Capítulo 2
Las dificultades en la convergencia de la integración latinoamericana
José Briceño Ruiz
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Briceño Ruiz, J. (2020). Las dificultades en la convergencia de la integración latinoamericana. En A. J. Hurtado Briceño y E. Vieira Posada (eds.), Pertinencia y convergencia de la integración latinoamericana en un contexto de cambios mundiales (vol. 5, pp. 63-90). Bogotá: Ediciones Universidad Cooperativa de Colombia.
doi: https://doi.org/10.16925/9789587602364
Introducción
América Latina es una de las regiones del mundo donde la unidad regional es un tema de discusión en círculos académicos, intelectuales y de tecnócratas, y donde la práctica de la integración y la cooperación regional ha proliferado durante décadas, manifestada a través de iniciativas de cooperación como el Sistema Económico Latinoamericano (sela), el Grupo de Río, la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (Celac). Igualmente, se han impulsado iniciativas de integración económica como la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (Alalc), transformada en 1980 en la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi), el Pacto Andino, que pasó a denominarse Comunidad Andina (can), en 1996. En el istmo se creó el Mercado Común Centroamericano (mcca), que pasó a ser parte del Sistema de la Integración Centroamericana (sica) en la década del noventa del siglo pasado. En 1994, Colombia, México y Venezuela suscribieron el Tratado del Libre Comercio del Grupo de los Tres (G-3). En el Cono Sur se estableció el Mercado Común del Sur (Mercosur), en 1991. Más recientemente, se estableció la Alianza del Pacífico, en 2011.
Esta miríada de instituciones evidencia que la idea de unidad es importante en América Latina, pero, al mismo tiempo, muestra su debilidad, o quizás más exactamente, su diversidad. La región no ha sido capaz de crear un bloque comercial dinámico que incluya a todos los países que forman parte de lo que Felipe Herrera (1967) describió como “una gran nación desecha”. La idea de un espacio único para la integración y el desarrollo fue el centro de la propuesta de Raúl Prebisch y la Comisión Económica de América Latina y el Caribe (Cepal), como se diseñó en el documento El Mercado Común Latinoamericano, publicado en 1959 (véase Comisión Económica de América Latina y el Caribe [Cepal], 1959).
Aunque la propuesta de mercado común no se concretó, la Alalc tuvo la dimensión regional que preveía la Cepal. América Central se consideraba un caso especial, que debía promover primero su integración económica a través del mcca, y una vez consolidado este se produciría la convergencia con el bloque regional latinoamericano materializado en la Alalc.
Sin embargo, la integración económica tomó un rumbo diferente en América Latina. La Alalc tuvo un importante impulso inicial, pero ya a mediados de la década del sesenta del siglo xx entró en un periodo de estancamiento y comenzó a ser cuestionada por los países de desarrollo mediano por favorecer principalmente a los Estados de mayor desarrollo económico relativo, el denominado grupo Abramex (Argentina, Brasil y México). El resultado fue el proceso que condujo a la creación del Pacto Andino, en 1969, por parte de Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador y Perú, a la que se sumó Venezuela en 1974; de esa manera surgió el segundo bloque subregional latinoamericano. En la década del noventa, durante el periodo del regionalismo abierto, se creó el Mercosur, espacio regional de los países del Cono Sur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay), que sería un nuevo proceso subregional en el mapa de la integración latinoamericana. Colombia, México y Venezuela iniciaron un proceso de cooperación política que se conocería como el Grupo de los Tres (G-3), que en 1994 firmaron un acuerdo comercial.
En el nuevo milenio, durante el periodo descrito como regionalismo poshegemónico, se crearon dos nuevos bloques subregionales. En 2004, Cuba y Venezuela formalizaron la Alternativa Bolivariana para las Américas (alba), una iniciativa ya anunciada por Hugo Chávez en 2001. Transformada luego en Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, incluyó después a Bolivia, Ecuador, Honduras, Nicaragua, Dominica, Granada, San Cristóbal - Nieves y San Vicente y las Granadinas. En 2011, se creó la Alianza del Pacífico por Colombia, Chile, México y Perú.
