C. Sansom - Invierno en Madrid

Здесь есть возможность читать онлайн «C. Sansom - Invierno en Madrid» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Invierno en Madrid: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Invierno en Madrid»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Año 1940. Imparables, los alemanes invanden Europa. Madrid pasa hambre y se ha convertido en un hervidero de espías de todas las potencias mundiales. Harry Brett es un antiguo soldado que conoció la Guerra Civil y quedó traumatizado tras la evacuación de Dunkerque. Ahora trabaja para el servicio secreto británico: debe ganarse la confianza de su antiguo condiscípulo Sandy Forsyth, quién se dedica a negocios turbios en la España del Caudillo. Por el camino, Harry se verá envuelto en un juego muy peligroso y asaltado por amargos recuerdos.

Invierno en Madrid — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Invierno en Madrid», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¿Qué haces? -le gritó a la cara uno de los guardias-. ¡Puta!

Era un sujeto alto de mediana edad, con bigote negro. La expresión de su rostro reflejaba furia e indignación.

– Ha sido un accidente. -La anciana se restregaba las manos-. Usted mismo lo ha visto, el viento… Por favor, ha sido un accidente.

– ¡Pues estos accidentes no pueden permitirse! -le gritó el guardia a la cara-. Hace un par de minutos ha pasado un sacerdote. -Tiró del brazo de la joven-. ¡Queda detenida por ofensa a la moral pública!

Ella se llevó las manos a la cara y rompió a llorar. La anciana permanecía de pie en actitud de súplica ante el guardia civil, juntando las manos como si rezara.

– Mi hija -imploró-. ¡Mi hija!

El guardia más joven parecía sentirse incómodo, pero el de más edad aún estaba furioso. Apartó a la mujer de un empujón.

– ¡Los demás, fuera de aquí! ¡Esos cubos de basura son propiedad privada! ¿Por qué no te buscas un trabajo? ¡Vete!

La anciana reunió a los niños y se quedó allí temblando, mientras los guardias civiles se llevaban medio a rastras a su hija. Asqueado, Harry los vio desaparecer entre los altos edificios de piedra.

Fue entonces cuando vio al hombre. Un sujeto bajito y delgado vestido con una chaqueta oscura y una camisa blanca sin cuello, que se escondió en la entrada de una tienda al advertir que Harry lo miraba. Éste se volvió y reanudó la marcha fingiendo no haberlo visto.

Más adelante, un policía municipal de casco blanco dirigía el tráfico desde el centro de la calle; los peatones estaban obligados a esperar a que él les permitiera cruzar a la acera opuesta, pero muchos se adelantaban a la señal aprovechando una distracción del guardia, exponiéndose a ser atropellados o a pagar una multa de dos pesetas. Harry se detuvo y miró a derecha e izquierda. El hombre estaba muy cerca, a diez pasos por detrás de él. Tenía el rostro pálido, cuadrado, de facciones sorprendentemente delicadas. Al advertir que Harry miraba en su dirección, vaciló por un instante; pero de inmediato reanudo la marcha y pasó rápidamente por su lado con la cabeza inclinada.

Harry cruzó la calle, entre un carro tirado por un asno y un antiguo modelo de la marca Ford. Quienquiera que fuese aquel hombre, no lo estaba haciendo muy bien. Experimentó una fría punzada de inquietud, pero enseguida recordó que le habían advertido que alguien lo seguiría, como a todos los funcionarios de la embajada. Y puesto que él era un funcionario novato, quizás el espía también lo fuese.

No volvió a mirar hacia atrás hasta que llegó al portal de su casa, aunque le costó no hacerlo. Se sentía tan furioso como asustado. Cuando al final se volvió, el que lo seguía ya había desaparecido. Subió la escalera y en el momento en que abría la puerta dio un respingo al oír una voz procedente del interior.

– ¿Eres tú, Harry?

Tolhurst estaba sentado en el sofá del salón.

– Perdona que haya entrado sin permiso, chico -continuó-. ¿Te he asustado? Es que he recibido un mensaje de Hillgarth, y quería que te lo transmitiese cuanto antes. Acababas de irte, de modo que decidí venir.

– Muy bien. -Harry se acercó a la ventana y miró hacia la calle-. Dios mío, no me lo puedo creer, está allí. Me están siguiendo, ven a ver.

– Bueno, pero no corras la cortina. -Tolhurst se puso a su lado y ambos contemplaron al joven de abajo. Paseaba arriba y abajo, rascándose la cabeza y mirando los números de las casas.

Tolhurst soltó una carcajada.

– Algunas de estas personas no sirven para nada -dijo.

– Espía por espía -susurró Harry.

