Alfredo Echenique - Cuentos
Здесь есть возможность читать онлайн «Alfredo Echenique - Cuentos» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:Cuentos
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:3 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 60
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Cuentos: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Cuentos»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
Cuentos — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Cuentos», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
Y ya ahora, por fin, acepta y dice: “Hoy ya nadie compone canciones para mí”, aunque no le fue tan mal tomando prestado en Brasil. Y está acabado pero qué se puede hacer con él y yo apuesto que hoy el sexo de sus canciones es la memoria del sexo. Y mañana, cuando ya no pueda atravesar una octava cantará apasionadamente canciones que requieren menos de una octava porque hace siglos, Karim, que de Bing Crosby aprendió a seducir también al micro y a implicar los suspiros…
– Sí, Karim, lo sé. Podría llegar a ser muy mal educado, pero uno no necesita ser vecino de un artista ni invitarlo a comer…
Nos hemos quedado detenidos en un beso y es el Sena el que se pasea ahora al borde de nuestro nuevo aniversario, maravilloso en esta noche, haciéndonos un bajo continuo, también un solo de trompeta…
– ¡Está tan bello el río! -exclama Karim- ¡Está tan bello, mi amor, que ya sólo le falta la corbata…!
Actué con rapidez y amor y allá fue, río abajo mi calurosa y vieja corbata florida, con sus toques violeta…
Guía triste de París (1999)
Machos caducos y lamentables
A Micheline y Jean Marie Saint Lu
A Remigio González le había dicho su padre, cuando le despidió allá en su Lima natal, que no se anduviese con cuentos en París, que le sacase un enorme provecho a su beca para estudiar cooperativismo, y que, por encima de todo, mucho pero mucho cuidado con pescar una gonorrea en invierno. "Hijo mío -le había concluido su padre a Remigio González, hablándole de hombre a hombre y abrazándole entre paternal, brutal, y los hombres también lloramente, ante la puerta de embarque número cinco del aeropuerto de Lima-. No olvides, mijito mío de mi alma, que yo soy la voz de la experiencia y que también viví mi París de soltero, allá por el año veinticinco. Y créeme que un invierno en París es cosa seria y que con gonorrea el asunto se pone ya de necesidad mortal. Y recuerda siempre que, por más de la puta madre (con el perdón de aquí tu señora madre) que esté una franchutita, en el fondo de su alma no es más que una puta. Y jamás olvides que la piba más bella del barrio latino terminó convertida en una madame Ivonne, en Buenos Aires, según canta en un tango el inmortal Carlitos Gardel, que de minas francesas supo casi tanto como Dios, porque, además, nació en Toulouse de Francia. Todas, mijito, dan muy mal pago y gonorrea. Y todas, todititas, son como la Brigitte Bardot esa, que mucho acentito lindo y mucho pimpollo y pepa de mango, pero que de BB nada y de PP todo".
Después, el padre de Remigio González le cedió la palabra, el último abrazo, el beso conmovedoramente prolongado y el llanto a mares, a aquí tu señora madre, que ante la puerta de embarque y última llamada número cinco del aeropuerto de Lima sólo atinó a desgarrarse aún más, aunque logrando a pesar de todo exhalar un lamentable y último suspiro de limeña. Consistió éste en la promesa eterna de llevar el hábito color morado del Señor de los Milagros cada mes de octubre, porque en octubre se estaba embarcando suijito, y porque el Señor de los Milagros no le fallaba nunca a nadie y era el Cristo moreno y patrón de la ciudad de Lima, también llamada Ciudad Jardín, por entonces, algo que en la altamente tugurizada Lima que se fue, de hoy y de Chabuca Granda, resulta ya totalmente imposible y suena más bien a insulto de extranjero indeseable.
Soplaban vientos de otoño, de 1964, y de Charles Aznavour cantando La bohème y Comme c’est triste Venise , cuando entre varios centenares más de latinoamericanos de ambos sexos y del más amplio espectro y aspecto (cholos chatos, multiformes y todoterreno, mulatos alegres al principio, pero luego los peores para aguantar inviernos de comida sin picante y lontananzas sin ritmos patrios, una minoría negra, entre serena, virreinal y muy en su lugar, o sea, sólo por encima del indio, ningún indio de mierda, un pelirrojo como Dios manda, arios bajo sospecha y un millonario de verdad, que quería empezar de cero, como empezó su padre), Remigio González ocupó por primera vez su lugar en la cola del edificio Chatelet, donde chicas y chicos españoles y latinoamericanos cobraban mensualmente la beca del gobierno francés.
