Miguel Silva - Cuando Quiero Llorar No Lloro

Здесь есть возможность читать онлайн «Miguel Silva - Cuando Quiero Llorar No Lloro» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Cuando Quiero Llorar No Lloro: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Cuando Quiero Llorar No Lloro»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La historia que se relata en la novela es una de las que ha despertado gran interés, debido a que cuenta la trágica vida de tres jóvenes de distintas clases sociales que nacen y mueren el mismo día, a la vez que expone las condiciones de la sociedad venezolana de las décadas de los 50 y 60 que comenzaba una salida a su camino de represión y violencia social. Estos jóvenes se llamaban Victorino Pérez, Victorino Peralta y Victorino Perdomo. Victorino Pérez es un joven muy conocido como el enemigo numero uno de nuestra sociedad, trata de respetar la forma de vida de cada quien pero siempre que respeten la de el, odia a su vecino, observa la forma de vida de un vecino llamado Don Ruperto quien no es casado por la ley de Dios, es decir, por la iglesia, mientras que la gorda que cobra los alquileres no pierde tiempo en echarle en cara a los demás que ella es una señora casada por la iglesia y por el civil, como si ese detalle fortuito significara algo en este país. Victorino esta enamorado de Carmen Eugenia la menor de las hijas de Don Ruperto, Victorino vive la triste realidad de que su padre Facundo Gutiérrez sea un alcohólico y llega hasta los extremos de golpear a su madre y hasta en su presencia. Esto es un poquito de la vida de este joven mientras que Victorino Peralta, hijo del ingeniero Argimiro Peralta Heredia es hijo único con tres hermanitas anodinas y enfermizas. Este joven es otro ejemplo de la sociedad venezolana en donde el materialismo y el gran apellido hacer valer a la persona y a sus descendientes. Así mismo se encuentra Victorino Perdomo joven que crece con el cuidado de su madre debido a que su padre se encontraba preso, vive rodeado de una sociedad de atracos, robos a la cual por influencia pasa a formar parte de la misma. Estos fueron unos jóvenes quienes guiados por personas de su medio social, algunos con educación y otros sin educación fueron defendidos por el amor de madre y solo pudieron lograr cumplir sus 18 años. En cada hogar, cada familia se vive una realidad plena y queremos hacernos los ciegos. Tres madres lloran desconsoladas por la pérdida de sus hijos, cada una hace lo que puede, buscan los restos de sus hijos, observan a personas entre lagrimas y sienten apoyo de sus amistades, será realmente ese dolor, quienes realmente serán los culpables de ese mundo vivido por estos jóvenes. Las tres mujeres enlutadas se cruzan entonces por ultima vez la que bajo desde el pie del cerro en la camioneta, la que sube desde el panteón de los Peralta, la que viene cabizbaja por la muy angosta avenida, las tres mujeres enlutadas se miran inexpresivamente como si nunca se hubiesen visto antes, nunca se han visto en verdad, como sino tuvieran nada en común. Como si fuera poco el significado de esta parte de cuando quiero llorar no lloro ha recorrido ríos de interpretaciones. Una de las mas comunes dice que se relaciona a una alegoría y a un alegato político contra el gobierno de Rómulo Betancourt. Desde luego este capitulo esta lleno de trampa y equívocos pues hechos y lenguaje no son precisamente fieles al ambiente antiguo que dice reconstruir. El humor es otro de los aspectos mas destacados de la novela. Según la interpretación del titulo, con frecuencia buscando un efecto impactante el autor trata de presentarnos de una manera velada el mensaje o la síntesis de esta magistral obra. Cuando quiero llorar, no lloro.