Se observa, entonces, que de la idea de un mercado común que abarcase toda la región, se pasó al predominio de la dimensión subregional de la integración económica con la existencia de cinco bloques: el mcca, la can, el G-3; el Mercosur, el alba y la Alianza del Pacífico. La dimensión multilateral latinoamericana queda representada apenas por la Aladi; no solo se trata del predominio del subregionalismo, sino también que varios países pertenecen a procesos diversos. Bolivia es parte de la can, lo fue del alba hasta noviembre de 2019 y está en proceso de adhesión al Mercosur. Ecuador fue parte del alba y es parte de la can. Venezuela pertenece al alba y es un miembro suspendido del Mercosur. Colombia y Perú son parte de la can y la Alianza del Pacífico.
Esta realidad ha sido interpretada en los estudios de economía política internacional del regionalismo bajo enfoque de complejidad de regímenes internacionales (Gómez-Mera, 2015) o la gobernanza regional compleja (Nolte, 2014). Sin embargo, estos enfoques incluyen en su marco analítico no solo los procesos de integración económica, sino también las iniciativas de cooperación, como la Unasur, que conciben como parte de un tejido de instituciones regionales con competencias concretas que funcionarían en el marco de una lógica orientada por la idea de gobernanza. Ahora bien, cuando se trata de los procesos de integración económica se ha propuesto la convergencia entre los diferentes bloques. Esta convergencia ha sido impulsada por instituciones como la Aladi.
No obstante, en una región tan diversa como América Latina, que en las últimas tres décadas ha vivido ciclos políticos e ideológico contrastantes, el proyecto de una convergencia regional entre los diversos bloques latinoamericanos no parece una tarea fácil. La existencia de diferentes visiones sobre los modelos de integración económica, los diferentes patrones de comercio e inserción externa y la volatilidad política en la región no parece viabilizar un proceso de convergencia. La percepción que existe es que actores como Jair Bolsonaro o Andrés Manuel López Obrador no parecen en exceso comprometidos en cuanto a su compromiso en la consolidación del Mercosur y la Alianza del Pacífico. Existen razones para pensar que estos dos procesos puedan atravesar periodos de dificultades; en consecuencia, no parecen buenos tiempos para la convergencia de la integración regional.
En este capítulo se analizan las dificultades actuales del proceso de convergencia regional. Aunque se parte del principio de que la idea de convergencia es adecuada, se reconoce que el momento regional no ayuda a su consecución. Por un lado, se argumenta que la existencia de distintas visiones sobre el modelo económico que debe adoptar la integración regional es un factor clave para entender las dificultades de la convergencia. Por otro lado, se señala que los diferentes patrones de comercio y en especial las relaciones con particulares socios extrarregionales, en particular Estados Unidos y China tampoco ayuda a la convergencia. Finalmente, la volatilidad política que vive la región desde 2015 tampoco favorece la convergencia regional.
El ideal de la convergencia y sus dificultades
Uno de los problemas cuando se analiza el tema de la convergencia es que no existe un marco teórico claro para su estudio. En la literatura sobre desarrollo económico, por ejemplo, la idea de convergencia apunta “a la reducción de las diferencias en los niveles de bienestar, o en las tasas de crecimiento entre países o entre regiones de un mismo estado” (Puyana y Romero, s. f., p. 9). Sin embargo, en los estudios de integración regional, la convergencia hace referencia al acercamiento de los diversos procesos de integración subregional existentes en una región o la unificación en marco normativo común de acuerdos de libre comercio existentes entre diversos países. Por ejemplo, las iniciativas de establecer un espacio económico común constituido por la Alianza del Pacífico y el Mercosur es un caso de convergencia entre acuerdos subregionales. Rafael Cornejo (2018) ha establecido al menos tres tipos de convergencia:
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