Kazuo Ishiguro - Los inconsolables

Здесь есть возможность читать онлайн «Kazuo Ishiguro - Los inconsolables» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Los inconsolables: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Los inconsolables»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Ryder, un famoso pianista, llega a una ciudad de provincias en algún lugar de Europa central. Sus habitantes adoran la música y creen haber descubierto que quienes antes satisfacían esta pasión eran impostores. Ryder es recibido como el salvador y en un concierto apoteósico, para el que todos se están preparando, deberá reconducirlos por el camino del arte y la verdad. Pero el pianista descubrirá muy pronto que de un salvador siempre se espera mucho más de lo que puede dar y que los habitantes de aquella ciudad esconden oscuras culpas, antiguas heridas jamás cerradas, y también demandas insaciables. "Los inconsolables" es una obra inclasificable, enigmática, de un discurrir fascinante, colmada de pequeñas narraciones que se adentran en el laberinto de la narración principal, en una escritura onírica y naturalista a un tiempo, y cuentan una historia de guerras del pasado, exilios y crueldades, relaciones imposibles entre padres e hijos, maridos y mujeres, ciudades y artistas. Una obra que ha hecho evocar "El hombre sin atributos" de Musil.

Los inconsolables — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Los inconsolables», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Diré, si he de ser justo, que la culpa no es suya. Hoy las formas modernas se han hecho muy complejas. Kazan, Mullery, Yoshimoto… Incluso para un músico como yo, hoy se ha vuelto difícil, muy difícil. La gente como Von Winterstein, como la condesa, ¿cómo iban a poder ponerse al día? Son territorios fuera de su alcance. Para ellos se trata sólo de ruido, de un torbellino de extraños compases. Con el paso de los años quizá se han convencido a sí mismos de que «oyen» algo en esa música, ciertas emociones, cierto sentido. Pero la verdad es que no han encontrado en ella nada en absoluto. Está fuera de su alcance. Jamás llegarán a entender cómo funciona la música moderna. En un tiempo eran Mozart, Bach, Chaikovski… Hasta el hombre de la calle sería capaz de emitir un juicio razonable sobre ese tipo de música. ¡Pero las formas modernas! ¿Cómo podría esa gente, gente sin preparación, provinciana, llegar a entender esas cosas, por mucho sentido del deber para con la comunidad que tuvieran? No, imposible, señor Ryder. No saben distinguir entre una cadencia «interrumpida» y un motivo inconcluso. O entre una armadura de tiempo fracturado y una secuencia de compases de silencio. ¡Y ahora interpretan mal toda la situación! ¡Quieren que las cosas den un giro de ciento ochenta grados! Señor Ryder, si se siente cansado podemos tomarnos un pequeño descanso.

De hecho yo ya me había parado unos segundos, porque un pájaro había revoloteado peligrosamente cerca de mi cara y casi me había hecho perder el equilibrio.

– No, no, estoy bien -le grité, reanudando el descenso.

– Estos escalones están demasiado mugrientos para que nos sentemos. Pero si quiere podemos hacer un alto y descansar de pie.

– No, de verdad, gracias. Estoy bien.

Seguimos bajando en silencio durante unos minutos. Y al cabo Christoff dijo:

– En mis momentos de mayor desapego, hasta me dan pena. No les culpo. Después de todo lo que han hecho, después de todo lo que han dicho de mí, hay veces en que veo la situación objetivamente. Y me digo: no, en realidad no es culpa suya. No es culpa suya que la música se haya hecho tan difícil y complicada. No es razonable esperar que en un lugar como éste haya alguien capaz de comprenderla. Y sin embargo esa gente, esos líderes cívicos han de hacer creer que saben lo que están haciendo. Así que se repiten ciertas cosas a sí mismos, y al cabo de un tiempo empiezan a creerse autoridades. Ya ve, en sitios como éste no hay nadie que les contradiga. Por favor, vaya con cuidado con los siguientes escalones, señor Ryder. Están un poco desmenuzados por las esquinas.

Descendí unos cuantos escalones con sumo cuidado. Luego, cuando volví a mirar hacia adelante, vi que no nos faltaba mucho para llegar abajo.

