Juan Godoy - Narrativa completa. Juan Godoy

Здесь есть возможность читать онлайн «Juan Godoy - Narrativa completa. Juan Godoy» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Narrativa completa. Juan Godoy: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Narrativa completa. Juan Godoy»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Este libro reúne, por primera vez, las novelas y cuentos de Juan Godoy, escritor chileno de la generación del 38. El autor se interna en los arrabales de la ciudad, para abrirse a la vida y al habla urbano-popular marginal.

Narrativa completa. Juan Godoy — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Narrativa completa. Juan Godoy», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Don Amaranto y el sargento Ovalle, padre de Wanda y Eulogio, habían conchabado y resuelto que se distendiera el gallo en la quinta y le entregaran, de cuando en cuando, aquella gallina Assel, de gran alcurnia, que tan caro le costara al fraile de manos de un gallero inglés.

–¡Está bien, está bien! –todo eso lo encontró bien Augusto.

Volvía de la quinta de excelente humor. El gallo escarbaba afanado, bañándose de tierra la cabeza, las alas, toda la carne, en ágiles revuelcos. Cuando le soltó la gallina Assel, la cogió en carrera frenética, lujuriosa, con escándalo de toda gallera. Y remató el asalto con su canto potente, viril, relamiéndose en rueda en torno a la gallina que se sacudía cansada.

Y brotó en los labios de Augusto la frase perenne de don Amaranto: «Triste est destinum omnium animalium, nisi mulier et gallus qui cantat».

Augusto sorprendió su alegría. Le habían dado risa los guatazos de los higos, sus vientres sangrantes de miel. Los pobres saltaron un charco, y de puro dormidos se cayeron de las ramas, todo se cae de las ramas, donde ha ido posando el viento sus blandas patitas saltonas. Los duraznos se rasgan con la uña del viento o el diente de oro del sol. ¡Qué tenebroso es un diente de oro en el alma grave de Chile!

En la pieza sonaron apagados sus pasos contra el duro suelo de tierra apisonada. Y mientras raspa el marco de listones para el manjar blanco y corta los papeles con que ha de envolver los guatones, canta con su voz de lenta gravedad de órgano, una cancioncilla de la tierra. Dejó de cantar y dijo a Wanda:

–Usted es porteña como yo ¿verdad? Pero… ¡Vaya si usted ni yo somos unos carneros costinos! ¡usted podría librarme de tantas cosas!

–¿Yo? ¿por qué? No comprendo... –sonrió la muchacha Wanda. Arriscaba la nariz con la sonrisa–. Son tan pocas mis fuerzas, que apenas puedo conmigo misma.

–Lo he pensado tanto antes de decírselo. Vea… Estoy tan solo… y ni siquiera soy lo que he sido antes. Mi paciencia está roída por el musgo de todas mis costumbres, y estoy cansado de esto... ¡Es tan difícil mantener pura la llama de nuestra propia consistencia! No es que esté pobre, que ande con los pies helados, sino que me cansan los gallos de don Amaranto y me cansa su vino y me cansa esta mujer, mi sirviente –hizo un ademán hacia la mediagua, y agregó: –¡Es el mar! ¡Para uno que tiene el corazón regordido como una ola!

Hijo de un tendero de Chillán, se le iba la medida, se le iban los ojos en la voluta de una nalga y de los pechos de las serranas. Aprendió de la tierra muchas cosas; no muchas, sino el instante preciso, la maduración de la hora. Y eran sus ideas tan suyas, que ni las defendía.

Wanda se lo quedó mirando a los ojos donde escurre el deseo su rayola gris como los peces. Es alta y fina, de ojos azules, velados por un polvito de oro, lo mismo que uvitas negras pintando. En sus ojos beben rebaños apacibles, sus belfos rizando las aguas. Cardumen de siembra reverbera en el surco de las olas. Los deseos se extinguen, se hieren hasta romperse en las aristas de las rocas para morir en arenas de playas lejanas comidas de sol.

Wanda comenzó a pasearse por el cuarto.

–Mi primo Alberto gozaba una mar gruesa y borrascosa, con la Chabela, como él la nombraba. Todavía está en la caleta el bote que entregaron las olas – se dejó caer en una silla, en la semipenumbra del cuarto, y abriéndose la rosa azul de la falda, montó displicentemente, una pierna sobre la otra.

Abriose un remolino de algas. Y las algas, viscosas como muslos, lo acogen como si se bañara en el sexo de las aguas.

Augusto dio una gran chupada a su cigarro, se bebió un vaso de vino, pensando en que acaso Wanda huiría su pie saltarín al chasquido de las chanchas. Y en verdad que bogaban sus pechos cuando al andar.

