Tahar Jelloun - Mi madre

Здесь есть возможность читать онлайн «Tahar Jelloun - Mi madre» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Mi madre: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Mi madre»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La novela relata la relación de un escritor con su madre, mayor y enferma. Muy realista e impactante. Buena prosa. Además de profundizar en las relaciones paterno-filiales, el autor ofrece numerosos detalles costumbristas de la sociedad marroquí. Dentro de una obra tan cuidada, desentonan desagradablemente dos salidas de tono.

Mi madre — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Mi madre», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

31

Mi madre está rezando. Keltum le pide que deje de gesticular con los ojos y los dedos. Reza sentada, en silencio. Pero el azalá sin las abluciones no sirve. Ella alega que está limpia y dice que acaba de llegar del bamam del barrio de Majfía de Fez, hacía calor. Había muchas mujeres pero la han tratado bien. «El bamam estaba lleno, Salma me había guardado un sitio no lejos de la fuente de agua caliente, yo tenía tres cubos de agua y ella me ha frotado con el guante la espalda, las piernas y los brazos. Me he lavado bien a pesar de que hubiera tantas mujeres llegadas de otros barrios. A todas les gusta ese bamam porque es grande, está limpio y cuidado. Yo misma soy incapaz de lavarme en otro que no sea éste, y además Salma me conoce desde siempre. Sabe lo que necesito. Tiene una mano precisa. El otro día le di una pulsera de oro para agradecerle sus servicios. No se lo podía creer. Por eso ya no me quedan alhajas, las he regalado todas. Me gusta hacer regalos.

»¿Dónde estará mi caftán blanco, el que me puse al salir de los baños? No estoy soñando, me acuerdo perfectamente, lo saqué del armario, lo perfumé con agua de azahar, también saqué la ropa interior, los calcetines blancos, el pañuelo amarillo canario para el pelo y el pañuelo de bolsillo bordado, en fin, todo lo que necesitaba del armario, si no me crees, pregúntaselo a Habiba, ella me ayudó a preparar todo. ¿Qué dices, que no conoces a Habiba? Lo hacéis a propósito, fingís que no me creéis, os habéis puesto de acuerdo para llevarme la contraria. Tengo que volver a hacer mis rezos, dame la piedra pulida que sustituye las abluciones con agua. ¡Qué pena no encontrar mi caftán blanco! Será para el próximo hamam».

Mi madre no sufre. Está ausente. En cuanto llego, llama a la criada para que sirva la mesa y la comida. Ha decidido que hoy comeremos pinchitos de cordero. Dice que los preparó ayer y que los ha puesto en adobo, con perejil, cilantro, cebolla picada fina, comino, pimienta, pimentón dulce, sal y una pizca de aceite de oliva. Pide a Keltum que encienda el anafe para asar la carne. También dice que ha preparado un tayín de pollo con aceitunas y limones confitados. Que ha pelado dos cebollas, le ha añadido aceite, agua, jengibre, pimienta, sal y unas ramitas de azafrán. Que lo ha mezclado todo y lo ha dejado rehogar a fuego lento. Recuerda a Keltum que el pollo que compre tiene que ser de corral y no de fábrica, que sea beldi, del campo, y no de los que crían en serie. Eso es lo que nos ha preparado de comida. El caso es que no es la hora de comer ni hay pinchitos ni tayín. Sin embargo, ella se queda extasiada como si oliera el aroma de todos esos platos.

«No tengo apetito -dice mi madre-. Las medicinas que tomo me lo han cortado. Pero me alegra veros comer lo que he cocinado para vosotros. Ésa es mi felicidad. Ni se os ocurra decirme que estáis invitados en casa de unos amigos o de vuestro hermano. ¡Ni hablar! Me niego, decidles que vuestra madre se ha pasado todo el día cocinando los platos que os gustan. Así que, cuando esté puesta la mesa y vosotros sentados, yo comeré sólo con miraros. Mañana cocinaré para vuestro padre. Le haré su plato preferido, patas de ternera con trigo y garbanzos. Quedará muy sabroso y lo dejaré cocer lentamente al fuego de leña durante toda la noche. Estará delicioso. Ya he pedido a Keltum que las compre en la carnicería de Buchta, la más famosa de Fez. Hay que limpiarlas y frotarlas bien para quitarle la pelusa, dejarlas en remojo en agua con sal. No ponerle mucho ajo, ya sabes, para que el ajo no dé mal aliento, hay que abrirlo por la mitad y quitarle la semilla verde, y así resulta inofensivo».

«Pero, yemma, hace ya once años que mi padre no está entre nosotros».

«¡Ah, es verdad, se ha muerto! No importa, es su plato preferido. Hay que complacerle, incluso los muertos necesitan que uno esté pendiente de ellos. Mañana disfrutará con ese plato. Pero ¿qué hacéis? ¿Adónde vais? La comida ya está lista, sentaos… ¿Qué estáis diciendo, que ya os vais a casa? Ésta es vuestra casa. Vuestro padre no tardará en llegar, ven, coge el teléfono y llámalo, si no contesta es que viene para acá. Se niega a tomar un taxi, dice: no hay nada mejor que caminar, pero yo sé que también lo hace para ahorrar, tu padre nunca ha sido muy gastador, cuenta el dinero, aunque como no tiene mucho… nosotros somos gente modesta; le digo que seremos ricos cuando herede de mi padre las tierras que tiene en la región de Imuzzer; aunque no se ocupa mucho de ellas, un día me tocara una parte, pero, mientras mi padre esté en vida, de eso no se habla en la familia, es vergonzoso pensar en la herencia, además uno nunca sabe quién se irá primero, Dios tiene sus secretos, yo vivo en el secreto de Dios, él me protege y me aleja del mal, cuando llegue mi hora, no tendré más que cerrar los ojos y decir la profesión de fe: no hay más Dios que Dios y Mohamed es su profeta, pronunciaré esas palabras al infinito hasta la extinción, hasta que llegue el silencio y la noche».

