Elijah rio.
—Tú le dices no a demasiadas cosas.
Ella sonrió y negó con la cabeza. Ser espontánea no era una de sus mayores cualidades.
—Encontré un sitio online en el que das clic y te da un reto al azar.
—Perfecto —dijo Macy.
Elijah trajo la cubeta y la dejó con sumo cuidado sobre la mesa. Patrick le dio unas cuantas vueltas para que él no supiera con exactitud donde había quedado el huevo. Layla se sentó en el sofá y su hermano trajo una silla del comedor y se sentó junto a ella.
—Bueno, la cumpleañera va primero —anunció su hermano.
Layla se encogió de hombros.
—Está bien.
—¿Y si ella pierde, se acaba el juego? —inquirió Patrick.
—Oh, no, ponemos un huevo crudo nuevo, no te preocupes —dijo Elijah.
Patrick asintió. Layla dio un clic en el generador automático. Se inclinó para leer el reto y sonrió.
—Esto es demasiado cursi.
—¿Qué dice? —preguntó Macy.
Leyó en voz alta.
—«Dile en menos de un minuto a todos en la habitación cuánto los amas».
—Oh, no, eso es muy cursi para ella —dijo su hermano.
—No me imagino eso —dijo Macy.
—¿Soy el único que quiere recibir algo más que golpes e insultos por parte de Layla? —preguntó Patrick.
—¡Hey! El otro día te di unos cupcakes S’mores1 —replicó ella, indignada.
—Pero fue porque te encontré de casualidad y ni siquiera me ofreciste, yo te pedí.
—El orden de los factores no altera el resultado. Pon el cronómetro, llorón —respondió.
Él ajustó su reloj a un minuto.
—Ya, adelante, dame amor.
—Pat, eres un gran amigo. Me quieres con todo y mis... manías. Fuiste el único amigo que tuve en el Gaia’s Restaurant y le diste este giro increíble a mi carrera y por eso te agradezco.
—Yo no lo hice, lo hiciste tú.
La abrazó fuerte, la apretó contra sí tanto que parecía no quererla soltar. Ella aspiró su aroma a limón.
—Hey, tengo que decirles algo a los demás.
Él apoyó el mentón en su cabeza.
—Lo sé, pero quiero que pierdas.
Lo empujó usando sus puños. Patrick sobó su abdomen.
—Auch, a esto me refiero.
—No exageres —le respondió y dirigió su atención a Macy—. Tú eres mi única amiga, y desde que estudiábamos juntas me has empujado a ser la mejor versión de mí misma. Sabes que puedes contar conmigo para lo que sea, ¿verdad?
—¿Incluso para acompañarme a la feria de apicultura? —respondió ella ilusionada.
—No me presiones.
Su mejor amiga rio. No se dieron un abrazo, Macy no era muy emotiva.
—Quince segundos —anunció Patrick.
Miró a su hermano.
—Tú ya sabes lo que siento por ti.
—No, no lo sé.
—Oh, ¡vamos! Vivimos y trabajamos juntos, eso lo dice todo.
—Patrick, no la escucho decir cuánto me ama.
—Diez segundos.
Layla pensó en alguna referencia que su hermano comprendiera.
—Si yo fuera... Am... Leatherface, tú serías mi motosierra.
Él se llevó las manos a los cachetes.
—Eso es lo más tierno que me has dicho jamás.
La abrazó fuerte.
—Lo sé.
Ella eligió quién continuaba y fue el turno de Macy. Fue hacia la computadora y dio clic en el sitio web. Permaneció en silencio frente a la pantalla.
—¿Qué dice? —le preguntó Patrick.
Ella los miró, todo rastro de diversión se borró de su rostro.
—No voy a hacerlo.
—Pero ¿qué dice? —preguntó Layla.
Les dio una mirada a todos antes de leer.
—«Besa en la boca a todas las personas de tu sexo opuesto que estén contigo».
Patrick soltó una risa, Elijah se cruzó de brazos y se recostó en su silla.
—Supongo que no has bebido lo suficiente.
