Joanne Harris - Chocolat

Здесь есть возможность читать онлайн «Joanne Harris - Chocolat» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Chocolat: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Chocolat»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El chocolate es algo más que un placer para los sentidos. Por eso para el párroco la llegada al pueblo de Vianne Rocher, una singular mujer que decide montar una chocolatería, no puede ser sino el primer paso para caer en la tentación y en el pecado. Y frente a él, la joven Vianne solo puede apelar a la alegría de vivir de las gentes.

Chocolat — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Chocolat», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Armande la hace callar.

– Ya hablaremos después. Ahora quiero celebrarlo.

Armande saluda el champán con una exclamación de satisfacción.

El postre es una fondue de chocolate. Es una fondue que hay que preparar en un día despejado porque, si está nublado, el brillo del chocolate fundido se empaña. Se confecciona con un setenta por ciento de chocolate negro, mantequilla, un poco de aceite de almendras, una crema doble incorporada en el último momento y después se calienta suavemente la mezcla a la llama de un quemador. Después se ensartan en un espetón unos trozos de pastel o de fruta y se sumergen en la mezcla de chocolate. Esta noche he traído toda su repostería favorita, pero lo único apropiado para mojar en el chocolate es el gâteau de Savoie. Caro alega que no puede comer ni un bocado más, pese a lo cual se sirve dos tajadas de roulade bicolore a base de chocolate blanco y negro. Armande lo prueba todo, está roja como la grana y más expansiva tras cada minuto que pasa. Joséphine cuenta a Blanche por qué abandonó a su marido. Georges me sonríe lascivamente por detrás de sus dedos emporcados de chocolate. Luc bromea con Anouk, que está medio dormida en la silla. El perro mordisquea, feliz, la pata de la mesa. Zézette, como la cosa más natural del mundo, se saca un pecho y le da de mamar a su hijito. Parece que Caro está a punto de hacer un comentario pero, como pensándolo mejor, se encoge de hombros y no dice nada. Entonces abro otra botella de champán.

– ¿Seguro que estás bien? -pregunta Luc con voz tranquila a Armande-. Quiero decir que no te encuentras mal ni nada, ¿verdad? ¿Te has tomado el medicamento?

Armande se echa a reír.

– Te preocupas demasiado para un niño de tu edad -le dice ella-. Lo que tendrías que hacer sería poner el mundo patas arriba y hacer sufrir a tu madre en lugar de querer enseñar a tu abuela cómo se hacen los niños.

Armande sigue con su buen humor, aunque ahora parece un poco cansada. Hace casi cuatro horas que estamos sentados a la mesa. Faltan diez minutos para la medianoche.

– Ya lo sé -dice Luc con una sonrisa-, pe-pero es que no tengo prisa pa-para heredar.

Armande le da una palmada en la mano y le llena otra vez el vaso. Como no tiene la mano muy firme, derrama un poco de vino sobre el mantel.

– No te preocupes -le dice con viveza-, hay más.

Rematamos el banquete con mis helados de chocolate, unas trufas y el café servido en minúsculas tacitas, acompañado de un calvados servido en un cuenco caliente y que es como una explosión de flores. Anouk reclama su canard, un terroncillo de azúcar mojado con unas gotas de licor, y después pide otro para Pantoufle. Se apuran las tazas y se retiran los platos. Los braseros queman a fuego lento. Miro a Armande, que sigue hablando y riendo pero que ahora parece menos animada que unos momentos antes, ya que se le entrecierran los ojos aunque, debajo de la mesa, tiene asida una mano de Luc.

– ¿Qué hora es? -pregunta al poco rato.

– Casi la una -dice Guillaume.

Armande suspira.

– Hora de que me vaya a la cama -declara-. No soy tan joven como en otros tiempos, ¿sabéis?

Hurga entre los pies y saca toda una brazada de regalos que había dejado debajo de la silla. Veo que Guillaume la observa con atención. Él sabe. Ella le dirige una sonrisa de una dulzura peculiar y enigmática.

– No vayáis a figuraros que pronunciaré un discurso -dice con cómica brusquedad-. No soporto los discursos. Lo único que quiero es daros las gracias a todos… a todos… y deciros que lo he pasado de maravilla. No recuerdo haberlo pasado nunca así de bien. Creo que nunca ha habido una ocasión mejor. La gente se figura que cuando uno es viejo ya no tiene que divertirse. Pues no, no es así.

Se oyen gritos de Roux, Georges y Zézette para manifestarle que están de acuerdo. Armande asiente con expresión juiciosa.

– Mañana no me despertéis muy temprano -aconseja haciendo una mueca-. Me parece que no había bebido tanto desde que tenía veinte años, necesito dormir -me dirige una mirada furtiva, casi a modo de advertencia-. Necesito dormir -repite vagamente, mientras va alejándose de la mesa.

