Hasta zalamero tenía que ser: estaba en sus manos. La displicente joven le alzó el cabezal casi un palmo y luego cogió el mando a distancia para encender el televisor.
– De acuerdo… ¿qué canal vamos a ver?
– Si no le importa dejarme el mando, yo mismo lo buscaré. No estoy seguro… -mintió. Así, astuto, mejor que no sepa lo que quieres ver.
– Muy bien, toma. Pero sólo hasta que llegue la merienda, ¿eh? Y después dormiremos un poco, como nos han mandado. Jesús, cuántos caprichos! Venga, hasta luego. Si necesitas hacer pipí, llama al timbre.
Viéndola por fin salir del cuarto, Wallace se sintió absurdamente jubiloso, casi triunfante. Aferró el mando como si fuera un precioso trofeo y empezó a apretar un botón tras otro. El inevitable concurso de preguntas y respuestas imbéciles, un estruendoso grupo musical, un documental en que aparecían grandes leones soñolientos, otro concurso aún más estúpido, los dibujos animados y sus voces chillonas… ¡aquí estaba, por fin! La emoción fue tanta que el mando se le escapó de la mano temblorosa, resbaló por la sábana y cayó al suelo con un golpe ahogado. Ya daba igual, ahora estaba donde quería y no pensaba cambiar de canal.
«-… que todos los aficionados al turf estaban esperando con impaciencia. ¡Por fin ha llegado el tan deseado momento de la Gran Copa! De modo que sin más dilación vamos a conectar con el hipódromo del Centro, para que desde allí nos informe nuestro enviado especial. ¡Buenas tardes, Federico!
»-Hola, Iñaki, buenas tardes desde el hipódromo del Centro. Y un cordial saludo también a todos nuestros espectadores, que seguramente están ansiosos por presenciar esta fabulosa jornada hípica. Aquí la animación es enorme y, aunque el recinto está ya abarrotado, no para de llegar gente. No es para menos: aunque siempre la Gran Copa es un momento destacado, yo diría que el más destacado de todos, en el calendario turfístico, este año la expectación que rodea a la prueba es verdaderamente colosal, tanto por la calidad elevadísima de los participantes como por cierto tufo a revancha que se palpa en el ambiente. Hay emoción, mucha emoción, Iñaki.
»-Sin duda así es, Federico. Por lo que vemos, te encuentras ya en el paddock …
»-En efecto, estoy en el paddock , Iñaki, a la espera de que vayan saliendo los caballos que ahora están siendo ensillados. Pero ya tenemos por aquí a muchas personas importantes y significativas, que espero también puedan ver los espectadores gracias a la eficacia profesional de nuestros cámaras. No olvidemos esa labor callada pero fundamental de los cámaras, Iñaki.
»-Tienes mucha razón, Federico, un aplauso para ellos.
»-Bien, como te digo ya podemos ver en el paddock a mucha gente ilustre del mundo hípico. Por ejemplo, ahí tenemos al jeque Mohammed de Dubay, rodeado por su séquito. Está hablando con el preparador Saeed Bin Suroor y quizá acuerdan la estrategia a seguir en la prueba, Iñaki.
»-Permíteme que lo dude, Federico. Más bien creo que el preparador está recibiendo las últimas órdenes. Hace mucho que estoy convencido de que, en lo tocante a su cuadra, lo que el jeque decide va a misa… en fin, quizá no sea ésa la expresión adecuada, pero seguro que va a la mezquita o algo así, Federico.
»-Puede que tengas razón, Iñaki, no me extrañaría. En cualquier caso se trata de un gran criador y propietario. No es el único al que vemos por aquí; acaban de llegar ahora mismo John Magnier y Michael Tabor, también el japonés Tanaka, el barón Von Ullmann… Y encuentro cerca de nosotros nada menos que al Aga Khan, charlando con el actor Omar Sharif, que jamás se pierde ninguna de las grandes citas de los hipódromos. ¡Atención! Ahí tenemos a alguien que seguro interesa a nuestros espectadores. Es don José Carvajal, acompañado de su bellísima esposa, que como sabes fue Miss Mundo o Miss Universo, algo así. ¡Y a la vista está que podría volver a ganar el título si quisiera! La señora Carvajal lleva una pamela rosa muy elegante y también una… no sé cómo se llama… de color granate, ¿no? O quizá sea magenta. En cualquier caso, la señora está francamente estupenda, Iñaki.
