Kazuo Ishiguro - Nunca Me Abandones

Здесь есть возможность читать онлайн «Kazuo Ishiguro - Nunca Me Abandones» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Nunca Me Abandones: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Nunca Me Abandones»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

A primera vista, los jovencitos que estudian en el internado de Hailsham son como cualquier otro grupo de adolescentes. Practican deportes, o tienen clases de arte donde sus profesoras se dedican a estimular su creativi-dad. Es un mundo hermйtico, donde los pupilos no tienen otro contacto con el mundo exterior que Madame, como llaman a la mujer que viene a llevarse las obras mбs interesantes de los adolescentes, quizб para una galerнa de arte, o un museo. Kathy, Ruth y Tommy fueron pupilos en Hailsham y tambiйn fueron un triбngulo amoroso. Y ahora, Kathy K. se permite recordar cуmo ella y sus amigos, sus amantes, descubrieron poco a poco la verdad. El lector de esta esplйndida novela, utopнa gуtica, irб descubriendo que en Hailsham todo es una re-presentaciуn donde los jуvenes actores no saben que lo son, y tampoco saben que no son mбs que el secreto terrible de la buena salud de una sociedad.

Nunca Me Abandones — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Nunca Me Abandones», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Como cabe suponer, el sexo en las Cottages era diferente del que había habido en Hailsham. Era mucho más franco y directo, más «adulto». Uno no iba por ahí cotilleando y con risitas sobre quién lo había hecho con quién. Si sabías que entre dos alumnos había habido sexo, no empezabas inmediatamente a especular sobre si iban o no a convertirse en una pareja estable. Y si surgía un día una pareja nueva, no te ponías a hablar de ello en todas partes como si se tratara de un gran acontecimiento. Lo aceptabas con naturalidad y, a partir de entonces, cuando te referías a uno de ellos también te referías al otro, como cuando decías «Chrissie y Rodney» o «Ruth y Tommy». Cuando alguien quería tener sexo contigo, todo era también mucho más franco y directo. Se te acercaba un chico y te preguntaba si te apetecía pasar la noche con él en su cuarto, «para variar», o algo por el estilo. Sin grandes alharacas. A veces lo hacía porque quería llegar a formar una pareja contigo, otras porque quería sólo una relación de una noche.

El ambiente, como digo, era mucho más adulto. Pero cuando miro hoy hacia atrás, el sexo en las Cottages se me antoja un tanto funcional. Tal vez precisamente porque había dejado de existir todo cotilleo y todo secretismo. O tal vez porque hacía mucho frío.

Al recordar el sexo en las Cottages, pienso en que lo hacíamos en habitaciones heladoras y en la más completa oscuridad, normalmente bajo una tonelada de mantas. Y las mantas no eran a menudo ni siquiera tales, sino una extraña mezcla en la que podía haber viejas cortinas e incluso trozos de moqueta. A veces hacía tanto frío que lo que hacías era echarte encima todo lo que encontrabas a mano, y si en el fondo de todo aquel montón estabas haciendo sexo, era como si un alud de ropa de cama te estuviera embistiendo desde arriba, de forma que la mitad del tiempo no sabías si lo estabas haciendo con el chico o con toda aquella montaña.

En fin, el caso es que, poco después de nuestra llegada a las Cottages, tuve unos cuantos encuentros sexuales de una noche. No lo había planeado así. Mi plan era tomarme mi tiempo, y quizá llegar a formar pareja con alguien que yo hubiera elegido cuidadosamente. Jamás había tenido pareja, y después de haber observado a Ruth y a Tommy durante un tiempo, sentía mucha curiosidad y me apetecía intentarlo. Como digo, ése era mi plan, y cuando vi que todos mis amantes eran de una noche empecé a inquietarme un poco. Por eso decidí confiarme a Ruth aquella noche.

En líneas generales era una charla nocturna como otra cualquiera. Estábamos con nuestras tazas de té, sentadas una al lado de la otra en mi colchón, con la cabeza ligeramente agachada para no darnos con las vigas. Hablábamos de los chicos de las Cottages, y de si alguno de ellos podría convenirme. Ruth estuvo como nunca: alentadora, divertida, sensata, llena de tacto. Por eso me animé a contarle lo de los chicos de una noche. Le dije que me había sucedido sin que yo lo deseara realmente; y que, aunque no pudiéramos tener niños haciéndolo, el sexo había hecho cosas extrañas en mis sentimientos, tal como la señorita Emily nos había advertido. Y luego le dije:

– Ruth, quería preguntártelo. ¿Alguna vez te pones de tal forma que lo único que quieres es hacerlo? ¿Casi con todo el mundo?

Ruth se encogió de hombros, y dijo:

– Tengo pareja. Si quiero hacerlo, lo hago con Tommy.

– Ya, entiendo. Puede que sea yo. Puede que haya algo en mí que no está bien, me refiero ahí abajo. Porque a veces realmente lo necesito, necesito hacerlo.

– Es extraño, Kathy.

Se quedó mirándome fijamente, con aire preocupado (lo cual me intranquilizó aún más).

