Educación en el campo de la salud pública
Una mirada pedagógica
Fernando Peñaranda Correa
Salud / Educación
Editorial Universidad de Antioquia®
Colección Salud / Educación
© Fernando Peñaranda Correa
© Facultad Nacional de Salud Pública, Universidad de Antioquia
© Editorial Universidad de Antioquia®
ISBN: 978-958-714-946-3
ISBNe: 978-958-714-947-0
Primera edición: junio del 2020
Motivo de cubierta: Gloria Posada, Oquedad, de la serie Memoria del hambre, fotografía, 2014
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Presentación
Tradicionalmente la educación se ha planteado como un asunto relevante para la salud pública. Sin embargo, un análisis cuidadoso sobre esta en el ámbito colombiano revela una situación diferente. Esta supuesta relevancia no se encuentra reflejada en las políticas de salud pública ni en la formación del talento humano en las disciplinas del área de la salud ni en el campo de la investigación. Tampoco aparece la educación como relevante para la teoría de la salud pública convencional, pues en esta prima una visión reduccionista que la concibe como instrumento o estrategia.
La salud pública convencional, dominante y producto del discurso biomédico, al soslayar la determinación social de la salud, se ha mantenido por fuera de las discusiones y los aportes teóricos provenientes de las ciencias sociales y humanas, y en particular, de la pedagogía. Por esta razón, la pedagogía no ha tenido una participación directa en el desarrollo teórico de la salud pública convencional. Lo usual ha sido la “aplicación” de algunas categorías teóricas provenientes de estas ciencias en las acciones educativas, de manera instrumental y sin un sólido análisis pedagógico.
Existe otra razón para explicar la debilidad del análisis pedagógico en la salud pública convencional. La salud pública no solo recibe influencias del discurso biomédico, sino también de una sociedad dominada por la economía de mercado, orientada, en las últimas décadas, por la corriente neoliberal. Por otro lado, la educación es una práctica social que media la producción, reproducción y transformación de la cultura y la sociedad; en consecuencia, la formación del sujeto. La conservación del orden social imperante, afín a los intereses de las clases dominantes de la sociedad, se ha logrado con el apoyo de una educación tradicional, autoritaria, transmisionista e impositiva. Ahora bien, la educación tradicional se conserva de manera automática, en la medida en que es la más indicada para llevar a cabo esta función conservadora. También la salud pública convencional es conservadora en dos sentidos: participa en el mantenimiento del discurso biomédico y del orden socioeconómico y cultural imperante. En consecuencia, la educación tradicional constituye la modalidad pedagógica dominante en la salud pública convencional. No habría, entonces, un conflicto medular, de orden teórico-práctico y político, cuya resolución genere la necesidad de tornar hacia la pedagogía.
En la salud pública de orientación crítica se cuestiona esta posición. En las diferentes vertientes que conforman la corriente crítica de la salud pública, la justicia se configura como un eje central de su teoría y su práctica. Esto es inherente a una visión de salud como vida, lo que implica el acceso a las oportunidades socioeconómicas y culturales para vivir la vida que se valora. La salud es, entonces, una producción de la vida, del sujeto y de sus posibilidades de florecimiento y del despliegue de sus potencialidades, que se da de manera dialéctica con la sociedad.
Por esta razón, en las corrientes críticas de la salud pública surgen perspectivas pedagógicas que también tienen como eje central la justicia. Corresponden a vertientes de la corriente crítica de la pedagogía (o pedagogías críticas), en las cuales se plantea la necesidad de transformar las condiciones de dominación en que unos grupos humanos se encuentran respecto a otros que los oprimen y tienen como propósito la emancipación de los sujetos y los grupos humanos subalternos.
En la corriente crítica de la salud pública, la educación es un asunto fundamental, que hace parte de su estructuración teórica y práctica —como en el caso de la salud colectiva y la educación popular—, y deja de tener una visión instrumental para ser concebida como un derecho. En este orden de ideas, propongo tomar el concepto de intersección de los campos de la educación-pedagogía y la salud pública como medio para comprender la manera en que la pedagogía transforma la teoría y la práctica de la salud pública.
Una orientación crítica de la salud pública demanda una perspectiva crítica de la educación. La construcción de una mirada crítica en la educación requiere una sólida fundamentación teórica que facilite la reflexión de la práctica a la luz del saber pedagógico. De esta manera, se pueden situar las distintas tendencias y propuesta teóricas de la educación en el campo de la salud pública en un marco amplio del análisis pedagógico y sociológico.
Una posición crítica y teóricamente bien fundamentada permite ampliar la comprensión de la educación en el campo de la salud pública desde una óptica estructural, que reconozca la participación de las fuerzas sociales, las relaciones de poder y los intereses, que trascienden el escenario educativo. Por lo tanto, he propuesto abordar la educación en el campo de la salud pública como resultado de múltiples tensiones y luchas entre agentes y agencias por posicionar sus visiones y concepciones sobre la educación y la salud pública, al configurar jerarquías y, por lo tanto, posiciones con diferentes grados de poder, para orientar las acciones de educación en el campo de la salud pública.
En razón a estas consideraciones, es necesario llevar a cabo un análisis crítico de las distintas corrientes de la educación en el campo de la salud pública. Con el análisis pedagógico propuesto en este libro, pretendo evidenciar la complejidad que encierran las transformaciones de la educación en el campo de la salud pública. No busco con esto generar una visión fatalista, sino explicar lo que significa para la teoría y la práctica el proyecto de una propuesta crítica de la educación en dicho campo.
A continuación, presento una síntesis de los principales argumentos expuestos en cada uno de los capítulos para sustentar la tesis planteada. Pero antes debo hacer una aclaración acerca del significado del concepto “educación en el campo de la salud pública”, con el cual no me estoy refiriendo al campo restringido de una disciplina académica denominada salud pública. Más bien, hago referencia a la salud pública como la teoría y la práctica de profesionales de las distintas disciplinas del área de la salud, de otras disciplinas e, incluso, de educadores no profesionales. Este libro está dirigido a todos los educadores que adelantan acciones de salud pública y que reflexionan sobre sus prácticas pedagógicas.
La educación en el campo de la salud pública ha tenido diferentes significados y orientaciones, de acuerdo a las condiciones históricas, sociales, económicas y políticas en que se va configurando la salud pública como saber y como práctica social. Por esto, en el capítulo 1, “Educación y salud pública”, presento una aproximación histórica a la configuración de la salud pública y al papel de la educación en ella. Constituye un punto de partida para comprender la educación en una relación dialéctica con la salud pública y en el marco de fuerzas sociales y relaciones de poder que la condicionan. Es fundamental, entonces, tener una comprensión amplia y crítica de este complejo (educación/salud pública) para poder gestar y llevar a la práctica propuestas educativas transformadoras.
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