En 1968, la influencia de la música en la juventud arrasaba como una apisonadora con bandas como The Mamas and the Papas, The Beach Boys o The Beatles. Estos últimos, nunca se habían significado políticamente hasta la muerte de su productor, Brian Epstein, en agosto de 1967, principal censor de The Beatles a la hora de integrar proclamas políticas en sus letras.
California, y concretamente San Francisco, fue la cuna de la contracultura, un estilo de vida que abrazaba las drogas, la paz y el amor. En el festival de Monterrey se pudo ver a figuras musicales que luego pasarían a formar trágicamente el llamado «Club del 27», con artistas que murieron antes de cumplir esa edad. Jimmy Hendrix o Janis Joplin se convirtieron rápidamente en referentes de la cultura musical y de una nueva forma de entender la relación con una sociedad que hasta ahora les había marcado unos patrones convencionales de comportamiento moral en áreas de la vida como el amor, el sexo o el consumo de drogas.
Al otro lado del charco, en Europa, concretamente en la ciudad de París, autores más cerca del género de la canción protesta comenzaban a sembrar la semilla de lo que poco después se convertiría en un repertorio de himnos coreados en las manifestaciones de Mayo del 68.
Artistas como Léo Ferré (que cantó la canción Les anarchistes como homenaje a los exiliados del franquismo y al compromiso de los jóvenes en la movilización) o Jacques Dutronc fueron responsables de los principales himnos que se coreaban en las calles de París, llamando al despertar de una conciencia que reclamaba el cambio de las estructuras sociales y de los patrones hasta ahora establecidos, con una apelación especial al movimiento en las calles para pedir un cambio político. Uno de los himnos de Mayo del 68 fue Il est cinq heures, Paris S’éveille , interpretado por Dutronc y compuesto por Jacques Lanzmann.
Proclamas como «Prohibido prohibir» (que más tarde cantaría Caetano Veloso) o «París despierta» fueron integradas en letras y estribillos de algunas de las canciones más importantes de los autores franceses y de otros países del mundo, que usaban su música para proclamar sus ideas políticas y hacer un llamamiento al cambio.
Domique Grange fue otra de las artistas que se convirtió en icono de las luchas en Mayo del 68. Ella fue una de las primeras artistas en corear canciones protesta en las barricadas junto con su guitarra.
Jacqueline Taieb, con tan solo 20 años, cantaba a la libertad con mención en sus letras a The Who. Brigitte Fontaine, hizo popular su rebeldía con canciones como Il pleut («Llueve»).
Claude Nougaro fue uno de los artistas que recogió en sus canciones el movimiento de París en Mayo del 68, con la canción Paris mai («París mayo»).
Evidentemente, podríamos llenar esta lista con artistas franceses que son los que más canciones han compuesto movidos por lo que aconteció entonces en su país. Entre ellos, Georges Brassens, Jacques Dutronc, Renaud, Claude Nougaro, Dominique Grange, Hubert-Félix Thiéfaine, Philippe Clay, Jean-Michel Caradec, Maxime Leforestier, Jean-Roger Caussimon, Georges Moustaki, Colette Magny, Jean Ferrat, Dominique Grange o Évariste. 1
En España, por el contrario, la dictadura franquista no permitía la libertad explícita en letras que llamaran a la revolución o al cambio social establecido. Los mensajes que escondían las canciones no llevaban la profundidad de las canciones de los autores franceses de Mayo del 68. Artistas como Serrat («Poco antes de que den las diez», 1969), o Sabina («El inventario», 1978) incluían en sus canciones letras con historias que dejaban entrever un trasfondo de llamada al cambio y a la libertad.
