropas humildes, la cara color tierra, contemplaban la valija abierta de un vendedor ambulante, llena de anillos de fantasía, lapiceras, cadenitas doradas, peines, espejos y billeteras. Barrios se dirigió al cajero y lo saludó riendo. El cajero manipulaba rápidamente la caja registradora, atento al ir y venir de los mozos; era un hombre joven, rubio, con un fino bigote rubio, y un saco blanco de brin que parecía limpio.

– Téngame esto -dijo Barrios, extendiéndole al cajero la máquina de escribir. El cajero la recibió rápidamente y la guardó debajo del mostrador-. Ojo, que vale plata -dijo Barrios, con la sonrisa del hombre que tiene en ese momento un humor espléndido. El cajero estaba demasiado atareado como para responderle, así que Barrios se dirigió a una mesa vacía, debajo del reloj hexagonal adosado a la pared en lo alto, y se sentó a tomar una cerveza. Se bebió el primer vaso de cerveza helada de un solo trago, y cuando el mozo le trajo el segundo, Barrios contempló con hondo placer la bebida dorada coronada en la superficie con una capa de espuma blanquísima. Su gorda cara sombreada por la barba relucía de satisfacción y sus ojitos, hundidos bajo dos protuberancias adiposas a la altura de los pómulos, brillaban excitados y alegres. ¡Qué bárbaro era estar ahí en ese bar, durante ese anochecer templado de diciembre, contemplando el ir y venir de los viajeros, después de haber pasado un largo crepúsculo en compañía de Concepción! No había en el mundo entero nada mejor que ese vaso de cerveza rubia, coronada de espuma blanca, que pasaría por el interior ardiente de su cuerpo, por las vísceras gastadas, como una brisa fría; ni el olor inquietante de su cuerpo, ni sus muelas podridas, ni sus ciento veinticinco kilos torpes y ansiosos parecían sobrevivir en ese instante; todo parecía haber desaparecido sin dejar rastro. Y casi parodiando su propia plenitud, con un ademán en exceso demorado, Barrios alzó el segundo vaso de cerveza y se lo mandó de un trago; la cerveza enfrió suavemente su garganta y su pecho. Barrios dejó el vaso vacío sobre la mesa y cruzó las manos sobre el abdomen. No tenía ganas de hablar, solamente de pensar en sí mismo y contemplar el vasto mundo que se extendía alrededor suyo, un mundo sobre el que él reinaba en ese momento. Súbitamente pensó con desaliento que Hermosura volvería, y su tranquila soledad se vería hecha pedazos. Pensó en levantarse y desaparecer, buscar otro barcito donde nadie lo conociera, y tomar cerveza hasta la madrugada, solo y feliz. Después se iría a acostar y a la mañana siguiente comenzaría su nueva vida. Pero no podía levantarse, sencillamente porque no tenía un centavo. y debía esperar el regreso de Hermosura para pagar la cuenta. En el bar de la estación no se fiaba; el cajero lo había advertido: "Para la consumición no hay amigos ni parientes. No se fía. El que toma, paga. Si mi padre se sienta ahí, en esa mesa (había dicho el cajero) y me pide un café, yo se lo cobro. Para la joda y la conversación, todos amigos, fenómeno. Yo sigo la joda fenómeno. Pero el que se sienta y pide, paga". Era su lema, el norte de su vida. "No es mal muchacho", pensó Barrios, mirándolo manipular la caja registradora y vigilar al mismo tiempo el movimiento de los mozos con fríos ojos atentos. Llamó al mozo y le pidió el tercer vaso de cerveza. (Después de todo, el pobre Hermosura no era tampoco un mal muchacho, y su compañía no era desagradable.) Capaz que cuando regresaba él decidía acompañarlo en los viajes que hiciese durante el turno de la noche, recorriendo en el automóvil la ciudad dormida y desierta, que él conocía tanto, y que había visto crecer, porque había nacido en ella y por lo tanto la había amado. Recordó las calles rectas de los suburbios, perdiéndose en la oscuridad atravesada apenas por una línea de puntos luminosos, los focos del alumbrado público y las calles arboladas, angostas y