La sal saludable
Los mitos: la hipertensión y la sal del mesa.
La medicina de la sal de roca y del agua de mar.
Fecha de Edición: Noviembre 2020
@2020, Palmetti, Néstor
Derechos exclusivos de edición digital reservados para todo el mundo.
Editado por:
ISBN: 978-987-47807-1-3
Editado en Argentina
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Los mitos: la hipertensión y la sal del mesa.
La medicina de la sal de roca y del agua de mar.
Esta publicación está basada en experiencias, investigaciones y observaciones personales del autor, que no es médico. La intención de la obra es informar, no debiéndosela considerar sustituto de las opiniones de los profesionales del arte de curar, a quienes el lector deberá siempre consultar a propósito de cuestiones relacionadas con su salud y ante síntomas que lo ameriten. El autor declina expresamente toda responsabilidad ante cualquier efecto perjudicial para la salud que derive del uso o aplicación de la información aquí contenida.
Para solicitar aclaraciones:
Néstor Palmetti Técnico en Dietética y Nutrición Natural Director del Espacio Depurativo 5885 Villa de Las Rosas - Traslasierra (Córdoba) Tel/Fax: (03544) 494.871 - 483.552 info@nestorpalmetti.com www.nestorpalmetti.com
Tal vez parezca extraño o exagerado dedicar toda una monografía para hablar de algo tan simple como la sal. También puede resultar inverosímil que a través de una sustancia tan sencilla y abundante podamos enfermar, o bien mejorar nuestra calidad de vida y lograr el reequilibrio funcional de nuestro organismo.
Para comprender los secretos de la sal, resulta esencial conocer a fondo lo que sucede con esta sustancia, tan apreciada en la antigüedad y tan denostada en nuestros días. De ese modo evitaremos caer en los corrientes errores que nos conducen, por exceso o por defecto, a la enfermedad. Este conocimiento, tan elemental como poco divulgado, nos abrirá la percepción hacia realidades más profundas que tienen que ver con la correcta nutrición y fundamentalmente con la buena salud.
A nuestro juicio, el moderno problema de la sal radica en que nos movemos en los extremos: pasamos de intoxicarnos cotidianamente con su forma industrial refinada, a desarrollar un complejo fóbico en su contra. La falta de información -por obvias razones que se comprenderán con la lectura del artículo- hace que las personas enfermas -sobre todo aquellas con disfunciones circulatorias- se vanaglorien de hacer una dieta “sanita, sin nada de sal”. Como hemos visto en el libro “Grasas Saludables”, sin materia grasa es imposible el equilibrio vital. Lo mismo ocurre con la sal. Sin el aporte cotidiano de sal, el organismo irá perdiendo su calidad funcional, y sin que lo vayamos notando, marcharemos rumbo a un callejón sin salida. El tema es: ¿cuál sal nos cura y cuál sal nos mata? A ello intenta responder este trabajo.
Comenzaremos transitando uno de los mitos modernos más arraigados en nuestro sistema de creencias: la sal es causa de la hipertensión. De allí nace nuestra típica aversión cultural, sin comprender que el problema se origina en nuestro moderno y desordenado estilo dietario, siendo la refulgente sal de mesa refinada, apenas una parte de la cuestión.
Luego deberemos ahondar en la historia de la humanidad y la evolución tecnológica, para comprender las razones por las cuales la sal pasó, de ser considerada “oro blanco”, a convertirse en un “veneno cotidiano”. Allí abordaremos los problemas de la refinación y la aditivación de la sal blanca, y el nefasto exceso de sodio en nuestros habituales alimentos industrializados.
Habiendo comprendido las distintas facetas de la problemática de la sal en la moderna producción alimentaria de gran escala, será el momento de abordar los perjuicios que tal consumo genera en nuestro organismo. Allí veremos cómo el cuerpo intenta neutralizar la cotidiana intoxicación mediante variados mecanismos y cómo sucumbe ante la crónica agresión.
De allí pasaremos a considerar un aspecto casi ignorado en la temática alimentaria: la cuestión energética. La sal resulta un elemento ideal para visualizar un concepto esencial en la nutrición, término entendido como cotidiano aporte reconstituyente y revitalizante de los organismos vivos.
Luego consideraremos las diferencias entre las diferentes opciones de sal que ofrece el mercado de la alimentación natural, como alternativa a la desequilibrada sal blanca de mesa. Posteriormente nos introduciremos en el uso de la desconocida y apreciada sal de cristal de roca ó sal andina, abordando sus distintas utilizaciones nutricionales y terapéuticas. Finalmente retomaremos los conceptos energéticos para describir un interesante campo de aplicación de la sal andina: las lámparas que funcionan como naturales ionizadores ambientales.
Por último transcribimos el Código Alimentario Argentino y su normativa respecto a la sal de mesa, donde el lector podrá comprobar cómo “nos protege” la ley. Al final de este recorrido, esperamos que el lector esté en condiciones de discernir con objetividad cuales son las sales que matan y cuáles son las sales que curan.
Néstor Palmetti Técnico en Dietética y Nutrición Natural Director del Espacio Depurativo www.espaciodepurativo.com.ar
SUMARIO
INTRODUCCIÓN
EL MITO DE LA SAL Y LA HIPERTENSIÓN
DE ORO BLANCO A VENENO COTIDIANO
¿POR QUÉ VENENO COTIDIANO?
PERJUICIOS DE LA SAL REFINADA
LA CUESTIÓN ENERGÉTICA
ALTERNATIVAS A LA SAL REFINADA
USOS DE LA SAL ANDINA O SAL DE ROCA
LA FUENTE MAS NATURAL: EL AGUA DE MAR
APÉNDICE
ANÁLISIS DE COMPOSICIÓN DE LA SAL DE ROCA
CODIGO ALIMENTARIO ARGENTINO
LA COINCIDENTE VISION DEL DR. MERCOLA
NUESTROS SITIOS
EL MITO DE LA SAL Y LA HIPERTENSIÓN
Antes de entrar de lleno en el tema de la sal, es bueno apelar al sentido común para cuestionar nocivos mitos, muy arraigados en nuestro moderno sistema cultural, pero que a causa de sus falencias, son un obstáculo a la hora de resolver problemas. Uno de ellos asevera que las dificultades circulatorias son consecuencia del consumo de sal y grasas. Si esto fuese una verdad absoluta, aquellos pacientes que hacen dietas carentes de dichos elementos, deberían recuperar rápidamente la salud y abandonar la ingesta de medicaciones. Sin embargo, y pese a la privación dietaria, los fármacos se hacen “de por vida”, los síntomas se multiplican y la calidad de vida se degrada.
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