Ana Rocío Ramírez - El poder

Здесь есть возможность читать онлайн «Ana Rocío Ramírez - El poder» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El poder: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El poder»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El Señor , un catedrático de renombre acostumbrado a tenerlo todo, tanto a las buenas como a las malas. Ella, la chica , una alumna del montón que había sido la elegida por su vulnerabilidad, entre otras cualidades.En esta novela descubrirás cómo el abuso de poder acaba degenerando en un acoso social, académico y sexual continuado, en un ámbito universitario encargado de proteger a su figura catedrática frente a una chica de carácter que no daba el perfil de víctima, pero si de guerrera.Los personajes y hechos retratados en esta novela son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

El poder — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El poder», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—Deja que la niña tenga lo que quiera —soltó de manera sarcástica.

—Pero nos tendrá que presentar a ese tal Raúl para nosotros darle el visto bueno. ¿Estudia o trabaja? ¿Qué edad tiene? ¿De dónde es? ¿Cuándo lo vas a traer una tarde? —Alfonso comenzó un tercer grado.

—Nunca —respondió de manera tajante y rotunda.

—¿Qué tiempo lleváis?

—No voy a responder nada, Alfonso. Son mis cosas.

—¿Tus cosas? Llevas dos meses escuchando las nuestras. Creo que nos merecemos que la confianza sea mutua porque sabes mucho de los dos.

—En eso lleva razón —apuntilló Elena en voz baja mientras asentía con la cabeza.

Un poco forzada, contó una historia muy ligera, de la cual cada uno de ellos sacó conclusiones totalmente distintas, siendo la de Alfonso la que más le molestó a la chica:

—Entonces llevas varios años siendo simplemente el juguete sexual de Raúl. Pues qué suerte tienen algunos —dijo mientras se acababa el cigarro, con un tono molesto.

—Yo no lo conozco a él —Elena intentó calmar la tensión creada con un tono suave y cariñoso—, pero como mujer y sin intención de ofenderte, te digo que tú sientes mucho más de lo contado por ese chico. Pero ojo, no te juzgo. Cada uno lleva su vida como quiere.

Salvada por la campana. Llegaba el camarero para traer una nueva ronda. Al volver a quedarse solos, Alfonso intentó sacar el tema de nuevo, ya que estaba realmente molesto con las últimas noticias de la chica. No entendía cómo podía estar involucrada en una relación así. Desde entonces ese nombre se convirtió en algo que le molestaba y agriaba su cara en todo momento. El odio hacia Raúl fue inmediato por su parte. Elena, muy rápida y ágil de pensamientos, captó la situación de inmediato, convirtiéndose en la mediadora cada vez que salía el tema de ahí en adelante.

La chica se fue de nuevo antes de cenar. Esta vez sí tenía planes y no era una excusa. Había quedado precisamente con Raúl, algo que remarcó al irse. Se despidió, esta vez con dos besos a Elena y con un toque en el hombro a Alfonso. Estaba disgustada y quería dejarlo claro.

Al llegar a la cena, la chica no pudo guardarse la pregunta que le rondaba en la cabeza sobre el tema y se la hizo a Raúl:

—¿Soy tu juguete sexual?

—¿O yo soy el tuyo? —preguntó Raúl entre risas, pensando que la chica estaba bromeando.

—Te lo estoy preguntando seriamente —dijo, esta vez de manera más rotunda.

—Ahora piensa: ¿le contarías tú a tu juguete sexual tus problemas? ¿Le mandarías cada noche un mensaje de buenas noches? ¿Tendrías a tu juguetito en la mente más que al propio trabajo?

—Lo siento. La conversación de esta tarde con Alfonso ha sido rara…

—¿Quién es Alfonso? —El nombre le sonaba, pero no caía en él.

La chica comenzó a refrescarle quién era Alfonso. Le había hablado de él en algunas ocasiones. Posteriormente le comentó la conversación que había tenido sobre la relación de ambos, ante lo que Raúl se mostró muy tajante:

—No pienso calentarme la cabeza por ese viejo, pero te digo que tengas cuidado. Tú lo ves como un padre y la reacción que te ha mostrado hoy es de celos. Ten cuidado, cariño.

Y sin conocerlo, lo caló al completo.

Tras la cena se fueron al hotel de Raúl. Querían pasar la noche juntos y despedirse, pues comenzaba la época de exámenes y no se verían en unos veinte días. No durmieron. Cuando se dieron cuenta de la hora, ya tocaba ducharse —juntos, por supuesto— e ir a sus respectivas rutinas. Raúl la dejó en la puerta del aulario. Al despedirse con un beso, vieron pasar a Elena, que se dirigía a la clase. Automáticamente, la chica se sonrojó y se metió corriendo en el aula. Primero tenían clase con Elena y después con Ernesto para poner fin al curso, y a su segundo año de carrera.

