Francesc Miralles - El Cuarto Reino

Здесь есть возможность читать онлайн «Francesc Miralles - El Cuarto Reino» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El Cuarto Reino: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Cuarto Reino»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El 23 de octubre de 1940, coincidiendo con la visita de Hitler a Hendaya, el jefe de las SS Heinrich Himmler escondió en las montañas de Montserrat una misteriosa caja que contenía el gran secreto del Führer. Setenta años despúes, el periodista Leo Vidal recibe el encargo de hallar una fotografía inédita de aquella expidición a Montserrat. En su investigación, que se convertirá progresivamente en un oscuro y peligroso juego, recorrerá medio mundo hasta descubrir, casi sin quererlo, en uno de los grandes misterios de la Historia. Una enigmática hermandad internacional ha custodiado el preciado tesoro; ahora, 120 años después del nacimiento de Hitler, es el momento elegido para que salga a la luz. ¿Podrá alguien detenerlos?.

El Cuarto Reino — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Cuarto Reino», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Pasado el susto y la sorpresa, me encaré con Aina y le pregunté a pecho descubierto:

– ¿Se puede saber cómo me has encontrado?

– No ha sido tan difícil -respondió mientras dejaba su mochila en una silla-. Al no dar señales de vida imaginé que habías subido hasta aquí a iniciar la investigación. Sin mí.

Dijo esto último con retintín, para que supiera que se sentía herida. Luego prosiguió:

– En Montserrat hay pocas opciones de alojamiento, así que después de probar en el hotel, llamé a la recepción de estas celdas y me dieron tu número de habitación. Me ha costado lo suyo, porque no constaba tu nombre, pero al preguntar insistentemente por un norteamericano han mencionado a Rob Wilson y he imaginado que eras tú de incógnito.

– Buena deducción -dije sintiéndome ridículo.

– Pero olvidaba que el telecabina y el cremallera que suben hasta aquí cierran pronto. Al salir del trabajo he tomado el primer tren a Monistrol de Montserrat, pero no he llegado hasta a las diez y media de la noche. He estado media hora plantada delante de la estación, pero no ha aparecido ningún taxi. Entonces he empezado a subir a pie la carretera que lleva al monasterio: casi dos horas de camino. ¡Estoy agotada!

– Me dejas sin habla -dije mirando a Aina admirativamente-. Pero ¿para qué tanto esfuerzo?

– He encontrado más documentación sobre la visita de Himmler y el grial. Al saber que estabas aquí, me he tomado dos días de fiesta y he decidido venir. ¿He hecho mal?

Aturdido, me senté en la cama sin saber qué pensar. Aina seguía de pie, como si esperara todavía alguna pregunta por mi parte. Finalmente dije:

– Pensaba que me odiabas desde nuestra cena en el Hotel Neri.

– Tengo un pronto algo fuerte -reconoció-. Pero luego en frío entendí lo que me dijiste.

– ¿Qué te dije?

– Que estás metido en un lío muy gordo. Al principio no te creí, pensaba que sólo era una excusa para deshacerte de mí. Aunque eso tampoco me preocupaba, porque siempre consigo lo que me propongo. Soy tauro, ¿sabes? Pero al saber que te haces pasar por Rob Wilson he llegado a la conclusión de que efectivamente estás en algo sucio y peligroso.

– Razón de más para quedarte en Barcelona -comenté azorado-. ¿Qué haces entonces aquí?

– He venido a poner un poco de orden. Además -dijo mientras se desnudaba-, todos buscamos nuestro grial.

13

Me desperté abrazado a Aina, que respiraba lenta y profundamente entre sueños. Tras dar varias vueltas sobre la almohada, su melena se había convertido en una selva de lianas onduladas que no me dejaba ver su cara.

Era una situación muy agradable sentir su cuerpo tibio junto al mío, aunque me resultaba algo violento pensar que nos hallábamos en la celda de un monasterio. Había visto matrimonios y familias enteras que ocupaban las celdas de mayor tamaño, pero nosotros éramos una pareja -si podíamos llamarnos así- recién formada por el torbellino de los acontecimientos.

Al comprobar que la cama individual tenía sobre-ocupación, el discreto Hunter había abandonado su lugar y dormitaba ahora en el suelo con una oreja levantada. Cuando vio que yo salía de entre las sábanas, se incorporó de golpe y bostezó mientras meneaba el rabo vigorosamente.

– Dentro de un rato te iré a buscar algo de comida -le susurré para no despertarla.

Acto seguido, me senté en el escritorio a leer el último de los documentos que me había llevado al monasterio. La mochila de Aina resplandecía tentadora en su silla con nuevos informes para mí -entre éstos, según sus propias palabras, «un gran descubrimiento»-, pero supuse que preferiría mostrármelos ella misma.