Contuvo el aliento. La tensión se acumuló en la sala como una neblina. Su mejor amiga clavó sus ojos oscuros en su
hermano como una serpiente a punto de saltar sobre su presa. Rogó mentalmente que no discutieran en su cumpleaños. Antes que pudiera decir algo, Patrick respondió:
—Vamos, ni que fuéramos tan feos que tuviera que emborracharse para besarnos.
Negó con la cabeza. No podía culpar a Patrick, él no sabía lo que había pasado.
La primera y única vez que Macy Hudson besó a Elijah Bramson estaba borracha. Para ella fue apenas una cosa de una noche, pero para él, que lo había deseado por años, lo fue todo. Al día siguiente, le confesó sus sentimientos y ella contestó apenada: «Si hubiera sabido lo que sentías por mí, nunca te habría besado».
—No es eso —dijo Macy poniéndose de pie finalmente y caminando hacia la cubeta—. La única persona a la que quiero besar no está aquí.
—Lo siento, no sabía que estabas enamorada, Macy —dijo Patrick.
Ella tomó un huevo y lo agitó junto a su oído, le dio una sonrisa triste.
—Él viaja mucho por su trabajo con escritores, así que es... complicado.
Fue todo lo que dijo al respecto.
Así era Macy, no daba explicaciones muy largas sobre su vida, ni se entretenía con detalles. Esa era la razón por la que habían simpatizado en primer lugar. Elijah tenía una mueca de disgusto en el rostro. La morena se golpeó la cabeza con el huevo y cerró los ojos.
—¡Mierda! —exclamó y se sobó la cabeza. Luego procedió a pelar el huevo para comérselo, era uno de los duros—. Es tu turno, chef Patrick.
Él trotó hacia el computador y le dio clic al generador. Apenas leyó, se rio y leyó su reto.
—«Cuenta una historia asquerosa de alguien que esté contigo para avergonzarlo».
Él la miró directamente.
—No te atrevas, Patrick Foster.
—Lo siento, Layla, pero después de ver la cara de Macy, no quiero enfrentarme al huevo. Tengo un cráneo sensible.
—Sí, claro.
—Déjame decidir cuál de todas las historias que se vienen a mi mente...
—Ni que fueran tantas.
—Era el almuerzo de fin de año en el Gaia’s Restaurant...
—¡No! ¡Esa historia no! —pidió.
Él rio.
—Todos sabemos que Layla es un poco impresionable, ¿no? Uno se da cuenta después de tener unas cuantas conversaciones con ella. Pero en esa época, nosotros no hablábamos. De hecho, Layla no hablaba con nadie a menos que fuera de trabajo. Así que yo no sabía que a ella no se le pueden hablar de ciertas cosas.
»Ese almuerzo, todos estábamos reunidos alrededor de una mesa ovalada y nos pusimos a hablar de cosas nuevas que habíamos probado ese año. Contamos experiencias buenas y desagradables. Cuando llegó mi turno, les hablé de ciertos gusanos, ¿de dónde eran, Layla? ¿Filipinas?
—Te odio.
—Ah, ¡no! ¡Eran de Tailandia! Ya lo recordé. Allá comen unos deliciosos gusanos de bambú. Yo les describí cómo eran con lujo de detalles ¿Sí saben cuáles gusanos son? Son unos blancos que...
—Sin detalles, Foster —reclamó.
«Sin detalles» era su frase más usada.
—Por supuesto todos me dijeron «hey, ya basta, ya entendimos». Pero Layla... ¿cómo decirlo? Dejó más claro su desagrado.
Macy se encogió en su asiento.
—No quiero escuchar esto.
—No, créeme —terció ella.
—Se quedó con la vista fija en el plato como si hubiera visto algo un bicho ahí flotando. Estática. —Imitó sus movimientos y la expresión que hizo—. Estaba justo frente a mí en la mesa y recuerdo que miré hacia su plato para ver qué estaba mirando. Entonces ella vomitó en su comida.
Macy y Elijah se echaron hacía atrás en sus puestos.
—Uughhh —dijeron al unísono.
—Todos nos quedamos en silencio. Faggot, la chica más buena onda de la cocina estaba sentada a su lado, así que puso la mano en su hombro y dijo: «¿estás bien?», y Layla la esquivó, tomó su plato y le dijo: «déjame en paz».
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