νῶϊ κατακτείνας ἔναρα βροτόεντα φέρηται
νῆας ἔπι γλαφυράς, ἦ κεν σῷ δουρὶ δαμήῃ.
Querido, por cierto, mucho el padre y la augusta madre ruegan sucesivamente de rodillas, y a ambos lados los compañeros, que aquí mismote detengas. Pues de tal modo tiemblan en frente todos.
Sin embargo, mi ánimo desde adentro se oprime por la pena ruin.
Ahoramismo enardecidos ambos luchemosy que no haya de lanzas escasez, para que sepamos si es que Aquiles a nosotros dos matándonos las armas ensangrentadas se lleva hacia a las naves cóncavas, o si por tu lanza es doblegado.
Una vez más, recurre al adverbio νῦν, esta vez seguido de otro, ἰθύς, que intensifica la inmediatez con que se debe realizar la acción. Las palabras usadas son pocas, pero contundentes. El verbo que acompaña al adverbio es μαχώμεθα, subjuntivo exhortativo, modo que hábilmente usa Atenea para hacerse partícipe en la batalla. Más que con las palabras, la persuasión se lleva a cabo mediante la transfiguración. Engañado por la apariencia y la elocuencia, Héctor termina convencido de luchar con Aquiles.
El tono de las intervenciones del héroe griego es semejante al de Atenea. Tras la propuesta de Héctor para respetar el cuerpo del vencido ( Il. 22.256-259), cualquiera que este fuera, Aquiles en su respuesta, más que mostrar desacuerdo, evidencia total desprecio por cualquier tipo de honra a la memoria del cadáver ( Il. 22.260-274).
Τὸν δ’ ἄρ’ ὑπόδρα ἰδὼν προσέφη πόδας ὠκὺς Ἀχιλλεύς·
Ἕκτορ μήμοι ἄλαστε συνημοσύνας ἀγόρευε·
ὡς οὐκ ἔστιλέουσι καὶ ἀνδράσιν ὅρκια πιστά,
οὐδὲ λύκοι τε καὶ ἄρνες ὁμόφρονα θυμὸν ἔχουσιν,
ἀλλὰ κακὰ φρονέουσι διαμπερὲς ἀλλήλοισιν,
ὣς οὐκ ἔστ’ ἐμὲ καὶ σὲ φιλήμεναι, οὐδέ τι νῶϊν
ὅρκια ἔσσονται, πρίν γ’ ἢ ἕτερόν γε πεσόντα
αἵματος ἆσαι Ἄρηα ταλαύρινον πολεμιστήν.
παντοίης ἀρετῆς μιμνήσκεο·νῦν σε μάλα χρὴ
αἰχμητήν τ’ ἔμεναι καὶ θαρσαλέον πολεμιστήν.
οὔτοι ἔτ’ ἔσθ’ὑπάλυξις, ἄφαρδέ σε Παλλὰς Ἀθήνη
ἔγχει ἐμῷ δαμάᾳ· νῦνδ’ ἀθρόα πάντ’ ἀποτίσεις
κήδε’ ἐμῶν ἑτάρων οὓς ἔκτανες ἔγχεϊ θύων.
A este con severidad mirando se dirigió el de los pies ligeros Aquiles:
“Héctor, inolvidable a mí, maldito, ¡convenios no pregones!
Así como no existenpara leones ni para varones juramentos confiables,
y ni lobos, como tampoco corderos un concorde ánimo tienen,
sino que lo peor piensan siempre el uno del otro,
así mismo no me es posible, tampoco a ti, que seamos amigos; ni para nosotros
juramentos habrá, hasta que uno de los dos, abatido,
sacie con su sangre a Ares, invencible guerrero.
Toda clase de virtud ten en mente: ahoraa ti mucho te es necesario
que muy beligerante seas y confiado guerrero.
Yapara ti no hay másescapatoria, y de inmediatoa ti Palas Atenea
con la lanza mía te doblegará. Ahoracompletamente todos pagarás
los funerales de mis compañeros que asesinaste con tu lanza enardecido”.
