Mario Riorda - ¡Ey, las ideologías existen!
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En la concepción de Bobbio (2011), esos términos son claramente antitéticos, contrastantes y sobre las que está dividido el pensamiento político y la acción política. Cuando se afirma esto, se dice que son excluyentes y exhaustivos, por lo que ninguna doctrina ideológica puede ser al mismo tiempo de izquierdas y de derechas.
Cuando se habla de desigualdades (sociales o naturales) hay que comprender que ni la izquierda pueda y quiera eliminarlas todas –algunas veces sólo se pueden atenuarlas, corregirlas o a lo sumo no fomentarlas–, ni la derecha quiera conservarlas a todas aun reforzando ciertas diferencias (Bobbio, 2001: 141, 147). En una predomina una visión horizontal o igualitaria de la sociedad, y en la otra una visión vertical y no igualitaria.
En estos extremos de derecha e izquierda, la igualdad es el elemento diferenciador, pero se puede conjugar que la diferencia entre una expresión moderada de una extremista es la conjugación con la igualdad. Así, en la extrema izquierda están los movimientos tanto igualitarios como autoritarios; en el centro izquierda, movimientos a la vez igualitarios y libertarios; en el centro derecha, movimientos libertarios pero no igualitarios; y finalmente en la extrema derecha, doctrinas y movimientos antiliberales y antiigualitarios (Bobbio, 2001: 160).
También, en la distinción entre derecha e izquierda se suele plantear un centro, un tercero incluido que precisamente está en el medio pero que en sus matices no reduce las diferencias entre aquéllas (Bobbio, 2001: 54). En algunos sistemas políticos, este centro incluido llega a ser tan grande que ocupa la parte más exorbitante del sistema, relegando a los márgenes a la izquierda y la derecha, no afectando en absoluto a la antítesis propuesta. Así, permite distinguir entre un centro más cercano a la izquierda (centro izquierda) o más cercano a la derecha (centro derecha), según sea el nivel de moderación o radicalización. Ello presupone que siempre puede quedar un centro indiviso, llamado “centro centro” (ídem: 55).
Pero distinto del centro incluido, está el centro incluyente. Si el centro incluido busca un espacio entre dos opuestos y contradictorios, el tercer incluyente se erige como una síntesis superior que los trasciende, que anula las diferencias entre izquierda y derecha mediante una tercera solución. En la visión contemporánea, este modo se presenta en las terceras vías, no como tercero entre, sino como tercero más allá. El tercero incluido intenta expulsar las diferencias con matices, el tercero incluyente se nutre de ellas. Sin embargo, estos esquemas, como respuestas a crisis de los modos más puros, suelen transformarse en intenciones como modo de salvar lo que queda de una posición original, atrayendo a ésta, y por tanto neutralizando, la posición contraria (Bobbio, 2001: 56-58).
Otro motivo que suele esgrimirse es que hay nuevos hechos, nuevos problemas políticos y movimientos que no entran en el esquema tradicional de la contraposición ideológica y que, por ende, las ideologías han perdido gran parte de su valor descriptivo. Esta sensación, ni se ubica como un centro en el medio (tercero incluido), ni como un centro sintético (tercero incluyente), sino como un eje transversal que desautoriza o atenúa la díada izquierda derecha. Sin embargo, con el pasar del tiempo, se observa que estos hechos –como puede ser la irrupción de los verdes–, luego son tomados por cada partido desde posturas de izquierda o de derecha (Bobbio, 2001: 59-60).
Asimismo, tanto la izquierda como la derecha tienen un significado descriptivo, como valorativo. Lo valorativo, desde posturas antitéticas implica que las posturas de uno, connotan negativamente la postura del otro. Malos y buenos pueden estar de un lado o del otro, dependiendo de donde venga el juicio (Bobbio, 2001: 96-97, 104-105).
