Philip Roth - Me Casé Con Un Comunista

Здесь есть возможность читать онлайн «Philip Roth - Me Casé Con Un Comunista» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Me Casé Con Un Comunista: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Me Casé Con Un Comunista»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El sueño americano se convierte en pesadilla.
En plena caza de brujas, durante la era McCarthy, Iron Rinn -cavador de zanjas primero, actor radiofónico más tarde- ve cómo tras participar en la Segunda Guerra Mundial, comprometido en la lucha por un mundo mejor, termina en la lista negra, desempleado y perseguido por el fanatismo ideológico.
En este camino tendrá un papel fundamental la exquisita actriz Eve Frame. El matrimonio de ambos se transformará: de idilio fascinante y perfecto pasará a ser un tremendo y cruel culebrón. Y cuando ella revele a la prensa las relaciones de Iron con la URSS, el apogeo de la traición y la venganza se materializarán en el escándalo nacional y la ruina personal. El hermano de Iron, Murray, será quien cuente esta historia años más tarde.
Philip Roth, el autor de Pastoral americana y La mancha humana, vuelve a explorar y a retratar con ironía, sinceridad y vehemencia los conflictos de la sociedad norteamericana del siglo XX.

Me Casé Con Un Comunista — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Me Casé Con Un Comunista», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Entonces empezaron a acosarle las recriminaciones. No debería haber dejado a O'Day. Abandonar la fábrica de discos, irse a Nueva York, casarse con Eve Frame, considerarse pomposamente el señor Iron Rinn… no debería haber hecho nada de todo eso. El mismo era consciente de que no debería haber vivido jamás como lo hizo cuando se marchó del Oeste Medio. No debería haber tenido el apetito de experiencia de un ser humano ni la incapacidad humana de conocer el futuro ni la propensión humana a cometer errores. No debería haberse permitido perseguir una sola de las metas que se propone un hombre viril y ambicioso. Ser un trabajador comunista, vivir solo en una habitación en Chicago Este, sin más luz que la de una bombilla de sesenta vatios… tal era la altura ascética de la que había caído al infierno.

La clave de todo aquello era la acumulación de humillaciones. Lo que le habían lanzado encima no era un simple libro, sino una bomba en forma de libro. McCarthy tendría los doscientos, trescientos o cuatrocientos comunistas en sus listas inexistentes, pero alegóricamente una persona debería representarlos a todos. Alger Hiss es el ejemplo principal. Tres años después del caso Hiss, Ira se convirtió en otro. Aún más: para el ciudadano de a pie, Hiss seguía siendo el hombre del Departamento de Estado y Yalta, y, por tanto, muy alejado del norteamericano corriente, mientras que Ira representaba el comunismo de la cultura popular. Para la confusa imaginación de la gente, él era el comunista demócrata. Era Abe Lincoln. Se trataba de algo muy fácil de entender: Abe Lincoln como el malvado representante de una potencia extranjera, Abe Lincoln como el mayor traidor que tuvo Norteamérica en el siglo XX. Ira llegó a ser para la nación la personificación del comunismo, el comunista personalizado: Iron Rinn era el comunista que había traicionado al hombre corriente, de una manera como jamás podría haberlo hecho Alger Hiss [16].

Era un gigante de gran fortaleza, y en muchos aspectos insensible, pero al final no pudo encajar las calumnias que amontonaban sobre él. Los gigantes también son derribados. Sabía que no podría ocultarse de lo ocurrido y, a medida que transcurría el tiempo, pensó que nunca podría esperar a que todo pasara. Empezó a pensar que, una vez alzada la tapadera, siempre le acecharían desde una u otra parte para atacarle. El gigante no podía encontrar nada adecuado con que hacer frente a la situación, y fue entonces cuando se dio por vencido.

Fui a buscarle y lo traje a vivir con nosotros hasta que no pudimos seguir soportando la situación, y entonces lo ingresé en el hospital de Nueva York. Allí se pasó el primer mes sentado en una silla, restregándose las rodillas y los codos y abrazándose la caja torácica porque le dolían las costillas, pero por lo demás estaba inerte, con la vista fija en el suelo y deseando morirse. Cuando iba a verle apenas hablaba. De vez en cuando decía: «Todo lo que he querido hacer…». Eso era todo. Nunca fue más allá, por lo menos en voz alta. Eso fue lo único que me dijo durante semanas. En un par de ocasiones musitó: «Estar así…», «nunca me propuse…». Pero lo que decía sobre todo era: «Todo lo que he querido hacer…».

En aquella época no había demasiada ayuda para los pacientes mentales. Las únicas püdoras que les daban eran sedantes. Ira se negaba a comer. Estaba sentado en aquella primera unidad (a la que llamaban unidad de desequilibrados) de ocho camas, con bata, pijama y zapatillas, y cada día que pasaba se parecía más a Lincoln. Demacrado, extenuado, con la expresión triste de Lincoln. Yo le visitaba, me sentaba a su lado, le tomaba la mano y pensaba: «Si no fuera por ese parecido, nada de esto le habría ocurrido. Si no hubiera sido responsable de su aspecto».

