– La esvástica era el símbolo de la Sociedad de Thule…
– No, la esvástica es un símbolo universal que el ariosofismo tomó como emblema. De la misma forma que la escuadra y el compás es el símbolo masón, o la cruz el símbolo cristiano. Es decir, los nazis toman un símbolo antiguo, la cruz gamada, y lo hacen suyo, tal como los cristianos toman el de la cruz ansada. No porque Jesús muriera en una cruz porque, si Jesús existió, murió probablemente en un poste o una estaca vertical, sino porque el símbolo cristiano proviene de la cruz ansada del Antiguo Egipto, que era símbolo de fertilidad y vida, y la cruz egipcia proviene a su vez de otros símbolos. En lugares de todo el mundo se han hallado varios objetos, que datan de períodos muy anteriores a la era cristiana, marcados con cruces de diferentes diseños. Para colmo, la cruz no fue un símbolo que se usó en el cristianismo primitivo. El primer símbolo de Cristo fue el pez, en el siglo n; en las primeras tumbas esculpidas se le representa como el Buen Pastor, en el siglo m. Y la cruz no llegó a ser el emblema y símbolo supremo del cristianismo sino hasta el siglo IV.
– Y tú, ¿cómo sabes tanto de esto?
– Estudié filosofía, rama teología.
– ¿Teología? ¿Estudiaste para cura?
– Algo así…
– ¿Algo así? ¿Estuviste en un seminario, me quieres decir, o también estaban en una secta?
– Mira, otro día te lo cuento, pero sería una historia más larga que la de la casa Winter, y ahora estamos en otro tema… -Gabriel se dio cuenta, en una iluminación repenlina, de que había tocado un punto candente-. La cuestión es que te he hablado de la cruz cristiana para que veas que en ambos casos se sigue un esquema similar -prosiguió Virgilio muy serio, retomando su discurso profesoral, como si quisiera enterrar con palabras el tema evidentemente incómodo que había asomado inesperadamente la cabeza-. El de un movimiento que toma un símbolo universal y consigue hacerlo exclusivamente suyo. Cualquiera que vea una cruz latina da por hecho ahora que se trata de una cruz cristiana, y cualquiera que vea una cruz gamada entiende que es un símbolo nazi. Pero, como siempre, he hecho una digresión.
– No me importa que hagas digresiones. Me gusta oírte hablar, ya te lo he dicho. Me siento como si hubiera asistido a una conferencia… Con la diferencia de que no hablas para un auditorio, sino solo para mí. -Aquella perorata confusa y densa era como una nana que lo arrullaba y le permitía olvidar, pero no se lo dijo.
– Pero estoy hablando yo solo.
– En ese caso, es un honor que estés dando una conferencia para mí, en privado, y sin cobrarme. Estoy encantado de que hables, me interesa lo que cuentas y además me distrae.
– ¿Te distrae de qué?
– Bueno, ya sabes… He perdido a una hermana. Tengo problemas en mi país. Mi vida ahora mismo es todo desorden. Y quizá el hecho de ver que la existencia en general es caos y confusión, que mis problemas están inscritos en una maraña de problemas mucho mayores me hace relativizar, no sé. Me gusta escucharte, me interesa lo que me cuentas, pero no sé adónde quieres ir a parar… -A través de la cristalera, Gabriel veía el cielo canario, un cielo que no se definía bien, no por falta de luz, sino por su exceso, y el sol era como una botella de güisqui vaciándose en ese cielo-. ¿Sabremos por qué mi hermana se dejó engañar por Isolde, Heidi o como se llame? ¿Me vas a aclarar de una vez si mi hermana era neonazi?
– No, no creo que tu hermana fuera neonazi, en el sentido en el que se entiende el término. Tu hermana se sintió fascinada por una personalidad y una ideología mítica que se remonta a muy lejos.
– Que se remonta a…, ¿cuándo exactamente?
– ¿Qué quieres? ¿Que te dé una charla sobre la sociedad a la que pertenecía tu hermana? Quiero decir, que tengo miedo de aburrirte.
– No me aburres, en absoluto. Quiero que sigas con la explicación, quiero entender algo, necesito entender.