– Es lo que suele hacerse. -Tolhurst lo miró con expresión muy seria-. Oye, ha habido un cambio de planes. El capitán Hillgarth quiere que pases ahora mismo a la acción con Forsyth; acude al Café Rocinante mañana por la tarde y mira a ver si puedes establecer contacto. Antes, a las nueve de la mañana, preséntate en la embajada para recibir instrucciones. -Lo miró fijamente y añadió-: ¿De acuerdo?

Harry respiró hondo.

– Sí-dijo, esbozando una sonrisa irónica-. Para eso he venido, ¿no?

– Muy bien. -Tolhurst señaló con la cabeza hacia la ventana-. Procura despistar a ese tipo.

– ¿A qué se ha debido el cambio de planes?

– Hitler va a visitar Francia, donde mantendrá una importante reunión con Pétain. Corren rumores de que después vendrá aquí. Por cierto, todo esto es secreto.

– Eso significa que Franco podría estar a punto de entrar en guerra -apuntó Harry con tono grave.

Tolhurst asintió con la cabeza.

– Al menos, se mueve en esa dirección. Tenemos que averiguar cuanto podamos acerca de todo.

– Sí -dijo Harry, resignado-, lo comprendo.

– Será mejor que vuelva a la embajada y le diga a Hillgarth que he conseguido hablar contigo. -Tolhurst contempló las paredes desnudas-. ¿Por qué no cubres todos estos espacios vacíos? Tenemos montones de cuadros en la embajada, si quieres unos cuantos. -Enarcó las cejas-. Seamos optimistas y pensemos que no a todos nos van a pegar un puntapié o algo peor.

Cuando Tolhurst se hubo marchado, Harry regresó a la ventana. Había comenzado a llover de nuevo y el cristal estaba cubierto de gotas. El hombre había desaparecido; probablemente se hubiese escondido cerca, a la espera de que él saliese. Pensó en la pobre mujer que había sido detenida. ¿Adónde la llevarían? Lo más seguro era que la encerrasen en un calabozo maloliente. En aquel incidente pareció cristalizar todo lo que había visto los últimos días. Harry cayó en la cuenta de que había dejado de ser neutral; aborrecía lo que Franco estaba haciendo.

A su mente volvió a acudir Sandy y el encuentro del día siguiente." Se imaginó los tanques alemanes cruzando los Pirineos para dar comienzo a una nueva guerra en España. Se preguntó de dónde habría sacado la embajada aquella información. Quizá tuviera algo que ver con aquello que habían estado hablando Hillgarth y Maestre. Juan March, el millonario sin escrúpulos, había financiado a Franco durante la Guerra Civil; pero cabía la posibilidad de que, aun así, fuera pro inglés como Maestre. Se preguntó qué eran los Caballeros de San Jorge, quizás una especie de clave. Hoare le había dicho que no pensara más en ello, pero ¿por qué a él y a Hillgarth les preocupaba tanto que él lo supiera? Se encogió de hombros. Bueno, sería mejor que empezara a prepararse mentalmente para su tarea, que se preparara para reunirse con Sandy, aquel Sandy que sacaba provecho del infierno español.

¿Cómo sería ahora? Recordó el año en que había compartido un estudio con Sandy, aquel año tan extraño.

El incidente de la araña en el estudio de Taylor había sido el comienzo de un período muy difícil. Todo era inestable e incómodo. Bernie había sido trasladado a otro estudio, pero había conservado la amistad con Harry. Bernie y Sandy se odiaban. Por nada en concreto; era algo visceral, instintivo. En el colegio abundaban las luchas encarnizadas y las rivalidades entre chicos, pero aquello era más inquietante porque no se manifestaba por medio de peleas y discusiones, sino de frías miradas y comentarios sarcásticos. Y, sin embargo, Bernie y Sandy eran muy parecidos en muchos sentidos. Compartían el desprecio que les inspiraba Rookwood, sus creencias y el sistema, algo que a Harry le resultaba muy doloroso.

Bernie se guardaba su socialismo prácticamente sólo para él, porque sabía que a casi todos los chicos sus ideas les habrían resultado no sólo censurables, sino incomprensibles. En clase lo hacía todo muy bien y era listo, como necesariamente tenían que serlo los becarios para poder ingresar en Rookwood. Jugaba al rugby con mucha agresividad y había conseguido formar parte del equipo juvenil. Pero de vez en cuando dejaba traslucir lo que pensaba acerca de Rookwood y se lo comentaba a Harry con implacable desprecio.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Invierno en Madrid»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Invierno en Madrid» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Invierno en Madrid»

Обсуждение, отзывы о книге «Invierno en Madrid» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x