El era el pelirrojo de verdad. Y era tan alto y pelirrojo y fornido que ya casi no parecía un latinoamericano, sino un actor de Hollywood años cincuenta representando el papel de Un americano en París. Pero, no, qué va. A Remigio González, a pesar de la gonorrea mortal de su padre y del hábito desgarradoramente morado de su señora madre, su alma-corazón-y-vida lo delataron como un gran seductor made in Perú y muy años sesenta, o sea, ya casi decimonónico, en el preciso momento en que llegó a la ventanilla de pago y la funcionaria de turno -que no estaba nada mal para ser una funcionaria de turno y porque en tiempo de guerra todo hueco es trinchera y La bohème, la bohème… ., de Charles Aznavour-, con el fin de ubicar el sobre con sus miserables cuatrocientos ochenta francos mensuales, le preguntó su nombre, nacionalidad y la rama del saber que lo había traído a Francia. Sintiendo y tarareando el orgullo y la felicidad de ser peruano, de haber nacido en esa hermosa tierra del sol, donde el indómito Inca, prefiriendo morir, legó a su raza la gran herencia de su valor, etc., etc., y con su mejor espíritu de futbolista peruano con camiseta patria en estadio extranjero, Remigio González untó su voz con miel de abejas y néctar de dioses, y se presentó:
– La bohème, la bohème, mamasel mamacita. My name is Remi, aunque solo para ti soy made in Perú, de pies a cabeza, y mi especialidad en el saber es la de latin lover , pero latino, además, lo cual es, como quien dice, un primer valor añadido…
El iba a agregar mucho más, el inefable, caduco y lamentable Remigio González iba a preguntarle a qué hora salía del trabajo mamasel mamacita, cuando la funcionaria le rompió en sus narices el sobre con sus cuatrocientos ochenta francos del alma y del mes, a gritos se lo rompió, además, llamando a su jefe y éste luego a la policía, por si las moscas, mientras en la cola enfurecían los españoles porque ya basta de tanta espera por el pelirrojo ese de eme, coño.
Entre los latinoamericanos, en cambio, nació al unísono la más alegre solidaridad anti Remigio González cuando una panameña desenfadada, de buen ver y mejor estar en este mundo, gritó, autoritaria y lideresa: "¡Qué cobre el que sigue y que viva el mambo de Pérez Prado. Y usted, compadre made in Perú, lo menos que agarra este mes para dormir y comer es un muelle del Sena by night, o sea, que mucho ojo con los clochards, que también los hay del otro equipo!". La verdad, hasta Simón Bolívar habría aprovechado ese momento de total concordia latinoamericana para crear un gran estado fuerte y unido al sur del río Grande.
"Alfredo Bryce" -me dije, lo menos bolivarianamente que darse pueda, y profundamente triste, mientras observaba el avergonzado y solitario caminar de cabeza gacha con que Remigio González abandonaba al edificio Chatelet. "Alfredo Bryce" -me repetí, abandonando enseguida mi lugar en la cola para acercarme al pelirrojo más derrotado que he visto hasta hoy en mi vida. Pero que hay gente que hasta la muerte es como Remigio González, aprendí en aquella oportunidad, cuando al acercarme y presentarme pude comprobar que hay individuos que, por decirlo de alguna manera, se crecen ante la adversidad cuando tienen ante sí a un tipo aún más imbécil que ellos. Remigio González no sólo me dejó con la mano tendida, sino que pegó un escupitajo que me rozó un zapato, olvidó por completo y para siempre que acaba de portarse como un imbécil y, recuperando la totalidad de su metro ochenta y cinco y el esplendor rojo de su engominado pelo, cruzó la calle como quien cruza un baile limeño muy 1960 para matar a una hembrita con sus andares y su mirada, y partió hacia un millón de conquistas amorosas.
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «Cuentos»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Cuentos» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «Cuentos» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.