– Veamos, lo que quiero explicarte es que Isolde no es exactamente nazi. Ella era probablemente la gran maestre de una orden secreta, y la propagadora de una filosofía, de un sistema ideológico que hace un sincretismo de muy diversas tradiciones. La esvástica, por ejemplo, se ha situado ya en el inconsciente colectivo como un símbolo de destrucción y odio, pero se trata en realidad de un símbolo antiquísimo, que representa la luz solar en rotación. Incluso los oficiales de vuestro ejército (el británico, quiero decir) la usaban, y las aeronaves francesas comandadas por La Fayette llevaban pintado como emblema la cabeza de un indio sioux adornada con un penacho de plumas, en el que aparecía el emblema de la cruz gamada. El origen de la esvástica se pierde en la noche de los tiempos, quizá sea incluso el más viejo símbolo utilizado por la humanidad. De hecho, las primeras esvásticas se encuentran en materiales rupestres de la Edad del Bronce. Las encuentras también como decoración pintada sobre cerámica y los egipcios la utilizaban como representación del poder. Para los budistas, la esvástica es un amuleto y un talismán. Y para el esoterismo ariosófico, que bebe de todas estas fuentes, se trata de la cruz Sylfot o el martillo de Thor de las antiguas leyendas germanas. Pero para los ariosófícos es algo más que un símbolo, porque ellos creían que, en algún momento, una esvástica brillante estuvo girando en los cielos de la Tierra, presenciada por los pueblos de todo el mundo.
– ¿Te refieres a un ovni en forma de esvástica? Porque Heidi hablaba de un ovni que recogería a sus adeptos antes del fin del mundo…
– No lo sé… Verás, las primeras cruces gamadas aparecen a la vez en restos arqueológicos de culturas contemporáneas unas de otras y que no pudieron tener contacto entre sí. Los incas, por ejemplo, también las usaban. La esvástica es un auténtico enigma, un símbolo de miles de años de antigüedad que ni nace espontáneamente en la mente del artista ni se transmite primariamente de cultura en cultura. Por eso, la creencia esotérica es que la esvástica tuvo su origen en algo aparecido en el cielo, algo que pudieron presenciar independientemente culturas muy separarlas, el símbolo habría llegado del exterior y, sin embargo, no se habría transmitido por difusión cultural, ¿entiendes? De ahí la idea ariosófica de que no representa a un poder superior, sino que lo retrata. Que quienes pintaban esvásticas pintaban algo que habían visto. ¿Un ovni? ¿Por qué no? Quizá a eso se refería la alemana, muy probablemente, que sería la cruz gamada original la que se llevaría los espíritus de los acólitos después de que se suicidaran…
– Y los nazis hicieron suyo el símbolo… -Gabriel asentía, cabeceando para dar a entender que había captado lo que Virgilio quería decir, y los movimientos ligeramente pendulares de la cabeza, yendo y regresando, producían la reiterada confusión asociada a toda conversación que gire en torno a un tema tan complicado que parece inaprensible.
– Exactamente. El nazismo no es un simple movimiento político, sino un sistema ideológico-místico muy complejo. El Partido Nacionalsocialista era el brazo político, y la Sociedad de Thule, el brazo ideológico.
– A ver si me aclaro, la Sociedad de Thule es una sociedad ariosofista de la misma manera que la Royal Society fue una sociedad masónica en su día…
– Algo parecido… Los mitos, los símbolos y la ideología nacional socialista habían sido ya desarrollados por diferentes pensadores ocultistas, más o menos tarados o iluminados, que escribían desde finales del siglo XIX y cuyas ideas cristalizaron en la Sociedad de Thule. Y esta Sociedad u Orden de Thule es una sociedad secreta anterior al Partido Nacionalsocialista. O sea, no todos los thulistas eran nazis, ni viceversa, pero muchos de los nazis importantes sí lo eran. Himmler era un thulista convencido. Para que te hagas una idea, por ejemplo, quería convertir las SS en la institución ariosófica por excelencia, constituida no sólo por agentes de pura raza aria, sino que hubieran sido convenientemente iniciados. Por eso instituyó ritos cuya finalidad era ligar de forma segura al iniciado a la orden. Así, los hombres de las SS se casaban y bautizaban a sus hijos en ceremonias ariosóficas destinadas a suplantar los sacramentos cristianos. Y lo mismo hizo Himmler respecto a las festividades religiosas, que sustituía por festivales paganos. Por ejemplo, en lugar de festejar la Navidad, los miembros de las SS se reunían y celebraban banquetes a la luz de las velas y alrededor de fogatas que evocaban los ritos tribales germanos del solsticio de invierno. Porque debes entender que Himmler concebía las SS no como una élite militar, sino como una orden de caballería al estilo templario. De hecho, se refería a ella como la Orden Negra. E intrigó para que Hess fuera nombrado por el Führer como jefe del partido nazi por la razón más absurda que te puedas imaginar.
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