Pablo R. Fernández Giudici - El Alcázar de San Jorge

Здесь есть возможность читать онлайн «Pablo R. Fernández Giudici - El Alcázar de San Jorge» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El Alcázar de San Jorge: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Alcázar de San Jorge»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Siglo XVII. Un veterano de un tercio español destinado en Flandes, esquiva la muerte una y otra vez como si los cielos le tuvieran reservada una misión secreta.La frustración, el hartazgo y una revelación serán el inicio de un accidentado periplo que lo llevará hasta las lejanas costas del Río de la Plata. Una vez desembarcado en la Buenos Aires colonial, con la ayuda de un viejo amigo y confesor, dará forma a su aventura, plagada de misterios, señales y oscuras referencias ligadas a un pasado doloroso del que no logra huir.

El Alcázar de San Jorge — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Alcázar de San Jorge», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Del aquel viaje sólo diré, como habrán de suponer, que fue una aventura en sí misma y que perderse en los pormenores y acontecimientos que allí tuvieron lugar, sería alejarlos una vez más del verdadero relato. Alonso, a quien la mar no le era ajena, sirvió con discreción y esmero a su capitán y no cambió con él más que amables palabras de cortesía durante casi todo el trayecto. En honor a la verdad y a juzgar por la enorme discreción del capitán y su tripulación, hoscos pero de amable trato, podría decirse que no era la primera vez que acogían a un forastero sin nombre y en el más prudente silencio. Como sea, tras varias semanas en altamar y luego de tocar un gran número de puertos, el capitán le anunció que en pocos días más el buque llegaría a Santa María de los Buenos Ayres, destino final de Alonso. Al escuchar esto, su corazón se llenó de alivio y congoja. Daría inicio por fin a su verdadero viaje.

La primera impresión que tuvo Alonso al entrar en ese enorme mar dulce y ocre, al que llamaban Río de la Plata, fue de un enorme desconcierto. América era para él, más o menos lo mismo que para todos en España: una tierra extraña y poco explorada, alimento de leyendas y fábulas de toda clase que seducían con sus peligros y sus promesas de oro y aventura. Pero la aventura de Alonso no necesitaba de leyendas o relatos fantásticos para encender su atención: ya estaba en marcha y no tenía más intención que seguir el camino que, según interpretaba, le habían señalado los cielos. Aquellos nuevos paisajes, extraños y misteriosos, estimulaban su imaginación y lo llevaban por pensamientos diferentes. Sus meses de soledad o, para decirlo de un modo más preciso, el tiempo en el que estuvo genuinamente sólo, sin que el intercambio con otros seres perturbasen su búsqueda interna, lo habían cambiado un poco. Pudo contar con algo de tiempo para repasar su vida a conciencia, con sus aciertos y errores, y lo que sin dudas podía concluir a pesar de las mil incógnitas con las que luchaba en su interior, era que estaba totalmente convencido de estar en el verdadero camino.

Tocó al fin puerto y sin demoras, aunque perdido en aquel paraje desconocido, comenzó a hacer averiguaciones sobre un viejo amigo. Abrigaba la esperanza de dar con él, pese a que muchos años habían pasado desde que cambiaron palabras por última vez. Ni siquiera había sido en estas nuevas tierras, que Alonso pisaba ahora por vez primera, de modo que, si la suerte lo acompañaba, este buen hombre se llevaría una gran sorpresa al verlo. La última vez que habían hablado, no fue en los mejores términos y aunque la obstinación de Alonso supo despertar la ira de muchos hombres, comprendía que su amigo, de vocación religiosa y gran amplitud mental, lo conocía lo suficiente como para perdonar sus desaciertos. De todos modos, la prisa y las características de su escape no le habían dejado tiempo para mensajes ni preparativos, por lo que sin pensarlo demasiado se sumergió en su empresa más ambiciosa con la esperanza de reflotar su vieja amistad. Pese a la incertidumbre, que no lo amedrentaba, pronto dio con el monasterio, donde su viejo consejero, el prior Sebastián, regía con justicia y sabiduría entre los monjes.

Tras hacer algunas averiguaciones en varios sitios que consideró estratégicos del emplazamiento, Alonso abandonó el puerto y se dirigió sin perder tiempo al sitio donde coincidían las indicaciones. En su caminata por aquel nuevo sitio, recordó con algo de inquietud los últimos intercambios con el ahora prior. Había en todo lo vivido últimamente un sabor amargo que no le dejaba a gusto, pero sin profundizar demasiado en sus razonamientos, quizás por temor a hallar respuestas que no eran de su agrado, prosiguió con la marcha hasta su destino. Una vez frente al modesto edificio y con poco más que lo puesto, golpeó el pesado portón de madera que resguardaba aquel santo lugar del exterior. Pronto un monje acudió al llamado y escuchó con extrañeza el pedido del forastero. Algo desconfiado lo escudriñó con la mirada de arriba hacia abajo, amable pero escéptico, bastante extrañado por el aspecto y la historia de este hombre salido de la nada y que se hacía llamar hermano Lorenzo.

