EL PODER
ANA ROCÍO RAMÍREZ
EL PODER
EXLIBRIC
ANTEQUERA 2019
EL PODER
© Ana Rocío Ramírez
Diseño de portada: Dpto. de Diseño Gráfico Exlibric
Iª edición
© ExLibric, 2019.
Editado por: ExLibric
c/ Cueva de Viera, 2, Local 3
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29200 Antequera (Málaga)
Teléfono: 952 70 60 04
Fax: 952 84 55 03
Correo electrónico: exlibric@exlibric.com
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Según el Código Penal vigente ninguna parte de este o
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su contenido está protegido por la Ley vigente que establece
penas de prisión y/o multas a quienes intencionadamente
reprodujeren o plagiaren, en todo o en parte, una obra literaria,
artística o científica.
ISBN: 978-84-17845-36-0
Nota de la editorial: ExLibric pertenece a Innovación y Cualificación S. L.
ANA ROCÍO RAMÍREZ
EL PODER
Índice de contenido
Portada
Título EL PODER
Copyright EL PODER © Ana Rocío Ramírez Diseño de portada: Dpto. de Diseño Gráfico Exlibric Iª edición © ExLibric, 2019. Editado por: ExLibric c/ Cueva de Viera, 2, Local 3 Centro Negocios CADI 29200 Antequera (Málaga) Teléfono: 952 70 60 04 Fax: 952 84 55 03 Correo electrónico: exlibric@exlibric.com Internet: www.exlibric.com Reservados todos los derechos de publicación en cualquier idioma. Según el Código Penal vigente ninguna parte de este o cualquier otro libro puede ser reproducida, grabada en alguno de los sistemas de almacenamiento existentes o transmitida por cualquier procedimiento, ya sea electrónico, mecánico, reprográfico, magnético o cualquier otro, sin autorización previa y por escrito de EXLIBRIC; su contenido está protegido por la Ley vigente que establece penas de prisión y/o multas a quienes intencionadamente reprodujeren o plagiaren, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica. ISBN: 978-84-17845-36-0 Nota de la editorial: ExLibric pertenece a Innovación y Cualificación S. L.
Índice
Dedicatoria
1. UNA CHICA SIN MÁS
2. PRIMERA PRUEBA
3. ¿UN SEÑOR PREOCUPADO?
4. UNA HISTORIA DE AMOR
5. SIEMPRE JUZGADOS
6. SEGUNDA PRUEBA
7. ENTRE LÁGRIMAS HABÍA FORTALEZA
8. UN CURSO PECULIAR
9. SACAR LO MEJOR DE ELLA
10. LAS CARTAS SOBRE LA MESA
11. LA FALSA CALMA
12. LAS CASUALIDADES NO EXISTEN
13. UNA MANO AMIGA
14. LA IMPACIENCIA
15. 19 DE AGOSTO
16. EL DÍA DESPUÉS
17. NADA QUE HABLAR
18. CON LA CABEZA EN LAS NUBES
19. NO ES UN JUEGO
20. TODO FIRMADO
21. EL ABRECARTAS
22. NIVEL DE INFORMACIÓN
23. UN PERVERTIDO DETALLISTA
24. ASIMILAR LA PALABRA
25. SIEMPRE CERCA
26. EL ENCAJE NEGRO
27. NO HAY ÉTICA
28. SUENAN CON FUERZA LOS PAJARITOS MENTALES
29. UN CASO MUY MUY DIFÍCIL
30. SUBESTIMADA Y MANIPULADA
31. TRAICIÓN
32. HABLAR DE MÁS
33. SUMANDO AÑOS
34. 28 DÍAS
35. UN ALMA DESGARRADA
36. LA FALSA FORTALEZA COMO ARMA
37. CAMBIAR PARA SOBREVIVIR
38. PRIMER PESTILLO Y BOMBA DE RELOJERÍA
39. EL PODER Y SU SENTENCIA
40. FINAL
A quienes completan mi vida
Llevaba año y medio aquella chica pasando desapercibida entre el resto de los mortales, curso y medio de asistencia a clase de manera disimulada, sutil. Sus ausencias y su presencia carecían de importancia, tímida y retraída, para los ojos de sus compañeros y profesores.