En cambio, las posturas descriptivas son las que pueden variar con el tiempo; o también muchos temas pueden tener variaciones respecto a su postura, según se sea de izquierda o de derecha, ya que existen laxistas y rigoristas dentro de cada posición ideológica. Ello lleva a pensar que no necesariamente hay una única izquierda ni una única derecha, lo que implica volver a afirmar, una vez más, que hay una distinción entre derecha e izquierda (Bobbio, 2001).
Por ejemplo, el concepto de igualdad debe ser considerado de modo relativo, no absoluto, en tanto hay por lo menos tres variables para tener en cuenta: a) los sujetos entre los cuales repartir bienes o gravámenes –todos, muchos, pocos–; b) los bienes o gravámenes a repartir –derechos, ventajas, facilidades económicas–; y también c) el criterio por el cual repartirlos –necesidad, clase, capacidad, esfuerzo– (Bobbio, 2001: 134-135).
Lo que sí tienen en común, tanto la izquierda como la derecha en sus versiones extremas, es que ambas son antidemocráticas (Bobbio, 2001: 77).
Determinar si unos usos discursivos son de derechas o de izquierdas no es el objetivo de este análisis. Con todo, nos sirven algunos criterios para tomar esa decisión, sólo con el fin de poder afirmar que sí existe una posición ideológica asumida, independientemente de cuál sea.
De este modo, siguiendo a Dino Cofrancesco (1990), podemos reconocer unos valores instrumentales que permiten ver la diferencia entre izquierda y derecha: libertad versus autoridad, bienestar común frente a desarrollo individual, etc., son algunos de ellos.
Así, son ideas de la izquierda la liberación del hombre de poderes injustos y opresivos, mientras que la idea de tradición es central en la derecha, vista como arquetipo, como asunción ideal de una época axial o decisiva en la historia de la humanidad, como fidelidad a la nación, como memoria histórica, como comunidad de destino, como conciencia de la complejidad de lo real. Mientras, la idea de emancipación es característica de la izquierda (Cofrancesco, 1990). En Latinoamérica, además, la derecha se asocia a la experiencia de autoridad, y en algunos casos a conservadurismo en lo económico y en los roles militares. En lo económico, la derecha manifiesta posiciones pro mercado, mientras que la izquierda desarrolla políticas económicas centradas en las manos del Estado. A su vez, posturas de democracia liberal e institucionalista son propias de la derecha, mientras que posturas populistas, como también democracias plebiscitarias, suelen ser de izquierda.
Cómo hacer operativo el reconocimiento de la ideología
Problematizar la concepción de ideología, pensarla a través de sus componentes, subcomponentes y dimensiones constitutivas, es también problematizar qué se entiende por comunicación ideológica y resolver un proceso metodológico que permita confirmar o no el uso de mensajes ideológicos en las campañas electorales presidenciales en América Latina.
Para demostrar que las campañas utilizan un claro sentido ideológico en su contenido discursivo es muy importante identificar cómo se comunica esa ideología en las campañas y esbozar una sistematización respecto de la forma en que ese discurso se presenta para el electorado. La matriz de análisis posibilita hacer operativos estos hallazgos, y puede emplearse para ubicar cada campaña electoral (partido y/o candidato) y también cada tipo de texto en particular: discursos (piezas oratorias), spots u otros. Los eslóganes, por ejemplo, pueden ser derivados al componente saliente en el enunciado (una valencia, un enunciado dirigido al contradestinatario, un valor, etc. Así se ha procedido en esta investigación, y resultó operativamente eficaz.
Para cada unidad de análisis (que puede ser desde un eslogan hasta una campaña completa), en la matriz se indicará si la aparición del subcomponente o su variable [8]es considerada una presencia densa, plena; o, por el contrario, eventual. De ese modo, la decisión llevará a marcarlo en la columna izquierda, central o derecha, según ese uso represente una presencia ideológica alta, media o baja, respectivamente.
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