En Romanos 3:19-20 leemos:
Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios; ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.
En el contexto de estos versículos cruciales, Pablo está estableciendo el hecho de que todos los hombres, judíos (personas con las Sagradas Escrituras) y griegos (personas sin las Sagradas Escrituras), están bajo pecado (Romanos 3:9). Para hacer esto, cita del Antiguo Testamento (Romanos 3:10-18). En Romanos 3:19, Pablo basa la culpabilidad universal en la responsabilidad universal por violaciones a la ley del Antiguo Testamento. Tanto judíos como gentiles están bajo pecado porque son culpables de quebrantar la ley del Antiguo Testamento. Es interesante observar que ninguno de estos pecados mencionados en Romanos 3:10-18 es un pecado ceremonial. Estos pecados reflejan violaciones a la ley moral que es común para todos los hombres y que es contenida tanto en el Antiguo Testamento como en los corazones de todos los hombres (ver la exposición de Romanos 2:14-15 presentada arriba). Se ha mostrado a partir de Romanos 1 y 2 que los gentiles no están sin ley. No tenían el Antiguo Testamento, pero no estaban sin la ley básica y fundamental del Antiguo Testamento, los Diez Mandamientos. Los judíos están bajo pecado porque han quebrantado la ley de Dios; los griegos están bajo pecado porque han quebrantado la ley de Dios, y el Antiguo Testamento los acusa a ambos. Tanto judíos como griegos están “bajo la ley” 49y “bajo pecado” y, por tanto, son culpables ante Dios. La única forma en que esto puede ser posible es si la ley bajo la cual están los judíos y la ley bajo la que están los griegos corresponden al menos en cierto grado. Ya que los judíos tenían todo el Antiguo Testamento y los griegos solo tenían la ley escrita en sus corazones, entonces la ley a la que Pablo hace referencia podría significar una cosa para los judíos y otra cosa para los griegos. W. G. T. Shedd dice:
[“la ley”] la ley escrita, principalmente, porque San Pablo ha estado hablando, al final, de los judíos; sin embargo, no solo la ley escrita exclusivamente, porque los gentiles son incluidos en “toda boca” y “todo el mundo”. La ley escrita contiene implícitamente lo no escrito y, por tanto, puede ser puesta por toda la ley o la ley en general… Este pasaje esclarece la verdadera interpretación de Romanos 2:14-15; 2:26-27. 50
La ley con referencia a los judíos significa toda la ley de Moisés. La ley con referencia a los griegos significa la ley escrita en el corazón, los Diez Mandamientos en su forma natural, la ley natural. Esta interpretación se fortalece cuando consideramos el lenguaje utilizado al final del versículo 19 en el capítulo 3: “para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios”. Este es un argumento a favor de que la ley a la que se hace referencia es una ley conocida por toda la humanidad. La única ley conocida por toda la humanidad y, por tanto, la ley por la que todos pueden ser culpados, es el Decálogo. Sin embargo, esto no niega el hecho de que los judíos eran más culpables porque poseían más ley. Esta comprensión de estos versículos corresponde con lo que Pablo enseñó en Romanos 2:14-15 y 26-27.
Estos tres textos (Romanos 1:18-32; 2:14-15; 3:19-20) confirman un hecho ya mostrado. Los Diez Mandamientos funcionan en la Biblia como ley apodíctica. Los Diez Mandamientos funcionan como la ley básica y fundamental del Antiguo Pacto, del Nuevo Pacto y como una forma especialmente revelada de la ley natural, que fue primeramente escrita en el corazón de Adán. Los Diez Mandamientos no anulan la ley moral, sino que la contienen de forma resumida. El Catecismo mayor de Westminster dice en la pregunta 98: “¿En dónde se halla contenida la ley moral de forma resumida? La ley moral se halla resumida en los Diez Mandamientos”.
