En 1927, Kaj Birket-Smith (1893-1977), filólogo y antropólogo danés, afirmaba que a pesar de su existencia y, por supuesto, de su uso común, los propios indígenas desconocían la palabra «esquimal» con la cual eran designados. Más allá de la polémica que todo esto pueda suscitar entre la población nativa, la realidad es que desde hace muchísimos años llevan usando los términos inuk y su plural inuit para definirse a sí mismos en su propia lengua. Durante los años 70 del siglo XX, por ejemplo, en Canadá el término inuit había ya reemplazado a la palabra «esquimal» en las publicaciones gubernamentales y científicas, así como en otros medios de difusión, en respuesta a las constantes demandas realizadas por asociaciones políticas inuit. Afortunadamente, poco a poco se ha ido tomando conciencia de esta realidad y en algunos países ya se han puesto los medios necesarios, aunque a veces no los suficientes, para informar de ello.
En la actualidad, el término «esquimal» es un concepto peyorativo, que no solo menosprecia a la población nativa a la que hace referencia, sino que también oculta el auténtico nombre de este pueblo. Por este motivo, se pusieron en funcionamiento todos los mecanismos disponibles para difundir la única expresión válida, aunque fuera con matices.
En 1977 se celebró en Barrow (Alaska) la primera Inuit Circumpolar Conference o Council (ICC),1 que reunía a los representantes inuit de Alaska, Canadá y Groenlandia (la delegación soviética se uniría unos años más tarde). Durante esta reunión, se decidió que debía usarse la palabra inuit para designar a cualquier grupo esquimal, con independencia del nombre que se diera a sí mismo localmente o en su lugar de origen.
El término «esquimal» quedaba obsoleto de un modo oficial y era sustituido por el nombre correcto. En este sentido, simplemente indicar que en la actualidad se utiliza a veces esta palabra arcaica para referirse a una etapa evolutiva de esta cultura, prehistórica y/o arqueológica, o sencillamente cuando la información se basa en documentos antiguos donde el uso del término «esquimal» era aún común, como es el caso del criterio seguido en este libro.
Los inuit, palabra que significa «personas, seres humanos o verdaderas gentes», viven en las regiones árticas de Alaska, Canadá, Groenlandia y Chukotka (Rusia). Aparte del uso genérico de este término, se pueden distinguir una serie de nombres con los que estos habitantes de las diferentes regiones árticas se denominan a sí mismos. Inuit en su ámbito regional hace referencia a los nativos del Ártico oriental canadiense. En la región del mar de Bering (costa sudoeste de Alaska y Chukotka, Rusia) prefieren llamarse Yupiit (singular Yup’ik, Yupik o Yuk); en las laderas septentrionales de Alaska, Iñupiat o Inupiat (singular Iñupiaq o Inupiaq); en el delta del río Mackenzie, Inuvialuit (singular Inuvialuk); en la costa sur de Alaska, Sugpiat (singular Sugpiaq) o Alutiit (singular Alutiiq), y en Groenlandia, Kalaallit (singular Kalaaleq o Kalaalleq). Además de estas denominaciones, existen otras que hacen referencia a los grupos locales que viven en cada una de estas regiones árticas, como veremos más adelante cuando tratemos los distintos grupos inuit.
Igualmente, cabe señalar que el término inuit está muy extendido y aceptado en todo el territorio ártico excepto en el caso de Alaska. De hecho, los habitantes de esta región-estado de la Unión no encuentran que sea peyorativa la palabra «esquimal». Por este motivo siguen distinguiendo entre esquimales Iñupiat, quienes desde el punto de vista lingüístico son inuit y esquimales Yupiit, que no lo son.2
