INTROSPECCIONES
PARA DESPERTAR
IGNACIO TAPIA TORRES
INTROSPECCIONES
PARA DESPERTAR
EXLIBRIC
ANTEQUERA 2021
INTROSPECCIONES PARA DESPERTAR
© Ignacio Tapia Torres
Diseño de portada: Dpto. de Diseño Gráfico Exlibric
Iª edición
© ExLibric, 2021.
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artística o científica.
ISBN: 978-84-18730-40-5
IGNACIO TAPIA TORRES
INTROSPECCIONES
PARA DESPERTAR
Índice
Introducción
Palabras perdidas
Atemporal
Incertidumbres
Sincericidio
Soy y no soy
Ira
Autocastigo
Lo inefable
Raíces
Enfrentamientos
Río
Recetas dadas
Despertar
Cuestionar
La búsqueda del Yo
Bucear
El olvido es mentir
Ciudades
Bigotes a la luna
Dialectos
Paradigmas
Comprender
El observador
Osadías
Insomnio
Proyecciones
Sin rumbo
Maníaco
Anhelo
El caudal de nuestra sangre
El juego
Ansiedad
Soluciones
Paranoia
Inconscientes
Ya es tiempo
Perspectivas
El niño
Pensamientos automáticos
Encadenado a mi destino
Dioses
Calma
Reflexiones
Sobre el autor
Introducción
Los poemas que integran este poemario nacieron a partir del autocuestionamiento, a partir de la duda y del abandono de las certezas; de la incertidumbre. La autoindagación que realicé me llevó a un crecimiento personal, al desapego del ego y la libertad del ser (por supuesto que es un proceso que está en constante expansión, pero son las pequeñas victorias las que cuentan). El aprendizaje que me brindó espiar en mi interior, en mis sentimientos, en mi forma de razonar; el tratar de entender el mecanismo interno que me llevaba a comportarme en la forma en que lo hacía, a pensar y a sentir de la manera en la que estaba habituado, me enriqueció de una manera realmente fantástica.
Es un placer compartir mis pensamientos con todo aquel que esté dispuesto a intentarlo, a ahondar en la reflexión, la que permite la flexibilidad del pensamiento. Los invito a la duda, no a dudar de uno mismo y de lo que uno es capaz, sino todo lo contrario; a dudar de lo que se sabe como verdad, a lo que damos por sentado y no nos deja crecer. Los invito a abrirse a las emociones que muchas veces dejamos ocultas. La vida es esta y nos pertenece; o la llevamos donde queremos ir o nos llevará donde nos convencieron que debemos ir. El camino no es rechazar aquello que no nos gusta de nosotros, sino abrazarlo y entenderlo. Solo así se puede aprender de ello y superarlo.
Así como sucederá en este poemario, el comienzo puede ser doloroso, es el proceso de destapar y ver todo aquello que desearíamos que no fuera parte de nosotros. Purgar aquellos sentimientos que guardados dentro solo pueden pudrirse y contaminar al resto, reconocerlos parte de nosotros y por fin perdonarlos. Lograr entrar a nuestro cuarto oscuro y jugar con todos ellos, liberarlos de culpa y que por fin el presente quede exonerado de todo juicio.
Al recuperar la energía malgastada por tanto tiempo en el autocastigo queda limpiar el pensamiento, la razón, que como marioneta responde a intereses ajenos a los nuestros. Descubrir las raíces de nuestros pensamientos, nuestras creencias que nos guían por esta vida, e identificar si estas responden a nuestro deseo o si son producto de la moral impuesta; si nos favorecen y nos llevan al bienestar o si nos juegan en contra y nos retienen. Revisar las certezas con las que contamos, aquellas verdades incuestionables que se ponen como base de toda idea, de todo juicio. Puede que cambiando alguna de ellas se modifique toda la estructura y se consiga la paz, pero no es sencillo salir de la zona de confort.
La certeza es el final del recorrido, es cerrar la puerta y pretender que no hay nada más allí; es por esto que elijo siempre la duda. Allí es donde se encuentra el crecimiento, la expansión de la razón, es el camino que nunca acaba y que siempre deja lugar para algo más. No le cerremos jamás la puerta a la duda, que esta trae de la mano a la curiosidad, una gran motivadora del pensamiento y de la acción. La certeza no es más que la muerte del pensamiento, la amante fiel de nuestro principal obstáculo: el ego.
«Uno no alcanza la iluminación fantaseando sobre la
luz, sino haciendo consciente la oscuridad».
Carl Gustav Jung
Palabras perdidas
Piden rescate las palabras
que distraídas se entregaron
a la despiadada oscuridad,
donde el encierro,
el rencor y el miedo
las convirtieron en algo más.
Piden rescate las palabras
que ingenuas caminaron al vacío
y creyéndose olvidadas
se brindaron al rencor.
Piden rescate
(aún hoy lo hacen),
se saben, desde donde estén,
silenciosamente indispensables
para aquellos potenciales rescatistas
que aún le temen a la oscuridad.
Atemporal
Pobre mi reloj interno,
se encuentra algo perdido,
ya no reconoce el norte
y mucho menos el aquí y ahora.
Camina hacia los lados
y hasta por momentos retrocede,
confunde el hoy con el pasado
y ahora siente lo olvidado.
Creo que mi reloj se descompuso;
puede verte aquí sentada, pensando
al pie de la cama que cubrimos
con tiernas ilusiones de niños
y certezas adultas
que se niegan a morir.
Hoy mi reloj marca las 12:00,
pero ya no reconoce ni el día ni el mes
y el presente aún sabe a pasado.
Incertidumbres
En algunas ocasiones
las palabras vienen y van,
los pensamientos las encienden
y los silencios les dan fuerzas.
En algunas ocasiones
los pensamientos se emocionan,
los silencios les dan aire
y las palabras los consuelan.
En algunas ocasiones
hasta me olvido de quién soy
y entonces le pregunto al sol
dónde fue que me perdí.
Entonces me encuentro en esos momentos
donde los silencios lo son todo,
donde las palabras se agotan
y los pensamientos buscan los «por qué».
Sé que ellos saben dónde fue que lo hice,
dónde fue que lo enterré,
dónde fue que escondí aquel frasco con certezas
que de niño capturé.
Es hora de abrirlo
y dejarlas ir.
Sincericidio
Mentiría si te dijera
que ya no tengo miedos,
cuando por dentro mi mesura
parece desplomarse.
Mentiría si te dijera
que sé cómo vencerlos,
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