Chris Bohjalian - Doble vínculo

Здесь есть возможность читать онлайн «Chris Bohjalian - Doble vínculo» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Doble vínculo: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Doble vínculo»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Mientras Laurel Estabrook practica ciclismo en una carretera solitaria, sufre el ataque de unos hombres que tratan de violarla, pero, por suerte, consigue aferrarse a su bicicleta y salvarse de milagro. Sin embargo, el choque emocional es muy fuerte y a Laurel le cuesta recuperarse, por lo que empieza entonces a trabajar en la entidad gubernamental BEDS, dedicada a buscar alojamiento a los sin techo. Cuando parece que su trabajo puede ayudarle a encauzar su vida, se produce la muerte de uno de los indigentes, Bobbie Croker.
Al limpiar las dependencias de Bobbie, aparece una caja llena de fotografías y negativos. Laurel es la encargada de restaurar las fotografías para organizar un homenaje al fallecido y Bobbie Croker resulta ser un fotógrafo lleno de talento por cuyo trabajo ella se apasiona. Pero la joven hace un descubrimiento que le hiela la sangre: entre las fotografías aparece la de una chica montada en bicicleta y que bien podría ser ella el día en que fue atacada.
Empieza entonces a investigar el pasado de Bobbie y a recrear su historia para olvidar su propia experiencia.

Doble vínculo — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Doble vínculo», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

En la foto, su madre y ella vestían bañadores convenientemente recatados. Le sorprendió, como siempre que miraba retratos de su madre, lo guapa que era Daisy, mucho más que ella. En aquel entonces, tendría treinta y seis años, apenas veinte más que su hija.

Pamela se fijó en que su hermano estaba descalzo y llevaba unos pantalones color caqui y una camisa con rayas horizontales de marinero. Estaba claro que su madre le había comprado el conjunto como parte de su esfuerzo codependiente por apoyar el intento poco entusiasta de su esposo por convencer al mundo -o a ellos mismos- de que ese barco era una muestra de lo bien que se lo pasaban como una familia unida.

Poco después de que sacaran esa foto, su hermano y su padre se pelearon, una vez más. Cuando Robert tenía doce años, discutían muy a menudo. Pero, en esta ocasión, resultó particularmente desagradable, porque fue la primera vez que su hermano intentó físicamente intervenir en una de las ponzoñosas disputas entre sus padres. Incluso después de tantos años, Pamela podía recordar con detalle la causa de la pelea. Sin darse cuenta, Tom les había hecho posar para la foto en un lugar desde el que se podía ver de fondo la casa que una vez perteneció a James Gatz. Aparentemente, el hombre no lo hizo a propósito, o al menos eso es lo que él decía. Sólo quería que detrás de ellos no aparecieran más que el cielo azul y el agua. Por eso, cuando se dio cuenta de lo que había hecho, les hizo posar de nuevo en el otro lado del velero. Pero, entonces, se encontró con el problema de que el sol le daba de frente en el objetivo. Por eso, Robert y él empujaron el barco unos metros sobre la arena para que sólo salieran en la foto las olas rompientes y el despejado cielo de verano. Finalmente, se tomó la foto para el álbum familiar.

Pero, cómo no, su madre tenía que burlarse de la insistencia con la que Tom les había pedido que movieran la embarcación, para que ese retrato de armonía familiar no se viera ensombrecido por una casa que aparecía al fondo, una mansión con una torre de estilo normando que una vez perteneció a un contrabandista de licores.

– La verdad, Tom -dijo Daisy, señalando a su espalda con el pulgar y un dedo más y haciendo un ademán con la muñeca-, te comportas como si allí hubiese fantasmas. Si no te gusta ver ese viejo armatoste de casa deberíamos mudarnos. Igual tendríamos que haberlo hecho hace años.

Al momento, el ambiente se enrareció.

– Quiero que veas esa casa -le dijo-, no me importa.

– No veo por qué -protestó ella-. Deberíamos…

– No, no deberíamos habernos mudado -dijo Tom bruscamente, con decisión-. Me niego a que me intimiden y tampoco dejaré que lo hagan contigo.

– A mí nunca me ha intimidado nadie. Excepto los aquí presentes.

Su madre estaba sentada y su padre de pie. Sus miradas se cruzaron y ninguno de los dos la apartó durante ese largo momento de tensión. Su padre fue el primero en pestañear, y al girarse dijo:

– No era esa casa en particular lo que no quería que saliese en la foto. Simplemente, no quería que apareciera ningún edificio de fondo.

– ¡Vamos, Tom, por favor! ¿Desde cuándo eres fotógrafo profesional? ¿Ahora te preocupas por cosas como la composición de la imagen?

– Tienes que ver esa casa -dijo él de nuevo.

– Acabo de decirte que no lo necesito.

– Considéralo una penitencia.

– ¿Penitencia? ¿Acaso sabes lo que significa esa palabra?

Daisy puso los ojos en blanco, estiro el cuello como un cisne y meneó ligeramente la cabeza. Se permitió una pequeña risita burlona a costa de su marido, lo cual fue demasiado para él.

– ¡Muy bien! ¿Quieres que la casa salga en la foto? ¡Pues la tendrás! -gruñó Tom.

