Kazuo Ishiguro - Los inconsolables

Здесь есть возможность читать онлайн «Kazuo Ishiguro - Los inconsolables» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Los inconsolables: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Los inconsolables»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Ryder, un famoso pianista, llega a una ciudad de provincias en algún lugar de Europa central. Sus habitantes adoran la música y creen haber descubierto que quienes antes satisfacían esta pasión eran impostores. Ryder es recibido como el salvador y en un concierto apoteósico, para el que todos se están preparando, deberá reconducirlos por el camino del arte y la verdad. Pero el pianista descubrirá muy pronto que de un salvador siempre se espera mucho más de lo que puede dar y que los habitantes de aquella ciudad esconden oscuras culpas, antiguas heridas jamás cerradas, y también demandas insaciables. "Los inconsolables" es una obra inclasificable, enigmática, de un discurrir fascinante, colmada de pequeñas narraciones que se adentran en el laberinto de la narración principal, en una escritura onírica y naturalista a un tiempo, y cuentan una historia de guerras del pasado, exilios y crueldades, relaciones imposibles entre padres e hijos, maridos y mujeres, ciudades y artistas. Una obra que ha hecho evocar "El hombre sin atributos" de Musil.

Los inconsolables — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Los inconsolables», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Sophie estaba echada en el suelo sobre un brazo estirado, postura que hacía que el pelo largo le colgara sobre el hombro, ocultándole la cara por completo. Parecía absolutamente absorta en el juego, con el cuerpo inclinado hacia un costado de un modo extraño, como si se hallara medio suspendida sobre el tablero. Y mecía suavemente todo su peso. Boris la miraba malhumorado, y pasaba la mano por la rotura del libro.

Sophie siguió agitando los dados durante treinta, cuarenta segundos, y finalmente los echó a rodar frente a ella. Se quedó estudiándolos soñadoramente, movió unas piezas sobre el tablero y volvió a agitar los dados en el cubilete. Yo percibí un vago peligro en el ambiente, y decidí que ya era hora de tomar las riendas de la situación. Tiré el periódico hacia un lado, junté las manos y me levanté del sofá.

– Tengo que volver al hotel -anuncié-. Y sugiero, muy encarecidamente, que os vayáis a la cama. Todos hemos tenido un día largo.

Cuando salí de la sala hacia el vestíbulo entrevi la expresión de sorpresa de Sophie. Segundos después, apareció a mi espalda.

– ¿Te vas ya? Pero ¿has comido lo suficiente?

– Perdona. Sé que has trabajado mucho para preparar todo esto. Pero se ha hecho tarde. Mañana tengo una mañana ocupadísima.

Sophie suspiró con expresión decepcionada.

– Lo siento -dijo al final-. La velada no ha sido lo que se dice un éxito. Lo siento.

– No te preocupes. No es culpa tuya. Todos estamos muy cansados. Bueno, creo que tendré que irme.

Sophie me abrió la puerta con expresión sombría, y me dijo que me llamaría por la mañana.

Pasé varios minutos vagando por las calles desiertas, tratando de recordar el camino de vuelta hacia el hotel. Al final salí a una calle que recordaba, y empecé a disfrutar de la quietud de la noche y de la oportunidad de quedarme a solas con mis pensamientos y con el sonido de mis pasos. No pasó mucho tiempo, sin embargo, sin que volviera a sentir cierto pesar por el modo en que había acabado la velada. Pero el hecho era que, además de otras muchas cosas, Sophie había conseguido reducir al caos mi cuidadosamente planeada agenda. Y allí estaba yo en medio de la calle, a punto de apurar mi segundo día en la ciudad y no habiendo logrado sino el más superficial de los conocimientos de la crisis que se esperaba que evaluara. Recordé que me había sido imposible incluso asistir a la cita con la condesa y el alcalde, en el curso de la cual habría tenido finalmente la oportunidad de oír algo de la música de Brodsky. Aún me quedaba, claro está, tiempo más que suficiente para recuperar el terreno perdido, amén de que varias importantes reuniones por celebrar -como la que mantendría con el Grupo Ciudadano de Ayuda Mutua- acabarían por brindarme un cuadro mucho más completo de la situación de la ciudad. De todos modos, no había ninguna duda de que me había visto sometido a una presión considerable, y Sophie no podía quejarse si al final de la velada el mío no había sido el más relajado de los estados de ánimo.