Entonces la música era un elemento más cercano a la cultura que al divertimento como lo es ahora, que está más cercano a lo que es el McDonald’s un Burger King que lo que era en el año 68. En el año 68 era un elemento cultural, pasaba por él lo que estaba pasando en el mundo. Fue un elemento muy importante para transmitir mensajes dentro, para acercarse con esos mensajes a la gente joven, que se aglutinaba en festivales y conciertos. En España, durante aquellos años, estábamos bajo el régimen de Franco, bajo una dictadura y, por consiguiente, era prácticamente imposible que esto se llevase a la música. Aquí vivíamos el happy happy de Los Brincos, de Los Bravos, de aquel movimiento «yeyé» que acompañaba. Nadie se atrevía a lanzar mensajes, y si se atrevían lo tenían que hacer de una forma soslayada dentro de las canciones; parecía que dijesen otra cosa, pero dentro de círculos un poco clandestinos. El Mayo del 68 se vivió muy diferente, pero sin duda era el elemento vehicular fundamental para la gente joven y para transmitir los mensajes de aquellos años. 2
Para muchos, Mayo del 68 significó en el mundo de la música pasar del entretenimiento a la conciencia social a través de las canciones y de sus letras. Su reflejo traspasó fronteras, y sirvió para que naciera una nueva generación de músicos con un nuevo género musical basado en estructuras musicales sencillas (guitarra y voz) pero con un gran trasfondo en sus letras, que recogían poemas y proclamas políticas como principal mensaje.
En España nacería una generación de cantautores que vieron en las revueltas de Mayo del 68 un referente motivador para generar cambios y luchar desde las calles con sus guitarras por el fin de la dictadura. Autores como Serrat, Luis Eduardo Aute, Paco Ibáñez, Cecilia, Lluís Llach, Labordeta, Raimon, Jarcha o Sabina entendieron que su música era un instrumento para llamar a la movilización, despertar conciencias adormecidas y defender las ideas de libertad y apertura hacia una nueva realidad cultural, moral y social.
En el año 1968, España ganaba el festival de Eurovisión con la canción La, La, La interpretada por Massiel, que escondía un mensaje de apertura a la modernidad. La canción, aunque estaba compuesta por el Dúo Dinámico (Manuel de la Calva y Ramón Arcusa), iba a ser interpretada en un primer momento por Serrat, pero al prohibirle que lo hiciera en catalán, este se negó a acudir al festival.
En 1968 se publicaba el disco blanco de The Beatles, del que también se cumplen 50 años, con Revolution y letra de John Lennon. Todo el mundo queremos cambiar el mundo. Parece que se estaba notando que iba pasar algo en el Mayo del 68, no solo en la Primavera de Praga 3 sino también lo que estaba sucediendo en Estados Unidos, se acercaba el año del amor libre contra la guerra de Vietnam y Woodstock. En Inglaterra estaban The Beatles, pero en Francia estaban Gilbert Bécaud, y Jean Ferrar, que cantaba Mi Francia […]. En España estaba La canción del pueblo , un colectivo creado en 1967 por diferentes cantautores, como Elisa Serna (que por cierto falleció el pasado 4 de septiembre de 2018), Hilario Camacho, Aute, Serrat, Ricardo Cantalapiedra, un gran cantautor que luego se convirtió en Richi Bolero… Grandes cantautores que iban contracorriente con una guitarra y una voz tocando en universidades y en lugares cercanos a las iglesias. Ahí estaba también Luis Pastor… Estaban creciendo los contraculturales, los grandes cantautores que iban a luchar contra el sistema capitalista con el canto de la Internacional por medio en muchos de los casos. 4
Al otro lado del charco, el mundo se preparaba para la revolución hippy liderada por artistas que un año antes de Mayo del 68, en San Francisco, ya sembraron el comienzo de una forma de vida desinhibida, sin límites y alejada de convencionalismos.
Aunque las reivindicaciones políticas eran diferentes en cada uno de los puntos del planeta, su voluntad de cambio y de rebeldía ante lo convencional y lo estructuralmente aceptado, era la misma. Les unía la voluntad del cambio, y a través de la música generaban estados de opinión y aprovechaban sus icónicas y magnéticas influencias en la gente joven para hacer tambalear las estructuras políticas.
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