1. Más información de la ICC en el apartado dedicado a las sinergias inuit en el mundo.
2. Información extraída de: Kaj Birket-Smith, Los esquimales, Editorial Labor, S. A., Barcelona, 1965, págs. 21-22; Selma de L. Barkham, «A note on the Strait of Belle Isle during the period of Basque contact with Indians and Inuit» en Études/Inuit/Studies – Les Inuit du Québec-Labrador méridional / The Inuit of Southern Québec-Labrador, vol. 4, n.º 1-2, Pavillon De-Koninck Université Laval, Association Inuksiutiit Katimajiit, Inc. Québec, 1980, págs. 51-58; José Mailhot, J. P. Simard, S. Vincent, «On est toujours l’Esquimau de quelqu’un», ibíd., págs. 59-76; Charles A. Martijn, «The Esquimaux in the 17th and 18th century cartography of the Gulf of St. Lawrence: A preliminary discussion / La présence inuit sur la Côte-Nord du Golfe St-Laurent à l’époque historique», ibíd., págs. 77-126; David Damas (Editor), Handbook of North American Indians. Arctic, vol. 5, Smithsonian Institution, William C. Sturtevant (General Editor), Washington, D. C., 1984, págs. 5-7.
II
El Ártico: la tierra de los inuit
El Ártico canadiense, el norte de Alaska, Groenlandia y Chukotka, donde viven los inuit, tienen el clima más severo al que el hombre se ha adaptado y además ha conseguido sobrevivir. Sin duda, la región más septentrional del planeta es la que ofrece menos opciones para que el ser humano pueda subsistir. Por este motivo, gracias a las habilidades de este pueblo, al ingenio y a su inteligencia práctica por saber aprovechar al máximo los escasos recursos existentes en su medio, se ha considerado a los inuit como la más notable y avanzada cultura de cazadores del mundo.
El Ártico es una gran área situada alrededor del Polo Norte Geográfico. Las tierras árticas se caracterizan por tener diferentes paisajes físicos: zonas glaciares, grandes extensiones de tundra y áreas de taiga. En líneas generales, el Ártico no tiene unos límites claramente definidos, aunque sin duda es la última frontera humana habitada más al norte. Esta gran región incluye el océano Glacial Ártico, muchas islas y parte de la tierra firme de Norteamérica, Asia y Europa. El nombre «Ártico» viene de la palabra griega αρκτος, que significa «oso» y es una referencia a las constelaciones Osa Mayor y Osa Menor.
El Ártico es mucho más que el territorio situado justo por encima del Círculo Polar Ártico (paralelo 66º 33’ 44’’ de latitud norte).1 Según los científicos, pueden asimismo considerarse regiones árticas aquellas áreas que poseen una temperatura media anual de 0º C o menos y con una isoterma de 10º C en el mes de julio. Las zonas donde ya no crecen árboles y que están por encima del límite norteño de la franja donde todavía podemos encontrar bosques se consideran también territorio ártico.
El invierno en el Ártico es largo y frío; el verano es corto y fresco. Las temperaturas anuales suelen oscilar dependiendo de las zonas, desde los -55º C en invierno2 hasta los 10º C en verano. Las precipitaciones, que suelen ser en forma de nieve o lluvia, no superan habitualmente los 250 mm anuales.
El Ártico no es un desierto helado desprovisto de vida, ni siquiera en los meses de invierno más fríos. Aparte de las bajas temperaturas, la humedad, el tipo de suelo terrestre y la cantidad de luz son igualmente aspectos determinantes para el desarrollo de la flora y la fauna. En la región polar al norte del planeta existen más de 400 especies de plantas con flor. Hay gran cantidad de animales marinos y terrestres: oso polar, armiño, marta, lobo ártico, caribú, reno, zorro ártico, morsa, foca, buey almizclero, lemming, liebre ártica y varias especies de ballenas, entre otros. Las aguas marinas son relativamente ricas en peces tales como el halibut o fletán negro, el bacalao, el lenguado y el capelin. En los ríos podemos encontrar, sobre todo, el salmón y la trucha ártica. También hay abundancia de aves: arao, mérgulo marino, petrel, frailecillo, perdiz nival, cuervo, pato eider, cerceta, pájaro bobo, varias especies de gaviota, etcétera.3 Finalmente, existe una gran variedad de invertebrados en las aguas árticas, así como insectos en aquellas zonas donde hay vegetación y por supuesto, lagos.4
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