– O sea que a ti nunca te pasa…

Volvió a encogerse de hombros.

– No para ponerme a hacerlo con todo el mundo. Lo que me cuentas suena un poco raro, Kathy. Pero quizá se te pase al cabo de un tiempo.

– A veces no me pasa en mucho tiempo. Y de pronto me viene. La primera vez me sucedió así. Él empezó a abrazarme y a besuquearme y lo único que yo quería era que me dejara en paz. Y de repente me vino, así, sin más. Y tuve que hacerlo.

Ruth sacudió la cabeza.

– Suena un tanto extraño. Pero probablemente se te pasará. Quizá tenga que ver con la comida que nos dan aquí.

No me fue de gran ayuda, pero me había mostrado su solidaridad y me sentí un poco mejor. Por eso me sobresaltó tanto que me lo soltara como me lo soltó, en medio de la discusión que tuvimos aquella tarde en el campo. De acuerdo, quizá no había nadie por allí cerca que hubiera podido oírlo, pero aun así había algo que no estaba en absoluto bien en lo que había hecho. En los primeros meses en las Cottages, nuestra amistad se había mantenido incólume, porque -para mí al menos- no existía la menor duda de que había dos Ruth completamente diferentes. Una era la Ruth que siempre trataba de impresionar a los veteranos, que no dudaba en ignorarme a mí, y a Tommy, y a cualquiera del grupo de Hailsham, si en algún momento pensaba que podíamos cortarle las alas. La Ruth que no me gustaba, la que podía ver todos los días dándose aires y fingiendo ser la que no era; la Ruth que daba golpecitos en el brazo, a la altura del codo. Pero la Ruth que se sentaba conmigo en mi cuarto del altillo al acabarse el día, con las piernas extendidas a lo largo del borde del colchón, con la taza humeante entre las manos, era la Ruth de Hailsham, y poco importaba lo que hubiera podido pasar durante el día porque yo podía reanudar mi conversación con ella donde la hubiéramos dejado la noche anterior.

Y hasta aquella tarde en el campo había habido como un acuerdo tácito para que las dos Ruth no se mezclaran, para que la Ruth a quien yo confiaba mis cosas fuera precisamente la Ruth en quien se podía confiar. Y por eso, cuando me dijo aquello en el campo, aquello de que «al menos no había sido nada lenta en hacer amistad con algunos veteranos», me molesté muchísimo. Por eso cogí el libro y me fui sin despedirme.

Pero cuando pienso en ello ahora, veo las cosas más desde el punto de vista de Ruth. Veo, por ejemplo, cómo debió de sentarle que hubiera sido yo la primera en romper nuestro acuerdo tácito, y que la pequeña pulla de aquella tarde del campo bien podía haber sido tan sólo una revancha. Esto no se me ocurrió en ningún momento entonces, pero hoy creo que es una posible explicación del incidente. Después de todo, inmediatamente antes de que hiciera aquel comentario yo le había estado hablando del asunto de los golpecitos en el codo. Es un poco difícil de explicar pero, como he dicho, había llegado a darse una especie de inteligencia entre nosotras en cuanto al modo de comportarse de Ruth ante los veteranos. A menudo fanfarroneaba y daba a entender cosas que yo sabía que no eran ciertas. Y a veces, como también he dicho, hacía cosas para impresionar a los veteranos a nuestras expensas. Pienso que Ruth, en cierto modo, creía que lo que hacía lo estaba haciendo en beneficio de todos nosotros. Y mi papel, en mi calidad de amiga más íntima, era prestarle un callado apoyo, como si hubiera estado en la primera fila de un patio de butacas mientras ella interpretaba su papel en el escenario. Ruth luchaba por llegar a ser alguien distinto, y quizá soportaba una presión mayor que el resto de nosotros, porque, como digo, había asumido la responsabilidad del grupo. Así pues, la forma en que le hablé de lo de los golpecitos en el codo bien pudo considerarlo una traición, la cual habría hecho comprensible su desquite. Como ya he dicho, se trata de una explicación que no se me ha ocurrido hasta hace poco. En aquel tiempo no me fue posible ver las cosas desde una perspectiva más amplia, ni examinar detenidamente mi papel en ellas. Supongo que, en general, nunca aprecié como debía el gran esfuerzo de Ruth por avanzar, por crecer, por dejar definitivamente atrás Hailsham. Al recordarlo hoy, me viene a la cabeza algo que me dijo una vez siendo su cuidadora en el centro de recuperación de Dover. Estábamos sentadas en su habitación, tomando el agua mineral y las galletas que le había llevado mientras contemplábamos la puesta de sol, como tantas veces hacíamos, y le estaba contando que, en el arcón de pino de mi habitación amueblada, conservaba casi todo lo que atesoraba en el antiguo arcón de mis cosas de Hailsham. Y en un momento dado, sin pretender llegar a ninguna parte ni demostrar nada, le pregunté:

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Nunca Me Abandones»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Nunca Me Abandones» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Nunca Me Abandones»

Обсуждение, отзывы о книге «Nunca Me Abandones» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x