Irene Alonso Álvarez - No quiero ser una muñeca rota

Здесь есть возможность читать онлайн «Irene Alonso Álvarez - No quiero ser una muñeca rota» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

No quiero ser una muñeca rota: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «No quiero ser una muñeca rota»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Eloise nació siendo una chiquilla aterrada en un pequeño pueblo del Sur de la Toscana. Hace unos años consiguió escapar de casa; cuando su familia intentó ingresarla en un centro de trastornos mentales. En la actualidad es una mujer triunfadora, meticulosa, atractiva y con una inmensa cuenta corriente. Hasta que, su hermano la encuentra y todo su mundo se derrumba. Pero no se da por vencida y continúa luchando con sangre y miedo para alcanzar su verdadero objetivo: La Felicidad. Pero ser feliz es más duro de lo que ella pensaba. ¿Qué serías capaz de hacer por ser feliz?

No quiero ser una muñeca rota — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «No quiero ser una muñeca rota», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Mi hermana pequeña pensó que íbamos a buscar un perro abandonado, para entregárselo a una de sus compañeras de trabajo, y gracias a una actitud pasiva, la baja autoestima y su excesivo temor a ser rechazada por los demás, aceptó el viaje sin rechistar.

Era como cazar a un cervatillo ensangrentado en un bosque cerrado por vallas electrificadas.

Me reí mientras colocaba el cinturón en el aplique, y miraba que el retrovisor estuviera en la posición correcta. Quería volver a estar con mi hermana, pero evitando accidentes mortales a ser posible.

Qué ilusa más apetecible. Qué estúpida más adorable. Qué puta.

Capítulo 2

Un antiguo hechizo predijo que, escondida en un bosque, me hallarías.

Eloise se encontraba todo lo bien que podía estar —a pesar de las circunstancias—. Había conseguido escapar de aquella familia infernal después de tantos años, poniendo punto final a las barbaridades de las que era víctima y logró dar la vuelta a la tortilla. Obteniendo de ese modo unas cantidades desproporcionadas de dinero. Pero ahora su hermano la había encontrado. Nada había valido la pena. Todos los sacrificios no habían servido para nada.

Eloise intentaba recordar en vano los rostros de todos los clientes con los que se había acostado. Pero no lo conseguía. Su cuerpo hacía tiempo que no la pertenecía. Hacía demasiados años que había perdido el control sobre él.

No estaba tranquila ni se encontraba cómoda. Miraba sin pestañear la ventanilla del coche, asegurando cada tres minutos que el seguro estuviera quitado.

Soltaba más adrenalina cuando estaba nerviosa —aspiré el aroma que destilaba, como si fuera aire—.

—No deberías comportarte como si fuera un asesino en serie, Eloise —me defendí con la más amplia de mis sonrisas—. Soy tu hermano. Recuerda lo mucho que te quiero, por favor.

Eloise alzó la mirada y sus ojos se abrieron en exceso, acto seguido bajo los párpados con sutileza, y murmuró un «lo siento», tan lejano como el eco de una botella, hundida en el fondo del mar.

—Pequeña, no me trates como a un desconocido, me duele demasiado tu indiferencia. —De repente, un instinto grotesco y familiar se apoderó de mi cuerpo, y la agarré por el cuello con excesiva fuerza, para una delicada, sutil y traidora garganta.

—¡Suéltame, por favor! ¡Me haces daño!—gritó Eloise, sujetando la mano que aprisionaba su cuello.

—¡Dilo! ¡Dilo y te soltaré, Eloise! —ordené con rabia incrustada en la voz.

La mano apretaba demasiado, la sangre dejaría de circular dentro de poco y ya no poseía fuerzas para decir que no. Dudaba incluso que alguna vez hubiera tenido la fuerza necesaria para decir que no, pensaba Eloise con excesiva culpabilidad.

«No tenía que haber ido con él. Ni siquiera tenía que haber permitido que se acercara tanto. ¡Joder, qué estúpida he sido! ¡Va a arruinar mi vida otra vez!, ¿por qué no pude decir que no? ¿Por qué soy tan tonta?», pensó Eloise, mientras un alarido lejano gritaba suplicando.

—¡Dilo! —insistía con voz animal.

De sus labios salió un sonido demasiado débil para oírlo, pero al sentir la sangre hirviendo en su cabeza, no tuvo más remedio que entreabrir las comisuras de sus labios y hablar alto y claro; tan conciso como coger un escorpión y clavarse a sí mismo el aguijón.

—Por favor, hermano. Perdóname —imploró Eloise entre sollozos.