Fue uno de estos últimos días de clase cuando la chica le habló a Claudia, una compañera de clase con un carácter similar al de ella, pero con la que por distintas circunstancias nunca había cruzado palabra.

—También te han avisado de que estaba pasando lista de asistencia, ¿no? —comentó la chica en un tono amable para acercarse a conocerla.

—La verdad es que sí —dijo entre risas—. Me han tenido que traer desde casa para que a segunda hora no me volviera a poner falta.

Claudia era una chica muy sociable, leal, capaz de sacar uñas y dientes para defender a los suyos en cada momento, muy coqueta y con una muy débil coraza que le permitía aparentar una personalidad arrolladora de primeras. A pesar de su faceta arisca, en el fondo estaba cargada de inseguridades. Era lista e intuitiva y nunca llegaría a mostrarse al completo frente a la chica por sus reservas, aunque sí se entregaría a la causa para apoyarla. Sin duda, el comienzo de una amistad acababa de gestarse entre Claudia y la chica. Se iniciaba una unión que duraría el tiempo que la vida y el destino tenían previsto y marcado.

Comenzaron los días intensivos de biblioteca. En ellos no había cabida para las nuevas amistades de las carreras. En esas jornadas de estudio estaban los amigos de siempre de la chica, que se conocían desde primaria. Más de diez años de amistad, por lo que entre ellos había de todo, salvo sutileza y tacto, pues, como bien decía siempre Mar, la confianza da asco.

Se reunían desde la nueve de la mañana hasta la madrugada. Solo paraban para comer y para los respectivos cigarritos, aunque siempre hacían intermedios de risas, charlas y cotilleos en mitad de la biblioteca, entre susurros y miradas compenetradas. En aquellos días se reunían de manera fija la chica, Cristina y Mar, estudiante de Psicología, bipolar pero directa y expresiva como la que más. Para ella no existía la sutileza. Teniendo confianza, diría lo que pensaba sobre ti o cualquier persona. Todo un personaje peculiar, pero de las pocas que confiaron en la chica cuando, con dieciséis años, quiso cambiar su mal genio y carácter. Sin duda, llevaba su vocación de psicóloga y de querer ayudar a los demás desde siempre en su interior.

La chica contaba con un grupo de amigos sólido desde los once años. Las mismas amigas y amigos que, aunque habían tomado destinos y carreras distintas, los fines de semana se veían en Marbella, en los bares de siempre, a pesar de las distancias y la falta de contacto diario. Estaban ahí como siempre habían estado. Un claro ejemplo de ello era Adelaida. Estudiaba Ingeniería en Algeciras y ningún día le faltó un «buenos días» o un «¿qué tal estás?». Amiga de sus amigas, se preocupaba por cada una del grupo de manera individual y colectiva. Semana tras semana insistía en una cena de las amigas de siempre. Sin duda alguna, era el pegamento del grupo; la que hacía que, a pesar de llevar vidas distintas y en diferentes lugares, se volviera a la tierra cada fin de semana. Una paciencia de santa tenía con todas ellas.

Adelaida no dejaba de ser otra loca más de ese grupo, fiestera pero con los pies en la tierra, capaz de sacar una sonrisa a cualquiera con sus alocados planes donde no faltaba el pasarlo bien en ningún momento. Una amiga de los pies a la cabeza. La chica agradecía al mundo haberla puesto en su camino hacía ya muchos años, pues era una rompedora de rutina, un botón de desconexión que ayudaba sin parar, día tras día, a sacar sonrisas, cuando muchas veces ni ella misma tenía fuerzas para ello.

La chica se sentía afortunada por todas y cada una de sus amistades. Por eso no le importaba todo el mal rollo que se había creado en clase, la cual estaba dividida como en dos bandos: los amigos de Laura contra el resto. Estaba acostumbrada al concepto piña como grupo; por eso nunca se cansó de dar la cara por esta una y otra vez, de responder a cada comentario de los compañeros que intentaban molestar. No llegó a comprender tanto odio hasta que llegó el final del curso y ella se mezcló en esta historia, pues se sentía en deuda con Laura por su ayuda con los estudios en los primeros años de carrera.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El poder»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El poder» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «El poder»

Обсуждение, отзывы о книге «El poder» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x