José Santos - La Amante Francesa

Здесь есть возможность читать онлайн «José Santos - La Amante Francesa» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La Amante Francesa: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La Amante Francesa»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Primera Guerra Mundial. El capitán del ejército portugués Afonso Brandão está al frente de la compañía de Brigada de Minho; lleva casi dos meses luchando en las trincheras, por lo que decide tomarse un descanso y alojarse en un castillo de Armentières, donde conoce a una baronesa. Entre ellos surge una atracción irresistible que pronto se verá puesta a prueba por el inexorable transcurrir de la guerra.

La Amante Francesa — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La Amante Francesa», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¡Golpee aquí! -le dijo a Resende.

– ¿ Cómo?

– ¡Golpee aquí, hombre! -ordenó.

El capitán novato, obediente, aunque sin entender el propósito de la agresión al tronco quemado, levantó el bastón y golpeó el árbol. El impacto produjo un sorprendente sonido metálico y el tronco soltó un grito.

– ¡Cuidado, no seáis bestias!

Resende dio un salto, estupefacto. El árbol hablaba. Afonso y Mascarenhas se echaron a reír.

– Hombre, éste es un puesto de observación, camuflado como si fuese un árbol -explicó Mascarenhas-. Se llama Beto, es uno de los árboles de hierro que tenemos aquí.

– Ustedes se están burlando de mí…

– Pues, ¿qué quería usted? -se justificó Afonso-. Este es nuestro tradicional recibimiento al novato en las trincheras. No me diga que no es una maravilla…

– ¡Váyanse al cuerno!

Los dos oficiales se rieron.

– Así caen todos -comentó Mascarenhas-. Cuando entramos por primera vez en las trincheras, los tipos de la 1 aDivisión nos hicieron lo mismo. Venga con nosotros hasta el puesto de comando, vamos a bebemos un oporto y a superar el mal rato.

Y allá fue el capitán Resende, con el bigote deshecho, el uniforme convertido en una amalgama de barro oscuro y húmedo, las botas cubiertas de tierra, arrastrándose penosamente por la trinchera sucia y maloliente, con la esperanza de saborear una dulce copa con sabor a Portugal.

La entrada al refugio del pelotón era un simple agujero abierto junto a la base del parapeto, con varias tablas clavadas y sacos de arena que contenían el barro gris que porfiaba por infiltrarse por las rendijas. Matias, el Grande, se metió en el recinto, sintiendo las tablas de la escalera crujiendo a cada peldaño. El refugio estaba iluminado por mariposas y se veía a varios hombres tumbados o sentados que pertenecían a su reducido pelotón. Algunos dormían, uno fumaba, otro sacaba piojos de su chaleco de piel de cordero, uno más leía una carta en una pose poco habitual: al fin y al cabo, era raro encontrar a alguien que supiera leer en aquel universo de analfabetos, hombres rudos de la sierra y del campo que crecieron trabajando la tierra y cuidando a los animales, y cuya única educación era la que les había dado la vida. Matias puso la mano en el hombro del soldado que leía la carta.

– Daniel -dijo.

El hombre, delgado, canijo y con ojeras, levantó la cabeza. Tal como Matias, más alto y fuerte, llevaba la barba cortada al rape, lo que distinguía a los soldados del Miño del resto de la tropa portuguesa.

– ¿Y? -saludó Daniel.

– Todo en orden, voy a ver si corto jamón.

– ¿Algún inconveniente?

– No, el tiroteo de costumbre, nada más.

– ¿Ya has manducado? -quiso saber Daniel.

– Caviar -dijo Matias, que dirigió sus ojos hacia la carta-. ¿Noticias de tu mujer?

– Sí -respondió Daniel, que volvió su atención de nuevo al papel garrapateado que tenía en sus manos.

– ¿Alguna novedad de la tierra?

Daniel, tal como Matias, era de Palmeira. Habían salido juntos de juerga, labraron campos para el mismo patrón, fueron a la vendimia, eran uña y carne en las trincheras. Daniel, como es común entre los nativos del Miño, era muy religioso y hasta lo llamaban «el Beato». Había aprendido a leer con el párroco, era la única forma de entender la Biblia. Matias, menos dado a misticismos, nunca encontró grandes motivaciones para aprender. Además, sus padres lo obligaron muy pronto a labrar la tierra, no querían la carga de alimentar una boca más que se mantuviese improductiva. Como resultado, acabó analfabeto.

– Las cosas van bien, pero ella se queja de que el pequeño es un diablo.

– Un boche.

– Un boche -asintió Daniel, que sonrió.

Una rata gorda corrió sin rumbo cierto por el refugio; pasó a un palmo de la tabla de Matias y dejó tras de sí un rastro fangoso. El soldado observó cómo se metía en un agujero abierto en las paredes de barro.

– ¿Algo más? -preguntó, mirando de nuevo a su amigo y esperando noticias de Palmeira.

