¿Irán a ser para nosotros estos días que pasaremos juntos un tiempo de descanso, realmente? Es difícil. No sólo han elegido ustedes esta vez un tema que toca directamente sus propias almas, sino que va a hacerlos avanzar en el conocimiento que ustedes tienen de la vida del alma de los niños que les han sido confiados y el modo de tratarlos. Pienso, pues, que debería decirles esto: venimos de un trabajo serio y llegamos a hacer otro tanto; por eso sería bueno que aprovecharan las pocas horas que les quedan disponibles para descansar. Esto significa dormir bien y largamente, y salir a caminar.
Y para que ustedes no se sientan demasiado ajenas las unas con respecto a las otras, a causa de las muchas participantes, tal vez sería también recomendable que dividieran la gran comunidad en comunidades más pequeñas. La mayoría de ustedes se conoce. Esto es una gran ventaja. Así pueden descansar un poco, reuniéndose y juntándose con otras.
En cuanto al reparto del tiempo, ustedes tienen que preocuparse de su recreación. Además, deben preocuparse también de crecer en la incorporación al centro mismo de la comunidad, a la Familia, al gran Movimiento.
1.2 FUNDAMENTOS PARA LA ELECCIÓN DEL TEMA
Ustedes me han fijado la otra meta indicada en el tema de la jornada: Jornada pedagógica sobre la industria. ¿Qué las ha movido a ustedes para elegir este tema? Me parece que hay tres razones para esta petición. Por una parte, el fuerte sentido de responsabilidad por las almas de nuestros niños; por otra, el gran desamparo, en medio de la actual maraña de opiniones y corrientes. Y, finalmente, la conciencia de que tenemos aquí en Schoenstatt para nuestra familia una universidad apostólica y ascética, de modo que podemos exigir, con razón, de nuestras jornadas no sólo que nos introduzcan más profundamente en la vida ascética y religiosa, sino que también nos ayuden a ver con más claridad nuestra labor profesional y a llevarla a cabo con más fidelidad y energía.
Comienzo, pues, a acoger los deseos de ustedes. Con todo, quisiera responderles al instante con un pero. Puedo imaginarme perfectamente que con el correr de los días va a surgir aquí y allá un clamor y algunas de ustedes dirán: “No sólo quisiera conseguir algunos elementos pedagógicos para llevarlos en mi portadocumentos, sino que yo misma quisiera continuar desarrollándome desde un punto de vista ascético”. Respecto de ello quisiera darles una rápida respuesta para no volver sobre el punto y trazar enseguida un camino recto, a fin de ocuparnos después solamente en nuestro tema. Es tan vasto y rico, que se nos hace difícil lograr un resultado en tres días. ¿Se toman en cuenta, por lo tanto, nuestras almas? Esto depende de ustedes. Trataré de dar aquí una triple respuesta, aunque no sea sino someramente.
Últimamente he dado a veces el nombre de ‘sacramental de alianza’ a las visitas a Schoenstatt, a las visitas a nuestro santuario. Si ustedes quieren, podría agregar también que, en cierto sentido, las visitas a nuestro santuario son hasta un sacramento de alianza. Pero teológicamente es más exacto decir que es un sacramental de alianza.
¿Qué quiere decir esto? Que hay gracias internas enlazadas y unidas a un signo externo. ¿A qué signo externo nos referimos aquí? Es la visita a Schoenstatt, es el contacto físico con nuestro pequeño santuario. Tendremos, por tanto. suficientes oportunidades durante estos tres días de aprovechar muy a menudo este sacramental de alianza. ¿Y qué gracias están unidas a este signo externo? Me parece que podemos nombrar, ante todo, dos. En primer lugar, una fe vigorosa, invencible, en la gran tarea y misión de Schoenstatt para estos tiempos; en segundo lugar, una vigorosa disposición a sacrificarse por ella, haciéndonos semilla para ser plantada en los surcos de la vida, aun cuando nos hubiera de costar la propia vida, la propia muerte. Así, pienso yo, las visitas a nuestro santuario podrían satisfacer las necesidades personales, espirituales, de ustedes.