Llego sin avisar. Keltum está con dos mujeres jóvenes, guapas, muy maquilladas, se las ve incómodas, cada una con un teléfono móvil en la mano. Keltum me dice: «Son las hijas de mi hijo mayor, trabajan en la zona franca del puerto, en unas fábricas de confección». Ellas se levantan, saludan apenas a mi madre, me miran de reojo, con una mirada cómplice, luego se van. Keltum las acompaña a la puerta. Siento que está incómoda. No digo nada. Me vuelve a decir que son sus nietas mayores y que son buenas chicas. No digo palabra, ella sigue justificando la presencia de las nietas. Lo entiendo y me siento al lado de mi madre, que me habla en voz baja: «Son las hijas de su hija o de su hijo, ella tiene tantos, serán seis o siete, que ya he perdido la cuenta, los varones no hacen nada, sólo trabajan las chicas, que Dios me castigue si tengo malos pensamientos, pero creo, en fin, no he dicho nada, ni siquiera lo he pensado… la vida es dura… ellas tienen el teléfono ese que se lleva en el bolsillo, yo sólo tengo este teléfono que se avería cada dos por tres, y, además, el cable no es suficientemente largo para llegar hasta mí, haz algo, cómprame un teléfono como el de esas chicas, aunque no sabré usarlo, elige un aparato que sirva sólo para contestar cuando tú me llamas, estoy harta de este teléfono con cable, ¿ves?, no es práctico, cuando tiro un poco de él, ya no da la señal, cuando se avería, el corazón me late deprisa, me digo que en ese mismo momento me vas a llamar y te encontrarás con el vacío, así que haz algo… Esas dos chicas vienen a menudo a ver a Keltum. Creo que le dan dinero o ella es la que les da algo de sus ahorros. Dicen que tienen novio, pero no está muy claro. Yo nunca tuve novio, pasé de jugar con las muñecas a la alcoba nupcial en la que me esperaba un hombre. Tenía miedo a lo desconocido. ¿Te lo imaginas, hijo? ¡Cuántas cosas han cambiado! Yo cerraba los ojos. He olvidado lo demás. Las chicas trabajan. ¿Cuánto ganarán? Me lo pregunto. Tienen alhajas y zapatos importados de España. El padre ya no trabaja. Tenía un camión, pero le ocurrió un accidente, descubrieron que no tenía seguro y que el permiso de conducir era falso. Estuvo a punto de ir a la cárcel. Le confiscaron el camión. Felizmente, no hubo muertos ni heridos. Así que ahora está sin trabajo. Sus hijas se han echado a la calle. Keltum dice que están contratadas en una fábrica en el puerto, pero a veces vienen a verla por la mañana en horario de trabajo. Yo tengo la cabeza en su sitio. Veo todo, observo todo y no me atrevo a pensar mal.

»Keltum se aburre. Rhimo se aburre. Y yo me aburro, incluso la televisión transmite aburrimiento, la mesita está coja, el aburrimiento ha carcomido la madera, las enfermeras pasan a toda velocidad por miedo a pillar un aburrimiento, mis hijos se aburren, lo veo en sus caras, en sus gestos, lo entiendo, ya nadie se divierte conmigo, mezclo el día con la noche, me pierdo en el tiempo, pierdo el hilo, así que la familia de Keltum o de Rhimo vienen para espantar el aburrimiento, tu padre dice que vienen al mediodía para comer y marcharse. Rhimo tiene dos hermanas, a cual más gorda. Llegan con sus hijos, ponen la mesa, comen, eructan, beben el té, entre sorbos ruidosos. Son campesinos, gente primitiva, no son muy educados, pero lo acepto, me digo que les hago un favor y no puedo impedirles que vengan. Doy limosna, el azaque, es eso, mi padre siempre me ha dicho que hay que dar limosna a los pobres, yo doy aunque no posea nada, en fin, doy de otro modo, miro para otro lado cuando veo cosas que me disgustan. No tengo más remedio, no tengo otra opción, hijo; y mi marido que no llega, lo espero y está tardando, Dios quiera que no le haya ocurrido nada grave, tu padre es muy cabezota, es el último en cerrar la tienda, lo espero, por cierto, telefonéale, dile que se dé prisa, la comida se está enfriando».

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Mi madre»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Mi madre» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Tahar Ben Jelloun - About My Mother
Tahar Ben Jelloun
Tahar Ben Jelloun - Leaving Tangier
Tahar Ben Jelloun
Tahar Ben Jelloun - The Happy Marriage
Tahar Ben Jelloun
Tahar Ben Jelloun - A Palace in the Old Village
Tahar Ben Jelloun
Tahar ben Jelloun - The last friend
Tahar ben Jelloun
José Vicente Rodríguez Rodríguez - Los papiros de la madre Teresa de Jesús
José Vicente Rodríguez Rodríguez
Historias de madres, historias con madre
Неизвестный Автор
Отзывы о книге «Mi madre»

Обсуждение, отзывы о книге «Mi madre» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x