Rowan du Louvre - Cadena de mentiras

Здесь есть возможность читать онлайн «Rowan du Louvre - Cadena de mentiras» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Cadena de mentiras: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Cadena de mentiras»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Rowan es una mujer marcada por la muerte de su madre; una pianista de éxito, que fue brutamente atropellada, y cuyo autor se dio a la fuga. Este hecho, además, ha complica-do las relaciones con su padre; juez del supremo, engreído y mujeriego.
Su mundo está conformado por sus amigos, su trabajo en el Hospital y su novio Julien, inspector de policía, quien además investiga el fallecimiento de la madre.
Su vida da un giro de ciento ochenta grados cuando conoce a un hombre del que queda prendada inmediatamente: Derek. Delante de una cafetería, él es tiroteado, y ella, gra-cias a sus conocimientos médicos, le salvará la vida. Este hecho hará que se establezca un estrecho vínculo entre ellos.
Mientras Derek está ingresado en el Hospital, Julien le comunica a Rowan que su ADN estaba en el lugar del accidente de su madre, y que por tanto, pasa a ser el principal sos-pechoso. Tras este dato, decide no separarse de Derek para descubrir por ella misma si es él realmente la persona que cometió el crimen.
Así Rowan irá introduciéndose en la vida de un personaje atractivo y seductor, pero que al mismo tiempo, oculta grandes misterios.

Cadena de mentiras — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Cadena de mentiras», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—Por favor…

—Vuelvo enseguida, Julien —resolví finalmente, fingiendo ser valiente.

Me desprendí de su mano sin fuerzas, y me incliné levemente para besar sus labios. Fue un beso corto y rápido, pero a fin de cuentas un beso que, a pesar de todo, Julien me devolvió. Acto seguido le di la espalda sin mirarle, para no tener que enfrentarme a su tremenda decepción. La cuestión era que en el fondo me sentía tan mal…

Un hombre maravilloso había tomado la difícil decisión de compartir su vida con un desastre de mujer como yo, y lo más sensato que se me ocurría era salir corriendo. ¿Por qué era tan cobarde? ¿De qué tenía tanto miedo?

Me acerqué al teléfono del recibidor, ya que el de la habitación había quedado fulminado por la mañana, durante la discusión con mi padre. Como era costumbre en mí, antes de descolgar el aparato observé en la pantalla el número de la llamada entrante y me di cuenta del tremendo error que acababa de cometer al creer que sería mejor opción responder al teléfono que tratar de conversar con Julien. ¿Quién me iba a decir que para salvarme de un gatito inofensivo iba a tener que enfrentarme a las garras de un león?

—¡Hola, Andru! —saludé decepcionada.

Pude escuchar como Julien, tras sentir el nombre de mi progenitor, se levantaba del sofá para quedarse apoyado en el marco de la puerta que separaba el salón del recibidor, para seguir el hilo de la conversación. Sabía de sobras que tras aquella llamada necesitaría refuerzos. Después de todo, seguía preocupándose por mí.

—Rowan, cariño —saludó mi padre con la voz forzada, como si me estuviese preparando un nuevo melodrama—. Espero no haberte despertado, pero es que acabo de ver las noticias y he escuchado lo del tiroteo en esa cafetería…

—Lamento comunicarte que he sobrevivido, si es lo que quieres saber —le corté tajante, incapaz de seguir con el guion de la película que él mismo se había montado.

En ese mismo instante, intuí también de qué manera había llegado a enterarse Julien de que mi paciente de esta tarde había sido un herido de bala. Sí, al final se ponía en evidencia lo exageradamente desconfiada que llegaba a ser. Entonces comencé a sentirme mal por cómo le había respondido a Andru; a fin de cuentas, él era mi padre y podía ser que su tono de preocupación fuese real.

—Comprendo que estés enfadada conmigo después de cómo ha trascendido nuestra conversación de esta mañana —continuó en tono conciliador—. Pero solo con que me respondas al teléfono hoy, tengo suficiente.

—Lo siento —me disculpé arrepentida—. No he tenido un buen día.

—Tengo entendido que el inspector le Viel ha vuelto a la ciudad —dijo entonces, haciendo caso omiso de mis palabras—. Imagino que debe estar ahí contigo, y pese a que no pretendo molestar ni mucho menos, me encantaría hacerte una pregunta.

—¿Qué quieres saber?

—¿Cómo están las cosas entre vosotros? —inquirió derrochando dramatismo—. Deja que me explique. En las noticias dijeron que el motivo por el que ese hombre salvó la vida fue porque tú estabas allí en el momento de los disparos…

—Sigo sin comprender qué tiene eso que ver con Julien o conmigo.

—Es muy sencillo, hija —continuó, haciendo especial hincapié en nuestro parentesco—: debe haber problemas en el paraíso para que tú, que tanto has criticado mis escarceos, te pasees por Saint Cyprien en compañía de otro hombre.

—¿De qué estás hablando? —increpé molesta, consciente de que había subestimado las ganas de hacer daño de mi padre—. ¡No pretendas justificarte conmigo!