– El perdiguero de la Assunta ha tenido crías; al Zelito le ha dado un berrinche y quiere un perrito.

– Mira, a mí me gustaría tener un perro. -Matias se rio-. ¿Has visto a Fritz llegar a mi puesto y tropezarse con un perdiguero?

Daniel se quedó pensativo.

– Yo, si tuviese un perro, prepararía ahora mismo unos filetes -exclamó-. Dicen que a los chinos les encanta.

– Estás loco -dijo Matias, tirando de una manta-. Los gringos, si lo supiesen, dejarían de hablarnos. Adoran a los perros.

– ¿Dejarían de hablarnos? -replicó Daniel-. Y a mí qué, si no entiendo nada de lo que dicen.

– Oye, Daniel, anda y que te zurzan -concluyó Matias, que, sacudiendo la manta para limpiarla de los parásitos y las pulgas, se acostó sobre la tabla mojada y fangosa.

– Anda y que te zurzan a ti.

– Me voy a dormir, a dormir y a soñar con alguna hembra -soltó Matias, con la cabeza ya bajo la manta-. En el estado en que estoy, hasta la Assunta me venía bien. La Assunta y el perdiguero.

– Eres un guarro.

– Cállate, ahora voy a encontrarme con ella y a soñar que estoy tratando del asunto con Assunta.

Sintió que la humedad le helaba la espalda; el barro de la tabla se mezclaba con el uniforme sucio y empapado. Echó pestes en voz baja. Odiaba aquel mar de barro, no había forma de habituarse a él, detestaba dormir con la ropa mojada, el frío se le pegaba a la piel y le calaba hasta los huesos. Pensó que un día no podría evitar pillarse una neumonía, pero ese pensamiento se fue disipando y se convirtió repentinamente en un sueño. Se había dormido.

El puesto de comando de Grants estaba húmedo. Afonso arrastró el catre hasta la caja de municiones para permitir que sus invitados se sentasen. Se agachó para buscar la caja con las bebidas y, aún encorvado, volvió la cabeza hacia Resende.

– ¿Usted quiere probar un whisky?

– ¿Un qué?

– Un whisky.

– ¿Qué es eso?

– Es una especie de aguardiente escocés.

Resende meneó la cabeza.

– No quiero saber nada de esos brebajes de los gringos. Mejor deme un buen oporto.

Afonso puso la botella en la mesa. Era oscura, el cristal sucio y sin etiqueta; repartió tres vasos y echó un dedo de licor en cada uno. Los tres oficiales alzaron los vasos.

– ¡Salud!

Después de dar el primer trago, Resende se acomodó en el asiento.

– Entonces, ¿cómo está la vida por aquí? -quiso saber.

El mayor Mascarenhas cogió una caja blanca, tenía la marca Embassy escrita en rojo, y sacó de allí un cigarrillo, era un paquete que venía en las raciones inglesas.

– Aquí no se vive, hombre -dijo, encendiendo el cigarrillo-. Aquí se sobrevive.

– Me imagino.

– Poco puede imaginar -interrumpió el mayor-. Pero se dará cuenta muy pronto. Lo que intentamos es pasar inadvertidos, provocar a los boches lo menos posible e ir tirando.

– ¿Ha habido muchos combates?

– Nada de eso -dijo Mascarenhas con una mueca de la boca, echando una bocanada gris del Embassy-. Nada que se compare con lo que ocurre con los ingleses, ahí sí que hay combates a tope.

Mascarenhas miró a Afonso, que se sintió obligado a retomar la explicación.

– Tenemos sobre todo duelos de artillería, misiones de patrulla en la Tierra de Nadie, tiros de sniper, ráfagas de ametralladora, esas cosas que dan encanto a la vida en las trincheras -dijo Afonso-. Las patrullas en la Tierra de Nadie acaban a veces a tiros, y ya hemos perdido a algunos hombres. Pero combates en serio, de esos de envergadura, hemos tenido sólo cuatro. El primero fue en junio, con la gente del 24, de Aveiro, que estaba aún despistada. Se lanzó un ataque a las líneas alemanas con treinta hombres, pero las cosas no salieron muy bien.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La Amante Francesa»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La Amante Francesa» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Jose dos Santos - La Formule de Dieu
Jose dos Santos
Barbara Dunlop - La amante del francés
Barbara Dunlop
Susana Fortes - El amante albanés
Susana Fortes
José Santos - El séptimo sello
José Santos
José Santos - El códice 632
José Santos
Álvaro Santos Iglesias - Momentos twitter
Álvaro Santos Iglesias
Francisco Javier de la Torre Díaz - Los santos y la enfermedad
Francisco Javier de la Torre Díaz
Alberto S. Santos - Amantes de Buenos Aires
Alberto S. Santos
libcat.ru: книга без обложки
José Rivera Ramírez
Отзывы о книге «La Amante Francesa»

Обсуждение, отзывы о книге «La Amante Francesa» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x