2
El último vaso de whisky fue el que terminó fulminándolo. Sin darse cuenta había bajado casi tres cuartos de la botella que había encontrado en la cocina, dentro de la alacena, detrás de las cajas de cereales. Estaba escondida, casi como si sintiera vergüenza de estar ahí. Tomó nota mental de preguntarle a su madre qué más le ocultaba.
En un arrebato de locura, tomó con su mano la botella y salió de su casa. Mientras caminaba pegaba pequeños sorbos del líquido amarronado. Sin saber bien lo que iba a hacer, sabía hacia donde se dirigía. Iba directamente hacia la casa de Violeta.
En quince minutos llegó a la puerta. Se prendió al timbre como si se hubiera dormido sobre el botón. Estaba enamorado y quería con suma urgencia una explicación de por qué Violeta no había ido a su cumpleaños. Y no se iría de allí hasta no obtener una respuesta.
3
El sueño hermoso que estaba teniendo se cortó en forma abrupta. Violeta se sobresaltó, saltando de la cama instantáneamente. Al principio no entendía que pasaba. Sentía un ruido ensordecedor y constante, que no terminaba ni bajaba de intensidad.
Tardó un par de segundos en darse cuenta de la realidad. Ese ruido provenía del timbre de entrada de la puerta principal de la casa. Algún idiota, seguramente borracho, estaba gastando una broma o se había equivocado de casa.
Por suerte su madre no estaba. Sabía que esas cosas le crispaban los nervios. Que era capaz de cualquier cosa. Odiaba a los pendejos borrachos que no dejaban vivir en paz al resto de las personas.
Violeta, con una calma inusitada, se levantó rápidamente y prendió el televisor. El sistema cerrado de televisión instalado un par de años atrás, le permitía visualizar al agresor desde una pequeña cámara instalada sobre la puerta de entrada. Lo que vio la llenó de enojo. Era otra vez J.C. que intentaba hacer algo con ella. Ya se estaba cansando de las situaciones repetidas con éste chico. Iba a tener que hacer algo pronto. Sabía que esas situaciones tenían tendencia a empeorar más que a solucionarse.
Debido a que no quería tener que lidiar con él, más aun sabiendo con cierta ciencia, debido a lo que sus ojos le mostraban, que J.C. estaba totalmente ebrio, decidió hacer lo que cualquier persona cuerda habría hecho.
Конец ознакомительного фрагмента.
Текст предоставлен ООО «ЛитРес».
Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.
Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.