Kazuo Ishiguro - Los inconsolables

Здесь есть возможность читать онлайн «Kazuo Ishiguro - Los inconsolables» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Los inconsolables: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Los inconsolables»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Ryder, un famoso pianista, llega a una ciudad de provincias en algún lugar de Europa central. Sus habitantes adoran la música y creen haber descubierto que quienes antes satisfacían esta pasión eran impostores. Ryder es recibido como el salvador y en un concierto apoteósico, para el que todos se están preparando, deberá reconducirlos por el camino del arte y la verdad. Pero el pianista descubrirá muy pronto que de un salvador siempre se espera mucho más de lo que puede dar y que los habitantes de aquella ciudad esconden oscuras culpas, antiguas heridas jamás cerradas, y también demandas insaciables. "Los inconsolables" es una obra inclasificable, enigmática, de un discurrir fascinante, colmada de pequeñas narraciones que se adentran en el laberinto de la narración principal, en una escritura onírica y naturalista a un tiempo, y cuentan una historia de guerras del pasado, exilios y crueldades, relaciones imposibles entre padres e hijos, maridos y mujeres, ciudades y artistas. Una obra que ha hecho evocar "El hombre sin atributos" de Musil.

Los inconsolables — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Los inconsolables», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Solté una carcajada.

– Supongo que ésa es la psicología popular de la que soléis hablar Kim y tú, ¿no?

– Siempre lo he sabido -continuó Sophie, haciendo caso omiso de mi comentario-. Has sido muy comprensivo en todo, más de lo que nadie habría esperado nunca, hasta Kim admite eso. Pero la realidad ha ido siempre por otra parte. No podíamos seguir así, como si nada hubiera pasado. Estás lleno de cólera. ¿Quién puede reprochártelo? Siempre he sabido que tendría que salir por alguna parte. Pero nunca pensé que sería así. Pobre Boris. No sabe lo que ha hecho.

Volví a mirar hacia Boris. Seguía allí sentado, y parecía completamente absorto en el manual.

– Mira -dije-. Sigo sin entender muy bien de qué me hablas. Quizá te estés refiriendo al hecho de que Boris y yo, bueno, a que hayamos estado intentando acoplar un poco nuestro comportamiento mutuo. No hay duda de que, dadas las circunstancias, es lo correcto. Si he sido un poco distante con él recientemente, ha sido sencillamente porque no quiero que se llame a engaño sobre la verdadera naturaleza de nuestra actual vida en común. Tenemos que ser muy precavidos. Después de lo que ha pasado, ¿quién sabe lo que el futuro nos tiene deparado? Boris tiene que aprender a ser más fuerte, más independiente. Estoy seguro de que, a su modo, entiende tan bien como yo lo que estoy diciendo.

Sophie apartó la mirada, y durante unos instantes pareció reflexionar sobre algo. De nuevo me hallaba a punto de intentar atraer la atención del recepcionista cuando de pronto Sophie dijo:

– Por favor. Ven. Dile algo.

– ¿Que vaya? Bien, el problema es que tengo que ocuparme de algo con cierta urgencia, y en cuanto aparezca Hoffman…

– Por favor, sólo unas palabras. Supondrá tanto para él… Por favor.

Me miraba con intensidad. Cuando vio que me encogía de hombros, resignado, se volvió y empezó a cruzar el vestíbulo.

Boris alzó brevemente la mirada al ver que nos acercábamos, y volvió a enfrascarse en su manual con expresión seria. Pensé que Sophie iba a decirnos algo, pero al llegar al sofá de Boris vi con disgusto que se limitaba a dirigirme una mirada Preñada de intención y a pasar de largo hacia el revistero que había junto a los ventanales. Así que me encontré allí de pie, Junto al sofá, mientras el chico seguía con la lectura del libro. Al cabo acerqué un sillón y me senté frente a él.

Boris seguía leyendo sin dar muestras de haberse percatado de mi presencia. Luego, sin alzar la mirada, murmuró para sí mismo:

– Este libro es fantástico. Te enseña a hacer de todo. Me preguntaba cómo responder, pero entonces vi a Sophie, de espaldas a nosotros, fingiendo examinar una revista que acababa de coger del revistero. Sentí una súbita oleada de ira, y lamenté amargamente haberla seguido a través del vestíbulo. Se las había arreglado, me daba cuenta, para manipular las cosas de forma que, le dijera lo que le dijera yo ahora a Boris, ella podría tomarlo como un triunfo y una reivindicación. Volví a mirar su espalda, la ligera inclinación de hombros que estaba simulando para dar a entender su sumo interés por la revista que estaba hojeando, y sentí que la ira crecía en mi interior.

Boris pasó una página y siguió leyendo. Y luego, sin levantar la mirada, dijo en un susurro:

– Alicatar el cuarto de baño. Ahora no me costaría nada hacerlo.