– Pero habría sido inútil -dijo la voz de Christoff a mi espalda-. Aunque hubieran aceptado nuestra invitación, habría sido inútil. No habrían entendido de la misa la media. Usted, señor Ryder, usted al menos entiende nuestros argumentos. Aunque no lográramos convencerle, usted, estoy seguro, saldría de la reunión con cierto respeto por nuestra postura. Pero, claro, esperamos convencerle. Convencerle de que, con independencia de cuál vaya a ser mi suerte personal, el actual rumbo ha de mantenerse a toda costa. Sí, usted es un músico brillante, uno de los más dotados hoy en activo en todo el mundo. Pero hasta un experto de su talla necesita aplicar su saber a las condiciones concretas de un lugar determinado. Cada comunidad posee su propia historia, sus propias necesidades concretas. La gente que en breve voy a presentarle, señor Ryder, se cuenta entre los pocos, los muy pocos en esta ciudad que uno podría calificar de intelectuales. Se han tomado la molestia de analizar las particulares condiciones actuales de esta urbe, y, lo que es más, tienen cierta idea, a diferencia de Von Winterstein y otros como él, de cómo «funcionan» las formas modernas. Con su ayuda, y del modo más civilizado y respetuoso, naturalmente, espero persuadirle, señor Ryder, de que modifique su actual postura. Ni que decir tiene que todos los que va a conocer sienten el mayor de los respetos por usted y por todo lo que usted defiende. Pero creemos que, pese a su penetrante perspicacia, es posible que existan ciertos aspectos de la situación de esta ciudad que usted aún no haya captado cabalmente. Bien, ya hemos llegado.

En realidad faltaban aún unos veinte escalones para llegar a la carretera. Christoff permaneció en silencio durante este último tramo. Y yo me sentí aliviado, porque sus últimas manifestaciones habían empezado a molestarme. Su insinuación de que yo más o menos ignoraba la situación de aquella ciudad, de que yo era una de esas personas que sacan conclusiones sin preocuparse por conocer las condiciones locales, se me antojó bastante insultante. Recordé, por ejemplo, cómo la tarde anterior, cuando bien podría haberme tomado un muy merecido descanso en el confortable atrio del hotel, había salido a la calle a recoger impresiones sobre la ciudad. Cuanto más pensaba en las palabras de Christoff, más irritado me sentía, de modo que cuando llegamos al coche y Christoff me abrió la portezuela del acompañante, subí sin dirigirle apenas la palabra.

– No estamos tan retrasados -dijo él, ocupando el asiento del conductor-. Si el tráfico no está mal, estaremos allí enseguida.

Al oírle decir esto, recordé de pronto mis otras obligaciones de la jornada. Estaba, por ejemplo, Fiona, que en cualquier momento se sentaría a esperarme en su apartamento. La situación, me daba cuenta, iba a requerir cierta firmeza por mi parte.

Puso en marcha el coche y pronto nos vimos descendiendo por una carretera muy inclinada y llena de curvas. Christoff, que parecía conocer muy bien la carretera, tomaba con gran seguridad las cerradas curvas. A medida que descendíamos la carretera se hacía menos empinada y los chalets de los que había hablado -precariamente encaramados en el terreno algunos de ellos- empezaron a aparecer a ambos lados del asfalto. Al final me volví a Christoff y dije:

– Señor Christoff, he esperado con vivo anhelo este almuerzo con usted y sus amigos. Deseaba oír su versión de las cosas. Sin embargo, esta mañana me han surgido varios asuntos por completo inesperados, y en consecuencia me espera una jornada harto atareada. De hecho, ahora mismo…

– Señor Ryder, por favor, no tiene que explicarme nada. Sabíamos desde el principio lo ocupado que iba a estar, así que todos los asistentes al almuerzo, se lo aseguro, se mostrarán enormemente comprensivos al respecto. Si se marcha usted a la hora y media, o incluso a la hora de su llegada, le puedo asegurar que nadie se ofenderá en lo más mínimo. Son gente estupenda, la única en la ciudad capaz de pensar y sentir a tal nivel. Sea cual fuere el resultado de la reunión, señor Ryder, estoy seguro de que le agradará haberles conocido. Aún me acuerdo de cuando muchos de ellos eran jóvenes y vehementes. Son un grupo estupendo. Puedo responder por cada uno de ellos. Supongo que hubo un tiempo en que se consideraron mis protegidos. Me siguen respetando enormemente, pero hoy somos colegas, amigos, o acaso algo más profundo. Estos últimos años nos han unido aún más. Hay unos cuantos, como es lógico, que me han abandonado. Es inevitable. Pero los que han permanecido a mi lado, oh, Dios, lo han hecho de forma inquebrantable. Estoy orgulloso de ellos. Los quiero entrañablemente. Constituyen la esperanza mejor de esta ciudad, pese a que no se les permitirá ejercer la más mínima influencia durante un tiempo. Ah, señor Ryder, enseguida vamos a pasar por el chalet del que le he hablado. Está detrás de esa curva. Aparecerá por su lado.

Calló, y cuando le miré, advertí que se hallaba al borde de las lágrimas. Sentí una oleada de comprensión solidaria, y le dije con voz suave:

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Los inconsolables»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Los inconsolables» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Los inconsolables»

Обсуждение, отзывы о книге «Los inconsolables» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x