Indice
Introducción
La verdad y sus formulaciones
1. Mi verdad, tu verdad*1
1.1. El realismo impulsivo
1.2. La verdad en plural
1.3. La verdad poseída
2. Márgenes del diálogo*2
2.1. Relativismo y fundamentalismo
2.2. Verdad y persona
2.3. El conocimiento encarnado
3. En defensa del microfundamentalismo*3
3.1. Del fundamentalismo al microfundamentalismo
3.2. Riqueza de la realidad y distribución de los conceptos
4. Lo personal de lo interpersonal*4
4.1. Lo interpersonal en el conocimiento
4.2. Valor del testimonio
4.3. Valor de la confianza
5. El valor crítico de la confianza*5
5.1. Valor de la evidencia inmediata
5.2. Creer para comprender
5.3. Significado antropológico del confiar
6. ¿Por qué he de dialogar, si todo está tan claro?*6
6.1. Punto de partida: se puede
6.2. Un texto reciente
6.3. Lo vital en la argumentación
6.4. Un arte de la réplica
7. Babel y la retórica de la redención*7
7.1. La axiología babélica
7.2. La axiología de la antiglobalización
7.3. La diversidad como riqueza
7.4. Argumentaciones y falacias
Persona y persuasión
1. Cortesía o el arte de traducir*8
1.1. Claridad y delicadeza
1.2. Discurso directo y discurso indirecto
1.3. Las cortesías y sus corrupciones
1.4. Purismo y pluralismo
1.5. El buen anfitrión es el buen traductor
2. Cortesía, porque nuestra imagen no es sólo imagen*9
2.1. Actualidad de la cortesía
2.2. El arte de salvar la cara
2.3. Estrategias de la cortesía
2.4. Cortesía positiva y cortesía negativa
2.5. Versatilidad de los perfiles de cortesía
2.6. Conocer la reglas para saberlas violar
Apéndice. “El mal actor de sus emociones”, de Julio Torri
3. Una tópica entre logos y ethos: la evaluación de la capacidad de entender como medio de argumentación*10
3.1. Valor cognoscitivo de la experiencia directa
3.2. Valor dialéctico de la experiencia directa
4. Wishful thinking y argumentación por metonimia*11
4.1. Algunos errores originados por la terminología
4.2. Metonimias reales
4.3. Vehículo y objetivo de las metonimias reales
4.4. Malentendidos, errores y engaños originados por metonimias reales
4.5. Definiciones metonímicas
4.6. Uso de las metonimias reales
5. El papel de la buena voluntad en la comunicación conflictiva*12
5.1. Buena voluntad y amistad
5.2. Hacia una noción más amplia de amistad
5.3. La buena voluntad dentro de la amistad
5.4. Algunos ejemplos
5.5. Observaciones finales
5.6. Apéndice
5.6.1. Una lectura en diagonal de Retórica (II, 4): lo que a la gente le gusta de otras personas
5.6.2. De Ética a Nicómaco (IX, 5): qué es buena voluntad o benevolencia
6. El valor unitivo de la distancia en el diálogo*13
6.1. Mitos de la concordia
6.2. Las trampas de la teoría
6.3. El otro es otra persona
7. Recursos para manejar clichés y fenómenos semejantes*14
7.1. Las funciones de la ignorancia
7.2. Lógica y retórica
7.3. Tipos de cliché
7.3.1. Simple generalización. Error taxonómico
7.3.2. Simbolismos
7.3.3. Microfundamentalismo
7.3.4. Herejía
7.3.5. Cliché
7.3.6. Argumentación ad verecundiam
7.4. Recursos disponibles
Bibliografía
Notas
Introducción
La persuasión es el concepto central de la retórica y desde que esta centralidad cobró nuevo vigor gracias a la “nueva retórica”1 –que no por nada se hacía casi coincidir con una teoría de la argumentación–, y se ha adquirido una conciencia renovada del carácter vital del argumentar y el persuadir. La demostración y el razonamiento formal pueden gozar de validez en sí mismos, sin referencia a un destinatario. En cambio, la validez de la argumentación no se puede estudiar en su integridad sin conocer al público al que se dirige, sin saber qué significa para el hablante y para el interlocutor, sin saber nada de las circunstancias en las que la argumentación tiene lugar.
Ciertamente alguna observación general se podrá hacer, pero siempre a sabiendas de que se está exponiendo una idea que después habrá que saber insertar en la situación concreta. Es posible también interrogarse por la eficacia concreta de una demostración, pero la pregunta, en este caso, se refiere precisamente al valor persuasivo de la demostración. No es una casualidad que el complemento del verbo “demostrar” sea una tesis (“demostré que p”), mientras que el complemento del verbo “persuadir” es una persona (“persuadí a Fulano”).
Es éste el hilo que une los textos recogidos en el presente volumen, nacidos todos en un marco académico, aunque luego hayan asumido diversos formatos: artículos, comunicaciones de congreso y reelaboraciones de estas últimas. La primera parte recoge varios artículos de la columna “La bendición de Babel”, que escribí durante cuatro años para la revista Ixtus2 (1, 2, 4 y 6). Otro texto (7) habría podido tener el mismo origen, pero preferí recoger uno más preciso que presenté en un congreso, del cual extraje después el primer artículo de la serie y el título de la columna misma. Otro artículo (3) apareció en la revista Conspiratio3 (que en cierto sentido continuó la actividad de Ixtus cuando ésta interrumpió su publicación), para la cual mantuve la columna “Elogio de la impureza”. Y en fin, un texto con función integradora (5) viene de una intervención en un congreso y de algún modo completa la primera parte de este volumen.
El perfil vital de Ixtus, que podríamos denominar cristiano-gran-dhino, puede ayudar a comprender el carácter de estos textos, por la sensibilidad que cabía prever en la mayor parte de sus lectores. Cuando escribía para ellos, sentía como filósofo una gran libertad, que me venía de la convicción de que no estarían muy preocupados por distinguir con precisión entre lo que viene de la experiencia sensible y de la elaboración racional y lo que nace en un ámbito religioso, distinción que no desvelaba a Gandhi ni a muchos representantes de filosofías del siglo xx –fenomenología, existencialismo, hermenéutica–, con las que me siento en particular sintonía, mientras difícilmente me reconozco en otras sensibilidades que tienden a ser inexorables en la delimitación del alcance de la razón, como sucede en el cientificismo, en las posiciones más racionalistas del neotomismo y en buena parte de la filosofía analítica.
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