Tenía ante mí la traducción de un artículo escrito por Higinio Polo, publicado en El Viejo Topo, donde contaba con detalle la visita de Hitler y Himmler a Hendaya y Barcelona respectivamente. Era difícil que aportara nuevas pistas sobre la fotografía que mantenía encerrada en la cámara, pero en mi desorientación absoluta cualquier detalle podía ser revelador.

Es muy probable que, mientras se acercaba a la montaña de Montserrat, Heinrich Himmler fuera pensando en Montsalvat, el castillo donde se guarda el Santo Grial. Montsalvat es el castillo de Montsegur en las leyendas de los cataros, y en algunos círculos se especulaba con los monasterios de Montserrat o de San Juan de la Peña como lugares que podían ser el Montsalvat de los mitos medievales.

A continuación, destacaba el artículo que la propia familia Güell -mecenas de Gaudí, al que encargaron el parque y la cripta que lleva su nombre- y su círculo de intelectuales defendían que Montserrat era la montaña mágica donde se guardaba el Santo Grial. Por este motivo, Barcelona fue una de las primeras ciudades donde se estrenó Parsifal, con decorados que evocaban Montserrat como en el Festspielhaus de Bayreuth.

Según las leyendas medievales del bávaro Eschenbach -en cuyos textos se basa Parsifal - y Chrétien de Troyes, el jefe de las SS había leído que el camino al grial es arduo y doloroso, pero otorga sabiduría y larga vida a los que llegan a él. Así empieza la ópera de Wagner: «En el cielo hay un castillo y su nombre es Montsalvat».

El reportaje detallaba paso a paso el itinerario de Himmler desde su llegada al aeropuerto del Prat, donde la bandera española ondeaba junto a la esvástica. Ya en Barcelona, había sido conducido hasta el Pueblo Español -un recinto que reproduce diferentes casas de la península-, donde la sección femenina de la Falange le honró con un espectáculo de bailes regionales que debieron aburrirle sobremanera. A continuación se desplazó entre un desfile de banderas nazis hasta el Hotel Ritz, frente al cual se aglomeraba tal muchedumbre que Himmler se vio obligado a salir a saludar desde el balcón.

Es curioso -pensé- cómo la erótica del poder seduce el corazón de las masas, las mismas que sin duda tras la derrota del nazismo elevaron su voz contra las atrocidades cometidas. Sobre estos cambios de chaqueta según soplan los vientos, recordé unas desafortunadas declaraciones de Winston Churchill, que, tras conocer personalmente a Hitler, dijo públicamente la célebre frase: «En el mundo debería haber más hombres como él».

Volviendo al 23 de octubre de 1940, en al artículo se precisaba que la salida a Montserrat se produjo a las tres y media de la tarde, a la misma hora que Hitler y Franco se encontraban en Hendaya.

Después de la visita, el jefe de las SS permaneció en la residencia del cónsul general de Alemania, recuperando fuerzas para la cena organizada en el Ayuntamiento de Barcelona. También allí, en la plaza de Sant Jaume, Himmler fue aclamado por una multitud fanática.

El día aún tendría una última escala en la checa de la calle Vallmajor, donde el cortejo nazi fue informado de las crueldades cometidas por los anarquistas y comunistas durante la guerra contra los presos del bando franquista.

En suma, una jornada completa.

14

Habíamos encontrado dos taburetes libres en una barra llena, a partes iguales, de montañeros y devotos de la Virgen. Tras pedir bocadillos y cafés, Aina se pasó la mano por su alborotada melena y dijo:

– Nunca me han dejado. Siempre he dejado yo.

– Felicidades -contesté-. Pero ándate con cuidado: siempre hay una primera vez.

Mientras mi voluptuosa compañera tomaba su desayuno tras una noche de amor, la observé con preocupación. Sin duda no se imaginaba dónde se había metido y, puesto que se había encaprichado de mí, o le daba esquinazo o tendría que ponerla al corriente de aquella intrincada trama. Cloe jamás toleraría una transgresión como ésa, así que si optaba por esta segunda alternativa tendría que romper todos los lazos con mi protectora y empezar a actuar por mi cuenta.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Cuarto Reino»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Cuarto Reino» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Robert Silverberg - El reino del terror
Robert Silverberg
Jeffrey Archer - El cuarto poder
Jeffrey Archer
Franz Kafka - Carta al padre
Franz Kafka
Francesc J. Hernàndez i Dobon - Estética del reconocimiento
Francesc J. Hernàndez i Dobon
Salvador Ortells Miralles - Veure dins els versos
Salvador Ortells Miralles
Carles Sirera Miralles - Cuando el fútbol no era el rey
Carles Sirera Miralles
Carles Sirera Miralles - Un título para las clases medias
Carles Sirera Miralles
Massimo Longo - Un Cuarto De Luna
Massimo Longo
Francesco Domenico - Lo assedio di Roma
Francesco Domenico
Отзывы о книге «El Cuarto Reino»

Обсуждение, отзывы о книге «El Cuarto Reino» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x