Su discurso comienza con un imperativo presente: μὴ […] ἀγόρευε; continúa con una comparación, habitual en la estructura homérica, entre animales y hombres. De nuevo se destaca el empleo del verbo en presente, que resalta el hecho habitual representado por tal comparación: no existen juramentos confiables. Regresa al imperativo presente: μιμνήσκεο (“ten en mente”) y posteriormente usa una seguidilla de adverbios que evocan tiempo presente, νῦν, οὐ […] ἔτι (“ya no”), ἄφαρ, “de inmediato”, y nuevamente νῦν; los dos primeros modifican verbos que, una vez más, están en tiempo presente: χρή, “es necesario, es obligatorio”, ἐστι, “hay”; en los dos últimos casos, aunque los verbos que los acompañan están en futuro (δαμάᾳ y ἀποτίσεις), es evidente que en el contexto indican una acción cuya ejecución se presentará de forma prácticamente inmediata.
Ahora bien, el empleo de fórmulas que apelan al presente en las intervenciones de Aquiles contrasta completamente con el tenor de los discursos proferidos por Héctor. Iniciaré con el discurso de 99-130. Estas son sus palabras:
ὤ μοι ἐγών, εἰ μέν κε πύλας καὶ τείχεα δύω,
Πουλυδάμας μοι πρῶτος ἐλεγχείην ἀναθήσει ,
ὅς μ’ ἐκέλευε Τρωσὶ ποτὶ πτόλιν ἡγήσασθαι
νύχθ’ ὕπο τήνδ’ ὀλοὴν ὅτε τ’ ὤρετο δῖος Ἀχιλλεύς.
ἀλλ› ἐγὼ οὐ πιθόμην· ἦ τ’ ἂνπολὺ κέρδιον ἦεν.
νῦν δ› ἐπεὶ ὤλεσα λαὸν ἀτασθαλίῃσιν ἐμῇσιν,
αἰδέομαι Τρῶας καὶ Τρῳάδας ἑλκεσιπέπλους,
μή ποτέ τις εἴπῃσικακώτερος ἄλλος ἐμεῖο·
Ἕκτωρ ἧφι βίηφι πιθήσας ὤλεσε λαόν.
ὣς ἐρέουσιν·ἐμοὶ δὲ τότ’ ἂν πολὺ κέρδιον εἴη
ἄντην ἢ Ἀχιλῆα κατακτείναντα νέεσθαι,
ἠέ κεναὐτῷ ὀλέσθαι ἐϋκλειῶς πρὸ πόληος.
εἰ δέ κεν ἀσπίδα μὲν καταθείομαι ὀμφαλόεσσαν
καὶ κόρυθα βριαρήν, δόρυ δὲ πρὸς τεῖχος ἐρείσας
αὐτὸς ἰὼν Ἀχιλῆος ἀμύμονος ἀντίος ἔλθω
καί οἱ ὑπόσχωμαι Ἑλένην καὶ κτήμαθ’ ἅμ’ αὐτῇ,
πάντα μάλ’ ὅσσά τ’ Ἀλέξανδρος κοίλῃς ἐνὶ νηυσὶν
ἠγάγετο Τροίηνδ’, ἥ τ’ ἔπλετο νείκεος ἀρχή,
δωσέμενἈτρεΐδῃσιν ἄγειν, ἅμα δ’ ἀμφὶς Ἀχαιοῖς
ἄλλ’ ἀποδάσσεσθαι ὅσα τε πτόλις ἧδε κέκευθε·
Τρωσὶν δ’ αὖ μετόπισθεγερούσιον ὅρκον ἕλωμαι
μή τι κατακρύψειν, ἀλλ’ ἄνδιχα πάντα δάσασθαι
κτῆσιν ὅσην πτολίεθρον ἐπήρατον ἐντὸς ἐέργει·
ἀλλὰ τί ἤ μοι ταῦτα φίλος διελέξατο θυμός;
μή μιν ἐγὼ μὲν ἵκωμαιἰών, ὃ δέ μ› οὐκ ἐλεήσει
οὐδέ τί μ› αἰδέσεται, κτενέειδέ με γυμνὸν ἐόντα
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