Otro beneficio es la estabilidady conservaciónque se logra. Una buena prueba es dejar un pote de margarina abierto y fuera de la heladera durante varios días. Verá que no se pone rancia, no genera mal olor… y ningún insecto se acerca!!! Lo mismo puede hacer con los alimentos balanceados de los animales… verificando cuanta margarina contienen!!!
Como resultado de la hidrogenación, la estructura molecular pasa de una configuración naturalen forma de curva (llamada cis) a una innaturalde forma escalonada (llamada trans). Mientras que el organismo necesitaácidos grasos cispara construir membranas celulares y hormonas, los ácidos trans no existen en la naturaleza humana.
Como dice en su libro el Dr. John Tobe: "La margarina es un compuesto químico que no se disuelve ni siquiera cuando lo fregamos entre los dedos. Imaginen lo que sucede con estas partículas de consistencia similar al plástico, una vez que entran en nuestro cuerpo!!!". En realidad el cuerpo intenta eliminar estas moléculas plásticas, las cuales colapsan los órganos depuradores y los fluidos internos (sangre y linfa), y una parte importante queda retenida en el tejido adiposo.
Al inicio se utilizó la margarina como alternativa a la escasez, pero luego se le encontró la veta comercial e industrial. En primera instancia se la promocionaba, con el auxilio de los médicos, para combatir las enfermedades coronarias, reemplazando grasa animal; cosa que luego se demostró totalmente falsa. Las grasas hidrogenadas, debido a su estructura artificial, interfieren con el normal metabolismo lipídicoy se acumulan en las células adiposas.O sea que saturando aceites vegetales, se introducen más grasas nocivas, cuyo uso se sugiere reducir. Un evidente contrasentido.
Luego vino el empleo masificado de los aceites vegetales hidrogenados en la industria alimentaria, por la simple razón de su menor costo, mayor practicidad(se logran texturas a voluntad), y sobre todo superior conservaciónde estos compuestos molecularmente saturados y estables (gran resistencia al enranciamiento).
Hoy en día, desde las panaderías hasta las grandes multinacionales alimenticias, pasando por las industrias lácteas (que así pueden regular en modo económico el tenor graso de la leche); todoshacen uso de los hidrogenados [45] . Incluso productos pseudo-naturales promueven la presencia de "aceites vegetales sin colesterol" entre sus ingredientes, en lugar de grasas animales. Pero se olvidande "contarnos" lo más importante: cuál es la estructura molecular de sus ácidos grasos industrializados.
Últimamente, en el afán por ofrecer productos grasos alternativos y “saludables”, los tecnólogos industriales han desarrollado un arsenal de procesos que imitan sabores y texturas tradicionales, que generan mayores utilidades y sobre todo ofrecen el atractivo comercial de ser “lights”. Un caso es la adición de agua, que reemplaza “económicamente” casi la mitad de la grasa en la manteca clásica, lo cual obliga al uso de espesantes, emulsionantes, colorantes, aromatizantesy conservantes.
Otras preparaciones reemplazan la grasa por “ almidón modificado”. Este aditivo, que aparece en muchas etiquetas de productos “dietéticos”, no es otra cosa que almidón de maíz, procesado con ácido clorhídrico o enzimas de moho; gracias a esto el almidón toma una consistencia que al consumidor le deja sensación grasosa en el paladar. Algo similar ocurre con el suero de leche(residuo barato de la industria láctea), cuyas partículas proteicas sometidas a presión dan como resultado una película deslizante en la boca del consumidor, que la percibe como verdadera grasa.
El químico alemán Udo Pollmer en su libro “Buen provecho” da pista sobre los vericuetos legales que ocultan información sobre estos temas al consumidor: “Lamentablemente en Alemania no es posible identificar fácilmente a los sustitutos de grasas, pues en los potes de helados o postres lights basta declarar que el producto es a base de proteína de suero de leche. Y cuando se usan en quesos lights ni siquiera hay necesidad de mencionar nada, pues los componentes de la leche son considerados como algo natural y no es obligatorio declararlos separadamente” . Si eso sucede en un país como Alemania, ¿qué queda para nosotros?
Otra pseudograsa para evitar es la olestra, desarrollada por una multinacional alimentaria en base a grasa y azúcar. Esta grasa artificial se publicita como adelgazante y reductora del colesterol. Según explica Pollmer: “Su virtud es que nuestras enzimas digestivas no la pueden atacar y desdoblar; la lógica es sencilla, lo que no se digiere, no engorda. Pero dado que originalmente producía diarrea por su velocidad de tránsito intestinal, se le aditivó una sustancia denominada textualmente barrera de escape anal (en inglés “anti anal leakage agent”)… para retardar su evacuación!!!” Tenga por cierto el consumidor, que estos productos cuentan con aprobaciones legales… FDA incluida!!!
Al procesamiento industrial, en la dieta moderna tenemos que sumar la omnipresente grasa de origen animal, cuya calidad se hace directamente proporcional a la degradaciónque en materia nutricional condiciona la moderna cría masiva y estabulada de los rodeos industriales. La gente cree que desgrasando o buscando cortes magros se resuelve el problema, sin tomar en cuenta la infiltración grasade las carnes actuales. Otros consideran que están protegidos por haber eliminado el consumo cárnico, sin reparar en la abundancia dietariade grasa láctea. Ya veremos que ni siquiera los “descremados” nos ponen a reparo de problemas.
Grasa aterogénica y nada saludable
La materia grasapresente en la secreción láctea vacuna resulta abundante (35g por litro) y principalmente saturada(54% son ácidos grasos saturados). Dichos ácidos grasos, predominantes en los animales terrestres y escasos en los vegetales, son aterogénicos(precursores de ateromas) por su estructura molecular con mayor tendencia a agregarsey coagularse. Entre los ácidos grasos lácteos, hay gran proporción del araquidónico, precursor de eicosanoides inconvenientes [46] .
El excesode estos compuestos en sangre está relacionado a daños del sistema circulatorio, sobre todo a nivel de arterias coronarias y cerebrales, pudiendo conducir a infarto de miocardio, deterioro de las funciones cerebrales, daños renales, intestinales y en las extremidades. Muchos consumidores atentos a la salud evitan, por ejemplo, el uso de manteca por considerarla grasa, pero en cambio consumen quesos, los cuales llegan al 35% de su peso en grasas y más de la mitadson saturadas.
Otra confusión la genera la creciente oferta de lácteos descremadoso “ dietéticos”, que en muchos casos apenas disminuyen un 25% su contenido graso, con lo cual siguen aportando, en el caso de los quesos, más de 200g de grasa por kilo. Como estos productos “lights” se anuncian “saludables”, se los suele consumir en mayor cantidad (“total es sano”) y generalmente se termina ingiriendo igual o mayor cantidad de grasas, e indefectiblemente más cantidad de proteínas bovinas, que veremos resultan aún más perjudiciales que las grasas. En los casos de productos industriales “0% grasa”, el problema es también serio: al no detectarse grasa en la boca, no se produce la activación del flujo biliar, necesario para la digestión de grasas y proteínas, y por tanto digerimos peor las proteínas, que así generan putrefacción intestinal.
Читать дальше