C. Sansom - Invierno en Madrid

Здесь есть возможность читать онлайн «C. Sansom - Invierno en Madrid» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Invierno en Madrid: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Invierno en Madrid»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Año 1940. Imparables, los alemanes invanden Europa. Madrid pasa hambre y se ha convertido en un hervidero de espías de todas las potencias mundiales. Harry Brett es un antiguo soldado que conoció la Guerra Civil y quedó traumatizado tras la evacuación de Dunkerque. Ahora trabaja para el servicio secreto británico: debe ganarse la confianza de su antiguo condiscípulo Sandy Forsyth, quién se dedica a negocios turbios en la España del Caudillo. Por el camino, Harry se verá envuelto en un juego muy peligroso y asaltado por amargos recuerdos.

Invierno en Madrid — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Invierno en Madrid», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– No. Es que… acabo de recordar una cosa. -Tomó un sorbo de café e hizo un esfuerzo por regresar al presente-. Por cierto -añadió, por decir algo-, ¿has tenido noticias de tu hermano últimamente?

– Llevo nueve años sin saber nada de él. Cuando me echaron de Rookwood, mi padre ya no me quiso ni ver. Dijo que pertenecía a la categoría de los perdidos, no comprendía que alguien pudiera hacer algo tan perverso como lo que yo hice. -Sandy soltó una sorda carcajada-. Colocar arañas en el despacho de un profesor. Dios mío, si supiera algunas de las cosas que han estado ocurriendo aquí. Sea como fuere, cuando me marché de casa, ya jamás volví a tener noticias de papá ni de Peter, el hijo perfecto. -En su voz se advertía un tono de amargura-. Estoy seguro de que Pete se está comportando como un heroico capellán militar en algún sitio.

Sandy encendió un cigarro.

– Perdona, no quería… / -No te preocupes. Mira, en cuanto al otro asunto, deja que hable con una o dos personas, a ver qué se puede hacer.

– Estaría muy bien. -Harry titubeó-. ¿Me podrías decir algo más al respecto?

Sandy sonrió, meneando la cabeza.

– Todavía no. Cuestión de confidencialidad. -Consultó su reloj-. Ya es hora de que me vaya. Tengo una reunión con mi Comité Judío.

– Barbara me comentó que estabas haciendo un trabajo con los refugiados.

– Sí, no dejan de cruzar los Pirineos. Intentan pasar a Portugal, por si Franco entra en guerra y los entrega de nuevo a Hitler. Algunos de ellos se encuentran en muy malas condiciones cuando llegan… procuramos asearlos y los ayudamos con los papeles. -Esbozó una sonrisita, como si se avergonzara de sus obras benéficas-. Me gusta ayudarlos; supongo que porque siempre me he sentido un poco como un judío errante. -Se incorporó-. Bueno, ahora sí que me tengo que ir. Invito yo. Pero tenemos que volver a vernos. Siempre suelo estar aquí a esta hora.

Harry inició el camino de regreso a casa. El ambiente seguía siendo frío y húmedo. La conversación entre Maestre y Hillgarth volvía incesantemente a su mente, junto con la seca orden de Hillgarth de que se olvidara de Juan March y de los Caballeros de San Jorge. ¿Sería posible que la embajada también estuviera implicada en una operación de soborno de ministros? Le parecía una posibilidad descabellada; y, por si fuera poco, peligrosa en caso de que Franco lo descubriera.

Meneó la cabeza; notaba una sensación de presión en el oído malo, otra vez aquel zumbido débil y molesto. A lo mejor, era cosa de la humedad. Volvió a recordar a la señorita Maxse diciéndole que no podían ganar aquella guerra jugando limpio. ¿Qué otra cosa había dicho acerca de las personas que se mezclaban con políticas extremistas? «A veces, es tanto cuestión de sentimiento como de política.» Sandy siempre había disfrutado asumiendo riesgos… ¿sería por eso por lo que había acabado allí? Pensó una vez más en el asunto de los judíos. Sandy tenía su lado bueno. Ayudaba a la gente siempre que podía, como cuando lo había instruido en el tema de los fósiles o como ahora, que parecía estar gobernando la vida de Barbara.

Tendría que regresar a la embajada para informar acerca de sus progresos. Les entusiasmaría la idea de que él pudiera participar en uno de los proyectos de Sandy. Cierto que podía tratarse de otra cosa que no tuviera nada que ver con el oro. Pero él seguía pensando en los Caballeros de San Jorge y preguntándose qué podría significar todo aquello. ¿Y si fracasaran, y si los falangistas consiguieran convencer a Franco y España entrara en guerra? Personas como Maestre podrían correr peligro; tal vez por eso éste deseaba sacar a su hija del país a la menor oportunidad.

