Antonio Herrero Serrano - Por la vida con Séneca

Здесь есть возможность читать онлайн «Antonio Herrero Serrano - Por la vida con Séneca» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Por la vida con Séneca: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Por la vida con Séneca»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La vida humana es una travesía. Séneca se la imagina como un viaje de Italia a la ciudad de Siracusa, en Sicilia. En el recorrido habrá peligros, contratiempos, tormentas y también quietud e incomparables maravillas. Con esa metáfora de la navegación, el filósofo nos hace adentrarnos en los anhelos de la existencia humana: el dar sentido a la vida y al tiempo, la búsqueda de la felicidad y la gloria; pero también, en sus pruebas y enigmas: el combate de los vicios y de las virtudes, la brevedad de la existencia, la vejez, la muerte, la inmortalidad.En
Por la vida con Séneca, el filósofo cordobés parece tendernos la mano para invitarnos a recorrer, sencillamente, a su lado, la aventura de la vida. Cogidos de su mano y llevados de sus obras, de estilo vivo e inquieto, captaremos no solo el pulso y la intensidad con que él recorrió esa travesía, sino que tendremos una carta de marear útil también para la nuestra.

Por la vida con Séneca — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Por la vida con Séneca», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Siguiendo con la metáfora de la navegación, es verdad que hay una diferencia entre quien se hace a la mar, avisado ya de los peligros y ventajas, y el que comienza a vivir. El primero lo hace libremente y asume los posibles riesgos, sin que pueda echar la culpa a nadie más que a sí mismo (cf. Consolación a Marcia , XVII, 6). El segundo no puede responder aún a la prevención de la naturaleza, sobre la que podrá tal vez recapacitar cuando esté ya surcando la vida. O, por lo menos, al final de la misma, cuando evoque cada estación de ella, con sus triunfos y derrotas, gozos y sinsabores. En la carta 70, el filósofo de Córdoba, ya en la vejez, contempla precisamente la vida en retrospectiva como un recorrido que apunta a su término. Se palpa en esas líneas un acendrado realismo, aunque también un comprensible dejo de melancolía: «Hemos navegado la vida, Lucilio, y como en el mar, según dice nuestro Virgilio, “las tierras y las ciudades se alejan”, así a lo largo de esta carrera velocísima de la vida: primero hemos dejado atrás la niñez; a continuación, la adolescencia; luego, el periodo aquel que discurre entre la juventud y la vejez, situación en la frontera de una y otra; después, los mejores años de la propia vejez; por último, empezamos a vislumbrar el término común de la raza humana» ( Epístolas , lib. VIII, 70, 2).

2. LA VIDA EN MARCHA

El ser humano se encuentra ya viviendo cuando se da cuenta de ello y se presentan los primeros incidentes. No ha podido decidir libremente por la vida antes de empezarla. Si se prefiere, está ya en ese verdadero mare nostrum del vivir, rumbo a Siracusa o destino final de su existencia. Ni siquiera en el muelle —¿será el seno materno?— ha recibido noticias de otros navegantes para ir aprendiendo los secretos del mar y de la marinería. Pero es un hecho que su barco soltó amarras el mismo día en que el hombre se desató en el primer llanto, a unos instantes de nacer. Los consejos y advertencias los recibirá en marcha, quizás antes de que empiecen los sobresaltos de las aguas, quizá después de los primeros sustos.

Instalado ya en la existencia por decisión del dios —dejamos ahora el nombre con minúscula— que dirige la naturaleza, es bueno leer en las páginas de Séneca cómo empieza el hombre su marcha y cómo se desarrolla su vida. Se sabrá ahora poco a poco cómo se descodifica para cada uno su proyecto existencial, que puede tener significados de próspera o de adversa fortuna, como advertía el discurso de la naturaleza.