Una segunda respuesta: si hablé recién de un sacramental de alianza, bien podría igualmente hablar de un sacramental para este tiempo, con lo cual quiero significar el tiempo en que vivimos en este momento: el tiempo de Pentecostés. El año pasado esperamos en este tiempo la gracia de la declaración de la mayoría de edad del Movimiento femenino; también la gracia de la mayoría de edad de cada uno de los miembros. ¿Qué hemos de esperar para nosotros en estos días de Pentecostés? ¿Qué elaboraremos con dedicación? ¿Qué imploraremos y suplicaremos se nos conceda? Me parece que una profunda comprensión y un gran amor por nuestro pueblo. Pero esta noble gracia tiene sus raíces, en último término, en un gran amor a Dios, extraordinariamente cálido, extraordinariamente profundo. Con el crecimiento de un entrañable amor a Dios, podrán y deberán crecer también, al mismo tiempo, nuestra comprensión por las penurias del pueblo y el amor entrañable hacia él. Pienso, pues, que del acto litúrgico celebrado ayer podemos esperar gracias abundantes para la vida de nuestras almas.
Pero ustedes no deben esperar que este año, como en los anteriores, les explique en cada caso la liturgia del día, porque el tiempo no alcanza para ello. Si ustedes quieren, pueden ir a misa y participar todas en ella, pero preparándose cada vez para el día siguiente en la tarde anterior, ayudándose con el misal. Esto puede tener la ventaja de que ustedes no se aparten tanto de la costumbre de prepararse.
Por último, considero —esto es una tercera respuesta— que las conferencias (a pesar de que tengan una estructura filosófica, cultural y psicológica) iluminarán algo la vida de nuestras propias almas y, de ese modo, harán fructificar nuestras luchas y esfuerzos. De esta manera creo haber dado respuesta a la inquietud sobre las necesidades de su propia alma. Así, creo haber preparado las líneas que habremos de continuar y completar en estos días.
Hemos dado a este curso el título de Curso pedagógico sobre la industria. O sea. reflexionaremos juntos sobre el aspecto que presenta la estructura del alma de nuestro pueblo dedicado a las tareas industriales y cómo hay que tratarlo y educarlo, a causa de esta estructura anímica, a fin de que pueda ser plenamente incorporado de nuevo al “Corpus Christi mysticum”, al organismo del reino de Dios.
1.3 UNA COMPARACIÓN ENTRE NUESTRA COMUNIDAD EDUCACIONAL Y LAS COMUNIDADES EDUCACIONALES SOCIALISTAS
Hoy en la tarde quisiera primeramente elaborar grandes contextos en relación a la tarea que deseamos y debemos realizar y grandes contextos relacionados con las grandes corrientes educacionales del tiempo actual. Formulando esto de manera más clara, diría: nuestra comunidad de educadores vista a la luz de las comunidades educacionales bolcheviques y socialistas.
Por favor, no olviden ustedes lo que deseo al expresar estas ideas. Nos conducen, si bien todavía no directamente, al centro de nuestra educación. Sólo preparan el desarrollo de las ideas y tratan de allegar y reunir, mediante la ley de la asociación de los conceptos y las ideas, todo lo que mueve al tiempo actual. Porque mientras mejor conozcamos el organismo de las corrientes de la época, más fácilmente podremos hacer grandes cosas, aun en los círculos más pequeños y en los lugares y vecindarios más pequeños.
El tema para esta tarde y tal vez también para mañana en la mañana temprano será, por tanto, “Nuestra comunidad educacional a la luz de las comunidades educacionales bolcheviques y socialistas”.
¿Cómo es que doy a nuestro Movimiento el nombre de comunidad educacional? Quien conozca el Movimiento va a poder dar por sí mismo la respuesta. Por favor, consulten ustedes las colecciones antiguas de “MTA”8. O estudien nuestras líneas orientadoras. Allí ustedes encontrarán una y otra vez la afirmación de que nuestra Familia fue concebida desde un principio como comunidad de educadores. Tal vez aparece aquí y allá en las antiguas revistas la expresión ‘comunidad de trabajo’. Lo hemos dicho a menudo: éramos hasta entonces una comunidad educacional, pero también debemos llegar a ser una comunidad de trabajo. La comunidad de trabajo debe ser entendida en el sentido de una comunidad educacional. Trabajamos para educarnos recíprocamente. ¿Por qué razón destaco con tanta fuerza esta verdad que se entiende por sí sola? Pienso que aquí tenemos la clave para responder esa gran pregunta: ¿Cómo podemos no sólo comprender, sino también cumplir acertadamente nuestra gran misión para estos tiempos?
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