Poco duró el misterio, o al menos en lo concerniente a las primeras intenciones del extranjero. Al verle inerme y algo desalineado, quizás por caridad o por lástima, enseguida lo hizo ingresar al convento y le dejó en un jardín en tanto llevaban la nueva al prior. Alonso se sorprendió por la belleza y pulcritud del lugar, que poco tenían que ver con el aspecto sombrío del pueblo que tras las paredes permanecía aletargado. Aquel vergel, oculto entre pesados muros, era de una aplicación y hermosura como sólo había visto en algunas ricas casas de su añorada España. Aquel pequeño fragmento de paraíso, fruto del afanoso trabajo de manos hábiles y dispuestas, era la primera prueba que recibía de que algunas cosas que se decían sobre América eran ciertas. En aquellos parajes, con la dedicación adecuada, hasta las piedras podían florecer. Sin duda un sitio bendecido por la mano de Dios y custodiado por el esmero de los hombres, para honrar su legado.

Recorrió con impaciencia pero lentamente un camino embaldosado que serpenteaba por el jardín. El tibio sol de primavera se colaba por el follaje nuevo y tímido que, perezoso, comenzaba a vestir los frutales que allí se levantaban. Un aroma a azahar inundaba el sitio y todo era de un verdor tan pronunciado como no recordaba. El contraste con los muros pintados de cal era intenso y todo en aquel lugar sugería calma y paz. Maravillado por aquel sitio, devolvió con fraternal sonrisa el amable saludo de unos religiosos que algunas brazas más lejos trabajaban con energía en la huerta.

De pronto, la llegada del prior junto a quien le abriera la puerta, lo arrancó de sus cavilaciones. A medida que el prior se acercaba a él, su expresión mudaba y de su proverbial calma pasaba a una visible e indecisa alegría. Al verse los rostros a corta distancia el prior disipó toda duda y caminó hacia él con los brazos extendidos.

–¡Válgame Dios! No puedo creer lo que ven mis ojos. Pero si es…

–¡El hermano Lorenzo! Mi señor. El hermano Lorenzo, que ansiaba desde hace meses abrazaros.

El prior quedó algo perplejo pero, agudísimo en su interpretación, abrazó con afecto a Alonso y repitió su nuevo nombre como signo de aceptación y complicidad.

–Hermano Lorenzo –dijo al fin, sin ocultar un sesgo de reproche en sus palabras– es una inmensa alegría tenerte aquí con nosotros. Han pasado muchos años, amigo mío. Muchos años. Quisiera saber a qué debo el honor de esta inesperada visita.

–Bien, mi señor, es una larga historia.

–No lo dudo ni un instante. Pero nada de “mi señor”. Que mi cargo no ponga más distancia que la que nos han impuesto los años. Sigo siendo Sebastián para ti.

Algo confundido por el reencuentro, el monje que allí estaba, seguía con atención el diálogo de los viejos amigos, sin poder establecer relaciones entre ambos. El prior, atento de esta incómoda presencia para Alonso y algo intrigado por el cambio de identidad, lo invitó a refrescarse y consultó sin rodeos las intenciones del viajante.

–¿Os veo sin muchas pertenencias, cuánto hace que estáis por estas tierras?

–A decir verdad, no más de medio día.

–¿Y vuestros efectos personales, si es que traéis alguno?

–Tan sólo lo que veis.

–Entiendo –dijo el prior mientras algo intuía– Me sentiría muy honrado si pudiera recibiros como huésped y amigo en esta casa.

–Os agradezco tanta hospitalidad. Será un verdadero honor para mí. Es posible que, si estáis de acuerdo, permanezca entre estos muros durante algunos días.

–Bien, me alegro que aceptes. Por favor, Tadeo, acompaña al hermano Lorenzo a una celda y procura que tenga agua fresca. Nuestra casa no tiene lujos pero sí os puedo asegurar un trozo de pan y una manta para abrigar el sueño. Supongo que el viaje hasta aquí os habrá causado fatigas amigo mío y desearás tomar un descanso.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Alcázar de San Jorge»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Alcázar de San Jorge» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «El Alcázar de San Jorge»

Обсуждение, отзывы о книге «El Alcázar de San Jorge» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x