Transcurrió un mes antes de que lo trasladaran a la unidad de semidesequilibrados, donde los pacientes vestían con normalidad y recibían una terapia recreativa. Algunos de ellos jugaban a voleibol, otros a baloncesto, pero Ira no podía debido a sus dolores articulares. Llevaba un año viviendo con un dolor que era intratable, y es posible que eso le trastornara más que la calumnia. Tal vez el adversario que destruyó a Ira fue el dolor físico, y el libro no habría bastado para destruirle de no haber tenido la salud tan debilitada.

El derrumbe fue total. La vida en el hospital era atroz, pero no podríamos haberle cuidado en casa. Se pasaba el día acostado en la habitación de Lorraine, maldiciéndose y llorando a lágrima viva: O'Day le había dicho, O'Day le había advertido, O'Day sabía, cuando estaban en el muelle, en Irán… Doris se sentaba al lado de la cama de Lorraine y le abrazaba mientras él gemía y se lamentaba. La vehemencia que había detrás de sus lágrimas… era terrible. No te das cuenta del puro sufrimiento que puede acumularse en el interior de una persona titánicamente desafiante que se enfrenta al mundo y combate contra su propia naturaleza durante toda su vida. Eso era lo que salía de él a borbotones: toda aquella puñetera lucha.

A veces me sentía aterrado, como en la guerra, cuando los alemanes nos bombardeaban durante su última contraofensiva. Como Ira era tan corpulento y arrogante, tenías la sensación de que nadie podía hacer nada por él. Veía su rostro alargado y macilento, demudado por la desesperación, con la desesperanza y el fracaso impresos en su semblante, y me embargaba el pánico.

Cuando regresaba a casa, al salir de la escuela, le ayudaba a vestirse. Cada tarde le obligaba a afeitarse e insistía en que diera un paseo conmigo por la calle Bergen. ¿Podía cualquier calle de cualquier ciudad norteamericana haber sido más acogedora en aquellos días? Pero Ira estaba rodeado de enemigos. La marquesina del teatro Park le asustaba, los salamis en el escaparate de Kartzman le asustaban… la confitería de Schachtman, en cuya fachada había un puesto de periódicos, le asustaba. Estaba seguro de que cada periódico contaba su historia, semanas después de que la prensa hubiera terminado de divertirse con él. El Journal-American publicó extractos del libro de Eve. El Daily Mirror publicó su foto en primera página. Incluso el solemne Times no se pudo resistir y publicó un reportaje de interés humano acerca del sufrimiento de la Sarah Bernhardt de las ondas, y se tomó todas aquellas necedades sobre el espionaje ruso completamente en serio.

Pero eso es lo que sucede. Una vez se ha completado la tragedia humana, los periodistas se encargan de trivializarla y convertirla en entretenimiento. Tal vez debido al frenesí irracional que irrumpió en nuestra casa, al que no me pasó por alto ningún detalle insinuante y disparatado de los periódicos, considero la época de McCarthy como la que inauguró en la posguerra el triunfo de la chismorrería como el credo unificador de la república democrática más antigua del mundo. «En el chismorreo confiamos.» El chismorreo como evangelio, como la fe nacional. El mccarthysmo como la primera floración de posguerra de la irreflexión norteamericana que ahora se evidencia en todas partes.

El comunismo era lo que menos preocupaba a McCarthy; si nadie más lo sabía, él sí. El aspecto de juicio espectáculo que tuvo la cruzada patriótica de McCarthy no fue más que su forma teatral. Que las cámaras lo registraran sólo le dio la falsa autenticidad de la vida real. McCarthy comprendió mejor que ningún político norteamericano antes que él que los legisladores podían tener mucha más eficacia si actuaban; McCarthy comprendió el valor como entretenimiento de la deshonra y la manera de alimentar los placeres de la paranoia. Nos llevó a nuestros orígenes, al siglo XVII y al cepo. McCarthy era un empresario teatral, y cuanto más alocadas eran las opiniones, tanto más excesivas las acusaciones, mayor la desorientación y mejor la diversión general. Los libres y los valientes dejoe McCarthy… ése era el programa en el que mi hermano jugaría el papel más importante de su vida.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Me Casé Con Un Comunista»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Me Casé Con Un Comunista» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Philip Roth - Letting Go
Philip Roth
Philip Roth - My Life As A Man
Philip Roth
Philip Roth - Operacja Shylock
Philip Roth
Philip Roth - Elegía
Philip Roth
Philip Roth - Indignation
Philip Roth
Philip Roth - Our Gang
Philip Roth
Philip Roth - The Human Stain
Philip Roth
Philip Roth - Operation Shylock
Philip Roth
Philip Roth - The Prague Orgy
Philip Roth
Отзывы о книге «Me Casé Con Un Comunista»

Обсуждение, отзывы о книге «Me Casé Con Un Comunista» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x