Tahar Jelloun - Mi madre

Здесь есть возможность читать онлайн «Tahar Jelloun - Mi madre» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Mi madre: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Mi madre»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La novela relata la relación de un escritor con su madre, mayor y enferma. Muy realista e impactante. Buena prosa. Además de profundizar en las relaciones paterno-filiales, el autor ofrece numerosos detalles costumbristas de la sociedad marroquí. Dentro de una obra tan cuidada, desentonan desagradablemente dos salidas de tono.

Mi madre — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Mi madre», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

7

Han llegado todas las primas de su edad, sonrientes, bromeando, orgullosas de acompañar a la más joven a la ceremonia del hamam. Cada una lleva su cubo de latón. Son unas diez, y Ámbar, la antaño esclava negra de Muley Ahmed dirige el protocolo: seguidme, rodeemos a la princesa, la bella, la gacela, la que mañana será ofrecida a un hombre de bien, a un hombre de una gran familia que le dará alegría y muchos hijos, que Dios los bendiga y los colme de felicidad.

El hamam ha sido reservado para la ocasión. Zubida, la encargada, recibe al cortejo entonando albórbolas, Ámbar evoca al Profeta y a sus compañeros; las tayabat, las mujeres que darán los masajes y fricciones, están listas para empezar su tarea. La novia y sus primas se desprenden de sus vestidos que dejan en la entrada, junto a las maletas que contienen la ropa limpia. Penetran en el hamam con alegría y gritos de júbilo. Las primas bromean con Ámbar, quien, con sus enormes senos, que cuelgan como fruta madura, las hace reír; es una mujer gruesa que parece feliz de serlo. Las chicas están orgullosas de sus senos, pequeños y firmes, se tocan, se hacen cosquillas, se ríen, resbalan en el suelo húmedo de vapor. Una masajista se hace cargo de la novia. La acaricia lentamente, le da fricciones por todo el cuerpo. Al rato, Ámbar, agotada, pide un descanso para refrescarse y tomarse una naranja. Se van de la cámara caliente a la cámara templada.

Ahora respiran mejor. Tras comer algo, beber agua fresca y descansar unos instantes, vuelven al intenso calor para terminar de limpiarse la piel. La masajista les enseña cómo deben frotar el cuerpo para desprenderse de las pieles muertas sin lastimarse. Les dice, éste es el cementerio de las pieles muertas e inútiles, es el lugar donde se suprime todo lo que sobra en la piel de las mujeres, el vello, ¡ay!, el vello, tenemos que eliminarlo, cuando esté la gacela en la cama con su marido, éste sólo debe encontrar dulzura, una piel lisa, suave, todo lo que él no tiene, ¿entendéis, chicas?, la piel de la mujer debe estar preparada, todo el cuerpo debe estar preparado, y la mente también, pero, en la noche de bodas, el cuerpo se pone a prueba. Un consejo para nuestra bella y pequeña gacela que será entregada mañana a su hombre: deslízate entre sus manos como un pez, no te entregues enseguida, él tiene que buscarte, te tiene que merecer, hueles bien, estás lista, ni un solo vello en tu piel, eres una fruta madura, pero él tiene que ganársela. Eres obediente, por supuesto, y a la vez, tienes derecho a jugar, después de todo, aún eres una niña, ¡una cría de apenas quince años!

Llega el momento del takbib: las empleadas han llenado de agua caliente y templada siete cubos que derramarán poco a poco sobre la cabeza de la novia; dicen que el recipiente viene de La Meca. Después de los siete lavados, proclaman que la gacela está bajo la protección de los ángeles.

Tres horas después, Ámbar observa que la futura novia ya no puede más, se desmaya. Ámbar la toma en sus brazos y la instala en la cámara donde el vapor es soportable, la envuelve en una gran futa, una enorme toalla comprada para la ocasión, y la lleva a la sala de descanso, le ofrece un vaso de leche, luego le da a oler un perfume fuerte, las chicas salen también, Aixa habla con la futura novia para tranquilizarla: «Ha sido la emoción, el momento importante se acerca, tienes suerte, ¡cuándo me tocará a mí!, yo soy demasiado vieja, dentro de poco cumpliré veinte años y aún no me he casado, soy la mayor y mi hermana pequeña se ha casado antes que yo, el mundo al revés, y, sin embargo, soy bonita, menos que tú, pero espero mi turno, lo que esté escrito para mí llegará… no seré una mercancía pasada de fecha…».

8

Mi amigo, el doctor Fattah, me ha hecho una promesa: si el estado de salud de mi madre se agravara, me avisaría. Y me avisó en el mes de mayo. Por el tono de su voz, sé cómo van las cosas, habla pausadamente, mide sus palabras y dice sólo lo imprescindible. Al día siguiente ya estaba yo junto al lecho de mi madre en la clínica. Observé que ocupaba el mismo cuarto en el que mi padre había fallecido diez años antes. La primera impresión es la peor: el color de la tez, cerúleo y macilento; los ojos vidriosos fijando la mirada en el techo; la mandíbula inferior desencajada y metida para adentro, la boca abierta. Mi madre visitada por la muerte. Mi hermano me dice, con lágrimas en los ojos: «Le he dicho a Hadch, nuestro primo, que venga, él sabe lo que hay que hacer para disponer el entierro y los funerales, ya no hay esperanza». A pesar de lo que yo había visto, a pesar del grave pronóstico de los médicos, mi intuición me decía lo contrario. Mi madre no se iba a morir. No ahora.