»-Ya lo vemos, Federico, y nos congratulamos mucho de ello tanto por su marido como por la alegría estética de la comunidad hípica en general. Pero dime, si no me equivoco, cuando antes hablaste de revancha… quizá pensabas en el señor Carvajal, ¿no, Federico?
»-Tienes razón, Iñaki, no se te escapa una. En efecto, como ya saben todos los aficionados, don José Carvajal es el propietario de Espíritu Gentil , sin duda un verdadero campeón pero que fue derrotado el año pasado en esta prueba. Sólo pudo llegar tercero, una colocación honrosa para cualquier otro aunque no para él, que partía de favorito. Sin duda hoy busca reivindicar su buen nombre y con más razón porque vuelve a enfrentarse con los dos caballos que le batieron la otra vez, Iñaki.
»-Muy interesante, Federico. Pero además se comenta que entre el señor Carvajal y el propietario de los otros dos contendientes hay algo más que una rivalidad exclusivamente hípica. ¿Me equivoco, Federico?
»-No, Iñaki, estás en lo cierto. El otro propietario es el señor Ahmed Basilikos, al que tanto sus amigos como sus muchos enemigos suelen llamar el Sultán. Allí lo tienes, acompañado por su preparador y por tres evidentes guardaespaldas. Se le ve muy tranquilo, sonriente y confiado. Al pasar ha hecho un breve saludo al señor Carvajal y ha sido cortésmente correspondido. Pero todo el mundo sabe que entre ellos hay mar de fondo… O sea que a cada uno de ellos no le importaría ver a su adversario en el fondo del mar, Iñaki.
»-Ja, ja, eso es muy bueno! Se ve que estás en forma, Federico. Pero ya empiezan a salir los caballos a la ronda del paddock , ¿verdad? Los espectadores y también yo confiamos en que nos ilustres con tu gran sabiduría sobre cada uno de los participantes. Después de todo, ellos son los verdaderos protagonistas de la jornada, Federico…»
Acabada la ración de frivolidades tópicas, ahora empezaba lo que de veras interesaba a Wallace. En ese momento apareció por la puerta una monja bajita y regordeta, pero muy vivaracha, que ejercía como jefa de enfermeras en aquella planta del hospital.
– ¿Cómo estamos? Te veo un poco destapado. ¿No nos estaremos agitando demasiado, verdad?
– No, no, señorita… señora. Me encuentro bien, sólo estoy mirando un rato la tele.
– Ya. Pero ¡si se te ha caído el mando al suelo, válgame Dios! Tanto moverse, tanto moverse… Anda, toma, por si quieres cambiar de canal. Aunque todos son iguales, muchos tiros, mucho fútbol y muchas bailarinas.
– Por el momento seguiré en éste, gracias.
– Ya sabes que dentro de un par de horas, en el veinticuatro, retransmiten la misa vespertina.
– No soy creyente, señora. -Wallace estaba cada vez más impaciente, hacía esfuerzos por contenerse.
– ¡Cómo que no! Pero ¿no eres irlandés?
– No, señora: escocés.
– Ah, entonces… Hasta luego, tápate bien. Si tienes ganas de…
– Tocaré el timbre, muchas gracias.
Con un resoplido de cólera y alivio volvió a concentrarse en la pantalla, por donde desfilaban los caballos, cabizbajos y como meditando algunos, otros altivos, desafiantes.
«-… el alemán Talos , propiedad del barón Von Ullmann, que es hijo del gran Manduro y va a ser montado por Andreas Starke. Un potro consistente, muy puesto… Fíjense qué contraste con esta yegua francesa, Joie du Roi , pequeñita y poco impresionante pero que viene de ganar por sorpresa el premio Arco de Triunfo. ¡Cuidado con ella, la monta el campeón Olivier Peslier y es capaz de repetir hoy! Aquí tenemos al más veterano de la carrera, el japonés Mitsubishi Ghost , que cuenta ya seis años y participa en la Copa por tercera vez, montado por Yutaka Take, Iñaki.
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