Leonardo Padura - Vientos De Cuaresma

Здесь есть возможность читать онлайн «Leonardo Padura - Vientos De Cuaresma» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Историческая проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Vientos De Cuaresma: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Vientos De Cuaresma»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En los infernales días de la primavera cubana en que llegan los vientos calientes del sur, coincidiendo con la Cuaresma, al teniente Mario Conde, que acaba de conocer a Karina, una mujer bella y deslumbrante, aficionada al jazz y al saxo, le encargan una delicada investigación. Una joven profesora de química del mismo preuniversitario donde años atrás estudió el Conde ha aparecido asesinada en su apartamento, en el que aparecen además restos de marihuana. Así, al investigar la vida de la profesora, de impoluto expediente académico y político, el Conde entra en un mundo en descomposición, donde el arribismo, el tráfico de influencias, el consumo de drogas y el fraude revelan el lado oscuro de la sociedad cubana contemporánea. Paralelamente, el policía, enamorado de la bella e inesperada mujer, vive días de gloria sin imaginar el demoledor desenlace de esa historia de amor.

Vientos De Cuaresma — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Vientos De Cuaresma», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Oye, Conde, ¿quién tú te has creído que eres?, ¿eh? ¿Tú te crees que eres mejor que nadie o que…?

– Oye, yo no me creo ni pinga. ¿Qué es lo que tú quieres? -repitió y antes de pensar lo que hacía se lanzó en busca de la cara de Fabricio. Quería golpearlo, sentir que se deshacía entre sus manos, hacerle daño y no volver a verlo ni a oírlo nunca más. Fabricio intentó esquivar el golpe, pero el puño del Conde lo atrapó por el costado del cuello y lo hizo retroceder, apenas dos pasos, y entonces la izquierda del Conde se le clavó en un hombro. Fabricio lanzó un manotazo de revés y acertó en pleno rostro de su atacante. Un calor remoto, que creía olvidado, resurgió en las mejillas del Conde como una explosión: los golpes en la cara lo enloquecían y sus brazos se convirtieron en dos aspas desquiciadas que lanzaban puñetazos hacia la masa roja que veía frente a él, hasta que una fuerza extraña intervino para alzarlo y suspenderlo en el aire: el mayor Rangel había logrado atraparlo por las axilas y sólo entonces el Conde se percató del coro de estudiantes que se había formado alrededor de ellos, alentándolos al combate.

– Dale, por la quijá.

– Coñó, qué galletaza.

– Yo le voy al de la camisa de rayas.

– ¡La galleta, la galleta!

Y una voz ronca, que le decía en su oído, con una modulación desconocida.

– Te voy a tener que matar, coño -para inmediatamente variar la inflexión y decir, casi en un susurro-: Está bueno ya, está bueno ya.

– Mira, Mario Conde, no voy a discutir ahora contigo lo que pasó, no quiero ni oírte hablar de eso. No quisiera ni verte, coño. Yo sé que tú querías a Jorrín, que estás tenso, que tienes un caso complicado, hasta sé que Fabricio es un comemierda, pero lo que tú has hecho no tiene perdón de Dios, y por lo menos yo no te lo voy a perdonar, aunque te quiera como a un hijo. No-te lo voy-a perdonar, ¿me entiendes? Préstame tu fosforera, creo que la mía se me perdió con el lío que tú armaste. Ya es el último tabaco que me queda y el entierro es mañana por la mañana. Pobre Jorrín, me cago en diez. No, ni hables te dije, déjame encender el tabaco. Coge tu fosforera. Oye, ¿no te dije bien claro que estuvieras más tranquilo que una monja? ¿No te advertí que no quería ningún problema? Y mira tú con la que me sales ahora: a piñazos con un oficial, en medio de la calle, delante de una funeraria donde está toda la gente de la Central. ¿Pero tú estás loco o eres comemierda? ¿O las dos cosas…? Bueno, después hablamos de esto, y prepara el culo para agarrar patadas. Te lo advierto. Y no te eches más pomada china que no te voy a coger lástima… Coño, pero si es que ahorita tienes cuarenta años y te portas como un muchacho… Mira, Conde, sí, después hablamos de esto. Ahora procura hacer bien el trabajo. Tú lo puedes hacer bien. Quédate tranquilo esta noche y mañana, después del velorio, vas a buscar a ese muchacho a su casa. Ya para esa hora se debe saber qué es lo que sabe el guajiro del Escambray que mencionó Orlando San Juan. El muchacho tiene clases por la tarde, ¿no? Bueno, pues lo traes para acá y que la gente de Cicerón le haga un registro a ver si aparece droga en su casa, porque a lo mejor es allí donde la guarda el Ruso. Pero tú acuérdate de que es un muchacho del Pre, así que llévalo suave, pero amarrado bien cortico, y sácale hasta el nombre de la comadrona que lo trajo al mundo. Hay que saber si por fin Lando tiene alguna relación con la maestra o si fue el muchacho quien metió la droga en casa de la profesora, y hasta dónde circuló esa marihuana en el Pre. Esta historia ligada con el Pre me aterra, por mi madre que sí… Y creo que tú tienes razón, la pista de la marihuana va a resolver lo del asesinato, porque sería mucha casualidad que el de la droga no fuera el asesino, en un caso donde por fin no hay violación ni hay robo, y yo me cago en las casualidades. ¿Te duele la cara? Pues jódete. Lo único que hubiera querido es que Fabricio te hubiera reventado a piñazos, que es lo que yo tengo ganas de hacer. Dale, muévete, y anda al hilo, que ahora sí tú vas a entrar en cintura o yo dejo de llamarme Antonio Rangel. Mira: por ésta te lo juro.