En una mesita cercana había un montón de periódicos, y no vi razón alguna para no ponerme a leer como ellos. Cogí un periódico y lo abrí. Transcurrieron unos instantes en silencio. Al cabo, mientras echaba una ojeada a un artículo sobre la industria alemana del automóvil, oí que Boris me decía de pronto:

– Lo siento.

Había pronunciado estas palabras en un tono un tanto agresivo, y al principio me pregunté si Sophie le había instado antes a hacerlo o le había hecho alguna seña mientras yo estaba leyendo. Pero cuando miré hacia Sophie vi que seguía de espaldas, y que al parecer no se había movido en absoluto. Luego Boris añadió:

– Siento haber sido egoísta. No volveré a serlo. No volveré a hablar nunca más sobre el Número Nueve. Ya soy demasiado mayor para esas cosas. Con este libro todo será muy fácil. Es fantástico. Pronto seré capaz de hacer cantidad de cosas. Voy a volver a hacer todo el cuarto de baño. Antes no me daba cuenta. Pero aquí te enseña cómo se hace, te lo enseña todo. No volveré a hablar nunca más del Número Nueve.

Era como si estuviera recitando algo memorizado y ensayado. Y, sin embargo, había algo en su voz que delataba una emoción, y sentí un intenso impulso de acercarme hacia él para confortarlo. Pero entonces vi cómo Sophie inclinaba los hombros junto al revistero, y recordé el enojo que sentía contra ella. Comprendí, además, que si permitía a Sophie manipular las cosas de la forma en que ahora empezaba a hacerlo, ninguno de nuestros intereses saldría bien parado a la larga.

Cerré el periódico y me levanté, y volví la cabeza para ver si Hoffinan había llegado ya al vestíbulo. Al hacerlo, Boris volvió a hablar, y percibí cierto timbre de pánico en su tono.

– Lo prometo. Prometo aprender a hacer todo esto. Será fácil.

La voz le temblaba un poco, pero cuando miré hacia él vi que sus ojos seguían fijos en la página del libro. Su cara, advertí, tenía un rubor extraño. Entonces percibí cierto movimiento en el vestíbulo y vi que Hoffman me hacía una seña con la mano desde la recepción.

– Tengo que irme -dije en voz alta en dirección a Sophie-. Tengo que hacer algo muy importante. Os veré en otro momento.

Boris volvió otra página, pero no alzó la mirada.

– Muy pronto -le dije a Sophie, que se había vuelto para mirarme-. Seguiremos hablando muy pronto. Pero ahora tengo que irme.

Hoffman se había adelantado hasta el centro del vestíbulo, y me aguardaba con aire inquieto.

– Siento haberle hecho esperar, señor Ryder -dijo-. Tenía que haber previsto que para asistir a una reunión de esta importancia aparecería usted con mucha antelación. Acabo de venir de la sala de conferencias, y puedo asegurarle, señor Ryder, que esta gente, estas damas y caballeros de a pie le están tan agradecidos, tan sumamente agradecidos de que haya usted aceptado entrevistarse con ellos personalmente. Agradecen tanto que usted, señor Ryder, sepa apreciar la importancia de oír de sus propios labios lo que han tenido que soportar…

Lo miré con expresión grave.

– Señor Hoffman, al parecer existe un malentendido. En este momento necesito ineludiblemente dos horas para ensayar. Dos horas de absoluto aislamiento. Debo, pues, rogarle que haga despejar el salón lo más rápido posible.

– Ah, sí, el salón -dijo, y se rió-. Lo siento, señor Ryder, pero creo que no le entiendo. Como sabe, el comité del Grupo Ciudadano de Ayuda Mutua le está esperando en la sala de conferencias en este momento…

– Señor Hoffman, no parece usted apreciar la urgencia de la situación. A causa de unos imprevistos sobrevenidos en cadena, no me ha sido posible tocar el piano en muchos días. Debo insistir en que se me permita disponer de uno lo más rápido posible.

– Ah, sí, señor Ryder. Por supuesto. Es perfectamente comprensible. Haré todo lo que pueda para prestarle la ayuda necesaria. Pero, en lo que concierne al salón, me temo que no está disponible en este momento. Verá, está tan lleno de huéspedes…

– Pues parecía no hallar impedimento alguno para dejarlo libre para el señor Brodsky…

– Ah, sí, tiene usted razón. Bien, si insiste usted en la necesidad de que sea el piano del salón en lugar de cualquier otro de los que hay en el hotel, pues muy bien, acataré de buen grado su preferencia. Entraré ahí dentro, personalmente, y rogaré a mis clientes que salgan del salón y lo dejen libre, sin reparar en si están a medio tomar un café o cualquier otra cosa… Sí, eso es lo que haré en última instancia. Pero, antes de recurrir a tal medida extrema, quizá sea usted tan amable de considerar otras opciones. Sepa, señor, que el piano del salón no es en ningún caso el mejor piano del hotel. De hecho, algunas de las notas bajas suenan un tanto oscuras.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Los inconsolables»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Los inconsolables» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Los inconsolables»

Обсуждение, отзывы о книге «Los inconsolables» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x