No sabía dónde estaba ni quiénes éramos los que la rodeábamos. Yo le cogía la mano y le hablaba suavemente. Los parientes cercanos acudían a visitarla. En sus pocos instantes de lucidez, daba órdenes a Keltum para que preparara la cena y pusiera la mesa, insistía en que los manteles estuviesen impecables y bien planchados. Nos turnábamos para acompañarla, pero mi hermana y Keltum no se movían de su lado.

¿Qué hacer junto al lecho de mi madre enferma? Tras los primeros momentos de emoción, uno se aburre. No hay nada que hacer. Recibes a la gente que viene a verla. Atiendes el teléfono. Vigilas su respiración. Esperas que llegue el médico. Observas las paredes de la habitación, recorres las grietas producidas por la humedad, miras el techo, no haces nada, esperas, hablas con las enfermeras. He aprendido muchas cosas sobre esta clínica. No es muy halagüeño lo que ocurre aquí. El dinero vuelve loca a la gente. Algunas enfermeras cobran un sueldo de mil dirhams al mes, a otras no les pagan nada porque se considera que están en prácticas. Los hospitales públicos no son mucho mejores. Preferiría un hospital bien equipado y que funcionara bien a un Parlamento en el que se pasan la horas hablando para no decir nada. A mi madre, sin embargo, la atendieron bien en esta clínica, pagamos por adelantado y dimos buenas propinas a las cuidadoras. Los médicos eran competentes.

Al salir, no se dio cuenta de nada, el regreso a casa transcurrió sin problemas. Se creía que sólo había cambiado de cuarto y, luego, de casa. Ningún recuerdo de su estancia en la clínica. Tanto mejor.

El deseo más acuciante de mi madre se resume en esta oración: «¡Que Dios me haga morir en vuestra vida!». La idea de perder a un hijo la desesperaba, como a cualquier madre. Había visto sufrir a la suya por la muerte prematura de uno de sus hijos. Un duelo imposible de superar. Una eventualidad que no se atreve a imaginar. Demasiado doloroso. «Morir, sí, pero rodeada de mis hijos».

He aprendido a valorar ese egoísmo: es un amor tan fuerte, tan entero, que sólo es posible en la vida de los tuyos y en tu muerte. ¿Qué hacer de ese amor si la muerte brutal se lleva a un ser amado, llamado por Dios, como dice ella? Los místicos musulmanes, los sufíes, dicen lo mismo a propósito del amor de Dios. Mi madre no era mística, pero celebraba las cosas sencillas, los valores esenciales, y se entregaba a sus hijos, sin agobiarlos. Un día dije en un programa de radio que mi madre musulmana era una «madre judía», y añadí, «judía pero no dominante». Ella nos decía: «Me muero por vosotros, mis entrañas no conocen descanso, me hostigan, mi corazón se agita y me asfixio cuando estoy inquieta por vosotros; soy así, no lo puedo evitar, es superior a mis fuerzas; os podéis burlar de mí, pero el día que tengáis vuestros hijos, sabréis lo que es que os queme el pecho con ese sin vivir. Pienso constantemente en vosotros; temo las miradas de la gente; el mal de ojo existe, es de una temible eficacia, como una hidra al acecho de seres felices para destruirlos. Hay gente que os desea el mal simplemente porque gozáis de buena salud o porque existís. Que Dios os proteja de los malos ojos de la gente. Que os proteja de su veneno. Que os ponga a salvo de su crueldad y que haga de vosotros una luz que ilumine a los que viven en las tinieblas. El ser humano no siempre es bueno. Yo no soy desconfiada. Creo lo que me dicen, pienso que la gente es sincera y que está de buena fe, pero no consigo mentir ni disimular, eso es lo que me duele, aunque prefiero ser como soy. Así me han educado. Así era mi madre. Mi padre era un santo y la gente le pedía consejo. Era conocido por su bondad y su cultura. Yo he heredado de él esa bondad que a menudo me ha jugado malas pasadas. Pero qué más da, os tengo a vosotros y es lo principal. Por eso he pedido a Dios que me lleve en su misericordia cuando esté rodeada de todos vosotros. Rezaremos juntos y me iré dulcemente, como se fue mi madre».

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Mi madre»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Mi madre» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Tahar Ben Jelloun - About My Mother
Tahar Ben Jelloun
Tahar Ben Jelloun - Leaving Tangier
Tahar Ben Jelloun
Tahar Ben Jelloun - The Happy Marriage
Tahar Ben Jelloun
Tahar Ben Jelloun - A Palace in the Old Village
Tahar Ben Jelloun
Tahar ben Jelloun - The last friend
Tahar ben Jelloun
José Vicente Rodríguez Rodríguez - Los papiros de la madre Teresa de Jesús
José Vicente Rodríguez Rodríguez
Historias de madres, historias con madre
Неизвестный Автор
Отзывы о книге «Mi madre»

Обсуждение, отзывы о книге «Mi madre» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x