–No, no es eso, Wanda –replicó Augusto, y dijo en voz baja a la muchacha–: Créame... Ya tengo el dinero –y como los que nunca llevan dinero en sus bolsillos, gilescamente, lo oprimía contra su cuerpo–. Sí, lo tengo. Ya le he dicho a Luz Dina que se vaya al campo donde sus padres inquilinos. Yo… yo no tengo nada. Ese catre y ese colchón le pertenecen a esa mujer –escrutó hacia la mediagua, y le mostró los billetes a Wanda. Estaba nervioso–. ¡Le retobo su catre y su colchón! ¡Zas! ¡La mando al diablo, y yo me cambio de domicilio! ¡Que su colchón la guíe! –soltó una carcajada–. Nuestro amigo Edmundo (Wanda retiró su mano), Ud. se pololea con él, dice cosas muy divertidas. Mire, Wanda, ¿Ud. cree? ¡Para qué le habré preguntado esto! Edmundo dice que Dios está irremediablemente enterrado, pero que los hombres andan en busca del buen Dios. En tanto le hallan, yo me arrodillo delante de mí mismo como ante mi propio Dios. ¡Vaya con el joven! ¡Y Ud. se pololea con él!

–¿Es posible? –exclamó Wanda con sorna– Ud. tan inteligente…

–¡Yo odio a los inteligentes! Pero... ¿ha visto, joven, el gallo en que remata el casco de Minerva? Soy gallero e intelectual, es decir, un sensual, sí, señorita. ¡Qué lástima!

–Sin embargo, usted no comprende nada. Edmundo sufre mucho, porque no ha hallado lo que él llama su limitación. Yo recuerdo muy bien sus palabras. ¡Qué angustioso y trágico sentido tiene la palabra limitación en sus labios! Él piensa que nuestra alma sufre de ausencia de limitación. Él quisiera ser un grande hombre; pero no es inteligente; sabe su mediocridad y no se matará.

–¿Y por qué habría de matarse? De las ruinas de aquel incendio… ¡Tonterías! Sépalo Ud.: en todo caso se necesita de un hombre. Y aquí me tiene Ud. Esta mujer no le extrañe. Ella es quien me hace las cosas, la que me hace las cosas, siempre me ha hecho las cosas…

Tras las brumas cárdenas, a través de su alma, en su alma de antes, Luz Dina se alisaba el cabello, las mejillas azoradas. La buena mujer había calmado a todos sus hermanos mayores. Y cuando vino la estrechez económica de la familia, y se deshizo la casa, y Augusto se quedó solo (regresó para ver morir a sus padres), cercado por los trastos vendidos, dio con sus huesos en la cama de ella. Allí estaba ella; y… muy juntos, se guardaba la distancia.

Desde muy alto despeñose la carcajada de Augusto.

–Mire, vecina, ¿por qué no cruzamos su gatita con mi gato?

–Hay que decirle a él –respondía Luz Dina. Todo había que decírselo a él.

La Perla le traía preocupada. Desde la mañana no tomaba leche, ni comía su habitual pedazo de carne. Fijaba sus ojos verde-dorados en la mujer. Llorosos los lindos ojos de la gata. Luz Dina la quería como a una hija. Su instinto maternal derramaba su ternura sobre aquellos ojos, sobre aquella motita de lana brumosa y sedosa. Cogiola en vilo y la llevó a su pecho. La gata maullaba débilmente, comprendida. Dispuso algunos trapos, y la depositó suavemente en ellos. Palpó la guatita de la enferma, y dijo entre dientes:

–Hay que decirle a él.

En vano había defendido la doncellez de la Perla. Un gato romano, huraño y vagabundo, que tenía su imperio sobre los tejados, merodeaba por la cocina e invitaba a la Perla con su canto, lleno de luna y de misterio. Nerviosa, convulsa, ella le arrojó una teterada de agua hirviendo al gato de la vecina. Por las noches, el gato ronda, en el valle de las tejas, escarchado de luna, e inmóvil, como una grúa, hiende la sombra opalina, su arañazo mutilado.

La carcajada del gallero ecoa en bóveda sin alma. Acostado junto a aquella mujer, cavilaba, avivando, en las sombras, la brasa de su cigarrillo que ilumina su cara delgada, de bermeja mejilla y sus cabellos apagados, desvaneciéndolo todo en las sombras, en extraña pendulación siniestra. Ella dormía, como un tronco, abrazada a sus deseos exangües. Entonces, Augusto se pensaba un hombre superior, de talento insospechado, que los otros no querían reconocer y a quienes despreciaba. Su incomprensión de los demás arraigaba en la escasa estima que se hacía del prójimo y en su actitud de fiera acosada. Siempre en son de combate. Su personalidad más dispuesta a estrellarse que a la comprensión. Cuando borracho (era capaz de emborracharse sin esconderse en bodegones clandestinos), obligaba a los otros, sin alabanzas, a compartir con él su alta opinión de sí mismo.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Narrativa completa. Juan Godoy»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Narrativa completa. Juan Godoy» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Narrativa completa. Juan Godoy»

Обсуждение, отзывы о книге «Narrativa completa. Juan Godoy» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x