Cuando Quiero Llorar No Lloro — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Cuando Quiero Llorar No Lloro», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

El hombre de la nariz ganchuda se disponía a cerrar la puerta de la joyería, un dependiente lo acompañaba con sumisión de sacristán, Victorino y Crisanto Guánchez saltaron desde la sombra, ¡Espere un momento!, Victorino ya no cojeaba ni volvería a cojear en su vida, su mano derecha agarró al dueño de la joyería por la raíz del cuello, lo empujó rabiosamente contra el escaparate de los relojes, los ríñones del dependiente latieron bajo la presión de la ametralladora de Crisanto Guánchez, el Curita se lanzó en picada sobre la caja registradora, Careniño rompió el vidrio de una vitrina con la cacha de su pistola, las manos de Careniño se afanaron rastreando collares y sortijas a través del boquete, el revólver de Victorino fue timoneando los pasos del dueño hacia el trasfondo del local, ¿Dónde guardas los papeles?, Crisanto Guánchez abandonó al dependiente y se sumó a la pesquisa, ¡Habla o te jodemos!, el hombre callaba, ¿Dónde están los papeles, cabrón?, Victorino lo golpeó en la cabeza con el mazo del revólver, un gusanito de sangre le coloreó el marfil de la calva, Crisanto Guánchez le entrompó la metra en las costillas, entonces el hombre de la nariz ganchuda usó los ojos despavoridos para señalar la escalera que conducía a los altos, que trepaba a una disimulada buhardilla, subieron detrás de él, la ametralladora de Crisanto Guánchez le apuntalaba las nalgas mosaicas, el dinero de las ventas mayores estaba atesorado en una caja de cuero negro, la caja de cuero encerrada en la gaveta de un escritorio, el escritorio lo está abriendo el joyero abrumado por la congoja de quien se desgarra voluntariamente las entrañas, Crisanto Guánchez deja la ametralladora en tierra para recibir el dinero, Crisanto Guánchez consagra dos minutos a amarrar al tipo con nudos indescifrables de bulto postal, después lo amordaza, sus ojos de Habacuc quedan relampagueando profecías entre las patas del escritorio, "El Señor Dios es mi fortaleza y El me da pies ligeros", Crisanto Guánchez lleva las armas cuando descienden la escalera, Victorino acuna en sus brazos la caja de cuero, abajo está el dependiente en quietud irreparable de faraón embalsamado, ha sido un trabajo primoroso del Curita, mecate de cien vueltas en los tobillos, las muñecas de ecce homo cruzadas sobre el vientre, un trapo enmudecedor bajo la nariz, Careniño ha atiborrado de joyas su maletín, Victorino sale en primer término, luego Careniño, de tercero el Curita, Crisanto Guánchez cubre la retaguardia, pegado a la acera el Odsmobile trepida suavemente, Madison se endereza de su fingido sueño y se aferra al volante con ambas manos, la calle se despliega solitaria y provinciana, apenas una obesa pareja matrimonial contempla una vidriera en la acera de enfrente, ha sido un lindo golpe, ¿verdad Curita?, la macolla debe pasar de los treinta mil, ¿verdad Victorino?, Me voy a gastar toda mi parte en putas, dice Careniño acariciando las redondeces del maletín, Yo le compraré un rancho a la vieja, dice el Curita hipócritamente, Todo en Etiqueta Negra y putas, insiste Careniño, los demás no hablan de sus proyectos, yo me voy a Colombia por un tiempo, Blanquita, si estos cabrones de la Judicial me ponen la mano, Blanquita, me van a desgraciar a palos, yo los conozco, me largo a Colombia, lástima que tú estés herida en un hospital, te llevaría conmigo a bailar cumbia, qué gozadera, Blanquita, en Santa Marta.

Victorino arrebata de un manotón la ametralladora que yace muda junto a la cadera de Crisanto Guánchez, del cadáver de Crisanto Guánchez para ser más exactos. El tiro fue en la nuca, un balazo de esos que no conceden indulgencias de Ay mi madre, traen la muerte escriturada desde que los vomita el fusil. Victorino hace trizas la ventanilla posterior del carro con la culata de la metra, se pone a disparar por entre el tragaluz de vidrios rotos.

Un atraco tan limpio, una faena tan concienzuda como fue la de la joyería, quién iba a imaginarse este desenlace, acorralados por cinco, más bien cincuenta patrullas, por un hormiguero de policías que tiran a sacarte las tripas, pataleando como ratas en la trampa de una calle ciega, no hay salida para ninguno, salvo para Careniño que ha huido por los tejados con el maletín de joyas y la caja de cuero, tampoco hay salida para Careniño, será un milagro de la Providencia si llega.