oscuras, y las avenidas anchas e iluminadas por los altos arcos de gas de mercurio que expandían una claridad blanca, casi verdosa, y las casitas de los barrios, con sus fachadas amarillas y sus verjas de hierro o madera, ante las que la gente se sentaba a tomar el fresco de la noche a esa altura del año y durante el resto del verano y a conversar con los vecinos tomando un porrón de cerveza helada mientras los chicos jugaban en la esquina, en medio de la calle, bajo el círculo de luz sucia del foco del alumbrado público. Barrios bebió un corto trago de cerveza fría y en seguida se entristeció. Había ido perdiéndolo todo, desde su nacimiento; ya no tenía infancia, ni juventud, ni mujer, ni amigos, nada. Tal vez lo conveniente era no haber nacido, teniendo en cuenta que cada una de las pequeñas cosas de la vida era fugaz y perecedera. La vida misma tenía ese carácter, era así, fugaz y perecedera. En lo profundo de sí mismo, casi sin advertir lo que significaba, Barrios pensó que si se analizaba la cuestión desde ese punto de vista, el de la brevedad de la vida, el sufrimiento tenía un sentido, el de ayudarnos con su presencia a reducir la importancia de la muerte. (Ay, eso era atroz, pensó Barrios; la muerte era atroz.) Y lo era más todavía en su caso, porque él iba a morir quién sabe de qué manera vergonzante, entre qué clase de gente. Recordó la historia de un abogado de la ciudad, un usurero, que había muerto en un prostíbulo, mientras se hacía flagelar por una prostituta. Él lo había conocido. El hecho había ocurrido veinte años atrás y Barrios recordó que aquel hombre había llevado aparentemente una existencia sobria y tranquila, característica de muchos usureros, que suelen ejercer una moral estricta para mantener su superioridad ante los hombres que por el desorden de su vida deben recurrir económicamente a ellos, ocultando así su propia irregularidad, consistente en prestar dinero a un interés demasiado elevado. Sin embargo, en la muerte, aquel hombre frío había sido atrapado en lo íntimo de sí, y su horrenda inclinación había sido puesta al desnudo. Parecía no interesar la vida que cada uno llevaba, sino por qué clase de muerte era sorprendido. (Ay, por Dios, él no quería morir así.) Barrios se estremeció; él quería despedirse en paz de la vida, en compañía de Concepción, él no quería morir en la calle, o en un prostíbulo, sucio y borracho, o en una mesa de juego. Capaz que la muerte lo sorprendía en el cuarto de la pensión, y nadie se daba cuenta hasta dos o tres días después, y por el olor, no por otra cosa. Esto le resultó ya intolerable, y hubiera gritado en el interior del bar, en medio de la gente, si no hubiese visto a Hermosura penetrar en el local, buscándolo con la mirada desde la puerta. Él alzó la mano y gritó, llamándolo. Hermosura se acercó a la mesa.

– Hice dos viajes -dijo. Separó una silla y se sentó, sacándose el sombrero y dejándolo sobre la mesa. Su calva cabeza relucía húmeda; tenía unas franjas de pelo detrás de las orejas y un matorral en la nuca, veteados de gris. Su sombrero olía mal, y los bordes del ala gris se hallaban gastados.

– Estaba esperándote -dijo Barrios-. ¿No querés una cerveza?

– Sí -dijo Hermosura-. Pensaba tomar una.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Responso»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Responso» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Juan Saer - The Clouds
Juan Saer
Juan José Saer - Scars
Juan José Saer
Juan Saer - The One Before
Juan Saer
Juan José Saer - La Grande
Juan José Saer
Juan Saer - Lo Imborrable
Juan Saer
Juan Saer - Palo y hueso
Juan Saer
Juan Saer - Las nubes
Juan Saer
Juan Saer - La Pesquisa
Juan Saer
Juan Saer - Glosa
Juan Saer
Juan Saer - Cicatrices
Juan Saer
Juan Saer - El entenado
Juan Saer
Отзывы о книге «Responso»

Обсуждение, отзывы о книге «Responso» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x