Su interés académico era el justo y necesario para recordarle por qué eligió aquella carrera abocada al fracaso, su motivo para estudiar Historia. Su decisión sobre los estudios no solo le había llevado a un futuro incierto, sino a un cúmulo de problemas en casa, pues unos padres humildes, trabajadores y de pueblo no comprendían cómo se había pasado de una carrera más próspera como Veterinaria a Historia de un día para otro. No entendían ni compartían la decisión de aquella chica, quien era ni más ni menos que su propia hija.
Cada fin de semana bajaba a aquella pequeña ciudad costera para verlos, para hacerles ver que, a pesar de sus escasos apoyos, nunca olvidaría que la mitad de aquel sueño que estaba cumpliendo lo estaba consiguiendo gracias a ellos. Nunca oyó un «te quiero» o «estamos orgullosos», nunca escuchó de sus propios padres unas palabras que no fueran reproches. Por todo lo sufrido en lo tan poco vivido era como era, como le gustaba al Señor, sin ni siquiera ella saberlo.
Pese a todo, estaba ya a mediados de su segundo año. Su expediente no brillaba por sus notas; eran lo suficientemente vulgares para seguir avanzando sin arrastrar asignaturas y poder seguir manteniéndose con la mísera beca que le otorgaban, junto con los trabajos esporádicos.
Los exámenes finales de febrero se acercaban, provocando unas clases menos concurridas, sobre todo las impartidas por el Señor, un profesor famoso por su dureza, soberbia, chulería y por su elevado número de suspensos y repetidores. En esta rutina, cada clase que impartía era una lección de prepotencia y arrogancia en estado puro, donde los alumnos agachaban la cabeza en los momentos de debate, pues un solo cruce de mirada con él suponía competir verbalmente con una de las mayores mentes de la facultad, con plena conciencia su dueño de aquel potencial.
Pero esos momentos eran inevitables. El transcurso académico y sus variedades históricas siempre conducían a una diversidad de opiniones, donde la paz y la cordialidad pasaban a un segundo plano, dejando como protagonista a la terquedad de la razón, acompañada de un tono de voz chirriante para las personas como aquella chica, que pasaban ya no solo de pronunciarse, sino incluso de pensar en el tema de debate.
Hasta aquel día de principios de febrero, cuando el subconsciente la traicionó y habló en voz alta, pronunciando un breve pero irónico comentario, el cual fue tomado por sus compañeros como chiste, provocando risas y dejando al Señor en segundo plano. Mientras todas las mediocres miradas de sus compañeros se fijaban en ella, se acercó, pronunciando su nombre por primera vez, haciéndola dudar sobre su invisibilidad en la asignatura. Con un tono grave y castigador le pidió que se pusiera en pie y explicara aquel comentario.
Las piernas le temblaban mientras lo hacía. Los nervios le impedían hasta oír sus propias palabras. Solo sabía que su boca no paraba de hablar y que ello iba a conducir a un círculo vicioso donde todo era expresado mediante una leve pero notoria tartamudez, producida por el respeto y miedo que el Señor infundía. Efectivamente, entró en bucle, pero se había expresado competentemente bien para optar a una frase concisa y clara del Señor: «Una buena perspectiva de la realidad, pero ni una más». Se sentó y respiró con normalidad de nuevo. Acababa de pasar una prueba de fuego.
Sin ser conscientes de ello, ese episodio marcó un antes y un después en la vida de ambos. El Señor acababa de descubrir que esa chica callada y despistada no era quien aparentaba ser entre aquellas cuatro paredes, siendo su verdadero carácter no precisamente el de una niña; y que la timidez, junto al sonrojo de aquel momento, no eran parte de sus cualidades habituales.
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