Lo primero de la vida es un llanto. Así comienza: «¿No ves qué clase de vida nos ha prometido la naturaleza, que ha querido que lo primero de los hombres al nacer sea el llanto? Con este comienzo salimos a la luz, a él se conforma toda la sucesión de los años que siguen. Así pasamos la vida, y por eso debemos hacer con moderación lo que hay que hacer con frecuencia y, considerando cuántas penalidades se ciernen sobre nuestras espaldas, debemos, si no acabar con las lágrimas, sí al menos reservarlas. Ninguna otra cosa hay que ahorrar más que esta, cuyo uso es tan frecuente» ( Consolación a Polibio , IV, 3). De entrada, no es un estreno halagüeño. Y el resto de la vida, si se contempla desde su vertiente sombría, es también deplorable tormenta: la vida como un suplicio —« Omnis vita supplicium est » ( Consolación a Polibio , IX, 6) 12—. Nos encontramos en la vida como en alta mar, en medio de tempestades y con la perspectiva de que la muerte es su único puerto de paz (cf. ib. ). Por eso no dudará en escribir que toda la vida es digna de llorarse: « Tota flebilis vita est » ( Consolación a Marcia , XI, 1), que es como apuntar que nuestra existencia prolonga en el tiempo, de modo más abierto o más interno, el llanto inicial. Ya a san Agustín de Hipona le llamaba la atención ese llanto, triste exordio del discurso de la vida, cuando esta podría muy bien comenzar con la risa. 13Sören Kierkegaard se admiraba, por su parte, del azote inicial al recién nacido para que comience a llorar. Un presagio de la angustia, categoría tan importante en el filósofo danés, también en don Miguel de Unamuno, que se imbuyó no poco del pensamiento existencialista del filósofo nórdico. Parecería, a la luz de estas consideraciones, que la vida humana es un delito por el que, sin más, uno merece un castigo. ¿Estamos adelantándonos quince siglos al grito de Segismundo: «Pues el delito mayor del hombre es haber nacido» 14? Lo parece, pues Séneca mismo da la impresión de haber prestado ese pensamiento a Calderón para su héroe. La vida está llena de desventuras. Por eso, es mejor no haber nacido: «Nada hay tan engañoso como la vida del hombre, nada tan traicionero. Nadie, por Hércules, la hubiera aceptado, si no fuera porque se otorga a quienes la desconocen. Así pues, si la dicha mayor es no nacer, la más parecida, creo yo, es ser devueltos rápidamente a nuestro primitivo estado tras cumplir con una vida corta» ( Consolación a Marcia , XXII, 3). ¿Estamos, ya en el siglo I, pero quizás a un paso del siglo XIX y del siglo XX en lo tocante a sus angustias existenciales? En definitiva, se trata del hombre de todos los tiempos. Sabemos que ese azote de apertura que se le da al recién nacido no es la flagelación a los «condenados a vivir» —según expresión recia de Sartre en el siglo XX—, sino una ayuda para que el recién incorporado a la vida suelte los pulmones y comience a respirar por propia cuenta, a «nadar» personalmente su estrenada travesía. Pero cabe también la lectura trágica: el ser nace arrojado al mar de la existencia, como nos ha descrito arriba el filósofo, o está aherrojado en ella y en esa cárcel del cuerpo, cuando recibe, sin más ni más, sin previo aviso, el primer azote para espabilar. Luego la vida le infligirá otros muchos golpes.

Aunque el hombre, ya en pleno recorrido, tome conciencia de aquel parlamento de advertencia que le dirigía la naturaleza, sin embargo da la sensación en las páginas de Séneca de que está algo abandonado a su fortuna o al destino o, al menos, desvalido ante ellos. Estamos frente a una de las aporías no solo de Séneca, sino en general de la filosofía y literaturas grecolatinas. Habrá ocasión de afrontar esta problemática en el capítulo segundo, para detectar la evolución de Séneca en esta incógnita.

3. EL PUERTO DE LLEGADA: LA FELICIDAD

La metáfora de la vida como navegación que nos ha ofrecido Séneca nos seguirá conduciendo una buena parte de estas páginas como alegoría llena de sentido.

La vida ha comenzado, y está con nosotros la divinidad que nos ha puesto en ella. Pero tenemos que saber nuestro destino, nuestro quo o término ad quem. Saber a dónde nos dirigimos es como tener claro qué queremos en la vida y por qué luchamos en ella. De lo contrario, si no conocemos bien ese objetivo, el error inicial nos llevará a la deriva hacia destinos no queridos. Es de sentido común, sí, pero ese requisito elemental es a la par tan imprescindible, que no hay que darlo por supuesto: «Hasta tal punto no es tan fácil conseguir una vida feliz, que todo el mundo se aparta de ella tanto más lejos cuanto más impetuosamente se lanza a ella, si se ha equivocado el camino. Cuando este lleva en dirección opuesta, la velocidad misma es motivo de un mayor distanciamiento» ( Sobre la vida feliz , I, 1). Un consejo tan de Perogrullo se eleva a principio no solo del recto vivir, sino de cualquier ciencia y de toda filosofía. Por eso Aristóteles reivindicaba para el pensamiento esa necesidad de la experiencia humana: no errar en el comienzo. 15

El filósofo hispanorromano nos da las pautas para no errar. Subraya que el hombre busca en la vida, ante todo, la felicidad. La Siracusa de llegada es la vita beata. Estamos en otra vertiente de la contemplada hace un instante, o en la cara posterior complementaria: a la angustia de la vida como tormento del existir es verdad que sigue la muerte, pero no lo es menos que al hombre le repugna una vida como suplicio —versión masoquista—. El hombre anhela la felicidad y una vida que, aun con tormentas e incluso tormentos, llegue a la felicidad, aunque sea después de la muerte. El tratado Sobre la vida feliz lo afirma desde el inicio mismo con sentencia de estilo sapiencial: «Todos, hermano Galio, anhelan vivir felizmente». 16Señalaba Julián Marías 17que este exordio de la obra recuerda la primera frase de la Metafísica de Aristóteles que se ha citado arriba. Queda claro que todos desean, por naturaleza, ser felices, como también quieren saber. La felicidad es algo natural o según la naturaleza del hombre. Cupiditas naturalis , la llama Séneca. Tener claro ese objetivo para la vida y el camino conducente a él nos ayudará a evaluar diariamente la derrota de nuestra travesía, para no desviarnos y para tener noticia de la cercanía o separación del destino último. Así, el deseo de la felicidad es a la vez término inicial —término a quo— de lo que el hombre pide a la vida y quiere de ella, y punto de llegada o término ad quem. Sin olvidar que esa cupiditas naturalis de la felicidad es también motor —término per quem — en el transcurso de la existencia. El puerto de la felicidad ocupará más adelante la reflexión en el capítulo tercero de estas páginas.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Por la vida con Séneca»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Por la vida con Séneca» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Por la vida con Séneca»

Обсуждение, отзывы о книге «Por la vida con Séneca» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x