Herta Müller - En tierras bajas

Здесь есть возможность читать онлайн «Herta Müller - En tierras bajas» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

En tierras bajas: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «En tierras bajas»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Censurada en Rumanía y aclamada por la crítica alemana como una revelación, la primera obra de Herta Müller describe, desde la perspectiva de una niña, la brutalidad de una supuestamente idílica aldea durante la dictadura de Ceaucescu. Con imágenes críticas y escenas surrealistas, se compone de historias de represión permanente y de incomunicación, que empiezan en las relaciones familiares y continúan en las de los individuos con el Estado.
La crítica al régimen rumano subyacente en esta obra motivó que le fuera prohibido viajar y publicar y finalmente desembocó en el exilio de la autora en Alemania.
«Fantasía y realidad en unos textos que están muy cercanos a lo que en español llamamos Realismo Mágico.» Jesús Munárriz, El Mundo
«Honra de algún modo a todos los autores perseguidos y a todos los que han sido forzados a marcharse al exilio.» Bei Ling

En tierras bajas — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «En tierras bajas», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Me pongo a rezar. La abuela me golpea la pierna con la punta de su rodilla. Rezo en voz más baja. Quiero quedar libre de toda culpa. Sé que papá le ha roto una pata a la ternera.

En el pueblo está prohibido matar terneras y destilar aguardiente. En verano, el pueblo entero huele a aguardiente, como un gigantesco alambique. Cada cual destila su aguardiente en el patio interior, detrás de la valla, y nadie habla del tema, ni siquiera con sus vecinos.

Aquella mañana papá le había quebrado la pata a la ternera con el mango de una azada. En seguida fue a buscar al veterinario.

El veterinario entró en el patio hacia el mediodía, montado en su bicicleta. La dejó apoyada contra el ciruelo, y ni bien desapareció tras la puerta del establo, las gallinas se instalaron en ella.

Papá le explicó al veterinario, en rumano, que a la ternera se le había enredado la pata en la cadena del pesebre y, al no poder liberarse, se había caído con todo el cuerpo sobre el travesaño, quebrándose la pata.

Mientras hablaba, papá no dejó de acariciarle el lomo a la ternera. Yo lo miré a la cara. No se le notaba que estaba mintiendo. Quise sacar su mano del lomo de la ternera, quise tirar esa mano al patio y pisotearla. Quise que se le cayeran los dientes por decir esa mentira.

Papá era un mentiroso. Y todos los allí presentes también mentían con su silencio. Todos estaban ahí papando moscas. Los fui mirando uno a uno: sus horribles caras sebosas, sus narices, sus ojos, sus cabezas de pelambre hirsuta. La barba de dos días de papá duplicaba y ocultaba su ordinariez. Las manos de papá rubricaban sus palabras mendaces y resultaban convincentes en cada uno de sus gestos.

El veterinario sacó un cuadernillo de su cartera pringosa, escribió algo en una hoja, la arrancó y se la entregó a papá. Mientras el hombre escribía, papá ya le había metido un billete de cien leis en el bolsillo del abrigo, pero el veterinario fingió no darse cuenta y siguió escribiendo.

Papá se quedó con la hoja en la mano. En ella constaba que la ternera se había accidentado. Era la autorización para el sacrificio de urgencia.

El veterinario vació también de un solo trago la octava copita de aguardiente y ahuyentó de su bicicleta a las gallinas, que se dispersaron cacareando. Sobre el sillín había un montoncito de gallinaza fresca. Me alegró ver que al intentar limpiarlo, sólo consiguió embarrarlo aún más. La bicicleta enfiló hacia el portón de entrada. El veterinario se trepó a ella de un salto y se alejó inclinando el cuerpo hacia delante. Su trasero rebosaba del sillín por ambos lados como la pasta de la abuela, que asoma por los bordes de la artesa del pan. La bicicleta gemía bajo su peso. Mi tío trajo un martillo enorme del patio interior.

Mamá le ató el delantal. Sobre el trasero le hizo un gran lazo. Luego le remangó la camisa hasta los codos y parecía no querer acabar de remangársela. Daba la impresión de estarse propasando porque no paraba de reírse.

Mamá también le remangó la camisa a papá, pero lo hizo muy deprisa y sin intentar propasarse. Luego se remangó la suya, también deprisa y sin ninguna expresión en el rostro.

El abuelo estiró el brazo y se remangó él solo la camisa.

Me entró miedo. Todos tenían pelos en los brazos. Yo estiré las mangas de mi blusa hasta muy por debajo de las manos y me las sujeté por dentro con los dedos como la boca de un saco bien atado. Tuve que quedarme un rato así, con las mangas atadas, para no llegar a las manos, para no rasguñar ni estrangular a nadie.

La golondrina junto a la viga asomó todo su pecho blanco por sobre el borde del nido y miró hacia abajo. No soltó un solo trino. Cuando mi tío levantó el enorme martillo, yo eché a correr al patio y me instalé bajo el ciruelo y me tapé los oídos con ambas manos. El aire estaba caliente y vacío. La golondrina no me había seguido, a que seguir incubando encima de una ejecución.

