David Liss - Una conspiración de papel

Здесь есть возможность читать онлайн «David Liss - Una conspiración de papel» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Историческая проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Una conspiración de papel: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Una conspiración de papel»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En Una conspiración de papel, Benjamin Weaver se enfrenta a un crimen relacionado con la muerte de su padre, un especulador que se movía como pez en el agua en la Bolsa de Londres. Para hallar respuestas el protagonista deberá escarbar en su pasado y contactar con parientes lejanos que le reprochan su distanciamiento de la fe judia. Poco a poco, Weaver descubre a una peligrosa red de especuladores formada por hombres poderosos del mundo de las finanzas. David Liss elabora con maestría una complicada trama, una hábil combinación de novela histórica y de misterio.

Una conspiración de papel — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Una conspiración de papel», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Me temo que es usted quien no debería estar aquí -dije con voz pausada-, porque una representación tan pobre abochorna incluso a Drury Lane.

Esta broma arrancó unas cuantas risas del público, cosa que sólo puso más nervioso a Sir Owen.

– Quizá deba usted considerar quién soy yo -dijo, agitando la pistola- y las cortesías que se me deben.

Habiendo llegado a un impasse, pensé que lo mejor sería poner las cartas sobre la mesa y ver qué ocurría.

– Como habrá podido deducir -grité, pues en mis tiempos de púgil había aprendido un par de cosas sobre cómo proyectar la voz-, he descubierto que usted no es otro que el mismísimo Martin Rochester, el más célebre y vil corredor de bolsa que jamás haya existido. Por consiguiente, sé que es usted responsable de varios asesinatos: los de Michael Balfour, Kate Cole la prostituta, muy probablemente el de Christopher Hodge el librero, y, por supuesto, el de mi padre, Samuel Lienzo.

Un murmullo recorrió la sala. «¿Qué? ¿Sir Owen es Martin Rochester?» Más abajo vi a jóvenes que señalaban hacia arriba con el dedo. De entre sus amistades, las mujeres sofocaban gritos de asombro. Las palabras «asesino» y «corredor» circulaban como los programas del teatro.

Sir Owen respondió a esta acusación de la peor manera posible. Estaba atrapado. No se le ocurrió nada. Le había desenmascarado ante todo Londres. Quizá si lo que yo había dicho fuera falso y él se hubiese reído de las acusaciones podría haber preservado su nombre y su reputación, por lo menos durante esa noche. Pero en lugar de defenderse de mis acusaciones, representó el papel del desesperado. Me disparó.

El fogonazo de la pistola engendró un silencio momentáneo en el auditorio excitado, y el olor a pólvora quemada quedó suspendido en el aire. Todo el mundo, incluidos los actores en el escenario, hicieron una pausa para palparse el cuerpo y comprobar que no habían sido heridos. Afortunadamente, la puntería de Sir Owen no era buena, y no me acertó, pero un lacayo de uniforme que estaba a unos diez pasos detrás de mí, observando anonadado mi enfrentamiento con el barón, no tuvo tanta suerte. La bala de plomo le atravesó el centro del pecho, y dio unos tropiezos hacia atrás hasta caer al suelo. Miró con absoluta sorpresa la mancha roja que se extendía por su librea. Era como si alguien hubiera derramado una botella de vino sobre un mantel y a nadie se le ocurriera qué hacer al respecto. Estuvo mirándose la herida durante un cuarto de minuto, y luego, sin gemir, se derrumbó y murió.

No se oía más sonido en el teatro que el de los actores, recitando lamentablemente sus parlamentos en la parte baja. Mas este silencio se rompió en un instante, y el pánico se elevó desde el leve gorgoteo hasta el hervor al lanzarse la concurrencia hacia las salidas para escapar del delirio asesino de Sir Owen. Como no quería que se me escapase en aquel alboroto, me tiré hacia delante, con no sé qué intención: posiblemente la de atizarle hasta que perdiera la consciencia y luego arrastrarle ante el juez. La verdad es que no tenía ningún plan y no sabía qué haría pasado el momento.

Como un loco, Sir Owen se irguió e intentó pegarme en la cara con su pistola caliente, pero esquivé el golpe con facilidad y respondí con un puñetazo ejecutado con calma contra su amplia barriga. Tal y como yo había previsto, se dobló y dejó caer el arma, ahora inútil. Pero no se rindió. Estaba desesperado, e iba a luchar hasta escapar o hasta que no pudiese seguir luchando.