La agarró por las muñecas, con los bíceps en tensión bajo las mangas cortas de su camisa, y la arrastró una docena de pasos por la playa hasta que el agua le llegó a los tobillos. Allí, la tiró de un empujón contra las pequeñas olas, sobre las que cayó de espaldas, salpicando agua a su alrededor. Antes de que pudiera levantarse, Tom se agachó, se llevó la cámara al ojo y le sacó una foto. Luego otra. Ella le miraba con los ojos entornados, desafiante, pero no pronunció una palabra ni hizo ningún gesto para detenerle.

– Siempre verás esa casa -le decía Tom-. ¡Siempre!

Pamela y Robert habían visto a su padre levantarle la mano a su madre antes, pero nunca fuera de casa, ni cuando no se encontraban bebidos o sufriendo las migrañas de una seria resaca. Por eso, antes de que Pamela o su madre pudieran detenerlo, Robert corrió hacia Tom y le dio un puñetazo en el estómago tan fuerte y con una furia tan inesperada que lo dejó sin aire. De no ser porque Tom llevaba la cámara colgando del cuello con una cinta, se le habría caído al agua cuando se dobló y el carrete se habría estropeado.

– ¡Basta! -gritaba Robert-. ¡No la pegues! ¡Déjala en paz!

A veces Pamela intentaba sofocar las discusiones de sus padres cambiando de tema antes de que recurrieran a la violencia. Mencionar a algún chico por el que sentía cierto interés era un método infalible para distraer la atención de sus progenitores. Algunas tardes, incluso tenía la previsión de aguarles la ginebra. Sin embargo, en esta ocasión se quedó paralizada mientras aumentaban los comentarios groseros en explosión pública veraniega, y fue su hermano, por primera -y ¡ay!, no última- vez, quien se metió por medio atacando al orgulloso, arrogante y físicamente intimidatorio Tom Buchanan.

Su madre se puso en pie rápidamente, levantándose tan deprisa que el agua se derramó a chorros de su bañador y, al incorporarse, chapoteó haciendo gran ruido en el punto de la bahía en el que había caído, y consiguió interponerse entre su esposo y su hijo justo en el momento en el que Tom lanzaba la palma de su mano sobre el niño, que finalmente aterrizó sobre ella. Le dio un golpe tan fuerte en la mejilla que su cabeza giró como si estuviera sobre un eje y Pamela gritó porque pensó que le había partido el cuello. No lo hizo, pero Daisy se desmayó sobre la arena y el moratón en el rostro le duró hasta el otoño. Sus dos hijos se lanzaron sobre ella y la abrazaron, ansiosos por saber si su madre estaba malherida.

Todavía sin aliento, Tom les miró durante un breve instante, salió del mar dando grandes pisotones en el agua, con la cámara balanceándose sobre su pecho, y regresó a casa por el recortado césped. Pamela se quedó con su madre y su hermano en la playa durante, por lo menos, veinte minutos. Luego escucharon el chirrido del portón del garaje abriéndose y, después, el rugido del nuevo Pierce-Arrow rojo y negro. Sólo cuando el sonido del motor se perdió por completo en la distancia, se arrastraron como soldados heridos hasta la casa y aplicaron hielo al rostro de Daisy. La mujer ni tan siquiera intentó distender el ambiente haciendo algún comentario sobre su marido.

A Pamela le resultó interesante que su madre no se hubiera preocupado por guardar las otras fotos que Tom le sacó aquel día, esas en las que Daisy le miraba después de que la hubiera tirado al agua. Seguramente se debería a que no salía muy favorecida. Si hubiera salido guapa, su madre se las habría quedado. Años más tarde, ¿quién se iba a acordar de lo que había sucedido aquella tarde? Eso sería lo que su madre se habría dicho. Todo habría quedado en una inocente pérdida de los estribos. Daisy, seguramente, se fue a la tumba convencida de que había conseguido salvaguardar la imagen de su familia.

Pero, por supuesto, no fue así. No del todo. Algunas personas veían a su familia como unos desgraciados sin suerte, lo cual, dada la trágica vida que llevó su hermano, podría ser cierto.

¿Quién sabe? Es posible que su propia incapacidad para tener hijos fuera también un signo. Pero Pamela sabía que había otros que consideraban a su familia decadente, negligente e insensible. Algunos, hasta les tenían por crueles.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Doble vínculo»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Doble vínculo» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Arturo Fontaine - La Vida Doble
Arturo Fontaine
Chris Bohjalian - Midwives
Chris Bohjalian
libcat.ru: книга без обложки
Chris Bohjalian
Chris Bohjalian - Skeletons at the Feast
Chris Bohjalian
Chris Bohjalian - The Night Strangers
Chris Bohjalian
Chris Bohjalian - Secrets of Eden
Chris Bohjalian
Robert Heinlein - Estrella doble
Robert Heinlein
Christopher Bohjalian - The Double Bind
Christopher Bohjalian
Michael G. Brown - Vínculo sagrado
Michael G. Brown
Hugo Egido Pérez - El vínculo que nos une
Hugo Egido Pérez
Отзывы о книге «Doble vínculo»

Обсуждение, отзывы о книге «Doble vínculo» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x