4. Conclusión
Los Diez Mandamientos funcionan en al menos tres formas en la Biblia: como la ley básica y fundamental del Antiguo Pacto, como la ley básica y fundamental del Nuevo Pacto y como la ley básica y fundamental de todos los hombres— la ley moral. Lo que las Escrituras enseñan, la Confesión lo sintetiza. Los Diez Mandamientos comenzaron a funcionar en la vida del hombre en el jardín del Edén. 51Luego fueron escritos por Dios en tablas de piedra y funcionaron como el centro de la ley de Dios para el Israel del Antiguo Pacto y como la forma especialmente revelada de la ley escrita en los corazones de los hombres. Finalmente, los Diez Mandamientos están escritos en los corazones de todos los cristianos del Nuevo Pacto como una de las bendiciones de ese pacto. Los Diez Mandamientos trascienden los pactos porque son básicos y fundamentales. Trascienden todos los pactos y todas las culturas. John Murray dijo:
Sin duda se admite que los Diez Mandamientos son el centro de la ética bíblica. Cuando aplicamos el método bíblico-teológico al estudio de la Escritura observamos que los Diez Mandamientos, como se promulgaron en el Sinaí, eran la forma concreta y práctica de principios que no comenzaron a tener relevancia entonces, sino que ya eran relevantes desde el inicio. Y también observaremos que, así como no comenzaron a ser relevantes en el Sinaí, tampoco cesaron de tener relevancia cuando la economía del Sinaí caducó. El estudio bíblico-teológico es el que demuestra que estos mandamientos contienen principios que pertenecen al orden que Dios estableció para el hombre en el principio, así como también al orden de redención. En otras palabras, descubrimos que pertenecen al organismo de revelación divina respecto a la voluntad de Dios para el hombre. 52
I. Objeciones típicas
He intentado demostrar, entre otras cosas, que Jeremías profetizó que los cristianos tienen la ley que Dios escribió en las tablas de piedra, los Diez Mandamientos, escrita en sus corazones por el Espíritu Santo enviado por el Hijo de Dios (Jeremías 31:33; 2 Corintios 3:3). El Espíritu de Dios también provoca que nos deleitemos en la ley de Dios y la obedezcamos (Ezequiel 36:27: “Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra”). El Nuevo Testamento nos provee la forma en que los Diez Mandamientos deben ser aplicados a los cristianos. Aunque esto parece claro y es, por mucho, la perspectiva más común en la iglesia cristiana a través de la historia, algunos no están de acuerdo. Para ser justos con aquellos que no están de acuerdo, debemos admitir que algunas declaraciones del Nuevo Testamento hacen que este asunto sea difícil de comprender (por ejemplo, Romanos 6:14). A la luz de esto, vamos a considerar algunas objeciones típicas e interactuar con ellas.
a. La ley mosaica en el Antiguo y el Nuevo Testamento
siempre se refiere a la ley completa, a toda la ley
del Antiguo Pacto, la ley del antiguo Israel.
“Debido a que los cristianos no están bajo la ley mosaica completa, entonces no pueden estar bajo ella en ninguna de sus partes”. Es lo que dice esta objeción. “Así que la ley en la profecía de Jeremías no puede tener ninguna relación con el Antiguo Pacto y su ley”. A primera vista, este parece ser un fuerte argumento, pero vamos a interactuar con él.
No estamos argumentando que la ley en la profecía de Jeremías tenga que ver con los cristianos en su relación presente con el Antiguo Pacto o que estén bajo cualquier ley para obtener ya sea las bendiciones temporales prometidas al antiguo pueblo de Dios en la Tierra Prometida, o peor aún, la salvación y vida eterna. Esta es una profecía del Nuevo Pacto, de un nuevo día para el pueblo de Dios. Lo que hemos argumentado es que la profecía de Jeremías se refiere a la ley básica y fundamental del Nuevo Pacto, que es la misma del Antiguo Pacto o Pacto Mosaico. No estamos bajo la ley de Moisés como los antiguos judíos lo estaban, sino que somos criaturas creadas a la imagen de Dios, así como lo eran ellos, con la ley reescrita en nuestros corazones. Tenemos deberes como cristianos que son muy similares a los del Israel del Antiguo Pacto. Debemos amar a Dios y a nuestro prójimo, como Jesús lo dejó en claro cuando citó de Deuteronomio 6:5 y Levítico 19:18 en Mateo 22:37 y 39. Una cosa que aprendemos de esto es que algunas leyes del Antiguo Pacto trascienden ese pacto y pueden funcionar fuera de él.
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