—No lo hago —respondió con voz queda—. Es solo que me preocupa la repercusión que puedan tener tus devaneos sexuales en mi carrera.

—¡Eres un ser despreciable! —exclamé entonces, furiosa.

Julien, después de escuchar el tono de mi voz, se acercó a mí por la espalda para ponerme sus manos sobre los hombros, con gesto protector. Sentí que me infundía fuerzas para que no me derrumbase y para que, sobre todo, mi eterno rival no se concienciase de su inminente victoria.

—Sé lo que soy y lo asumo, pequeña entrometida —alegó Andru con entereza—. ¿Puedes hacer tú lo mismo?

—¡Por un momento había llegado a pensar que te preocupabas realmente por mí! Pero ahora veo que no he podido estar más ciega. ¡Deja de hurgar en mi vida! ¡Que tú engañases a mamá no te da derecho a hacer comparaciones! ¡Nunca seremos iguales!

—De eso no me cabe la menor duda.

Julien me quitó el teléfono de las manos antes de que Andru terminase de decir lo que tuviese que explicarme, y lo colgó sin miramientos. Si no fuese por él, seguramente hubiese continuado gritando a mi padre hasta quedarme afónica. Pero logró calmar mis nervios con su carácter conciliador, cuando me recompensó con un abrazo y un cariñoso beso en la frente.

—Te preguntarás por qué le cojo el teléfono después de todo… —dije empezando a llorar, consumida por la impotencia.

—En realidad lo que no entiendo es por qué le escuchas —respondió limpiando mis lágrimas—. En cuanto la conversación se sale de contexto tienes motivos más que suficientes para dar el tema por zanjado, razón por la cual no alcanzo a comprender por qué no eres tú misma quien cuelga.

A pesar de tanta amabilidad, proseguí sin lograr calmar mi llanto. Podía imaginar a mi padre sentado en su butaca de piel marrón, en su lustroso despacho, encendiéndose un puro Montecristo para celebrar su victoria, mientras su sarcástica sonrisa cruzaba su soberbio rostro.

Menos mal que podía sentir las manos cálidas de Julien acariciando mi pelo y mi mejilla. Él comprendía perfectamente cómo me sentía en aquellos instantes, puesto que no era la primera vez que trataba de consolarme tras una conversación telefónica con Andru. Me aferré con fuerza a su abrazo, pese a que las lágrimas continuaron brotando de mis ojos sin cesar, para romper contra la mano que Julien tenía depositada en mi mejilla.

—Rowan… —susurró—. Tienes tanto que aprender…

Julien y yo descansábamos en mi cama. Él acostumbraba a dormir con el torso desnudo cuando nos acostábamos juntos, razón por la que yo aprovechaba para dormir recostada sobre su pecho. Acunada entre sus brazos me sentía más relajada y protegida que nunca. Podía sentir, en lo débil que era su respiración, que no había tardado demasiado en quedarse dormido, y por mi parte debía admitir que no tardaría mucho más que él en conseguirlo. En mis sueños recordé a alguien muy especial.

Podía ver a mi madre, hermosa y joven. Jugaba conmigo en el jardín de la parte delantera de la residencia que poseíamos en Marsella. Recordaba aquel lugar con cariño por ser donde más tiempo disfruté de la compañía de ella.

—¡Corre, mamá! —gritaba emocionada con apenas ocho, o puede que nueve años—. A ver si me ganas…

—Te has vuelto muy rápida, pequeña Rowan.

Todavía recordaba el eco de su risa y lo radiante que lucía su sonrisa en su rostro. Pocas eran las veces que la había visto triste o enfadada. O por lo menos así era como la recordaba hasta poco antes de cumplir los veinticinco años. Cuando regresé de la facultad de medicina tras graduarme. Para entonces el nivel social de Andru había dado un giro radical y, en consecuencia, lo había exprimido en su provecho.

—Mamá, ¿no te das cuenta de que tu marido pasa más tiempo fuera que dentro de casa? —traté de abrirle los ojos.

—Ahora es juez, cariño —le excusaba ella—. Tiene mucho más trabajo…

—Pero mamá…

Su sonrisa había desaparecido por completo. En su lugar la sombra de la desolación se había apoderado de mamá. Mi padre no la acompañaba nunca, ya que estaba demasiado ocupado disfrutando de la compañía de otras mujeres a espaldas de ella. Para colmo, después, como cualquier marido infiel, la colmaba de regalos para tapar sus excentricidades y yo, obviamente, le odiaba por eso, a la par que me enfrentaba a mi madre por negarse a hacerse cargo de la cruda realidad. ¿Por qué no se separaba? La hubiese apoyado en todo lo que me hubiese pedido. Podía haber cuidado de ella si hubiese hecho falta, como hasta entonces había hecho ella conmigo.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Cadena de mentiras»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Cadena de mentiras» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Cadena de mentiras»

Обсуждение, отзывы о книге «Cadena de mentiras» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x