Se dio cuenta de que había llegado casi sin querer hasta la Puerta de Toledo. Entonces se detuvo y se quedó un momento contemplando los carros y los destartalados automóviles que pasaban. Algunos de ellos parecían llevar veinte años circulando, y quizás así fuera. Pasó un gasógeno traqueteando. No había tenido noticias de Sofía sobre la conveniencia de buscar a un médico para Enrique, y ya había transcurrido más de una semana. ¿Y si Enrique enfermara de rabia? Harry había oído decir que los chinos sustentan una creencia según la cual, si alguien salva la vida de una persona, quedaba unido a ella para siempre; pero él sabía que era Sofía la que lo inducía a pensar en aquella familia. Titubeó, después cruzó la calle y bajó hacia el barrio de Carabanchel.

La calle de Sofía, como todas las demás de aquella zona, permanecía desierta y en silencio. Empezaba a caer la noche cuando se detuvo ante la casa de vecindad. Dos niños que empujaban una vieja carretilla arriba y abajo cual si fuera un aro se detuvieron a mirarlo. Iban descalzos y tenían los pies enrojecidos por el frío. Harry se avergonzó de su grueso abrigo y de su sombrero de ala ancha.

Franqueó el oscuro portal, dudó un momento y después subió los húmedos peldaños y llamó a la puerta. Mientras lo hacía, se abrió la puerta del otro piso del rellano y apareció una anciana. Tenía un rostro redondo y arrugado y unos ojos fríos y penetrantes. Harry se quitó el sombrero.

– Buenas tardes.

– Buenas tardes -contestó recelosamente la mujer, justo en el momento en que Sofía abría la puerta de su apartamento.

Lo miró asombrada con sus grandes ojos castaños abiertos de par en par.

– Ah, señor Brett.

Harry volvió a quitarse el sombrero.

– Buenas tardes. Perdone que la moleste, sólo quería saber cómo estaba Enrique.

Sofía miró hacia la vecina que seguía estudiando a Harry con descaro.

– Buenas tardes, señora Ávila -le dijo en tono perentorio.

– Buenas -musitó la anciana.

Cerró la puerta de su apartamento y bajó presurosa los peldaños.

Sofía se la quedó mirando momentáneamente y, después, se volvió hacia Harry.

– Pase, señor, por favor -le dijo con la cara muy seria y sin la menor sonrisa en los labios.

Harry la siguió al húmedo y frío salón. La anciana de la cama utilizaba la mano sana para jugar a las damas con el niño. Al ver a Harry, éste se echó hacia atrás y le empezaron a temblar los hombros. La anciana lo rodeó con el brazo sano.

– Buenas tardes -le dijo Harry-. ¿Cómo está?

– Bastante bien, señor, muchas gracias.

Enrique estaba sentado junto a la mesa con la pierna vendada apoyada en un almohadón. Su rostro alargado y chupado mostraba un aspecto febril. Al ver a Harry, se le iluminó el rostro.

– Cuánto me alegro de verlo, señor.

Se inclinó hacia delante y le estrechó la mano.

– ¿Cómo va la pierna?

– Bastante mal, todavía. Sofía me la limpia, pero parece que no mejora.

Su hermana lo miró avergonzada. -Necesita tiempo -dijo.

Sobre la mesa descansaban unos dibujos infantiles. Harry les echó un vistazo y abrió los ojos asombrado. Dos guardias civiles con sus uniformes verdes y sus correas amarillas exactamente del mismo color que los de verdad fusilaban a una mujer de cuyo cuerpo brotaban pequeños chorros de color rojo. Al lado, se podía ver el dibujo de otro guardia civil ahorcado en una farola y a un chiquillo tirando de la cuerda para levantarlo en el aire. Pero el dibujo estaba tachado con unos gruesos trazos negros.

– Los ha hecho Paco -explicó Sofía dulcemente-. Hace estos dibujos, pero después los tacha y se pone muy triste. Sólo mamá lo puede calmar. De tanto ruido como metió esta mañana, pensé que iba a venir la señora Ávila.

Harry miró al niño. No se le ocurría nada que decirle.

– Señor Brett -dijo Sofía con cierto titubeo-. ¿Podría hablar con usted en la cocina?

– Pues claro.

Harry la siguió a una estancia de suelo de hormigón cuyas paredes estaban forradas de armarios baratos. Empezaba a oscurecer; Sofía accionó el interruptor y se encendió una bombilla de pocos vatios que iluminó la estancia con un débil resplandor amarillento. Todo estaba muy limpio, aunque los platos se amontonaban en el fregadero. Sofía siguió la dirección de su mirada.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Invierno en Madrid»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Invierno en Madrid» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Invierno en Madrid»

Обсуждение, отзывы о книге «Invierno en Madrid» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x