Una horda de perros desconocidos se había metido al patio y empezó a lamer la sangre en la paja del estercolero y a arrastrar pezuñas y restos de piel sobre la era. Mi tío se los arrancaba del hocico. No debían sacarlos a la calle.

En el purín yacían dos ojos. La gata cogió uno de ellos entre sus colmillos. El ojo estalló, y un líquido azulino le salpicó el hocico. Ella sacudió la cabeza y se alejó con las patas tiesas y abiertas.

Mi tío aserró un hueso tan ancho como su brazo.

Papá clavó la gran piel con manchas rojas a la pared del henil, para que se secase. Allí daba el sol de mediodía. Unas semanas después me encontré una piel de ternera a los pies de la cama.

Cada tarde sacaba fuera mi alfombrilla de cama porque de noche sentía todos sus pelos en mi garganta. Una vez soñé que tenía que comerme esa piel con cuchillo y tenedor, que me la comía y la vomitaba y tenía que seguir comiendo y vomitaba aún más pelos, y mi tío me decía tienes que comértela toda o morirás. Me desperté cuando ya estaba agonizando.

A la noche siguiente mi padre me obligó a montar en la ternera. Nos llevó a un prado lleno de flores muy altas. Estábamos en medio del prado cuando a la ternera se le quebró el espinazo bajo mi cuerpo. Quise apearme, pero papá empezó a gritar y me condujo por todos los prados de los alrededores, tan numerosos que parecían no acabar nunca. Luego nos hizo atravesar el río entre grandes alaridos, y seguimos cabalgando por el bosque en pos de nuestro eco.

La ternera jadeaba y, moribunda ya, fue a incrustarse de cabeza contra un árbol. La sangre manaba de sus ollares. Yo tenía sangre en los dedos del pie, en mis preciosos zapatos de verano, sobre mi vestido. La tierra estaba cubierta de sangre a mis pies cuando se desplomó la ternera.

Mamá encendió la luz, me dio los buenos días y puso ante mi cama la alfombrilla de piel de ternera con manchas rojas. La habitación giró cuando me levanté, un sol caliente me caía en la cara, y yo di un largo paso para no pisar la alfombrilla. Al mediodía vino mamá del establo a la cocina con el cubo de ordeñar. La espuma nadaba sobre la leche. Busqué leche rosada en el cubo. Tenía que haber sangre dentro. El cubo estaba caliente. Lo apreté largo rato entre mis manos.

La vaca se pasó varios días mugiendo entre la paja vacía. No tocaba el pienso. Durante días no bebió sino agua, solamente agua fría, y al beber hundía la cabeza en el cubo hasta la punta de las orejas.

Mamá traía cada mediodía leche caliente a la cocina, leche caliente de vaca. Un día le pregunté si ella también se pondría triste si alguien me alejara de su lado y me matara. Fui a dar contra la puerta del armario y acabé con un chichón azul en la frente, el labio superior hinchado y una mancha morada en el brazo. Todo producto del bofetón.

Mamá me dijo ya has berreado bastante. Y tuve que dejar de llorar en el acto y ponerme a hablar amistosamente con ella. Los hijos nunca deben guardarles rencor a sus padres, pues se merecen todo lo que éstos hacen con ellos. Tuve que reconocer en voz alta y espontáneamente que me había merecido aquel bofetón, y que era una lástima que a veces los golpes no dieran en el blanco. En eso llegó la abuela con la escoba grande. Una taza se había caído del amario cuando me estrellé contra él.

La abuela empezó a barrer.

Mamá le arrancó la escoba de las manos y me la plantó delante. Recogí los trozos y vi la cocina totalmente borrosa entre tantas lágrimas.

El palo de la escoba era más grande que yo. Iba de un lado a otro ante mis ojos. El palo de la escoba giraba, la cocina entera giraba.

Mamá frunció mucho la cara. Muévete.

Por el empedrado van las madres en sus faldas regionales suabas cosidas con rollos enteros de tela, cuyos pliegues semejan al caminar esas copas de árboles que, despatarradas sobre los tejados, comprimen las casas contra la hierba y azotan el techo y rompen las tejas cuando sopla el viento. Las madres llevan pañuelos blancos y planchados bajo la cinta del delantal. Esa mañana se han levantado de sus camas para llorar, y han desayunado y almorzado para llorar.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «En tierras bajas»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «En tierras bajas» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Herta Müller - The Appointment
Herta Müller
Herta Müller - The Passport
Herta Müller
Herta Müller - The Hunger Angel
Herta Müller
Isaac León Frías - Tierras bravas
Isaac León Frías
TEXT + KRITIK 155 - Herta Müller
Неизвестный Автор
María Antonia López-Burgos del Barrio - Por tierras de Antequera
María Antonia López-Burgos del Barrio
Manuel Pareja Ortiz - Por tierras y mares
Manuel Pareja Ortiz
Отзывы о книге «En tierras bajas»

Обсуждение, отзывы о книге «En tierras bajas» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x