El barón dio un paso atrás y se llevó la mano a la espada. Yo por tanto me llevé la mano a la mía, y la había sacado y la tenía lista antes de que él siquiera hubiese llegado a empuñar la suya. Cometí el error de creer que iba a tener una ventaja clara en este terreno. Di un paso al frente, preparado para atravesarle con mi hierro.

Sir Owen lanzó contra mí su primer ataque, un lance habilidoso y bien ejecutado dirigido a la parte superior de mi pecho. Un sinvergüenza como Sir Owen no llegaba a la edad que tenía siendo mal espadachín, y confieso que sentí una punzada de miedo al detener velozmente el ataque e intentar diseñar una estrategia. Me había confiado, ya que yo no era maestro en todas las artes de defensa personal, y me di cuenta inmediatamente de que Sir Owen era un adversario a mi altura.

A pesar de sus nervios, Sir Owen sujetaba el arma con una especie de aplomo instintivo, y la blandía con elegancia cortando el aire una y otra vez con el solo objeto de inquietarme. Me gustaría decir que su espada era la continuación de su brazo, pero si el caso hubiera sido ése la espada habría sido gorda y desgarbada: era más bien como si el brazo se convirtiera en una extensión de su arma ligera y delicada, y Sir Owen, bajo su embrujo, se movía con tanta gracia como violencia.

Éstas no eran las condiciones bajo las cuales disfrutar del enfrentamiento con un oponente avezado de intención asesina. Déjeme que le asegure, lector, que una estrategia es algo difícil de elaborar cuando está uno cruzando espadas con un villano en un teatro rebosante de cientos de espectadores presas del pánico, chillando y corriendo hacia las salidas.

Sir Owen me lanzó otro ataque, dirigido otra vez al pecho, pero en el último momento varió la dirección y apuntó más abajo, pensando en alcanzarme en la pierna para así perjudicar mi capacidad de maniobra. Logré bloquear su ofensiva por muy poco y contraataqué con un apasionado golpe a su costado, bajo el brazo derecho, esperando que le costara trabajo detener esta intentona. Para un hombre de su tamaño, maniobró con asombrosa rapidez, esquivando eficazmente mi avance.

Aunque me veía obligado a admitir que Sir Owen era un esgrimidor excepcional, cuando miré su rostro no vi ni rastro del placer que un hombre siente al ejercitar sus talentos: sólo pasión asesina. Pensé que las pasiones de Sir Owen iban sin duda a ofrecerme una ventaja considerable, pero no fue así. Intentó alcanzarme de nuevo, esta vez en el brazo con el que manejaba la espada. Lo bloqueé, pero sentí cómo nuestras armas se enganchaban. En mi esfuerzo por recuperar el control sobre mi espada, forcé demasiado mi pierna lesionada, y el dolor, que me recorrió todo el cuerpo como un relámpago, me distrajo por un instante. Fue un instante demasiado largo, porque Sir Owen se aprovechó de mi confusión, y girando con habilidad su hierro, me arrebató el mío, que se elevó trazando un arco en el aire y cayó al suelo con estrépito a unos quince pasos de donde me encontraba.

Pensé que ahora tendría que huir, pero su propia furia y su terror le nublaban el entendimiento. Rara vez en mi vida he visto nada tan horroroso, y sin embargo tan cómico, como su cara, ahora de un color rojo profundo, casi púrpura, excepto por los labios, apretados con tanta fuerza que eran de un blanco espantoso. Me miró fijamente, apuntándome con la espada.

– Me has arruinado -me dijo en un gruñido bajo, apenas audible por encima del ruido de la multitud.

Tenía la intención de atravesarme. Estaba convencido de ello. Podría haberme escapado, supongo. Podría haber salido ileso, pero no podía soportar la idea de huir, de escapar corriendo de este villano a quien con tanto ahínco había buscado. Así que hice lo que él sin duda nunca habría imaginado que haría un hombre cuerdo y desarmado frente a un adversario con una espada: le metí prisa.

Me eché hacia delante, sin hacer caso de la punzada, que me hizo sentir como si el brazo se me fuera a partir en dos. Sorprendido al principio por mi repentino acercamiento, Sir Owen mantuvo la espada en posición con la esperanza de clavármela, pero yo no había optado por la autodestrucción. Lo que hice fue utilizar un truco que había aprendido peleando en la calle: me eché al suelo y le agarré por las piernas, con la esperanza de derribarle como a un bolo.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Una conspiración de papel»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Una conspiración de papel» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Una conspiración de papel»

Обсуждение, отзывы о книге «Una conspiración de papel» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x