Habían dejado muy lejos la joyería, y los guiños publicitarios de Sabana Grande, y el vivac circular de la Plaza Venezuela, y los estadios ululantes de la Avenida Roosevelt, ya el Oldsmobile enfilaba hacia las murallas del Cementerio, hacia el sitio donde se dispersarían para encontrarse de nuevo al clarear la madrugada. En la Roca Tarpeya, en el rancho de la Negra Clotilde, repartimos el botín, nos bebemos un par de botellas, tú, Curita, te quedas a tirar con ella como siempre, dijo Crisanto Guánchez. La Negra Clotilde los esperaba contando los minutos, embullada por sus tres pecados capitales favoritos: la avaricia, la lujuria y las ganas de beber ron.

Victorino dispara sin esperanzas, con el entrecejo arrugado de los violentos y los labios crispados de los temerarios, el David del Bernini con una ametralladora entre las manos. La tartamuda es una bicha francesa, una Hotckiss que chisporrotea alegremente su mensaje. Victorino se ve obligado a apartar de un codazo el cadáver de Crisanto Guánchez que se le viene encima, le estorba los movimientos con su hemorragia pegajosa y su petrificada pesantez. El Curita dispara el revólver de vez en cuando desde la portezuela izquierda. Ni hablar de Madison, herido desde la primera ráfaga, se queja broncamente, esgarra doblado sobre el aro del volante.

La culpa fue de Madison, quién iba a sospecharlo. Madison tan veterano, tan verraco, tan sangre fría, no existe en el hampa criolla otro chofer que lo iguale en el trance de conducir una huida. Madison esta noche perdió la serenidad como un principiante, parece increíble. Se toparon con una radiopatrulla que venía de Los Rosales, una inofensiva patrulla en recorrido de vigilancia rutinaria, jamás se habría fijado en ellos si Madison no se desgobierna, aceleró sin necesidad, dobló atolondrado a la derecha en la primera esquina, no hizo caso de la luz roja, se metió contra la flecha.

El pobre Madison tiene un tiro feo de venado en la espalda, vomita sangre de bruces sobre el volante, lo sacude un ronquido sincopado y agónico. Careniño ha huido con el botín, autorizado por todos en un esfuerzo desesperado por salvar algo de aquella tempestad de plomo. Estas fueron las últimas palabras de Crisanto Guánchez: "Tú, Careniño, sal en carrera, llévate el maletín, llévate los billetes, métete por aquella puerta, súbete al techo, corre, después veremos, corre…" y ahí fue que le entró el balazo en la nuca. Careniño obedeció las órdenes del jefe muerto, le sacó cuatro lances a las balas, se perdió en el hueco de la puerta, anda por los tejados, sería un milagro de la Providencia si se salva, el barrio entero está cercado por los matones.

Fue por eso, porque se comió la luz roja, porque se metió contra la flecha, que la patrulla entró en sospechas y se decidió a perseguirlos, al principio como quien no quiere la cosa, luego aumentó la velocidad a medida que Madison aumentaba la suya, ¡No sigas contra la flecha, estúpido!, ¡Cruza a la izquierda, animal!, pero Madison no oía los gritos de Victorino y de Crisanto Guánchez, había dejado de ser Madison. Hasta que la patrulla se quitó la careta, enfiló contra ellos a cien kilómetros, puso a chillar la sirena, les hizo el primer disparo, ¿qué le pasaba a Madison?

Está ahí mal herido, acaso muerto, ha dejado de quejarse, ya no se mueve el pobre Madison, todo por su propia culpa. Se escucha una maldición estrangulada del Curita, ¡Se me acabaron las balas, cono!, un segundo después hace lo que tenía pensado, abre la portezuela, se lanza al descampado. Los faros de un carro militar lo iluminan arrodillado sobre el cemento, chillando, ¡Me rindo!, ¡Me rindo!, ¡No me maten!, ya va a llorar. Victorino ha quedado solo dentro del automóvil, Crisanto Guánchez está muerto, Madison también está muerto, Victorino sigue tableteando su ametralladora, definitivamente solo, definitivamente.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Cuando Quiero Llorar No Lloro»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Cuando Quiero Llorar No Lloro» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Cuando Quiero Llorar No Lloro»

Обсуждение, отзывы о книге «Cuando Quiero Llorar No Lloro» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x