Para encontrar la respuesta a esta interrogante, estudia el grupo de instituciones que, dentro de Estados Unidos, se destacan en el campo de la investigación, contrastando sus primeras hipótesis con una base muy amplia y fidedigna de información que fue reuniendo para la elaboración de su libro 7.
Características de una Gran Universidad 8
Cole propone trece dimensiones para describir las características de la Gran Universidad. A continuación enunciaremos cada una de ellas, haciendo una reflexión sobre sus implicaciones en relación con la realidad que exhiben las mejores universidades chilenas.
• Primero: la productividad de la investigación de los académicos. ¿Cuán prolíferos son los académicos en su contribución al desarrollo del conocimiento? ¿Cuántos de ellos contribuyen a las publicaciones científicas más prestigiosas u otros medios según su campo de especialidad? ¿Están bien representados sus académicos en aquellos libros, escritos y trabajos originales que han tenido un demostrable impacto en la manera que entendemos una determinada área o disciplina? La Gran Universidad, casi por definición, requiere de una alta productividad de sus académicos.
A pesar de que este tipo de indicadores puede llegar a ser muy reductivo, su examen nos permite reflexionar sobre la participación de nuestros académicos en la producción de nuevo conocimiento, mirando qué están generando. Productividad es insumo ( input ) sobre resultados ( output ). ¿Cuál es esa tasa hoy en Chile? ¿Cómo marcha la universidad chilena en cuanto a su productividad? Sus académicos, en el conteo individual y colectivo, ¿cuán productivos son?
Esta pregunta en la universidad chilena puede enfrentarse de dos maneras. La primera, tomando como contexto Latinoamérica: en este caso, Chile tiene un nivel de productividad relativa que lo coloca en una posición que lidera en el subcontinente. Los 17 millones de habitantes de Chile —comparados con los 47 de Argentina o los 195 de Brasil—, con cinco mil investigadores como el total activo en el país, hacen que su tasa de publicaciones por académico, dividido por el número de habitantes o por el monto de los recursos invertidos, se ubique a la cabeza de Latinoamérica. En este contexto, la respuesta a la pregunta sobre productividad sería positiva. Pero está la segunda dimensión: ¿qué pasa si comparamos estos números con el contexto mundial? Toda Latinoamérica produce solo el 2% de la ciencia mundial; la abrumadora diferencia restante, en otras latitudes. Entonces, cuando se mide solo en la región, el “benchmark” está referido solamente al 2% de los competidores; cuando la comparación se hace a nivel mundial, el “benchmark” es el 100% de los competidores. ¿Cómo definir entonces la productividad académica de la Gran Universidad Chilena? Si la medimos en relación al 2% de nuestra región, Chile exhibe un alto nivel de productividad; en cambio si la comparación se hace a nivel mundial, la productividad chilena es extremadamente modesta.
• Segundo: el impacto y la calidad de la investigación. La calidad es más importante que la cantidad como predictor de distinción, pero al mismo tiempo la correlación entre calidad y cantidad es muy alta. Sin los talentos y la masa crítica necesaria, por definición una universidad de investigación no puede alcanzar su grandeza. El número de citaciones hechas por sus pares es la mejor manera de medir la calidad y el impacto de la investigación.
Siguiendo con el punto anterior, dentro de la región latinoamericana Chile exhibe el mayor número de citaciones en publicaciones científicas. De nuevo, ¿hablamos del 2% o del 100%? En lo primero hay una posición de liderazgo clara; en lo segundo, no.
• Tercero: el apoyo del financiamiento de la investigación. El monto total de recursos anuales, provenientes de diversas fuentes, tanto de fondos públicos como de contratos de investigación, es un buen indicador de la intensidad y el nivel de investigación en una determinada universidad, especialmente en las áreas de ciencias e ingeniería. Dependiendo de la disciplina, los fondos obtenidos de agencias específicas pueden ser buenos predictores de la actividad de investigación y el éxito alcanzado en los proceso de revisión de pares.
En materia de fondos de apoyo a proyectos científicos individuales, en Chile se financian hoy todos aquellos que obtienen una calificación de buenos o muy buenos, con una tasa de aprobación cercana al 50% de los proyectos postulados. Financiar más podría poner en riesgo la calidad, por lo que estamos en una situación adecuada en este aspecto. Pero prevalecen dos problemas. El primero se debe al escaso número de científicos que tiene el país, lo que le impide alcanzar una masa crítica suficiente en muchas áreas. El segundo es la falta de un financiamiento adecuado para los proyectos de gran escala. Aquellos proyectos de mediana y gran escala, calificados por comités científicos internacionales como muy buenos (los que serían financiados en sus países de origen), se financian solamente uno de cada tres. Una situación similar podemos indicar en relación con el financiamiento que viene desde el mundo de la empresa, el que en Chile es aún muy precario. Entonces, en lo que toca al financiamiento de la investigación, hay tres realidades en cuanto a su cumplimiento: amplio financiamiento para proyectos individuales de baja escala (pero con baja masa crítica de científicos participando); el financiamiento declina significativamente cuando los proyectos aumentan los montos de inversión; finalmente, los proyectos relacionados con el mundo empresarial son extremadamente escasos.
• Cuarto: los premios honoríficos. El reconocimiento a los académicos, entregados por sus pares, es también una clara demostración de la calidad del trabajo que se desarrolla dentro de una institución. Los Premios Nobel, así como otros honoríficos de la más alta categoría, como aquellos reconocimientos entregados por Academias, Fundaciones y Sociedades Profesionales, constituyen una buena demostración del prestigio alcanzado por estos.
En esta dimensión observamos una enorme brecha entre la realidad de excelencia académica de Estados Unidos y aquella comparable en Chile. Las distinciones que se otorgan a los grandes investigadores en Estados Unidos —como por ejemplo el otorgamiento del Premio Nobel— son aún inimaginables en el país. Aunque contamos con académicos muy distinguidos, algunos de ellos con valiosos reconocimientos a su trayectoria, estamos muy lejos de calificar en esta categoría. Volvemos a lo mismo: on the small or in the large? Si te comparas con el 2%, el país está muy bien; si lo haces con el 100%, muy mal.
• Quinto: la atracción de alumnos altamente calificados. Los estudiantes contribuyen poderosamente a la calidad de una institución. A nivel de posgrado, muchos de ellos llevan adelante una importante labor en el ámbito de la investigación, muy cercana a la línea de su tutor. Grandes profesores atraen gente joven brillante, y ese estudiante aventajado trabaja como aprendiz con su profesor, hasta que pueda conducir su propia investigación por sí mismo. Uno no puede subestimar la importancia de la estrecha relación entre docencia e investigación a nivel de cursos avanzados en las universidades norteamericanas de investigación.
Las mejores universidades chilenas atraen a un alumno con excelentes calificaciones a nivel local. Pero si uno mira la Gran Universidad, la alta componente internacional de su alumnado, particularmente en sus programas de posgrado, constituye una evidencia significativa de la calidad de la institución. Vemos que en Chile la atracción de alumnos internacionales, en una medida que estimásemos deseable, aún no está presente.
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