Mientras rumiaba estos pensamientos había estado cruzando un puente de piedra. Hice una pausa para mirar el agua y las hileras de farolas que flanqueaban las orillas, y me vino a la cabeza que aún me quedaba la opción de aceptar la invitación de visitar a la señorita Collins. Ella, en efecto, había insinuado que se hallaba en una posición única para prestarme ayuda, y ahora, viéndome con el tiempo cada vez más limitado, pensé que una buena charla con ella podría facilitarme grandemente las cosas, al proporcionarme la información que yo mismo habría logrado reunir si Sophie no hubiera aparecido en escena. Pensé de nuevo en la sala de la señorita Collins, en las colgaduras de terciopelo y el gastado mobiliario, y sentí un intenso deseo de estar allí en aquel instante. Reanudé la marcha sobre el puente y salí a una calle oscura, resuelto a visitar a la señorita Collins en cuanto se me presentara la oportunidad a la mañana siguiente.

21

Desperté y vi que el intenso sol entraba a través de las persianas verticales, y me invadió el pánico al darme cuenta de que había perdido gran parte de la mañana. Pero entonces recordé mi decisión de la noche pasada de visitar a la señorita Collins, y me levanté de la cama mucho más calmado.

La habitación era más pequeña y estaba peor ventilada que la anterior, y volví a sentirme enojado con Hoffman por haberme obligado a mudarme. Pero el asunto de la habitación no me pareció ya tan importante como me había parecido la mañana anterior, y mientras me lavaba y vestía no me resultó difícil centrarme mentalmente en la crucial visita a la señorita Collins, visita de la que a mi juicio ahora tantas cosas dependían. Para cuando abandoné la habitación, había dejado ya de preocuparme por haberme quedado dormido -estaba seguro de que, a la larga, aquel descanso de más resultaría inestimable-, y lo que deseaba de veras era un buen desayuno ante el que organizar mis pensamientos sobre los temas que quería tratar con la señorita Collins.

Al llegar a la sala del desayuno me sorprendió oír el ruido de una aspiradora. Las puertas estaban cerradas, y cuando las empujé un poco hasta entreabrirlas vi las mesas y las sillas apiladas contra las paredes y a dos mujeres en mono limpiando la alfombra. La perspectiva de tener que mantener una entrevista tan crucial con el estómago vacío no me hacía muy feliz, así que volví al vestíbulo bastante disgustado. Pasé ante un grupo de turistas norteamericanos y llegué al mostrador de recepción. El recepcionista estaba sentado leyendo una revista, pero al verme se levantó de inmediato.

– Buenos días, señor Ryder.

– Buenos días. Estoy un tanto decepcionado al ver que no sigue sirviéndose el desayuno.

El recepcionista se quedó un momento perplejo. Y luego dijo:

– Normalmente, señor, incluso a esta hora podría haber alguien que le sirviese el desayuno. Pero, claro, siendo el día que es, la mayoría de los empleados están en la sala de conciertos ayudando en los preparativos. El propio señor Hoffman está allí desde muy temprano. Me temo, pues, que estamos trabajando a media máquina. Por desgracia también hemos cerrado el atrio hasta la hora del almuerzo. Claro que si se trata sólo de café y unos bollos…

– Está bien, no se preocupe -dije con frialdad-. No tengo tiempo para esperar a que lo organicen todo para servírmelos. Tendré que pasarme sin desayuno esta mañana.

El empleado empezó a disculparse, pero le corté con un movimiento de la mano y me alejé de la recepción.

Salí del hotel al sol de la calle. No fue hasta después de haber caminado cierta distancia bordeando el denso tráfico cuando caí en la cuenta de que no recordaba bien la dirección de la señorita Collins. No había prestado mucha atención cuando habíamos ido con Stephan hasta su apartamento, y además ahora, con las calles atestadas de peatones y el denso tráfico, todo me resultaba irreconocible. Me detuve un momento en la acera y consideré la idea de preguntar a algún viandante. Razoné que la señorita Collins era lo suficientemente conocida en la ciudad como para que no resultara descabellado preguntar dónde vivía. A punto estaba de abordar a un hombre trajeado que se acercaba hacia mí cuando sentí que alguien me tocaba el hombro a mi espalda.

– Buenos días, señor.

Me volví y vi a Gustav, cargado con una gran caja de cartón cuyas dimensiones ocultaban prácticamente la parte superior de su cuerpo. Jadeaba pesadamente, aunque no sabría precisar si era debido sólo al peso que acarreaba o también al hecho de haber corrido para alcanzarme. En cualquier caso, cuando le saludé y pregunté adonde iba tardó algunos segundos en responderme.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Los inconsolables»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Los inconsolables» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Los inconsolables»

Обсуждение, отзывы о книге «Los inconsolables» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x