De repente, un rugido desenfrenado se apoderó del espacio reducido en el coche. El ambiente se tornó áspero y frío, cuando observó que su hermano ya tenía los pantalones desabrochados y mientras se bajaba los calzoncillos la empujaba con fuerza cabeza abajo.

—Sabía que algún día volverías a mí, querida hermana. Jamás vuelvas a abandonarme de esa manera. Yo te perdono, porque me tienes hechizado, pero padre de ningún modo te indultará de la culpa y, por supuesto... se vengará de ti castigándote —rugió, mientras gemía de placer inhumano.

Pasados diez minutos de movimientos bucales, Eloise se encontraba cubierta con una mezcla de lágrimas y semen, que iban resbalando con lentitud sobre su blusa verde periquito de seda.

—Te voy a dejar en casa por esta noche, padre querrá tener noticias cuanto antes. Ya sabes que no puedes intentar nada. Solo queremos que vuelvas a casa con nosotros. No queremos llevarte con la psiquiatra ni nada parecido. Nunca más te separarás de nosotros. Somos tu familia, recuerda. La familia lo es todo. No lo estropees más, pequeña. Espera mi llamada —añadió, mirando a Eloise con firmeza—. Porque te llamaré.

Al salir del coche, lo primero que notó fue una bofetada del viento en plena cara. Cerró la puerta sin mirar, y sus pies caminaron hacia un pequeño bar de madera, atiborrado de personas, hormonas y alcohol.

Pidió tres whiskies y se los bebió de un trago, dejando los vasos tan vacíos como si fueran nuevos. Nadie la observaba, ni se preguntaban por qué bebía sola o, por qué tenía los ojos tan hundidos en la cara. Estuvo sentada quince minutos, en un taburete pintado de madera roja y después, se levantó con tranquilidad hacia la salida. Ni siquiera había pagado la consumición. Daba igual. Ahora la había encontrado.

Igual que la lluvia, que amenazaba con desplegar sus látigos hacia ella.

Capítulo 3

Volviste a buscarme. Aquello duró semanas, meses… incluso años… lo único que querías era mi luz.

Tumbada en la cama, tuve la amarga sensación del recuerdo. Como una sesión de acupuntura macabra, recordé cómo me follaban. Recordaba cada embestida, cada beso, cada palmadita en la espalda después de tirarme una toalla a la cara, el sonido de la cremallera de los pantalones al bajar… Eloise hizo memoria de una escena en particular con repugnancia, en la cual, su padre había eyaculado en el interior de ella, para luego acusarla de mentirosa, trastornada, histérica y ninfómana.

«Fue la frase del aborto lo que detesté con profundidad —pensó ensimismada—. Llevaba abusando de mí, desde antes de tener la regla. Justo cuando mamá nos abandonó por un abogado adinerado de las afueras de la ciudad. Me había acostumbrado tanto al abuso como al comer. A veces, creo que lo necesitaba e iba a buscarle yo. Esos recuerdos están ennegrecidos, y no los veo con claridad. Como un manto que se cierne sobre ellos. Un manto que yo misma había creado».

—¡La maldita frase! ¡Fue él, el que se corrió dentro de mí! ¡Yo fui la que me quedé embarazada! ¿Cómo se atrevió a decirlo? Qué facilidad para los hombres… follar, correrse y dar dinero para abortar. —Eloise evocó aquellos fatídicos días, con una sonrisa turbadora.

—Hay momentos en los que culpo a mi padre. Otros... a mi hermano; por no quererme lo suficiente, o por quererme demasiado. Pero los momentos más abundantes e incesantes, son los que me echo la culpa a mí misma. Yo… yo maté a mi bebé. Lo destruí para siempre.

»Asesiné a mi hijo y cualquier esperanza, de poder llegar a ser madre alguna vez.

»No sé en realidad quién es el culpable de toda esta situación. ¿Soy una mala persona? O… ¿una persona con malas experiencias?, quizás la psiquiatra tenía razón. Quizás… es verdad, que la realidad no es algo único, tangible, sino… volátil. Quizás… las marcas que me dejó mi padre son… una marca de nacimiento… y yo misma me he inventado una historia absurda y patética para desacreditarlo. O quizás…, siempre he dicho la verdad, pero nadie ha querido quitarse la venda de los ojos o… simplemente observar con un poco más de atención. Qué misteriosa es la realidad de la vida.

Capítulo 4

Cuando lograste encontrarme, te escapaste entre las raíces de los árboles; solo pudimos amarnos con la mirada llena de regocijo.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «No quiero ser una muñeca rota»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «No quiero ser una muñeca rota» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «No quiero ser una muñeca rota»

Обсуждение, отзывы о книге «No quiero ser una muñeca rota» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x