αὔτως ὥς τε γυναῖκα, ἐπεί κ’ ἀπὸ τεύχεα δύω.
οὐ μέν πως νῦν ἔστιν ἀπὸ δρυὸς οὐδ’ ἀπὸ πέτρης
τῷ ὀαριζέμεναι, ἅ τε παρθένος ἠΐθεός τε
> παρθένος ἠΐθεός τ’ ὀαρίζετονἀλλήλοιιν.
βέλτερον αὖτ’ ἔριδι ξυνελαυνέμεν ὅττι τάχιστα·
εἴδομενὁπποτέρῳ κεν Ὀλύμπιος εὖχος ὀρέξῃ.
Ay de mí, si a las puertas y a las murallas entro,
Pulidamas, primero, su reproche me impondrá,
quien me ordenaba a los troyanos hacia la ciudad conducir
bajo esa noche horrorosa, en que se alzó el divino Aquiles.
Pero yo no obedecí. Por mucho, mayor ganancia habría sido.
Ahora, luego de que destruí a mi pueblo con estas vanidades mías,
siento respeto hacia los troyanos y troyanas de alargados peplos;
que nuncaalguien distinto, más vil que yo, diga:
“Héctor, en su fuerza convencido, destruyó a su pueblo”.
Así dirán. Para mí, entonces, cuantiosa ganancia sería
o que frente a frente, tras a Aquiles asesinar, regresara,
o quizáque por él fuera destruido honrosamente frente a la ciudad.
Pero si mi escudo umbilicado depusiera
así como mi yelmo fuertey, apoyando la lanza contra la muralla
en marcha, ante el noble Aquiles llegara
y le ofreciera a Helena, también posesiones, además de ella,
—tantas cuantas Alejandro en sus cóncavas naves
trajo a Troya—; la que representó el inicio de esta disputa,
les permitiremosa los Atridas llevarla y, al mismo tiempo, a los Aqueos
proporcionar el resto cuanto la ciudad contiene.
Para los troyanos, después, un caballeresco pacto levantaría:
no ocultar nada, sino que a la par en su totalidad sean repartidas
las posesiones, cuantas la ciudad querida en su interior guardaba.
Sin embargo, ¿por qué estas cosas mi amado ánimo me ha transmitido?
No sea quetras marchar a él, llegue, pero este de mí no se apiade
y tampoco me va a respetar, y me asesinaráestando inerme
del mismo modo como a una mujer, luego de que de mis armas yo me despoje.
De ningún modo ahora es posible desde el roble ni de la roca
con este estar charlando las cosas que una muchachita y un mancebo,
las que una muchachita y un mancebo charlaríanentre sí.
Mejor, a su vez, a la discordia empujarnos lo más rápidamente posible
Sepamosa cuál el Olímpico su voto extenderá.
Es posible observar una tendencia notablemente distinta a la empleada por Aquiles. Desde el punto de vista formal, en el discurso de Héctor estas son algunas características que enmarcan su intervención: el uso de verbos en tiempo futuro 6( impondrá , dirán , permitiremos , respetará , asesinará , extenderá ); el empleo de verbos en modo subjuntivo ( habría sido , diga , sería , depusiera , llegara , ofreciera , levantaría , sea repartida , despoje , apiade , charlarían , sepamos ); la presencia de ciertos adverbios o fórmulas adverbiales ( que nunca , quizá , después , no sea que ), y, finalmente, la presencia de oraciones condicionales ( si a las puertas y a las murallas entro ; si mi escudo umbilicado depusiera, así como mi yelmo fuerte y en marcha, ante el noble Aquiles llegara y le ofreciera a Helena y posesiones, además de ella… ), además de otras construcciones que podrían ser equivalentes a construcciones potenciales ( para mí, entonces, cuantiosa ganancia sería si frente a frente, tras a Aquiles asesinar, regresara ; mejor, a su vez, a la discordia empujarnos… ).
Así pues, si desde el punto de vista formal se presenta una congruencia en el uso de verbos en tiempo futuro y modo subjuntivo, 7dada la función que cumplen en las oraciones condicionales en las que se encuentran, en lo que tiene que ver con la intención es claro que el propósito de Héctor es plantearse la posibilidad de encontrar una solución conciliada, diplomática, razonada, es decir, por medio del logos (διάλογος). En efecto, a diferencia de Aquiles quien parece que no tuviera nada que perder (pues ya perdió lo más valioso, Patroclo), la derrota de Héctor representa la caída de todo su pueblo, como lo señaló en los versos 104-105: “Ahora, luego de que destruí a mi pueblo con estas vanidades mías, siento respeto hacia los troyanos y troyanas de alargados peplos”.
El uso del adverbio ahora en este contexto evidencia el padecimiento presente de Troya. Para Héctor, la ruina ya no es un asunto futuro; la inminencia de la destrucción es totalmente patente. Por tanto, el príncipe troyano quiere convencerse de que por la violencia es imposible solucionar el conflicto ( Il. 22.107): “Héctor, en su fuerza convencido, destruyó a su pueblo”, pues su contrincante es mucho más fuerte que él; y no solo es más violento, sino también más irreflexivo ( Il. 22.127-129): “De ningún modo ahora es posible desde el roble ni de la roca con este estar charlando las cosas que una muchachita y un mancebo, las que una muchachita y un mancebo charlarían entre sí” .
Debido a la persuasión de Atenea, transfigurada en Deífobo, y a su propia percepción del enemigo, Héctor termina optando por trabar combate con Aquiles ( Il. 22.252-253): “ Ahorauna vez más a mí el ánimo ha llegado para pararme en frente de ti” . Entonces, el tono del discurso de Héctor cambia, de modo que empiezan a percibirse las mismas características discursivas que en las palabras del pasional Aquiles: el adverbio ahora encabezando la oración y el verbo con un sentido de presente. Sin embargo, pese a su opción por una salida violenta, en este mismo discurso el príncipe troyano le plantea a Aquiles una propuesta para después de la confrontación:
ἀλλ’ ἄγε δεῦρο θεοὺς ἐπιδώμεθα·τοὶ γὰρ ἄριστοι
μάρτυροι ἔσσονταικαὶ ἐπίσκοποι ἁρμονιάων·
οὐ γὰρ ἐγώ σ› ἔκπαγλον ἀεικιῶ, αἴ κεν ἐμοὶ Ζεὺς
δώῃ καμμονίην, σὴν δὲ ψυχὴν ἀφέλωμαι·
ἀλλ’ ἐπεὶ ἄρ κέ σε συλήσωκλυτὰ τεύχε’ Ἀχιλλεῦ
νεκρὸν Ἀχαιοῖσιν δώσωπάλιν· ὣς δὲ σὺ ῥέζειν.
Pero ¡ven aquí! A los dioses observemos: pues para ti ellos los mejores
testigos serány observadores de los convenios:
pues yo a ti, terrible, con gran deshonor no te trataré, si acaso Zeus
me diera resistencia, y tu alma me arrebato.
En su lugar, luego de que a ti te despojarade tus gloriosas armas, Aquiles,
tu cuerpo a los aqueos daréde nuevo. Así mismo tú debes obrar.
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