La depresión es un fardo pesado sobre los hombros que lo sigue hundiendo cuando se deja caer en la cama y cierra los ojos con la esperanza de sentir la huida del dolor de cabeza. La depresión es un agobio en las muñecas y en las rodillas, en el cuello y en los tobillos, como fatigados por una gigantesca tarea. No tiene fuerzas para rebelarse y gritar «Me cago en la mierda», «Váyanse para el carajo», o para olvidarse de todo. La depresión sólo tiene una cura y él la conoce: la compañía.

Cuando salió de la Central ya el Conde iba cargado con aquella depresión agobiante. Sabía que había violado un código, pero otro código más acendrado en él lo había lanzado sobre Fabricio. Entonces, para combatir la depresión, hizo una escala en un bar, pero comprendió, con el primer trago, que el escape en solitario por vía alcohólica tampoco tenía sentido. Se sintió ajeno a las alegrías y pesares de los otros parroquianos que de trago en trago profundizaban en sus confesiones necesarias: el ron era un vomitivo de incertidumbres y esperanzas y no una simple poción para el olvido. Por eso pagó, dejó a medias el trago y regresó a su casa.

Buscando el alivio posible, el Conde marca por primera vez el número de teléfono que le mencionó Karina, ocho días antes, cuando se conocieron junto a un Fiat polaco ponchado. La memoria puede reproducir la cifra y el timbre suena lejano, apagado.

– Oigo -dice una voz de mujer. ¿La madre de Karina?

– Por favor, con Karina.

– No, ella no ha estado por aquí hoy. ¿Quién la llama?

¿Quién?, se pregunta.

– Un amigo -dice-. ¿A qué hora llega?

– Ah, no, no sé decirle…

Una pausa, un silencio, el Conde piensa.

– ¿Usted podría apuntar un número de teléfono?

– Sí, un momento… -debe de estar buscando dónde y con qué-, a ver, dígame.

– 409213

– Cuatro-cero-nueve-dos-uno-tres -verifica la voz.

– Anjá. Que Mario va a estar ahí después de las ocho. Que espera su llamada.

– Está bien.

– Muchas gracias -y cuelga.

Hace el esfuerzo y se pone de pie. En el camino hacia el baño se va desvistiendo y deja caer la ropa en cualquier sitio. Entra en la poceta de la ducha y antes de someterse al tormento del agua fría mira por la pequeña ventana. Afuera cae la tarde. El viento sigue barriendo polvos, suciedades y melancolías. Adentro se han estancado el odio y la tristeza. ¿Es que no va a parar nunca?

Al pasar frente a la casa de Karina, el Conde comprobó que el Fiat polaco anaranjado no estaba allí. Faltaban quince minutos para las ocho, pero decidió que ya habría tiempo para preocuparse. Desde la acera miró la ventana del portal, sin recatos de espía, y sólo vio los mismos helechos y las malangas, ahora dorados por la luz de una lámpara incandescente.

En la casa del Flaco, como siempre, la puerta estaba abierta y el Conde entró, preguntando:

– ¿A qué hora se come aquí? -Y llegó hasta la cocina, donde el Flaco y Josefina, como actores del teatro bufo, lo esperaban con las manos sobre la cabeza y los ojos bien abiertos, como diciendo: «No puede ser».

– No, no puede ser -dijo el Flaco, con la entonación del personaje que representaba y al fin sonrió-. ¿Tú eres adivino?

El Conde avanzó hacia Josefina, le dio un beso en la frente y preguntó, acentuando su inocencia. -¿Por qué adivino?

– ¿Tú no hueles, chico? -preguntó la mujer y entonces el Conde se asomó con cuidado, como al borde de un precipicio, sobre la boca de la olla que estaba en el fogón.

– No, mentira, ¡tamal en cazuela! -gritó y descubrió que ya no le dolía la cabeza y que la depresión podía ser curable.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Vientos De Cuaresma»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Vientos De Cuaresma» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Leonardo Padura - The Man Who Loved Dogs
Leonardo Padura
Leonardo Padura - Havana Black
Leonardo Padura
Leonardo Padura - Havana Fever
Leonardo Padura
Leonardo Padura - La cola de la serpiente
Leonardo Padura
Leonardo Padura - Pasado Perfecto
Leonardo Padura
Leonardo Padura - Havana Gold
Leonardo Padura
Leonardo Padura - Havana Blue
Leonardo Padura
libcat.ru: книга без обложки
Leonardo Padura
Leonardo Padura - Havana Red
Leonardo Padura
libcat.ru: книга без обложки
Leonardo Padura
Отзывы о книге «Vientos De Cuaresma»

Обсуждение, отзывы о книге «Vientos De Cuaresma» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x