Caro se levanta para ayudarla, pero ella la aparta con gesto perentorio.

– No fastidies, nena -le dice-. Tú siempre lo mismo, siempre fastidiando -me dirige una de sus miradas cargadas de intención-. Que me ayude Vianne -declara-. Lo demás puede esperar a mañana.

La acompaño a su habitación mientras los invitados comienzan a desfilar lentamente y desaparecen riendo y charlando. Caro da el brazo a Georges y tiene a Luc cogido del otro. Se había dejado el cabello suelto, lo que le da un aire más joven e infunde más suavidad a sus rasgos. Al abrir la puerta del cuarto de Armande oigo que dice:

– … casi me ha prometido que iría a Les Mimosas… menudo peso me he sacado de encima…

Armande también ha oído sus palabras y se ha reído por lo bajo con aire ausente.

– Eso de tener a una madre delincuente tiene que ser muy difícil de sobrellevar -me dice-. Ponme en la cama, Vianne, antes de que me caiga.

La ayudo a desnudarse. Junto a la almohada ya tenía preparado un camisón de lino. Mientras se lo ponía le he arreglado la ropa de la cama.

– Mira, Vianne -me indica-. Déjame allí los regalos para que pueda verlos -y con un gesto vago me indica la cómoda-. ¡Mmmmm! ¡Qué bien!

He obedecido sus instrucciones mecánicamente, me sentía como en trance. Quizá yo también he bebido más de la cuenta porque me siento poseída de una enorme paz. He contado las ampollas de insulina de la nevera y he visto que hacía unos días que Armande había dejado de tomarlas. Habría querido preguntarle si estaba plenamente segura de lo que hacía, pero me he limitado a desenvolver el regalo de Luc -una combinación de seda de un espléndido, descarado e indiscutible color rojo- que he dejado en el respaldo de la silla para que pudiera verla bien. Armande ha vuelto a soltar una de sus risitas ahogadas y ha extendido la mano para tocar la seda.

– Ya te puedes marchar, Vianne -ha dicho con voz suave pero firme-. Ha sido estupendo.

He vacilado. He tenido la visión fugaz de nuestras imágenes en el espejo del tocador. He tenido la impresión de que Armande, con el cabello recién cortado, era aquel viejo de mi visión, aunque las manos de ella eran una mancha carmesí y Armande sonreía. Tenía cerrados los ojos.

– Deja la luz encendida, Vianne -han sido sus últimas palabras-. Buenas noches.

Le di un beso suave en la mejilla. Olía a espliego y a chocolate. Fui a la cocina a terminar de lavar los platos.

Roux se había quedado para ayudarme. Los demás invitados ya se habían ido. Anouk estaba dormida en el sofá y tenía el pulgar metido en la boca. Lavamos los platos sin decir palabra y guardamos los vasos y la vajilla nueva en los armarios de la cocina de Armande. En una o dos ocasiones Roux intentó iniciar una conversación, pero yo no tenía ganas de hablar con él. Nuestro silencio sólo estaba salpicado por los leves y secos ruidos de la porcelana y el cristal.

– ¿Te encuentras bien? -me dijo finalmente Roux poniéndome la mano en el hombro con un gesto suave. Sus cabellos parecían caléndulas. Respondí lo primero que me vino a las mientes.

– Estaba pensando en mi madre -por extraño que parezca, había dicho la verdad-. A ella le hubiera gustado esto. Le gustaban… los fuegos artificiales.

Me miró. Sus extraños ojos brillantes se oscurecieron hasta volverse casi morados en la difusa luz amarillenta de la cocina. Me han entrado ganas de hablarle de Armande.

– No sabía que te llamabas Michel -le dije finalmente.

Se encogió de hombros.

– ¡Qué importan los nombres!

– Estás perdiendo el acento -le digo no sin sorpresa-. Antes tenías un acento marsellés muy fuerte, pero ahora…

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Chocolat»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Chocolat» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Joanne Harris - Blackberry Wine
Joanne Harris
Joanne Harris - W Tańcu
Joanne Harris
Joanne Harris - Runas
Joanne Harris
Joanne Harris - Zapatos de caramelo
Joanne Harris
Joanne Harris - Jeżynowe Wino
Joanne Harris
Joanne Harris - Czekolada
Joanne Harris
Joanne Harris - Runemarks
Joanne Harris
Joanne Harris - Holy Fools
Joanne Harris
Joanne Harris - Sleep, Pale Sister
Joanne Harris
Joanne Sefton - Joanne Sefton Book 2
Joanne Sefton
Отзывы о книге «Chocolat»

Обсуждение, отзывы о книге «Chocolat» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x